Final alternativo 2: Muerte de Mangel

Se escuchó el estridente sonido de un disparo, todos temieron lo peor. Hasta que vieron caer a Mangel, con una bala incrustada en el centro de la frente.

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Lolito, en cuanto Mangel se distrajo, gritándole a Vegetta, de alguna manera, logró aflojar un poco el agarre. Y trató de quitarle el arma a Mangel.

Pero el chico de lentes opuso fuerza, y ambos comenzaron a forcejear.- Mangel, por favor. Podemos solucionar ésto.- Lloró el pelirojo, en un último intento de hacer entrar en razón a Mangel.

Desgraciadamente, el peli-negro hizo caso omiso, y por accidente, terminó tirando del gatillo, disparando el arma.

Lolito se quedó estático, viendo caer al hombre al que amó una vez. No podía creer lo que acababa de pasar.

Nadie pudo hacer nada por salvar su vida, la bala se incrustó en lo profundo de su cerebro, matandolo en cuestión de segundos.

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Se realizaron la necropsia, y los peritajes correspondientes, dejando libre de toda culpa a Lolito. Ya que las investigaciones demostraron que quién disparó el arma fue Mangel. Además de que Lolito fue agredido primero, y su vida peligraba.

A Lolito le estaba costando demasiado superar todo lo que tuvo que soportar por tanto tiempo. Trataba de sobreponerse, pero era evidente que solo no lo iba a lograr.

Auron le ofreció su casa, y Lolito aceptó mudarse un tiempo con su amigo, al menos en lo que se deshacía de su antigua casa y buscaba una nueva. Su fiel amigo le ayudaba con terapias, pero por consejo del mismo Auron, comenzó a ir a terapias con otro psicólogo especializado, que podría ayudarle más.

Ambos emprendían un viaje a la semana al poblado vecino, a veces acompañados por otro de los héroes karmalienses.

Al principio le costaba demasiado hablar sobre su pasado al pelirojo, pero poco a poco progresaba, contando siempre con el apoyo incondicional de su amigo.

Un día, meses después de haber iniciado las terapias, Auron y Lolito caminaban por el poblado, dispuestos a volver a casa, cuándo, por accidente, el pelirojo chocó con alguien.

- Oh, perdón.- Habló la chica, ayudando a Lolito a ponerse de pie.

- N-No te preocupes, yo no ví por dónde iba.- Respondió Lolito, aceptando la ayuda, y dándose cuenta de que había chocado con una guardia.- De todos modos no me pasó nada.

- ¿Seguro?- Insistió la guardia.

- Si si, no te preocupes.

La chica sonrió, enternecida por el pelirojo.- Mi nombre es Akane, ¿y el tuyo?

- L-Lolito.- Respondió, un tanto inseguro.

- Bueno, Lolito. Un gusto conocerte.- Le sonrió.- Espero volver a verte algún día.

- G-Gracias... Igualmente, supongo.

Akane sonrió nuevamente, y después se retiró, dejando a Lolito seguir su camino.

- Uy, Lolito.- Se acercó Auron a Lolito.- Creo que le gustaste a esa chica.- Dijo en tono juguetón.- Ventajas de ser bisexual, ¿no crees?

- En primera, no lo concidero ni una ventaja, desventaja, ni nada, simplemente es lo que soy, y ya. Y en segunda, no estoy listo para tener una relación, y quizá nunca lo estaré.- Respondió, agachando la mirada, aún temía volver a intentar tener una relación.

- Lo siento, Lolito, no quise hacerte sentir mal.- Se disculpó de inmediato el peli-negro.

Lolito solo sonrió levemente, dándole a entender que no había problema.

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Habían pasado ya doce años desde aquel primer encuentro entre Lolito y aquella chica. Ahora, estaban casados y con una hija de tres años.

Había sido un largo proceso para Lolito, pero Akane estuvo dispuesta a permanecer a su lado, y ayudarlo en su recuperación.

Después de cinco años, finalmente decidió aceptar a Akane como su pareja. Y tres años después, Akane le propuso matrimonio. Se casaron, y tuvieron una pequeña hija, a la que llamaron Aurora.

Ahora, tenía una familia hermosa y estable. Lolito pudo superar todos los abusos, y ahora se encontraba en el cementerio de Karmaland, frente a una lápida. Debía hacer eso para cerrar completamente aquel horrible ciclo.

- Hola, Mangel.- Habló, sosteniendo un ramo de rosas en sus manos.- Han pasado ya doce años desde que no te veía.- Agregó.- Quizás ni siquiera puedas escucharme, y tan solo estoy como gilipollas, hablándole a una piedra. Pero necesito sacar lo que he guardado tantos años, porque, ahora soy padre, y quiero ser la mejor versión de mí, para mi hija, mi esposa, mis amigos, y sobretodo, para mí mismo.

Lolito se arrodilló junto a la tumba, como si se sentara para hablar con un amigo al que no ves en años.- ¿Sabes?, después de tí, creí que nunca volvería a confiar en nadie, y que si lo intentaba, se repetiría la misma historia... Pero apareció Akane, a demostrarme todo lo contrario... No te negaré que fue difícil superar todo, de hecho, me llevó años... Pero ella siempre estuvo ahí, incluso después de que le conté todo lo que pasó. No me juzgó en lo más mínimo, al contrario, me dió todo su apoyo. Y no le importó esperar años para que le diera una oportunidad... Y fue de las mejores decisiones que he tomado. Ella es la encarnación de la definición de un ángel.

Dejó escapar un suspiro, acompañado de una sonrisa.- ¿Sabes algo, Mangel?, a pesar de que me hiciste mierda, tanto emocional, como físicamente, de todas las formas que pudiste, no te guardo rencor. Ahora soy feliz, y guardar odio solo me arruinaría todo lo que tengo. He logrado llegar lejos, no solo formé una familia, también he logrado permanecer como uno de los héroes más grandes de Karmaland, incluso, ahora tengo un puesto en el ayuntamiento, como tesorero... Creo que lo único que quiero decir es, que te perdono.- Dijo sonriendo.- Ojalá te encuentres bien, en dónde quiera que estés. Y si es que nos volvemos a encontrar en otra vida, quisiera poder ser tu amigo.

Después de aquel discurso, dejó el ramo sobre la tumba, y se marchó de ahí.