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De entre todas las cosas que Violeta Peverell odiaba, que se cancelaran los entrenamientos y partidos de Quidditch era de las que, por poco, encabezaban la lista. Y entendía que, en una situación como esa, era razonable, pero ella y equipo no tenían la maldita culpa de que Harry Potter haya sido seleccionado con o sin su consentimiento en un torneo suicida, aunque de haber salido él o cualquier otro, el Quidditch iría a ser cancelado de igual forma. No todo era culpa del azabache, pero Violeta necesitaba a alguien a quien culpar.

── Es frustrante, al final somos nosotros los perjudicados.

── No deberías quejarte ── Sasha Jordan era una de las mejores amigas de Violeta.

Se conocieron en el callejón Diagon en una de las librerías, ambas habían tomado el último ejemplar de animales fantásticos de Newt Scamander. Sasha fue quien se lo quedó; le envió uno nuevo por medio de una lechuza dos días antes de ingresar a Hogwarts.

── Lee también se ha estado quejando.

── Sí, mi hermano se queja de todo, no es una gran sorpresa ── reconoció Sasha ──. Pero Violeta, entiende que no todo en la vida es Quidditch y este año es especial, creo que será bueno que suspendan el deporte hasta que el torneo finalice, podrías especializarte en otras cosas que no sean montar una escoba y lanzar bludgerds para que el equipo contrario tenga un grave accidente y así Slytherin gane.

── ¡Oye! Yo jamás lanzaría una bludgerd para que tengan un accidente, solo lo hago para desestresarme.

── Eres un peligro.

── Sí, me lo dicen a menudo, sobre todo cuando les pateé el trasero a los guardaespaldas de Malfoy. Creyeron que iba a dejarme, pero se equivocaron.

Sí, siempre se equivocaban. Violeta era una muchacha tranquila, pero la subestimaban demasiado, era una bruja después de todo, era casi imposible que fuera débil o no tuviera la capacidad necesaria para defenderse.

── No sé si sea buena idea que andes peleando todo el tiempo...

── Sasha, si no me defiendo o no los encaro, esto seguirá ocurriendo. Entiende que nos ven a las mujeres como alguien débil, indefensas e inocentes, pero no todas somos así ── Violeta no quería comenzar a hablar del mismo tema, no porque Sasha no fuese a oírla, solo estaba tan disgustada con otros asuntos, que en verdad no quería mencionarlo.

No quería que su cabeza doliera al punto de querer morir para evadir todo rastro de dolor y punzadas en sus sienes.

── Ya, tienes razón ── reconoció de mala gana. Claro que Peverell lo notó, pero no dijo nada al respecto.

Sasha Jordan era de esas personas que aceptaban todo lo que no les gustaba, pero que era cierto, de la peor forma posible. Violeta ya se estaba acostumbrando a eso, a lo que no se podía adaptar era al hecho de que llevaba meses sin tocar una escoba y utilizar el campo de Quidditch porque pronto sería usado en la última prueba del dichoso torneo de los tres magos.

── Invité a Seamus Finnigan al baile de navidad.

── Mientras ninguno incendie el cabello del otro, todo bien ── Sasha no sabía si estaba siendo sarcástica o si lo decía de forma genuina.

Y era muy obvia la respuesta. Violeta hablaba muy en serio cuando decía que estaba bien siempre y cuando ninguno de los dos causara un desastre.

── Annelise de seguro irá sola, a menos que Theodore Nott la invite.

── Pero, si sabes que Annelise ya dijo que él no le gusta. A ella no le atrae nadie de forma romántica, aunque no sé muy bien acerca de eso de ser arromántica. No deberíamos forzarla, si Nott le pide ir y se niega, no trates de persuadirla.

── Mmm, supongo que es mejor no presionarla. Con el tiempo se dará cuenta de que solo está confundida.

Otro disgusto más ese día y Violeta terminaría conociendo a sus padres en el más allá.

── Annelise no está confundida.

── Lo que tú digas ── respondió la muchacha sin prestarle mucha atención ── ¿Con quién te gustaría ir al baile de navidad?

── No sé, con el primer idiota que baje por esas escaleras ── señaló Violeta.

Y Ron Weasley se cayó de ellas.

── Bueno, jamás especificaste de qué forma debía bajar.