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12. CAIR PARAVEL

Capítulo 12. Cair Paravel.

El cuarto que le fue asignado a Violet cuando llegaron ayer por la noche a Cair Paravel era majestuoso, la ojiazul no había tenido tiempo de observar la habitación ya que estaba agotada por la guerra, pero al verlo por la mañana mientras Lyanne la ayudaba a colocarse un vestido color malva se dió cuenta que era tres veces más grande que el comedor de su casa en Finchley. Con paredes altas y pintadas de un lila claro, adornadas con delicadas flores pintadas de color blanco hueso, con candelabros de diamante colgando del alto cielo. Pero lo que más le llamaba la atención eran las magníficas pinturas que obviamente fueron pintadas en antaño.

—Gracias, Lyanne. —Le dijo Lettie con una sonrisa cuando la fauna terminó de arreglar su cabello. Repitió uno de los clásicos peinados que había usado desde que llegó a Narnia: Trenzas y pequeñas flores.

—Es un placer, su alteza. —La fauna se reverenció y se retiró del aposento, para que unos segundos después Violet siguiera sus pasos y se encontrará con Susan saliendo de su habitación.

—Buenos días, Violet. —La Pevensie le abrazó. —Qué suerte que te he encontrado, Peia se acaba de retirar de mi cuarto y no recuerdo el camino hacia el salón del trono.

—Recuerdo un poco del pequeño recorrido de ayer. —Confesó la Wright. —¿Los demás ya han bajado? —Cambió de tema mientras entrelaza su brazo con su amiga y ambas comenzaban su camino al salón de los cinco tronos.

—Peia me dijo que ya habían bajado, así que he de asumir que somos las únicas que van tarde. —Susan sonrió con culpa.

—Estoy segura que Aslan entenderá nuestra tardía. —Aseguró Violet y luego de unos dos minutos de silencio, llegaron al salón.

—Lamentamos la tardanza, Aslan. —Susan tomó la iniciativa y se disculpó con el león.

—Está todo en orden, hijas de Eva. —El gran gato les sonrió y les pidió que se sentaran en dos sillas vacías que estaban al lado de Peter, Edmund y Lucy y al frente de los tronos. —He convocado esta reunión por un motivo muy importante, como ya saben, ustedes serán los próximos reyes y reinas de Narnia, por lo cual deben de recibir el protocolo adecuado para reinar nuestro mundo.

—Venimos de un país donde rige una monarquía. —Explico Lucy. —Así que tenemos algo de experiencia de cómo tratar con la realeza.

—Me alegra oír eso, tenemos una ventaja, ya que es parecido en ambos mundos. —El león comenzó a caminar alrededor de los humanos. —Aunque, he de suponer, que en su mundo solo rige un monarca y no cinco.

—Exacto, en Reino Unido el rey Jorge es el único al mando. —Peter le dijo a Aslan. —Pero su esposa, la reina consorte Isabel le ayuda en todo momento.

—Entonces, hay algunas reglas que necesitamos seguir. —El león sonrió y Violet escuchó a Lucy susurrar "esa oración me recuerda tanto a Macready" —Tengo entendido que en su mundo, el rey no se reverencia ante nadie, ya que es el único y gran soberano. Pero, aquí en Narnia, los únicos que pueden y deben de seguir esa regla son Violet y Peter.

Ambos conectaron miradas, para luego seguir observando a Aslan.

—Como futuros sumos monarcas, tendrán derecho por sobre toda persona del país, eso incluye a Susan, Edmund y Lucy. —El león paró de caminar alrededor de los niños y se posicionó al lado del azabache.

—No me sorprende. —Se burló Edmund y los demás soltaron una risa al comentario.

Luego de aquella intervención por parte del azabache, Aslan continuó explicando a los futuros reyes el protocolo real narniano.

Las clases de Aslan duraron aproximadamente tres horas, hasta que el león hizo una pausa para que los niños fueran a almorzar, recordándoles que después de la comida debían de regresar al salón para poder planear sus coronaciones.

—¿Pueden creer que en una semana seremos oficialmente reyes y reinas de Narnia? —Preguntó Lucy entusiasmada, mientras devoraba su comida.

—Rey Edmund... —Divulgó el azabache. —No suena tan mal.

—Reina Violet tampoco suena nada mal. —La chica Wright se rió de su comentario.

—Pues reina Susan suena mucho mejor. —Se jactó la arquera menor mientras compartía una carcajada con sus hermanos y amiga.

Los dos hijos de Adán y las tres hijas de Eva siguieron riéndose e imaginando escenarios en los cuales eran llamados reyes y reinas.

—Debo de admitir que estoy muy nervioso. —dijo Peter luego de agradecerle a la fauna que retiró su plato de comida. —Es decir, somos menores de edad. La única situación parecida que recuerdo es la del rey Enrique VI de Inglaterra, quien fue coronado a la edad de ocho años.

—Peleamos en una guerra Pete. —Dijo tranquilamente Lucy. —Me atrevo a decir que somos más capaces que Enrique VI para gobernar un reino. Además, nosotros llevamos ventaja, somos cinco.

—Lucy tiene razón. —Opinó Violet al mismo tiempo que se levantaba de la silla. —Si estamos juntos, nada nos va a derrotar. —Dijo para luego iniciar un cariñoso abrazo grupal y salir del comedor para dirigirse al salón de los cinco tronos.

Cuando llegaron, las sillas al frente de los tronos seguían ahí, sin embargo, ahora no estaban solos con Aslan, si no que al lado del león se encontraban los señores castores, el señor zorro, Oreius, el señor Tumnus, Lyanne, Peia, Ister y Brontë.

—Gracias a sus avanzados conocimientos sobre el protocolo real, ahora podemos movernos a lo más importante, la preparación para sus coronaciones. —Explicó Aslan y los niños sonrieron emocionados. —Solo haremos el ensayo de la coronación, y prepararemos algunos de sus títulos, los demás serán sorpresa.

Los hijos de Adán asintieron, estaban felices por los títulos que Aslan les otorgaría.

Pasaron el resto de la tarde practicando su ingreso al salón, cuál trono le pertenece a cada quién y a qué tiempo deberían de sentarse para que todo esté en sincronía.

Y cuando al fin terminaron el ensayo general, se despidieron de Aslan y fueron a dar un paseo nocturno a los majestuosos jardines de Cair Paravel.

—¿Cuál creen que serán los otros títulos que Aslan nos otorgará? —Preguntó Susan mientras cerraba sus ojos tormenta y disfrutaba del viento que le besaba la cara, pensando que otro título ostentaba aparte del de "señora de las fronteras narnianas y duquesa de las Islas del Sol"

—¿Para tí? pues obviamente reina Susan la molesta. —Edmund se burló de su hermana, también pensando en lo genial que sonaban los títulos de "señor y defensor de la nación y duque de las Montañas Heladas"

La mayor de los Pevensies se rió con sorna.

Los demás se miraron entre ellos y soltaron una carcajada, disfrutando de su última semana antes de ser coronados reyes y reinas de Narnia.

—Me gustan los títulos que Aslan le otorgó a Lu. —Continuó Violet después de un rato. — "señora de la naturaleza danzante y duquesa del gran farol" me gusta porque hace honores al lugar donde todo empezó.

—Aunque fueron tú y Peter quienes se llevaron más títulos. —Susan soltó una risita. —Además, los comparten, como tal pareja.

Los mencionados se sonrojaron levemente.

—Es cierto. —Edmund continuó molestandolos. —¿Cómo eran? ah, sí. "señor y señora de Cair Paravel, emperadores de las Islas Solitarias y duques de los valles de Beruna" y no nos podemos olvidar de "sus majestades, los reyes supremos Peter y Violet de Narnia"

—Oh, cállense. —El rubio golpeó a Edmund juguetonamente.

—Perdón por molestarlo, gran rey Peter. —Lucy les siguió el juego. —Espero pueda perdonarme la vida.

—Sí, no sabíamos que se enojaba tan fácilmente, su real molestad. —El pequeño juego de palabras de Susan les sacó a todos una carcajada.

Se quedaron ahí por un momento, disfrutando de la hermosa noche estrellada, hasta que un fauno les pidió que fueran a descansar.

—Buenas noches. —Murmuró Lucy y se adentró a su habitación.

—Descansen, los próximos días serán duros. —Advirtió Violet con una sonrisa para luego cerrar la puerta de su alcoba.

•••

Los siguientes días de la semana, tal y como Violet los predijo, fueron difícilmente cansadores. Aunque a ninguno de los humanos les molestaba realmente, ellos estaban totalmente agradecidos por el apoyo que los narnianos les entregaban.

Tuvieron clases de etiqueta, puesto a que en un futuro debían de hacer visitas de estados a los otros reinos fuera de Narnia, también entrenaron y aprendieron más trucos con sus respectivas armas.

El día más difícil, por supuesto, fue el sábado, el día antes de la coronación, ya que fue el día elegido para honrar a aquellos guerreros caídos en la batalla. Faunos, centauros y muchas otras criaturas no tuvieron la suerte de poder ser salvados por Aslan o por la poción de Lucy, así que ese día honrarán la memoria de todos aquellos.

—¿Me veo presentable? —Preguntó Susan mientras entraba a la alcoba de Violet.

Al ser una especie de funeral, la Pevensie no tenía muchas opciones de ropa, pero aun así escogió un vestido negro simple, el cual tenía unos maravillosos detalles dorados en los bordes.

—Te ves hermosa, Su. —La de ojos zafíro elogió. —Creo que has bajado mi autoestima hasta el cero.

—No digas esas cosas. —Le regañó Susan. —Tu te vez perfecta, el gris oscuro te sienta muy bien, aunque espero que no lo tengamos que usar nunca más.

Tal como había dicho Susan, Violet había escogido un vestido gris oscuro, con mangas largas que llegaban hasta los tobillos y bordados de flores de lis. Acompañado de un peinado recogido y trenzado con perlas.

Ambas chicas salieron de la habitación de Violet y en el camino se encontraron a Lucy, quien se veía apagada utilizando un color no tan usual en ella.

Con calma se dirigieron al jardín trasero de Cair Paravel, donde Aslan y los demás ya estaban esperándolas.

Violet se posicionó junto a Peter, mientras que Susan se colocaba al lado de Edmund y Lucy iba al lado de su hermana.

La ceremonia no duró más de media hora, y cuando Aslan la finalizó, los hijos de Adán y las hijas de Eva fueron a compartir con los narnianos.

Ya mañana serían reyes y reinas. El tiempo pasaba volando, era como si fuera ayer cuando Lucy comenzó a gritar alegando que había encontrado un mundo dentro del ropero del profesor.

Peter, Susan y Edmund no le creyeron, pero cuando estuvieron en apuros luego de que el azabache tirara mal una pelota y rompiera una ventana y una armadura, esconderse en el armario era la mejor opción. Claro que ninguno de ellos pensaba que el mundo de Lucy de verdad existía. Excepto Violet.

Ahora se arrepienten de no haberle creído a la pequeña, pero las cosas pasan por algo. Su destino era llegar a Narnia, y lo lograron. Se estaban preparando para terminar de cumplir la profecía y reinar aquel país que les fue otorgado mucho antes de que nacieran.

Ayer eran civiles estudiantes escapando de la segunda guerra mundial, hoy eran valientes príncipes y princesas de un país mágico, y mañana serían reyes y reinas, prometiendo portar los títulos que se le otorgaban con justicia y respeto, reinando con paz el magnífico mundo de Narnia.

Y por primera vez en días, pudieron dormir sin dudas y en tranquilidad.

Capítulo editado.


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