Gato y Death llegaron a su hogar, el lobo estaba furioso con el felino.

Al parecer el par de Gatas ya sabian lo que sucedía con ellos. Death no podía permitir que le arruinaran sus planes con el gato.

—¡Porque lo hiciste! —grito Gato mientras forsejeaba con el mayor pero sus intentos fueron inútiles.

El felino chilló de dolor al sentir como fue lanzando hacia el sofá, no tenía su espada para defenderse y por primera sentía miedo de lo que le podía pasar.

—Mira estúpido, yo puedo hacer lo que se me pegué la gana —Lobo se acercó hacia Gato para tomar su rostro con fuerza, obligándolo a verlo —Asi que ten mucho cuidado con lo que haces o con lo que dices, ya que te puede costar con tu miserable vida. —Lobo tomó al felino con fuerza —¡Por qué cuando se me plazca te puedo quitar tu última vida!

Los hermosos orbes verdes del Gato se comenzaron a dilatar por el grito del lobo, jamás lo había visto asi, su cuerpo calló bruscamente al suelo mientras Death reía.

—Dormire en el sofá ¡Y ni siquiera te atrevas a buscarme! —y salió el lobo de la habitación dando un fuerte portazo.

Gato subió a la cama y se acurrucó en cualquier lugar de ella, abrazándose a si mismo mientras soltaba el llanto como cualquier niño pequeño.

—¿Con la princesa Fiona? —el trío se miro con desesperación, esperando alguna respuesta.

—Si, con ella habla.

No tengo idea si se va entendiendo pero espero que si.