16: Abusar sexualmente
Advertencia: Este capítulo contiene leve smut y puede resultar no apto para todo público. Se recomienda discreción.
•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~••~•~•~•
Después de aquel arranque de ira de Mangel, decidieron no asistir a la fiesta. Esa noche fue una de las más pesadas para el pelirrojo. Cada vez se sentía más agobiado, cada vez sentía más que tenía que decidir ente Mangel o él mismo.
Al otro día, Mangel apareció con un ramo de flores, para disculparse por lo ocurrido el día anterior. Lolito sonrió, muy dentro suyo sentía que aún podían salvar su relación. Perdonó de nuevo al azabache.
Ahora, un mes después, estaban en la sala de su casa viendo películas. Mangel lo besó, y él no se negó, adoraba a Mangel cuándo estaba tranquilo. Estaban besándose lentamente, abrazándose mutuamente.
En cierto punto, Mangel trató de profundizar el contacto, y Lolito no se negó, permitiéndole el acceso abriendo ligeramente su boca. Dejó escapar un pequeño gemido cuándo sintió la boca del peli-negro recorriendo su boca.
- Lolito...- Mangel lo tomó de la mano, mirándolo a los ojos. El oji-verde entendió lo que quería decirle el contrario.
- N-No sé, Mangel.- Respondió agachando la cabeza.
- Por favor. Si te duele me dices y yo paro.- Insistió besando el cuello del pelirrojo.- Solo esta vez, si no te gusta no lo volvemos a hacer.
- ¿Lo prometes?- Preguntó aún con los nervios de punta.
- Te lo prometo.
- E-Está bien.- Respondió aún inseguro.
Mangel volvió a besarlo, siendo correspondido. Introdujo sus manos en la playera del pelirrojo, hasta que logró retirarla. Lolito comenzaba a sentir aún más inseguridad, no de su cuerpo, sino de la situación.
- ¿Que te pasa?, te siento muy tenso.
- No lo sé.- Respondió.
- No pasa nada, relájate.
- No, Mangel, mejor dejamos esto para otro día.- Pidió cubriéndose con su polera.
- Lolo, ¿acaso no te importo?- Lolito lo miró, sin comprender.- Te he esperado por mucho tiempo, tratando de comprenderte, pero tú... ¿Acaso hay alguien más?
- No, Mangel.- Respondió con miedo a que el oji-negro tuviera un ataque de ira.
- Tus acciones me demuestran todo lo contrario, Lolo.- Le dijo levantándose del sillón, llendo a la segunda planta.
- ¡Mangel, espera!- Lo siguió hasta la habitación que compartían.
- ¿Que quieres?
- Mangel...
- ¿Por qué te comportas así?- Le cuestionó.- ¿Hay alguien más en tu vida, Lolo?
- No, Mangel. Yo quiero hacerlo contigo, pero... Ve lento, y con un condón, ¿vale?
Volvieron a besarse, el azabache comenzó a mordisquear el cuello del pelirrojo. Lo tumbó en la cama, comenzando a bajar por su abdomen, repartiendo besos y leves mordidas, hasta llegar al borde de su pantalón. Los bajó sin pudor alguno, dejando al chico únicamente en ropa interior.
- No te quedes ahí solo viendo.
- ¿Que quieres que haga?- Preguntó el oji-verde.
- Chúpala.- Le respondió señalando su entrepierna.
El pelirrojo, aún sin estar totalmente seguro, decidió hacer lo que prácticamente se le ordenó.
Desabrochó la bragueta del pantalón del chico, sacando su miembro. Nervioso, metió la punta en su boca, comenzando a succionar levemente.
- Tragatela.- Escuchó de parte del oji-negro.
Metió el pene lo más que pudo en su boca, pero a la mitad sentía que se ahogaba, cuándo éste tocó su garganta.
- L-Lolo.- Escuchó jadear a Mangel.
Siguió haciendo lo que podía para complacer al peli-negro. No le agradaba para nada la sensación, sentía que cada vez le era más difícil pasar saliva y respirar, además de las arcadas que comenzaban a surgir. De pronto sintió como Mangel lo sujetaba de los cabellos, imponiéndole un movimiento y ritmo. Al final, después de unos minutos, sintió algo caliente y viscoso en su boca, no le quedó de otra más que pasárselo.
- Tienes una boquita de ángel, cariño.- Le dijo el de lentes. Lolito vió como se colocó un preservativo, y se sintió un poco más tranquilo.
Mangel volvió a besarlo, Lolito correspondió. Sintió que algo trataba de abrirse paso en su interior, sintió temor, pero no dijo nada.
Sintió dolor cuándo el azabache introdujo completamente su miembro en su entrada, pero no dijo nada.
- Salta.- Le ordenó el peli-negro.
Comenzó a dar leves saltitos en la entrepierna del oji-negro, tratando de contener un grito por el dolor. Después de un rato, cambiaron de posición, quedando ahora él abajo, siendo embestido.
Le dolía, pero no quería que Mangel se molestase con él y prefirió aguantarse.
Pero con lo que no contaba, es que en algún punto, el peli-negro se retiró el preservativo, sin antes pedir su consentimiento, y siguiendo como si nada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro