JiMin POV

Para el momento en que finalmente aterricé en South Bend para una parada nocturna lo suficientemente larga, y visitar a mi hermana y Dongwoo cerca de La Porte. Pensé que habría superado mi silencioso acostón de una noche.

No lo había hecho.

Por alguna razón, el extraño de pelo negro y preciosos ojos verdes no salía de mi condenada cabeza. Él era el primer pensamiento que tenía en las mañanas y el último de mis noches. Cuando cerraba los ojos, casi podía probar la dulzura salada de su piel y oler la esencia a limón que era mucho más fuerte debajo de su mandíbula.

No podía recordar la última vez que una cogida anónima me había dejado con una impresión tan fuerte, y tenía que reírme de la ironía de que el hombre del que técnicamente sabía menos era el que más me obsesionaba. Eso tenía que ser. Tenía que ser esa la razón por la que estaba tan intrigado. Quizás, si hubiese tenido la charlita usual con él, me hubiese resultado un chico normal en lugar de esta clase exótica de hombre.

Incluso cuando volé de regreso a Seúl, me negué a buscar a NurseKook ─o a alguien más─ en la app. Yo no repetía por muchas razones, la más grande era el miedo a las expectaciones o iniciar accidentalmente cualquier clase de relación. Además, las grandes ciudades a las que volaba eran lo suficientemente amplias para proveerme con oportunidades para encuentros de una noche sin tener que revisitar al mismo hombre dos veces. Y si no era así, era también un recordatorio que podía pasar más tiempo solo. No era como si buscara un hombre con el cual dormir cada noche. No lo hacía.

─Yoo-hoo ─dijo Seulgi, agitando la mano frente a mi rostro ─. ¿Sigues con nosotros, chico grande?

Parpadeé y miré alrededor a la abarrotada área de espera del restaurante italiano más cercano a la casa de ellos. ─Sí, sigo aquí. ¿Por qué le dijiste que éramos cuatro? Por favor dime que no invitaste a Yoongi.

─No a Yoongi ─dijo ella.

El esposo de Seulgi tenía una expresión maniaca en el rostro.

─Mierda ─murmuré ─. Por favor, no.

─Vas a amarlo ─prometió Dongwoo ─. Es el chico más cool de la vida, y él conoce a alguien que maneja jets corporativos en las afueras de Incheon. No es South Ben o La Porte, pero al menos está más cerca de Newark. Y yo dejaré de presionarte para que vengas a trabajar conmigo en el centro de paracaidismo.

─Los humanos no están hechos para saltar de aviones perfectamente buenos, Dongwoo. ─dije por millonésima vez. No había muchas cosas a las que le tuviera miedo, pero el paracaidismo estaba en lo alto de mi lista. Pero entonces, me di cuenta que puede que él me lo estuviera pidiendo por una razón diferente. El socio de Dongwoo y Seulgi había resultado ser incompetente. Había hecho todo lo posible para ayudar a la empresa y entonces se había echado hacia atrás cuando Dongwoo lo había confrontado al respecto.

Puse una mano en su hombro. ─¿Están teniendo problemas? Necesitas que veng…

─No. Demonios, no. No digas una palabra más ─dijo Dongwoo, sonriendo a pesar de las líneas de stress que podía notar en su rostro ─. Las cosas están un poco apretadas ahora mismo, por eso te dejamos escoger la cena.

Asentí, pero le lancé una mirada de sospecha. ─Una cena para cuatro.

El rostro de Dongwoo se iluminó, eliminando las líneas de preocupación y regresando a su sonrisa normal. ─Invité a un tipo genial. Vas a amarlo.

Seulgi hizo una mueca y me arrojó una expresión de disculpa. ─No podía decirle que no. Mira lo emocionado que está ─susurró ─. Hazme un favor aquí.

La fulminé con la mirada. ─Me debes una grande.

Ella cerró los ojos y asintió. ─Estoy de acuerdo.

Justo entonces, un hombre alto y atractivo se hizo camino a través de la multitud en la entrada y estrechó su mano con Dongwoo.

─Siento llegar tarde. Mi madre me llamó por un problema urgente con Google ─Su sonrisa era enorme y sus ojos brillaban con humor ─. Ella no dejaba de poner términos de búsqueda, pero ninguno funcionaba. Finalmente nos dimos cuenta que su internet estaba caído. Dios sabe cuánto tiempo estuvo intentando hacer una búsqueda antes de llamarme.

Él se giró hacia mí con una sonrisa amistosa. ─Lee Taemin. Tú debes ser el hermano de Seulgi, JiMin.

Estreché su mano y le regresé la sonrisa. ─Soy yo. Es un gusto conocerte.

Tan pronto como la camarera nos llamó para la mesa, Seulgi y Dongwoo se alejaron a grandes zancadas mientras que Taemin me retuvo y se inclinó para susurrarme. ─ Lo siento si esta no era tu idea. Adoro a tu hermana y estaba ansioso por conocerte, pero no quiero que piense que tengo cualquier expectativa.

Adicionalmente a ser atractivo y atlético, era amable y considerado. Tenía sentido porque Seulgi y Dongwoo querían que lo conociera.

Coloqué mi mano en su espalda baja para empujarlo hacia adelante y así no perderle la pista a Seulgi en el abarrotado restaurante. ─Siempre estoy contento de conocer a los amigos de mi hermana.

Tuvimos una cena grandiosa con conversaciones interesantes y risas, pero por alguna razón eso fue todo. Allí estaba un hombre que tachaba todos los puntos de mi lista y aun así no estaba de humor para llevarlo a mi habitación de hotel.

Después de decir adiós a Seulgi y Dongwoo en el estacionamiento, me giré hacia Taemin y tendí mi mano. Su expresión se ensombreció ligeramente, pero estrechó mi mano con una sonrisa.

─¿Puedo tener tu número? ─pregunté ─. La pasé muy bien esta noche, pero he estado trabajando muy duro últimamente y necesito dormir un poco.

Era todo verdad. Había disfrutado de su compañía en la cena y podía imaginarnos a los cuatro en futuras salidas nocturnas. Quizás la próxima vez querré llevarlo conmigo a mi habitación y descubrir qué tan bien se veía desnudo ese cuerpo tonificado.

Él sonrió y sacó su billetera, deslizando fuera una tarjeta de presentación. ─Mi número de teléfono y mi email están allí. Envíame un correo y te contactaré con mi amigo en Incheon. Y… avísame la próxima vez que estés en la ciudad.

Me incliné y presioné un beso en su mejilla, notando el aroma a picante oscuro de su colonia. ─Definitivamente.

Cuando regresé a la habitación del hotel cerca del aeropuerto, tomé una larga ducha caliente. Y cuando mi polla se endureció por los roces, me pregunté si había cometido un error en no invitar a Lee Taemin de regreso a mi habitación. Mi mente se centró en NurseKook, en los hermosos músculos de sus hombros y brazos y el deseo como pozos en sus ojos mientras lo frotaba. Dios, no podía parar de pensar en él. Los pequeños sonidos que hacía, la forma necesitada en que sus manos se aferraban a mí, la convicción absoluta que yo tenía de que ese hombre necesitaba a alguien que le diera el amor exacto que estaba buscando.

Gruñí y golpeé la pared de la ducha con mi puño. Esto era una tontería. Estaba armando historias en mi cabeza como un escritor de óperas de jabón. Con todo lo que sabía, el chico podía tener varios escenarios random para encuentros de una noche todas las semanas o incluso todas las noches haciendo algún tipo de rol.

Pero sabía que eso no era cierto. Él claramente era inexperimentado e inseguro. Nadie era tan buen actor. Y su cuerpo había sido jodidamente apretado. Cuando se ahogó al darme una mamada, había estado sorprendido y avergonzado en igual medida. Dios, quería tenerlo de nuevo. Quería enseñarle lo bien que podía sentirse el sexo. Anhelaba la oportunidad de hacer más con él, tener mis manos y mi boca sobre él una vez más.

Me masturbé con la imagen de Kook en sus rodillas para mí, succionando y ahogándose mientras me miraba con esos preciosos ojos y esas espigadas pestañas mojadas. Mi orgasmo fue rápido y fuerte, haciendo que accidentalmente inhalara algo del agua de la ducha y terminé ahogándome y jadeando por aire mientras bajaba demasiado rápido de la cima.

No pude evitar pensar que era alguna clase de metáfora sobre mi vida.

★ ★ ★ ★

Después de la quinta semana seguida de no arreglar encuentros de una noche, comencé a preguntarme si era posible experimentar una crisis de mediana edad antes de los cuarenta. Arrastré mi trasero a casa, a mi apartamento y decidí pasar mis tres días libres enteros comprando montones de comestibles y aprendiendo como hacer el plato de pollo con ciruelas y aceitunas de mi madre. Cuando me levanté el sábado en la mañana, toqué la puerta de Sunhee en el apartamento de al lado. La mujer mayor respondió con una enorme sonrisa.

─Aquí está mi vecino Jet-set. ¿Dónde has estado últimamente? ¿En algún lugar excitante?

Noté que estaba recién maquillada y vestida para el día. ─Te lo contaré todo en la cena si estás libre. Estoy de camino al mercado y me preguntaba si necesitabas algo o querías venir conmigo.

Todo su rostro se iluminó. ─Justo la oferta que necesitaba, hombre dulce. Estoy teniendo una fiebre de cabina si quieres saber la verdad.

Pasamos una mañana agradable vagando por el vecindario, compartiendo una caja de pasteles y comprando comestibles. Cuando regresamos, Sunhee se me unió en la cocina para hacerme compañía mientras yo preparaba la marinara del pollo.

─Sabes ─comenzó ─, en algún punto deberías considerar un trabajo diferente.

La miré de reojo al cortar las ciruelas a la mitad. ─¿Por qué? Amo mi trabajo.

Una de las razones por las que congeniamos tan rápido después de que me mudara fue porque descubrí que ella había sido asistente de vuelo en United por cuarenta años antes de retirarse. Pasábamos horas intercambiando historias sobre vuelos locos y clientes.

─Tu trabajo no mantendrá tu cama caliente en las noches ─dijo ella con un brillo en sus ojos ─. Pregúntame cómo lo sé.

─Suenas como mi hermana. Ha estado animándome a cambiarme a los vuelos de chárter privados. Que encuentre algo más predecible. Me entrevisté con una compañía algunas semanas atrás, pero la paga no era lo suficientemente buena ─Regresé a cortar ─. Y pienso que, si voy a hacer cambios así de grandes, querría mudarme cerca de ella y Dongwoo. Están intentando embarazarse y sería agradable estar cerca de ellos.

─¿Qué hay de ti? ¿Quieres niños? ─preguntó ella. Ya sabía que era gay a pesar del hecho de que nunca traía hombres a mi departamento.

Me encogí de hombros. ─Va y viene. Pienso que depende del chico del que me enamore ─Pensé sobre ello por un minuto ─. Si conozco a alguien que no quiera hijos, entonces disfrutaré de tomar ventaja de nuestra libertad para viajar y salir a cenas largas y agradables. Pero, si salgo con alguien que quiere una familia, puedo imaginarme a mí mismo disfrutando de esa vida, ¿sabes? Es extraño. Si me hubieras preguntado incluso hace un año, te habría dicho que nada de niños.

Ella sonrió y tarareó su acuerdo. ─Sabes que no quiero meterme en tus asuntos, JiMin. Pero no quiero que te des cuenta un día que tienes arrepentimientos.

Miré hacia ella y vi en sus ojos la verdad sus palabras. ─¿Cuál es tu mayor arrepentimiento? ¿No haberte establecido? ¿No tener una familia?

Ella negó con la cabeza. ─Enamorarme de alguien que estaba enamorado de otra persona. Desperdicié veinte años pensando que él cambiaría de opinión. Para el tiempo en que conocí a Raymond, ya había pasado mi momento. No nos dejaron adoptar.

Un silencio pesado se estableció entre nosotros hasta que ella finalmente agitó la mano hacia mí. ─Eso no quiere decir que no tomamos ventaja de nuestra independencia. ¿Te conté ya sobre aquella vez que fuimos a uno de esos retiros espirituales en Sudamérica y nos dieron drogas psicodélicas?

Y justo así, ella estaba de nuevo contando una historia de aventura. El tema de conversación estaba oficialmente cambiado, pero sus palabras se quedaron conmigo mucho más tiempo de lo que ella probablemente se habría esperado.

Fingir junto con NurseKook, había roto algo dentro de mí, y Sunhee había mirado directamente hacia la pila de escombros sobrantes derramados y señalado hacia el problema.

Estaba solo. Y quizás todas las mujeres de mi vida tenían razón. Quizás estaba preparado para más.

Más tarde esa noche, saqué la tarjeta de Lee Taemin y lo llamé.