4. NO ESTOY LOCA
Capítulo 4. No estoy loca.
Los Pevensie, la Wright y Trumpkin continuaron su camino, esta vez tratando de ignorar lo que más podían a Peter, quien se quejaba cada cinco segundos por todo.
—Es que, con el tiempo, el agua erosiona la tierra. —Comenzó a explicar Susan cuando llegaron a la cima de una quebrada, y casi diez metros más abajo se encontraba el peligroso río del Torrente. —Haciendo cada vez más profundo...
—Cierra la boca. — Peter murmuró estresado, logrando que Violet se indignara, ¿Quien se creía que era para hablarle de esa manera a Susan?
—¿Hay alguna forma de bajar? —preguntó Edmund tratando de cambiar el tema para que los reyes supremos no comenzarán una pelea, aunque, si lo hicieran, él tomaría el lado de Violet sin duda.
—Sí, cayendo. —respondió Trumpkin.
—Pero aún se donde estoy. —Se mofó el rubio.
—Hay un vado cerca de Beruna. —El enano ignoró a Peter. —Si es que nadar no les interesa...
—Es mejor que caminar. —Murmuró Susan con cansancio, comenzando a seguir a Trumpkin.
—¿Aslan? —Susurró Lucy mirando un punto al otro lado de donde estaban, su susurro logró que Susan y el enano pararan de avanzar. —¡Miren es Aslan! ¡miren, está por allá!
Todos miraron con un deje de esperanza el lugar donde Lucy decía que estaba el león.
—¿¡No lo ven!? —preguntó emocionada. —¡Está por..! —Su grito se vio apagado al notar que el gato ya no se encontraba donde lo había visto. —Ahí...
—¿Lo ves ahora? —preguntó Trumpkin con un tono cansado.
—Yo lo ví ahí. —Aseguró la Valiente. —No estoy loca, él quería que lo siguiéramos.
—Te aseguro que este lugar está lleno de leones. —Peter intentó hacer que Lucy olvidará lo que había visto, no estaba de humor para lidiar con los delirios de fé ciega de su hermana. —Y de osos también.
—Creo que Lucy es totalmente capaz de reconocer Aslan cuando lo ve. —Violet defendió a su cuñada más joven, cansada del mal trato que Peter mostraba desde que volvieron a Narnia. Todos también estaban cansados, molestos y afligidos, pero nadie estaba actuando como el gran rey.
—Sus majestades, lo siento mucho, pero no voy a saltar a un precipicio por alguien que no existe. —Dijo el enano.
—La última vez que no le creí a Lucy, quedé como un torpe. —Edmund recordó cuando hace algún tiempo estaban en la misma posición cuando su hermana menor juraba que había otro mundo a través del armario de la casa del profesor Kirke. Lucy sonrió al ver que contaba con el apoyo de Violet y Edmund.
—¿Entonces por qué yo no lo vi? —preguntó el rubio viendo el lugar donde supuestamente estaba Aslan.
—Quizás no querías hacerlo. —Respondió la Valiente, y esas cuatro palabras fueron lo suficiente para herir el orgullo de Peter y que este se negara a ir por el león.
El rubio miró a su hermana y a su esposa por última vez, para luego devolverse por donde vinieron, con Susan y Trumpkin detrás. Lucy por otro lado se quedó un segundo viendo el lugar donde había visto al gato, para luego girarse donde Edmund y Violet la esperaban para seguir a Peter.
Durante los minutos que siguieron la Compasiva, la Valiente y el Justo mantuvieron distancia con la Benévola, el Magnífico y el enano. Hasta que llegaron al vado que Trumpkin había mencionado antes. Solo había un pequeño problema, y era que estaba infestado de telmarinos, cortando árboles y preparando armas, lo cual hacía imposible cruzar el vado sin que los invasores los notaran.
—Tal vez no debimos venir por aquí después de todo. —Susurró Susan agachándose detrás de su escondite para evitar que los trabajadores la vieran.
Peter no quería admitirlo, pero su hermana tenía razón, así que tragándose su altanería se devolvieron hacia el lugar donde Lucy había visto al león.
—Y... ¿Dónde creíste ver a Aslan? —preguntó el rubio al llegar a su anterior locación.
Lucy lo miró cansada.
—Desearía que no fingieran ser adultos todo el tiempo. —La menor dijo mientras caminaba por la orilla de la quebrada. —No creí haberlo visto, lo ví.
—Yo soy adulto, no finjo. —Murmuró Trumpkin.
—Claro. —Susurraba Lucy sin escuchar al enano. —Yo lo ví... ¡AHH!
Al parecer la parte del suelo donde la Valiente se encontraba no era lo suficientemente sólida para soportar el peso de la pequeña, y en menos de un segundo la menor había soltado un grito para luego desaparecer.
—¡Lucy! —Violet y Susan gritaron aterradas mientras se acercaban con los demás a donde había caído la niña.
—Aquí. —Murmuró Lucy. Fue una total suerte que la menor no hubiese caído al agua, en vez, su caída proporcionó unas escaleras de tierra improvisadas, que se podían usar para llegar abajo.
Recuperándose del susto que Lucy les había dado, todos comenzaron a bajar con cuidado los escalones de tierra. No se demoraron más de diez minutos cuando ya todos estaban abajo y casi de inmediato comenzaron a cruzar el río por encima de unas piedras que proporcionaban un cruce más seguro.
Al llegar al otro extremo, siguieron caminando hasta encontrar un lugar seguro para pasar la noche, puesto a que el cielo ya se estaba oscureciendo. Finalmente encontraron lo que parecía ser el claro de un bosque, era perfecto para descansar. Así que tomando las riendas del asunto, Violet mandó a Trumpkin a limpiar un poco el piso, para poder dormir más o menos en un lugar decente, le ordenó a Peter a que fuera a buscar leña y le pidió a Edmund vigilar los alrededores para asegurarse de que no había enemigos cerca.
Al momento en que el rubio llegó con la madera, Violet agarró el material sin siquiera mirar a su esposo y comenzó a armar la fogata. Esas eran una de las buenas ventajas de haber sido una girl guide en el grupo scout de su escuela primaria. Cuando el fuego de la fogata estaba en su punto, Trumpkin se encargó de asar la carne del oso para luego comerla. No era lo más delicioso, pero los hijos de Adán y las hijas de Eva no habían comido nada desde que tuvieron un receso en la escuela, y al parecer el enano había estado cautivo durante días, sobreviviendo con restos de comida podrida.
—Mañana a primera hora nos levantaremos, borraremos cualquier rastro que evidencie nuestra estadía aquí y continuaremos en la búsqueda de Caspian. —Dictaminó Violet y los demás estuvieron de acuerdo.
—Buenas noches. —Deseó Lucy para luego acomodarse en el suelo, aunque sin dormirse.
Violet se aseguró por última vez de que el fuego fuera seguro y fue acostarse a un lado de Susan, quien seguía despierta, dejando a Peter confundido, ¿por qué su esposa le había estado ignorando? Con cuidado, Peter se acercó a la Compasiva y con la mirada le pidió que le acompañara, la chica en respuesta rodó los ojos, pero aún así se levantó y dejó a las hermanas en lo que parecía ser una conversación y siguió al Magnífico hasta unos metros más allá del improvisado campamento.
—¿Qué es lo que sucede contigo? —le preguntó Peter cuando llegaron a un lugar seguro.
—¿De verdad me estás preguntando esto a mí? —Violet le devolvió la pregunta incrédula. —Yo no soy la que ha estado tratando a todos como si fueran inservibles, estoy completamente harta de tu inmaduro comportamiento, te perdoné en la mañana y me prometiste que dejarías tus malos modales atrás, pero ahora solo parecen empeorar.
Peter se quedó en blanco, perdido en el tornado de sentimientos que se revolcaban en su sistema.
—¿Te vas a quedar ahí sin decir nada? —La Wright volvió a hablar, sus ojos zafiro acumulándose con lágrimas de estrés. —Te crees el gran rey, pero déjame recordarte que un buen rey no rebaja a los demás, si no que los ayuda a mejorar. Has sido totalmente detestable con Trumpkin, tus hermanos y yo.
—Sé que estoy haciendo algo mal. —Susurró el chico incapaz de creer que Violet ya le haya llamado la atención fuertemente dos veces en el día, en la estación y ahora. —Pero estoy tan cansado, estuve todo el año deseando volver a Narnia, ver a mi hija y ser felices como solíamos ser. Y llegando aquí me doy cuenta que todos mis sueños fueron una mentira, estamos solos, incluso Aslan nos dió la espalda. Te observo ser tan pacífica y soberana que me confundo e intento imitar lo que haces, pero de alguna manera u otra terminó siendo el atolondrado y estresado. Quiero retrasar el tiempo y no haber ido nunca por ese estúpido ciervo, habriamos evitado tantas cosas y seríamos más felices.
—No sabía que te sentías así. —La Compasiva se alejó un poco, calmando su alterado tono de voz y sorprendiendose levemente por las revelaciones, sintiéndose necia por no darse cuenta de lo que pasaba con su pareja. —La verdad es que al volver a Inglaterra comencé a dibujar y crear una nueva versión de mi misma, nadie debía saber que lloraba todas las noches por lo que perdí, por la persona que fuí y que no seré más. ¿Entiendes lo que digo? Creo que nos enfrascamos en nuestro dolor propio, y dejamos que la comunicación que fluía con tanta delicadeza entre nosotros se perdiera. Admito mi error, solo pensé en mi, lo siento si eso te hizo sentir como que no me importaras.
La chica lo miró con tristeza y quizás algo avergonzada, para luego darse la vuelta e ir al campamento, pero el rubio se lo impidió, agarrando su brazo.
—Mi pequeña constelación. —Peter la llamó por su apodo, el cual le hacía honor a su segundo nombre, Cassiopeia. —Tenemos un serio problema de comunicación.
Intentó aligerar el ambiente, sin embargo, Violet ya estaba colapsada. Se sentía desmerecida de su posición, ¿qué tipo de reina se comportaba así? Todo estaba fuera de lugar y ya era tiempo de parar de mentirse a ellos mismos. Anna estaba muerta y no volvería jamás, Peter había perdido la fé, y ella se sentía como un fracaso.
—Buenas noches, cariño. —La ojiazul se soltó de su agarre. —Tenemos mucho que hacer mañana.
Y se marchó de vuelta al pequeño campamento. Con la frente en alto portando el no merecido título, y con lágrimas cayendo de sus rojas mejillas llegó hacia el lado de Lucy, quien la esperaba con los brazos abiertos.
—Estoy aquí. —La Valiente repitió las palabras que alguna vez Violet le dijo. —Quizás no entienda mucho de lo que pase entre ustedes, pero todos estamos aquí para apoyarlos, ¿ambos lo saben, verdad?
Y la abrazó, con todas sus fuerzas, recordando que a pesar de la diferencia de edad, Lucy siempre estaría para Violet y viceversa.
—Dulces sueños, Lettie. —Susurró Lucy después de romper el abrazo, para luego acurrucarse al lado de la ojiazul.
—Buenas noches, Lu. —Deseó Violet mientras repetía el procedimiento de la menor y se acomodaba junto a ella, para luego ambas caer en un profundo sueño, el cual era silenciosamente observado por Peter, quien recién llegaba con sus nudillos cubiertos de sangre, resultado de haber descargado sin querer su frustración personal contra una gran roca mientras lloraba sus penas y rabias.
Inglaterra los había cambiado de nuevo, y sabían que no había manera de volver a ser los mismos reyes y reinas coronados en un pasado.
Capítulo editado.
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(antigua nota de autora)
peDIRLE A LOS ALUMNOS QUE HAGAN 30 TAREAS QUE NO SABEN HACER Y LAS SUBAN A PLATAFORMAS DIGITALES NO ES DAR CLASES EN LÍNEA.
estoy: enojada
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