Era de noche, estaba lloviendo a cántaros en el camino, y todo lo que se podía escuchar era el sonido de un llanto. Para ser específico el sonido de un bebé llorando.

Había un bebé, en una manta dentro de una canasta.

A pesar de que el bebé estaba envuelto de mantas, todavía estaba temblando como si no tuviera una. Era una niña.

Se estaba preparando para sus exámenes finales, pronto terminaría la universidad y necesitaba estar lista para el examen final. Sacudió la cabeza con frustración, a pesar de que le encantaba la lluvia, no la estaba ayudando en ese momento.

De repente, alguien llamó a su puerta. El golpe fue increíblemente rápido, casi como si la persona del otro lado de la puerta se apresurara a salir del lugar en el que se encontraba.

La cabeza de Stella James se había girado hacia la puerta. El sonido resonó la habitación, Stella no hacía más que estudiar. Además de eso, el lugar estaba en completo silencio.

Stella se levanto y comenzó a caminar hacia la puerta, sin saber qué esperar al otro lado de la puerta.

Cuando escuchó el llanto del bebé, abrió la puerta a toda prisa preocupándose por el bebé, que estaba fuera. El bebé tenía la cara arrugada y se veía como si estuviera incómodo.

Stella se inclinó hacia el bebé con vacilación, la tomó en los brazos y comenzó a mecer al bebé.

El bebé había comenzado a calmarse, y luego Stella habló hacía el pasillo, ―¿Hola? ¿Hay alguien aquí? ¿De quién es este bebé?― no hubo respuesta.

Stella se había inclinado hacia la canasta y luego vio una nota adjunta a ella. Stella leyó en voz alta el pequeño papel,

Hola Stella,

No sabes quién soy, pero yo sé quién eres. La loba que puede controlar su cambio, un don poco común. Este bebé es uno del que ya no puedo cuidar y he pensado que estaría a salvo contigo. La bebé tiene 6 meses y su nombre es Ivy.

Cuídala como si fuera tuya.

Saludos.

Y no había ningún nombre al final de la carta.

Allí estaban, una mujer y una bebé. Ambas estaban juntas en el pasillo, y ninguna de los dos tenía idea de lo que les depararía el futuro.

Sin embargo, cuando Stella miró al bebé, Ivy, y ella le sonrió, supo que estaría bien criándola.

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DI NO A LOS LECTORES FANTASMA.

Todos los derechos y créditos reservados a la autora original: --mikaelson

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