Siguieron besándose, dejándose llevar poco a poco. Lolito se tumbó en el sillón, quedando Mangel encima de él. No le prestó mayor importancia, y se concentró en los besos y abrazos.

De pronto sintió como el azabache bajó su mano a su trasero.

- Mangel, suéltame.- Pidió, separandose del beso.

- No te estoy haciendo nada, macho.- Respondió sin quitar su mano.

- No me gusta que me toques en esas zonas. Quita tu mano de ahí por favor.- El oji-negro hizo caso omiso, y siguió manoseando el trasero del pelirojo, incluso usando ambas manos para apretar sus glúteos.- ¡Mangel, suéltame!- Chilló asustado cuándo el contrario empezó a besar su cuello.

A pesar de los gritos y las lágrimas de miedo del oji-verde, el peli-negro siguió tocandolo de esa forma, incluso tratando de meter su mano en el pantalón del contrario. En ese momento, Lolito reaccionó y se quitó a Mangel de encima como pudo y salió corriendo directo a su habitación. Cerró la puerta con pestillo, y se dejó caer en el suelo, comenzando a llorar.

Sabía que muchas parejas solían hacer eso, y se supone que se sentía bien, pero él, sin saber porqué, había sentido una mezcla de miedo y angustia. De alguna forma se sentía ultrajado. Quizás era porque aún no había tenido su primera vez, era la única respuesta que hayaba de porqué se sintió así.

Estuvo llorando en el piso, abrazando sus rodillas. Sin darse cuenta, se quedó dormido. Al otro día, decidió salir y confrontar a Mangel.

En cuanto bajó, lo encontró preparando unos panqueques.

- Hola, Lolito.- Le saludó con una sonrisa.

El primer reflejo de Lolito fue retroceder.

- Perdón, anoche me excedí, ¿no es así?- Preguntó acercándose al pelirojo, sujetandolo de las mejillas. Lolo solo asintió.- Lo siento, cariño. Debí tener más consideración contigo y preguntarte si querías.

- Mangel, sabes que nunca he tenido sexo, y soy muy miedoso para esas cosas.

- Lo sé, amor, perdón por tocarte cuándo tú no querías.- Dijo abrazándolo.

- Solo... Pregúntame la próxima vez, Mangel.- Respondió, correspondiendo al abrazo.- Aún no me siento listo para dar ese paso.

- Está bien. No se volverá a repetir si tú no quieres, cariño.

Lolito asintió.- Te prometo que la próxima vez será diferente, pero dame un tiempo para despejarme antes.

- No tienes idea de cuánto me pones, Lolito.- Le dijo mirándole fijamente.- Trato de contenerme, pero es difícil no querer por lo menos...- Decía mientras pegaba su nariz en el cuello de Lolito.

- ¡Mangel!- Hiló el pelirrojo comenzando a temblar.

- Está bien, está bien.- Dijo para después soltarlo.- Mejor vamos a desayunar, y olvidemos esta tontería.

Lolito asintió, comenzó a caminar hacía la mesa, en ese momento, Mangel aprovechó y le dió una nalgada. El pelirrojo solo soltó un pequeño quejido por el dolor, aquella acción le había incomodado, pero prefirió ya no discutir y no dijo nada.