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1. EL CORAZÓN DE VIOLET WRIGHT LATE POR PETER PEVENSIE

Capítulo 1. El corazón de Violet Wright late por Peter Pevensie.

—Tienes dieciocho años, Peter. No puedes ponerte nervioso para pedirle la mano a Lettie en matrimonio. —Le encaró Edmund luego de que su hermano le contara sus miedos.

—¿Pero y si me rechaza? —preguntó el rubio con miedo en sus ojos, mientras observaba el anillo que un fauno había confeccionado especialmente para la ocasión. La banda era dorada, pues Peter era observador y siempre notaba como Violet prefería la joyería dorada antes que la plateada, llevaba pequeños diamantes y era adornado con un rubí y un zafiro. Era precioso y sin duda algo que la reina Compasiva usaría.

—Violet te ama, tu la amas, ¿por qué piensas que te va a rechazar? todos saben que el corazón de Violet Wright late por Peter Pevensie. —El azabache empezaba a perder su poca paciencia, su hermano mayor realmente se había vuelto más bobo con el pasar de los años.

—Porque solo han pasado tres años desde que nos coronaron como reyes y dos años desde que le pedí noviazgo, ¿qué pasa si aun no estamos listos para dar el siguiente paso? —Peter volvió a preguntar después de haber guardado la sortija en su bolsillo.

—¿Eso es lo que te da miedo, el tiempo? Si no lo haces ahora, ¿Cuándo será? Te darás cuenta que perdiste tu oportunidad cuando la veas feliz de la mano con alguien que supo valorar el tiempo que tenía con ella. —Edmund parecía bastante molesto, con sus cejas arrugadas, brazos cruzados y cambiando el peso de su cuerpo de un pie a otro. —Esa actitud que tienes de inseguridad y de "así es como soy" te va a arruinar algún día de estos, ya no eres un niño Peter, eres el gran rey de Narnia. Si no puedes pedirle a tu reina que sea tu esposa, ¿entonces cómo pretendes actuar como el rey que deberías ser?

Peter realmente estaba sorprendido por la madurez que su hermano pequeño había obtenido a lo largo de aquellos tres años, siempre que miraba sus oscuros ojos cobre con un toque de miel recordaba al pequeño Edmund que parecía detestar a todo el mundo. Ahora él era un rey, un rey justo, sabio y amado por la gente. Así que haciéndole caso se armó de valor y se dirigió a la puerta de su oficina para salir, encontrar a Violet y finalmente hacerle la pregunta.

Sin embargo, su tarea se vió interrumpida cuando los guardias abrieron la puerta y le daban paso a la Compasiva, quien entraba suavemente con Susan y Lucy detrás.

—Hola muchachos, ¿hoy es un hermoso día, no lo creen? —Violet preguntó con una mirada soñadora.

Peter y Edmund la miraron con rareza al verla tan feliz y no tuvieron nada de tiempo para preguntar cuando Susan ya les comenzaba a explicar.

—Está emocionada porque Lyanne nos pidió ser las madrinas de sus hijos. —Dijo con una sonrisa.

—¡Será genial! —La ya no tan pequeña Lucy exclamó, moviendo sus manos con felicidad e ignorando el hecho que su vestido estaba manchado de tierra, lo que significaba que estuvo jugando con los niños en el bosque. —Los cabríos son toda una preciosidad.

—A penas son las diez de la mañana y este día está yendo de maravilla. —Lettie volvió a hablar, su elegante corona brillando gracias al rayo de sol que se coló por la ventana. —No puedo esperar a ver qué más nos entrega.

La gran reina le sonrió a los hermanos y se retiró de la oficina, aclamando que quería tomar algo de aire.

—¿Lo ves? —Edmund regañó a su hermano mayor, reteniendo las ganas de empujarlo. —Ella no te rechazará tonto, aprovecha de que está teniendo un buen día.

—¿De qué hablan? —La Benévola preguntó algo confundida, tomando asiento en la silla detrás del escritorio de Peter, como si fuera de ella y como si no tuviera su propia oficina.

—De que el tonto le quiere pedir matrimonio a Lettie, pero tiene miedo a su reacción. —Edmund le respondió a sus hermanas con simpleza.

—¿¡Matrimonio!? —Chillaron ambas con emoción, Susan llegó hasta levantarse del cómodo asiento, tirando por accidente un par de hojas que parecían importantes al piso.

—¡Shhh! —El Magnífico les pidió silencio, quién sabe si Violet regresaba y escuchaba los gritos. —Aún no sé cómo o dónde hacerlo... Y recoge eso, no vaya a ser que alguien lo pise.

—En su jardín. —Sugirió Lucy. —Es su lugar favorito para todo. Le gusta ir allí y pasearse por los alrededores viendo el progreso de sus flores, de hecho, apuesto todo a que está ahí ahora mismo.

—Y no te preocupes en preparar todo un guión. —Le dijo Susan. —Solo escoge las palabras correctas, es el momento lo que importa, no un discurso de cien páginas que cualquiera puede leer.

—Realmente no sé qué haría sin ustedes. —Peter apretó a sus hermanos en un abrazo, rompiéndolo casi de inmediato cuando la corona de Lucy se enterró en su cuello. Dejó a sus hermanos solos y salió corriendo de la oficina, para ir al jardín privado de la reina y encontrar allí sentada a su novia leyendo un libro.

El rey la observó por unos minutos, viendo lo pacífica que se veía leyendo, acompañada de sus flores y del leve viento matutino que solo lograba mover parte de su cabello que no estaba recogido en los complejos peinados que las faunas hacían.

—¿De qué se trata el libro que lo lees tan concentrada? —Le preguntó el rubio luego de observar por un par de segundos, decidiendo cuál sería un buen momento para interrumpir la lectura.

Violet se sorprendió por un momento, Peter no solía venir a su jardín tan a menudo, alegando que sus alergias eran horribles y que prefería verlo desde la ventana de su habitación.

—No te interesa. —Respondió ella arreglando levemente su postura y vestido. —Es algo aburrido.

—Bueno, puede que no me interese lo que diga el libro. —admitió el Magnífico yendo a sentarse junto a Violet. —Creo que incluso nunca me has visto leer uno, pero adoro ver el brillo de tus ojos cuando hablas de las cosas que te hacen feliz.

La Compasiva se sonrojó, murmurando un comentario que tenía que ver sobre Peter abdicando al trono y empezar una vida laboral como poeta, mientras se acomodaba para dejarle más espacio a su pareja.

—Es sobre la profecía, ¿sabías que le dedicaron todo un libro de 675 páginas? —Comenzó a explicar, emocionandose poco a poco. —Ahí dicen de que se trata, de cuánto esperaron y los relatos que algunos narnianos decían, también hay un capítulo especial donde se especula que todo era falso, ya que de a poco perdían las esperanzas de vencer a Jadis.

—¿Me lees un párrafo? —Pidió Peter feliz de ver a Violet emocionada por lo que para él era un simple libro.

Violet se sintió feliz y comenzó a buscar una página, cuando la encontró, aclaró su garganta y empezó a leer.

—"El mal conocerá el bien, cuando Aslan en camino esté, al sonido de su rugido, las penas ya no estarán, cuando muestre sus dientes, el invierno verá la muerte, cuando sacude su melena, tendremos la primavera. Y cuando el hijo de Adán y la hija de Eva en el trono de Cair Paravel estén enamorados los malos tiempos habrán acabado. Esta profecía prevé la llegada de dos hijos de Adán y tres hijas de Eva a Narnia, donde derrotarán a la bruja, convirtiéndose en reyes y reinas, dos de ellos, los cuales no compartían sangre, se enamoraran y serían coronados como los grandes reyes, de este modo, trayendo la tan esperada paz al reino".

La reina cerró el libro con suavidad y lo acomodó en sus piernas, recordando mentalmente en qué página había quedado para retomar su lectura más tarde.

Nos describen de una manera tan afable, como si nos hubieran conocido desde hace miles de años atrás. —Dijo la muchacha risueña.

—Entonces, ¿nosotros trajimos la paz a Narnia? —Le preguntó el Magnífico, realmente curioso, la verdad es que nunca se había interesado mucho en la profecía. Incluso cuando era todo lo que la gente hablaba cuando lo conocían.

—Eso es lo que dicen, aunque creo que ellos mismos crearon su propia paz al ser valientes y tener fé de que algún día llegaríamos. —Violet le respondió al rubio.

—Me gusta tu manera de ver las cosas. —admitió Peter, dándose cuenta de que era ahora o nunca. —De hecho, amo todo de tí; el brillo de tus ojos cuando hablas de las cosas que te encantan, tu cabello cuando el viento intenta peinarlo, como tu piel recibe cada rayo de sol con parsimonia, como si fuera enviado por el sol especialmente para ti. Y por supuesto, ese lindo anillo que llevas en el dedo anular.

Violet le miró confundida, sin entender a que llevaban sus palabras.

—¿De qué hablas? solo tengo el anillo que comparto con Lucy y Susan en mi dedo índice, no tengo...

Y entonces la Compasiva se quedó sin palabras cuando vió a Peter cambiar su posición, pasó de estar sentado a su lado a arrodillarse frente a ella, manteniendo la misma altura.

—Tienes razón, creo que me perdí viendo el futuro. —El rubio dijo con timidez, de pronto olvidando hasta cómo coquetear, para luego sacar torpemente la sortija que guardaba en su bolsillo.

—Oh Dios mío. —Violet puso la palma de su mano en su pecho, embelesada y aun confundida con el evento que estaba ocurriendo.

—Violet Cassiopeia Wright, la Compasiva, gran reina de Narnia por elección y conquista, señora de Cair Paravel, emperatriz de las islas solitarias, duquesa de los valles de Beruna. Coronada bajo el nombre de la brillante constelación del norte y jefa de la más noble orden del león. —El chico hizo gala de sus modales con un marcado acento inglés. —Sé que ves a un rey ante ti, pero esto no es un decreto, es una propuesta ¿Te casarías conmigo?

La reina soltó una risita y secó las lágrimas que comenzaban a correr por sus mejillas.

—No creas que repetiré tus títulos para hacer esto más emocionante. —Violet le hizo reír, aún conmocionada. —Peter Pevensie, te entrego mi mano para unirnos en sagrado matrimonio.

—¿Eso es un sí?

—Eso es un por supuesto. —Confirmó la Compasiva para luego dejar que su ahora prometido le colocara el asombroso anillo en su dedo anular izquierdo. Y Peter no pudo evitar acercarse lentamente a su futura esposa.

—Te amo. —Fue un susurro, pero fue suficiente para que Violet retrocediera y lo mirara con una clase de inocente deseo.

—Me amas como Edmund ama su espada, ¿o como el señor Darcy ama a Elizabeth Bennet?

—No tengo idea de quiénes son.

Y ambos rieron, con el relajante aroma a lavanda y flores acompañándolos mientras pretendían que no eran rey y reina de un país, ignorando por tan solo un momento la cantidad de responsabilidades que les esperaban dentro de Cair Paravel. Por el momento solo eran Peter y Violet, rezando en silencio para tener más momentos así, llenos de amor y dulzura.

Capítulo editado.


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