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Misuk supo que cosas malas venían cuando su teléfono sonó y en la pantalla vio el nombre de su esposa.

Al igual que siempre los nervios lo violentaron y su omega retrocedió buscando ocultarse. No importa lo lejos que estuviera jamás dejará de sentirse acorralado y acechado por aquella mujer la cual por más de 30 años le había dado razones para sentirse incómodo.

Fueron muchos traumas, los cuales aunque él intentaba superar a su lado lobuno se le hacía más difícil.

Incluso su sonrisa se borró, había estado hablando con Yoongi y había escuchado muy emocionado los avances que el alfa y su madre habían tenido con la sorpresa de Jimin; pero todo se vio opacado con algo tan simple y rápido como una llamada.

El golpeteo de su corazón iba de la mano con su pulso acelerado, ¿era normal sentir tanto miedo de una persona la cual no tienes cerca de tí?

Cuando esa persona es responsable de muchos traumas sería lo más normal, incluso si miles de kilómetros los dividían.

Dio una profunda exhalación buscando también el valor y la fuerza suficiente para que su voz no delatara lo difícil que esto se estaba volviendo, porque con cada tono del celular su aroma se volvía más amargo y sus feromonas pesadas; al menos agradece que no hay nadie a su alrededor, de lo contrario sabría la gran batalla que estaba llevando.

Finalmente contestó ─ ¿Qué quieres? ─ Ya nada tenía sentido, un saludo amigable ya no les quedaba bien; en realidad nunca hubo uno, toda la vida estuvo dentro de las rejas de un matrimonio seco y sin gracia, siendo su sonrisa la más falsa cuando estaban en público, sonrisa que incluso llegó a doler.

─ Hola cariño, ¿qué tal te ha tratado la vida en la ciudad? ─ el omega pudo ver su sonrisa incluso si no la tenía a su lado, podía imaginarla y eso era suficiente para estremecerlo de pies a cabeza, erizando sus vellos y causando una electricidad en su omega.

─ Déjate de juegos Minhae, mejor dime a qué se debe tu llamada y damos por terminado esto ─ soltó de forma dura, ya no quería seguir temiendole a esa mujer, considera que ya ha sido un cobarde por mucho tiempo.

─ Me llegó tu carta ─ mencionó amargamente ─, aunque aún no la firmo, me tomo mi tiempo para leerla y ver por donde te puedo fastidiar más; pero tranquilo, la traje conmigo a la ciudad. Por cierto, que hermosos lugares hay aquí.

La alfa era astuta, sabía que con su juego de palabras lo haría sufrir más que una verdad directa, por eso no quiso decirle que ya se encontraba en la ciudad, esa sería una sorpresa para después.

Misuk sintió un escalofrío recorrerle la espalda al escuchar las palabras de la alfa, ¿acaso escucho mal? ¿Será su conciencia haciéndole una mala jugada? Quiere pensar que todo ha sido producto de su imaginación o a lo mejor se trata de una broma de Minhae, con ella nunca se sabía.

Su mano libre había comenzado a temblar, vio cómo se movía con insistencia y solo pudo cerrar el puño y suspirar profundamente, debía tranquilizarse, Minhae no podía percibir sus nervios.

O eso pensaba, porque la alfa lo conocía tan bien que podría apostar que ya lo tenía temblando y con las feromonas desordenadas.

─ No se que quisiste decir, pero es mejor que firmes de una vez, recuerda que tienes una fecha límite y si no cumples una multa será lo último por lo que preocuparte ─ respondió de forma dura detestando la ronca risa de la alfa al otro lado de la línea.

Estaba odiando no ser tomado en serio, jamás lo fue, pero por algún motivo ahora lo molesta más que antes.

Quizás porque solo hasta ahora es que había encontrado la fuerza necesaria para enfrentarla y alejarse de ella.

─ Deja de llorar ¿quieres? Firmare todo antes de la fecha acordada, serás libre Misuk, es lo que siempre quisiste ─ la sangre se le congeló y su rostro palideció al escuchar lo siguiente ─; pero ya no existe un motivo por el cual quedarme callada, ya lo hice durante 30 largos años, cubriendo tu infidelidad, fingiendo que he olvidado tu falta de valor y buen juicio.

Misuk mordió sus dientes y sus piernas flaquearon, afortunadamente tenía la cama a su lado, por lo que todo su peso cayó sobre esta.

─ Me callé todos estos años porque aunque no me lo creas te tome cariño  ─ Minhae continuo. Recordando sus primeros años, ella de verdad amo aquel omega hermoso y de mirada profunda que siempre sonreía perdido en sus pensamientos, fue luego de varias semanas de casados que comprendió que esas sonrisas no eran por gusto y tenían una causa y motivo.

No se debían a ella como creía, no era por sus regalos, rosas y atenciones. No, ella era la que sobraba, no importa todo lo que hizo, sus ojos nunca la miraron como lo miraban a él y eso con el paso de los años la llegó a enfermar.

─ Deja a Jimin ser feliz ─ su temblorosa voz dio a demostrar como aquel valor al que se había aferrado anteriormente se desvanecía poco a poco.

─ ¿Qué pensaría él? ─ ni la misma nieve la cual se podía apreciar a través de la ventana era tan fría como las palabras de Minhae. La alfa había dejado los documentos de divorcio sobre el escritorio y mientras hablaba su vista se mantenía sobre estos, por ello su mirada era tan seca.

El amor se volvió tristeza, la tristeza resentimiento y el resentimiento el más amargo sentimiento de odio.

─ Por lo diosa Minhae, déjanos en paz ─ habló alterado, él solo quería un poco de paz, había escapado de ella buscando la manera de sentirse bien consigo mismo, curarse emocionalmente y tratar de arreglar un poco las cosas con su hijo ¿porque no podía ser libre de ella?

─ Me fuiste infiel Misuk, traicionaste mi confianza ─ eran pocas las veces que su expresión reflejaba una combinación de emociones, todas negativas y las que más ocupaban espacio en su pecho era el enojo, resentimiento y dolor, aunque este último era muy mínimo, era casi absorbido por las demás ─ y aún me pides paz cuando jamás la tuve en todos estos años.

─ Jimin no tiene la culpa de nada ─ su labio tembló, la vista se volvió borrosa.

En serio no le cabía en la cabeza el nivel de maldad de aquella mujer, ¿en serio no siente ni el más mínimo amor por Jimin? Lo vio crecer, lo cargo cuando era un bebe, lo escucho llamarla "mamá" esa fue su primer palabra cuando aún era una cosita tierna y pequeña.

─ Jimin… ─ sonrió sin gracia ─, el más grande recordatorio de tu infidelidad, por más que quise verlo como mi hijo nunca pude ─ su alfa siempre lo rechazó, desde que era un bebé hasta la fecha ─. Él no me importa, jamás lo hizo.

Misuk llevó su mano a su boca para evitar que el sollozo saliera, su rostro se puso rojo por el llanto. Todo es su culpa, no importa a donde vaya, aquella sombra de su pasado siempre lo perseguirá, será una marcha en su vida que no se puede borrar y si tan solo Jimin no se viera afectado no habría problema, pero inevitablemente su hijo también tiene que pagar las consecuencias.

Deseaba encerrarlo en una caja de cristal para que nadie le hiciera daño.

No, el cristal es frágil, necesita algo más resistente y sólido, donde las maldades de Minhae no lo alcancen.

Jimin ya sufrió mucho, no quiere que de nuevo lo haga.

─ ¡Fui yo quien te falle, déjalo en paz a él! ─ gritó con frustración y desesperación cortando la llamada.

Aventó el celular a la pared, crudas lágrimas escapaban de su mirada mientras se abrazaba a él mismo y lloraba mordiendo su labio.

Otra vez estaba en la misma posición, otra vez se sentía un inútil y un cobarde, su primer error fue haber dejado que el miedo nublara sus sentidos hace tantos años, ahora venía arrastrando un error antiguo que no lo dejaba vivir.

Definitivamente debía hacer algo, debía adelantarse, si Jimin se enteraba de la verdad prefería que fuera por su boca y no por la de Minhae.

Aunque eso logre que su hijo lo odie definitivamente.

Viernes por la noche. Hora, 2:30 am, respiración acelerada y pulso desordenado, más un grito desgarrador que quedó atrapado en las agrietadas paredes de su vieja casa.

Jungkook había vuelto, los ojos amarillos ya no estaban, en su lugar el conocido color gris era inundado por gruesas lágrimas que morían en su mentón.

El dolor, sufrimiento y desesperación que crecía con cada recuerdo lo estaba devorando, voces en su cabeza y fragmentos confusos de palabras y actos hechos y dichos por él mismo.

El llanto desgarrador se volvió más intenso al observar su vientre plano, sus ojos se agrandaron horrorosamente; pues sabía lo que hizo. Tiró de sus cabellos y comenzó a negar, solo quería despertar de esta desagradable pesadilla.

─ Despierta, despierta, despierta ─ pedía en medio de la angustia y desesperación que bombardeaba su interior. Su Omega no respondía, se sentía vacío, hueco, como un recipiente inservible.

Sus pupilas dilatadas no se debían a la oscuridad, era el miedo martillando cada fibra de su ser, traspasando todo lo posible y calando en lo más profundo de su alma. Sentía cólicos y un dolor horrible en su vientre y aunque el medicamento estaba a su alcance no quiso tomarlo, debía sufrir, aquel dolor sería su castigo y el remordimiento su mayor pena.

─ ¿D-dios qué hice? ─ seguía negando, no podía haber hecho tremenda barbaridad, él no quería.

Dijo cosas terribles, lastimó a inocentes y robó el sacrificio de los demás ignorando todo su esfuerzo.

Se levantó de golpe evitando el fuerte dolor y sus piernas temblorosas, al igual que la pequeña mancha de sangre en su pantalón de pijama. Se sentía desorientado, perdido y quizá un poco mareado; pero no se detuvo, corrió a paso torpe hacía la ventana.

Los sonidos que salían de su garganta eran los de un joven que acababa de ser golpeado por la realidad, consciente de los errores y desesperado por escapar de sus consecuencias.

─ No quiero esto ─ sollozo, su cuerpo temblaba por los mismos sollozos más que por el clima gélido ─, quiero volver ─ a pesar que intentaba ponerse a dormir como la otra vez, bloquearse a él mismo y descansar del dolor esta vez no era posible ─ ¡ Haz que desaparezca! ─ grito, no se sentía lo suficientemente fuerte para soportar lo que se avecinaba.

Sus piernas lo traicionaron y cayó al suelo, su llanto era claro y desgarrador en medio del silencio que inundaba esa madrugada.

─ P-por favor ─ suplicó en un hilo de voz.

La esencia de su omega había desaparecido en su totalidad, dejando solamente la parte más sensible, frágil y vulnerable.

La luna brilló intensamente y una ráfaga de viento se desató, golpeando el rostro del omega y con ella vinieron aquellos recuerdos distorsionados, uno por uno se fue aclarando como las mismas aguas cristalinas.

Un niño, una promesa y una equivocación, todo cobró sentido en su cabeza; pero esta dolió haciendo estragos. Jungkook cerró los ojos con fuerza, su rostro fue cubierto completamente por las lágrimas al comprender. Su vida pasó en un segundo y quiso desaparecer para siempre.

Fue su lobo, su omega quien distorsionó todo a su favor, una idea errónea, el sufrimiento encarcelado detrás de la persona que le juró el mundo entero.

─ Y-yugy ─ su labio inferior tembló, vivió años aferrado a una mentira.

se hizo bolita en una esquina de la pared y abrazó sus piernas, mientras procesaba todos los sucesos que lo habían golpeado repentinamente o al menos lo intentaba. Lo había perdido todo, se convirtió en una persona que no es, había abortado sin antes hacerle saber al padre la existencia de su embarazo, esto último lo hizo sentir peor.

Yugyeom lo odiará.

─ P-perdón ─ se escondió en el hueco de sus piernas ─, y-yo no quería… perdóname ─ ni siquiera era digno después de todo lo que le dijo.

Su vista se iba nublando y oscureciendo, todo era demasiado fuerte y el cansancio emocional lo estaba venciendo.

─ Lo lamento.

Cerró sus irritados ojos perdiendo la consciencia deseando dormir y que al salir el sol no volviera a despertar.

Hola👋

Un capítulo fuerte pero necesario. Jungkook no la tendrá nada fácil a partir de ahora y Minhae hará lo imposible para que Jimin odie a su padre :) osea que viene mucho drama.

La buena noticia es que Kook no le meterá el chamaco a Yoongi, muchas lo temían y si soy honesta esa era mi intención en un principio; pero lo sentí bastante cliché o muy al estilo televisa y lo descarte.

El siguiente capítulo lo publicaré en la noche, pues tengo visita y estoy obligada a estar presente T-T

Gracias por leer.

08/02/22.