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6. QUERIDA

Capítulo 6. Querida.

Violet agarró a Lucy del brazo y ambas entraron rápidamente al túnel que el señor Castor les mostraba a los niños y a su esposa. Peter y Susan iban cerrando la marcha, tenían que apresurarse si no querían que los lobos los encontraran.

—Tejón y yo construimos este túnel, llega a su casa. —Explicó el Castor mientras guiaba a los demás por el oscuro lugar.

—Dijiste que llegaba a la casa de tu madre. —Murmuró la Castora algo indignada, y los humanos se hubieran reído si la situación fuera otra.

Violet Wright se las arreglaba para llevar la canasta con comida y no soltar a Lucy, pues la pequeña no era tan rápida y necesitaban salir de ahí rápido. Aunque como siempre, no todo les podía salir bien. Los zapatos de la ojiazul les jugaron una mala pasada y tropezó, logrando que la menor también se fuera al piso. Peter se dedicó a ayudarlas, asustado por si estaban heridas, y mientras se aseguraba de que estaban bien, Lucy escuchó algo.

—Están en el túnel. —Susurró la pequeña aterrada, refiriéndose a los lobos.

—¡Corran! —Exclamó el Castor, huyendo sin mirar hacía atrás.

Todos comenzaron a correr lo más rápido que podían, e incluso Violet se olvidó del pequeño dolor que se había instalado en su rodilla gracias a la caída. Agarró aún más fuerte a Lucy y se concentraron en salir del túnel.

—Tranquila, Lucy. —Le susurró la castaña cuando la escuchó respirar con dificultad. —Saldremos de esta.

—Y cuando lo hagamos, necesito ver algún avance entre tú y mi hermano. — Le dijo la menor aterrada pero con una pizca burlona. —¿Crees que un beso es demasiado pronto? Porque si no lo veo, yo misma los entrego a los lobos.

Violet se contuvo de soltar una carcajada, Lucy era una pequeña muy adorable, pero muy bromista y pícara cuando se lo proponía.

—Ven. —Le ordenó la ojiazul luego del momento divertido. —De esta manera saldremos de acá para año nuevo.

Y acomodándose de una manera excepcional, Violet se las arregló para subir a Lucy en sus brazos, llevar la canasta y mantener el equilibrio. La adrenalina hacía magia.

—Gracias Lettie. —Susurró la menor mientras aprovechaba de descansar un rato.

Violet sonrió a medias y siguió corriendo por el túnel, pero como a los humanos les llovía una terrible mala suerte, se encontraron con un camino dividido.

—¡Debiste de haber traído un mapa! —Le regañó la señora Castor a su esposo.

—Pues ya no había espacio gracias a la mermelada. —Se excusó el animal, haciendo que Susan se sintiera algo culpable.

—No hay tiempo para esto. —Exclamó Peter frustrado, pasando una mano por su rubio cabello. —Vamos por la derecha, si seguimos aquí los lobos nos encontraran y no viviremos para contarlo.

Haciéndole caso al mayor, todos se dirigieron al camino de la derecha, sin embargo y como se mencionó severamente antes, esta no sería la historia de los hijos de Adán y Eva si no hubiera desgracias de por medio.

—¡¿Y ahora qué?! —Preguntó Susan asustada al ver que se habían quedado sin salida.

Escuchando a su pronta reina, los castores se tiraron a la pared de tierra mientras cavaban lo más rápido que podían con sus pequeñas patitas, hasta que lograron ver la luz que significaba salida.

Rápidamente, Peter salió con ayuda de los castores, seguido por Susan quien se dió la vuelta para ayudar a las dos restantes a salir del túnel.

—Te dije que saldríamos de ahí. —Le dijo Violet a Lucy luego de bajarla de sus brazos.

—Y yo te dije que quería ver un beso entre tú y Peter. —Le dijo la menor mientras señalaba a su hermano poner un barril en la recién cavada salida del túnel. —Y adivina qué, aún no veo que ustedes junten sus labios.

Susan, que pasaba por el lado de Violet para recoger la canasta, explotó en risas al escuchar a su hermana. ¿desde cuando Lucy hablaba de esa manera tan directa?

Tanta fue la risa de Susan, que los demás acabaron por contagiarse, siendo ese su primer momento de plena alegría desde la batalla de nieve al salir del armario. Luego de unos segundos, todos se detuvieron bruscamente al notar que Lucy había caído encima de unas estatuillas de piedra.

—¿Qué es esto? —Preguntó la menor confundida luego de ponerse de pie.

—Oh, por Aslan. Lo siento mucho, querido. —Dijo la señora Castor pasando uno de sus brazos por encima de los hombros de su marido. —Se que eras muy buen amigo de tejón.

Y ahí fué cuando los Pevensie y Violet lo comprendieron, la bruja blanca había convertido en piedra a los buenos amigos del Castor.

—¿Por qué sucedió eso? —Preguntó Peter un tanto confundido de que existan personas con tanta maldad en el corazón.

—Eso príncipe, es lo que pasa cuando desafían a la bruja. —El comentario mordaz de un zorro los alertó.

—¡Atrás traidor! —Gritó el Castor olvidando su pena por unos momentos, y colocándose al frente dispuesto a defender a los humanos y a su esposa del nuevo personaje.

—Tranquilo amigo. —Lo calmó el zorro. —Soy de los buenos.

—¿Ah, sí? —Preguntó incrédulo el Castor. —Pues te pareces mucho a los malos.

—Un desagradable parentesco familiar. —Murmuró el de pelaje rojizo. —Como sea, veo que están en problemas. —Canturreo al ver que el barril que Peter había puesto para tapar la salida del túnel estaba siendo empujado por los lobos. —Yo los puedo ayudar.

—¿Que tienes en mente? —Le preguntó Peter algo alterado, pues en cualquier momento el barril cedería.

—Subanse a aquel árbol, yo voy a distraer a la policía.

Obedeciendo al zorro, los seis subieron lo más rápido que podían al gran tronco. Los castores se posicionaron en una rama del centro, Susan junto con Lucy en una rama del lado izquierdo y Peter con Violet en el lado derecho.

Desde su posición, pudieron ver al zorro limpiar sus huellas de la nieve con su cola, justo a tiempo para que los lobos lograron salir del túnel.

—Saludos, caballeros. —Dijo burlonamente. —¿Les puedo ayudar en algo?

—¡No intentes ser amable con nosotros! —Exclamó el que parecía ser el líder. —Sabemos a quién le debes lealtad. Pero quizás, nos puedes ser de ayuda. —Murmuró mientras lo rodeaba. —Estamos buscando a algunos humanos, ¿los has visto por casualidad?

—¿Humanos? —Preguntó el rojizo con su característico acento divertido. —¿Aquí en Narnia? Vaya, esa sí es una primicia interesante...

Peter tuvo que colocar su mano en la boca de Violet para que esta evitará soltar un quejido de terror ante la escena que estaban presenciando. Justo después de que el zorro terminara su corta oración, un miembro de la manada saltó sobre el pobre animal y le agarró el cuello con su hocico.

—La recompensa es tu vida. —El líder le sonrió ladinamente. —No vale mucho, pero aun así es algo. Ahora dime ¿dónde se fueron las hijas de Eva y el hijo de Adán?

—Norte. —Chilló lastimosamente el zorro luego de unos segundos, en los cuales los humanos y los castores temieron que el pelirrojo animal los delatara. —Huyeron hacia el norte.

—Vamos, sigan el rastro. —Ordenó el gran líder, logrando que el lobo que agarraba al señor zorro, lo soltara sin piedad alguna, para luego correr en manada en dirección al norte.

Asegurándose que ya no había ningún lobo a la vista, Peter bajó de un saltó del árbol, para luego ayudar a los demás a bajar. Violet se agradeció mentalmente de que su abrigo le llegara hasta los tobillos, sería algo totalmente vergonzoso si Peter llegara a ver algo que no debería.

—Muchas gracias. —Dijo la ojiazul luego de que el rubio la ayudará a bajar. —Ha sido usted muy valiente, señor zorro. Sin su ayuda, probablemente ahora no sabríamos qué hacer.

—Su alteza. —El zorro se incorporó ignorando sus heridas y se reverenció hacía Violet. —Para mí es un total honor ayudarles.

—Por favor, no haga tanto esfuerzo. —Le dijo la castaña mientras ayudaba a la señora castor a curar al rojizo. —Debe reposar, esa es una herida muy fea.

—Es usted tan amable, princesa, pero espero que sepa que soy un guerrero. He escapado de heridas mucho más mortales que esta. —Dijo mientras hacía otra reverencia, para luego aullar del dolor, ya que sin querer la señora castor había apretado muy fuerte la venda.

—¡Pero quédate quieto, zorro!— La castora lo regañó. —Eres peor que castor en el día del baño.

—El peor día del año. —Susurró el mencionado haciendo que los demás rían.

—Muchas gracias señora castor, sin embargo tengo que irme, el sol se está poniendo y el mismísimo Aslan en persona me ha pedido conseguir más tropas. —Dijo el zorro para acto posterior levantarse.

—¿Has conocido a Aslan? —Preguntó el Castor con admiración. —¿Cómo es él?

—Como siempre lo hemos soñado. —Le respondió el zorro con felicidad. —Él está en la mesa de piedra, esperando por los príncipes y princesas.

—Ustedes no lo entienden. —Murmuró Susan con pena, como si le doliera el hecho de decepcionarlos. —No pelearemos en ninguna guerra.

—¿Qué? —El zorro abrió su boca sorprendido. —Pero rey Peter, reina Violet, ¿qué hay de la profecía? 

—Salimos de una guerra para protegernos, no para meternos en otra. —Explicó Peter.

—Por favor, reyes supremos. —Se dirigió hacía los dos mayores. —Ustedes junto con Aslan, son nuestras esperanzas.

—Sólo queremos recuperar a Edmund. —Habló Violet con su dulce voz, logrando que el denso ambiente se relajara.

Luego de que el zorro se despidiera, Peter y el señor castor encendieron un fuego, mientras que Violet y la señora castor preparaban algo para merendar y Susan junto con Lucy limpiaban el terreno.

—Ten. —Violet le tendió al rubio un sándwich de mantequilla. —No comiste mucho en la cena, puedes enfermarte.

—Gracias, querida.— Dijo el de ojos color aguamarina inconscientemente, moviendo una rama para manipular el fuego.

Violet no notó el apodo que le dió Peter hasta que escuchó a la señora castor hablar detrás de ella.

—La profecía se está cumpliendo. —Susurró la castora con emoción hacia su esposo.

Con una sonrisa producto sobre las cosas que balbuceaba la señora Castor, la ojiazul se dirigió hacía una dormida Lucy. La menor había halagado sentirse muy cansada, así que Susan la había mandado a tumbarse al lado del calentito fuego. Violet notó como Lucy se hacía bolita en su sitio para encontrar algo de calor y comodidad en la fría nieve y sin pensarlo dos veces, se sacó su abrigo y se lo puso a la pequeña encima. Si alguien iba a morir de hipotermia, prefería ser mil veces ella antes que Lucy.

—¿Qué crees que haces? —El comentario de Peter sacó a la castaña de su ensoñación y notó que ellos eran los únicos en pie, todos los demás yacían intentando dormir alrededor del fuego.

—Lucy tenía frío, no pienso dejar que ella se congele. —Susurró con simpleza, sintiendo como el frío se le comenzaba a colar por el vestido.

—Ven aquí. —Le dijo el rubio mientras se sentaba en el piso y sacaba su brazo derecho del abrigo. Violet confundida se acercó. —Hoy dormirás junto a mí, no dejaré que te mueras congelada solo para darle comodidad a Lucy.

La castaña estaba a punto de negarse, no obstante, Peter le agarró de la mano y la hizo tumbarse en la otra mitad del abrigo junto a él, para que luego el rubio pasara un brazo por detrás de los hombros de la chica, simulando ser una almohada.

—Buenas noches, querida. —Susurró después de unos minutos, ahora consciente de sus palabras.

Sin embargo no obtuvo respuesta, Violet había caído en los brazos del sueño.

Capítulo editado.

leí que algunxs me reclamaron en los comentarios sobre la traducción xd. soy de chile, y los subtitulos de las películas de narnia en mi país están hechos así. y no es lo mismo en todos los países, besos<3

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