7: Controlar, prohíbir
Después de la pelea en la fiesta, los dos jóvenes se la pasaron sin dirigirse demasiado la palabra por un par de días, hasta que el peli-negro rompió el hielo, y le pidió una disculpa al pelirojo.
- Lolito, perdón por hablarte así.- Dijo con la vista baja.- Fuí un idiota, no debí tratarte así, cariño. Te traje esto.- Dijo dándole un pequeño ramo de rosas.- ¿Podrías perdonarme?- Preguntó arrodillándose enfrente del chico.
- Claro, mi niña.- Respondió abrazándolo.
El tiempo pasó, ahora se estaban preparando para salir a caminar. Mangel no había invertido tanto en su aspecto, vestía su ropa de siempre, nada más. Estaba en la sala esperando a que Lolito bajara, hasta que lo escuchó.
- Mi niña~- Le llamó.- Ya estoy listo, ya podemos irnos.- Dijo con una enorme sonrisa.
- Espera, Lolo.- Le dijo con un tono serio.
- ¿Que pasa?
- Vete a cambiar.- Le soltó el azabache.
- P-Pero, ¿por qué?- Dijo desconcertado el pelirrojo.
- ¿Que porqué?, solo mírate, Lolo.
- ¿H-Hay algo malo en mí?- Preguntó nervioso.
- Lolo, quítate esos shorts y ponte uno de los pantalones que usas siempre.
El oji-verde vestía unos shorts de color rosa pastel, y una camisa blanca. Mientras que había jugado un poco con su pelo, llevando únicamente una diadema, en vez de su típica cola de caballo.
- Y esa camiseta... Está muy ajustada.- No se podía negar que las prendas resaltaban la figura del chico.- Sube a cambiarte, y péinate por favor que pareces prostituta.
- Está bien, enseguida vuelvo.- Dijo resignado y con una par de lágrimas traicioneras escapando de sus ojos.
- Cariño, no te lo digo por hacerte sentir mal.- Le habló el oji-negro, sujetandolo de las mejillas.- Es solo que me preocupas y no quiero que ningún gilipollas te falte al respeto, ¿si?
- Si, Mangel, no te preocupes.- Dijo y subió a cambiarse.
Después de unos minutos bajó nuevamente, vistiendo los pantalones y la camisa verde que siempre usaba, y su pelo atado en una cola de caballo.
- Así estás mejor.- Dijo el de gafas para después besarlo en la frente.
Salieron a caminar, como tenían planeado, tomados de las manos. Por un momento, Lolito se olvidó del incidente ocurrido en casa, y sonreía caminando junto a su pareja, y dándose besos por momentos.
Al caminar cerca del pueblo, vieron a lo lejos a Auron al lado de Luzu, Rubius y Nieves. Lolito quiso saludarlos, pero Mangel se lo impidió.
- Ni se te ocurra hablarle a Auron.
- Está bien, Mangel. No quiero peleas esta noche.
Una vez en casa, Lolito decidió confrontarlo.
- Mangel, ¿podemos hablar?
- ¿Que pasa?
- Mangel, te juro que trato de complacerte, pero nunca nada es suficiente.- Comenzó, sorprendentemente, sin ser interrumpido.- Y, Mangel, no es normal que tengas tantos celos ni que te comportes así, tío.
- ¿A qué quieres llegar con esto, Lolo?
- Mangel, yo te amo demasiado, pero por momentos me das miedo.- Confesó.- Y yo no quiero vivir así.
- ¿Estás terminando conmigo?- Preguntó aparentemente "triste".
- No, Mangel. Pero, quisiera que tomaramos una terapia.- Dijo entrelazando sus manos.- ¿Estás de acuerdo?
El de gafas soltó un profundo suspiro.- Vale, Lolito.
- Gracias.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro