8: Destruir artículos personales
La pareja pasaba sus días "felices". Habían tomado una terapia con el psicólogo del pueblo. Y Mangel, a pesar de sus celos, trataba de luchar contra ellos, al menos a perspectiva de Lolito.
Vivían sus vidas haciendo cosas de parejas, dándose mimos, viendo series y películas, haciendo las compras juntos. Incluso Mangel aceptaba que Lolito saliera con sus amigos, aunque casi siempre trataba de acompañarle, y al pelirojo no parecía molestarle.
Las cosas parecían estar mejorando, y que los gritos, las peleas y los celos habían quedado como un mal capítulo de su historia, y que todo iba y seguiría mejorando... O eso pensó Lolito.
Era de noche, estaban teniendo una noche de películas. Todo estaba bien, hasta que Lolo recibió un mensaje en su celular. Tomó el aparato, y respondió. Mangel, a pesar del fuego en su estómago, trató de contenerse, repitiéndose a sí mismo que todo estaba bien.
Pasaban los minutos, y Lolito no soltaba el teléfono, la gota que colmó el vaso fue que comenzara a sonreír más de la cuenta. Mangel no pudo más, le arrebató el aparato de las manos y lo arrojó lejos con todas sus fuerzas.
- Mi niña ¿que te pasa?- Preguntó totalmente desconcertado el oji-verde.
- Perdón, no me pude controlar.- Se disculpó su pareja.
- Mangel, dijiste que ibas a cambiar.- Dijo mientras lágrimas caían de sus esmeraldas.
- Lo sé, Lolo, lo sé. Pero le lo haces tan difícil...- Se excusó el de lentes.- Ya, hombre, no te pongas así por un puto celular.
- No es el celular, Mangel.- Sollozó el pelirojo, abrazándose a sí mismo.- Es el hecho de que no estás cumpliendo tu palabra.
- Ya te dije que lo siento.- Contestó un tanto alterado.- Pero es que no dejabas de ver ese celular y de reírte, y... Me molesté, ¿ya?
- ¡Pudiste haberme dicho qué te molestaba y lo hubiéramos solucionado juntos, Mangel!- Lloró asustado.- No había necesidad de ser tan violento.
- Lo siento, Lolo.- Le abrazó para tratar de calmarlo.- Fue un maldito impulso que no pude controlar, lo siento. Mañana te compro otro, y hagamos como que ésto no pasó, ¿si?- Le dijo limpiándole las lágrimas.
- Está bien.- Dijo un poco más relajado.
- Gracias, cariño.- Susurró para después besarlo.
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