12: Golpear
Y ahora estaba ahí, llorando en casa de Auron, siendo consolado por éste último y Luzu. Con un moretón en el ojo derecho, un golpe en su mejilla izquierda y el labio inferior roto... ¿Cómo llegó a ésto?
- Lolito, por favor, dinos ¿que fue lo que pasó?- Le preguntaba Luzu, una vez que lograron tranquilizarlo.
- Yo... Yo...- Trataba de hablar, pero las palabras se le atoraban en la garganta.
- ¡Fue Mangel, ¿no es así, Lolo?!- Prácticamente afirmó Auron, bastante enfadado.
- S-Si.- Susurró llorando.
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- ¡Eres un completo inútil!- Le gritó el azabache, después de que Lolito dejara caer por accidente una taza.
- ¡Lo siento, lo siento!- Se disculpaba asustado, cuándo Mangel lo sujetó fuerte del brazo.
- ¡Lo siento, mis pelotas!- Le gritó nuevamente mientras le sujetaba de los cabellos y le estrellaba el rostro contra la mesa del comedor, tan solo para después soltarle un puñetazo en el ojo.
- ¡Mangel, no!, ¡Déjame por favor!- Lloraba mientras era golpeado por el contrario.
Por el miedo y la desesperación que sintió en ese momento, con sus dedos alcanzó un vaso que permanecía en la mesa, y se lo rompió en la cabeza a Mangel, logrando liberarse y huir de ahí, hasta llegar a casa de Auron.
Así fue como llegó al lugar dónde estaba ahora.
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- Lolito, no puedes dejar ésto así.- Le dijo Luzu luego de escuchar lo sucedido.
- Y-Yo tuve la culpa.- Sollozó.- Yo lo hice enojar.
- ¡Lolo, mira como te dejó!- Exclamó Auron aún más cabreado.- ¡Romper una puta taza no es justificación para golpearte de esa manera!
- ¡Yo también lo golpeé, Auron!- Replicó aún con lágrimas en los ojos.
- Es diferente, Lolito, tú lo hiciste en defensa propia.- Alegó ahora Luzu.- Él te agredió primero, tú solo te defendiste.- El chico pelirrojo rompió en llanto, siendo abrazado por Luzu.- Tienes miedo, ¿no es así?- No respondió nada el oji-verde.- Lolito, entiendo que te sientas mal, que sientas miedo, pero no tienes porqué permitir que te dañe de esta manera.- Lolito lo miró con los ojos cristalizados.- No te quedes en silencio si él te maltrata.
- No sé que hacer.- Lloró Lolito.
- Pues para empezar, no regresando a esa casa, Lolo.- Intervino Auron.- No es necesario que vuelvas a tu antigua casa, puedes quedarte aquí el tiempo que necesites.
- Aún así tengo que ir por mis cosas y-
- ¡Nada!, tú no vuelves a poner un pie en ese lugar. Tú dime qué cosas necesitas y mañana voy yo por ellas.
- ¡No, Auron!- Exclamó asustado el oji-verde.- No sé que pueda pasarte.
- Que intente golpearme a mí, que yo lo pongo en su lugar.- Dijo seguro de sí mismo en castaño oscuro.- Tú solo duerme, necesitas dejar sanar esas heridas.
Al otro día, tal como lo había prometido, Auron fue a la casa, acompañado por Luzu, para sacar las cosas de Lolito; dijo que de momento con su ropa y su teléfono celular le era más que suficiente, así que llevarían eso.
Inevitablemente, hubo una confrontación con Mangel. A Auron no le faltaban ganas de molerlo a puñetazos, pero Luzu intervino, y consiguió que les dejara las cosas de Lolito sin necesidad de llegar a los golpes, aunque sí a las amenazas.
- Mangel, te advierto que Lolito no está solo, y que él está dispuesto a llevar esto hasta las últimas consecuencias.- Le dijo retándolo con la mirada.
- ¿Que quieres decir, Luzu?
- Que Lolito va a proceder con una demanda por violencia intrafamiliar en tu contra.- Se inventó rápidamente, logrando hacer flaquear a su contrincante.- Así que si no quieres más problemas, déjanos pasar por las cosas de Lolito.
A Mangel no le quedó de otra, y permitió que se llevaran la ropa y artículos personales de Lolito.
Una vez en casa de Auron, Luzu le sugirió a Lolito poner una demanda en contra de Mangel, pero el pelirrojo se negó completamente. Trataron de convencerlo, pero no lo lograron, y decidieron darle un tiempo para pensarlo.
Sin darse cuenta, pasó una semana, en la que Lolito fue huésped de Auron. Lolito trataba de sobreponerse a si tristeza, pero era evidente lo difícil que le estaba resultando.
Lolito decidió ir a la plaza para tratar de distraerse, además de que pensó que era buena idea al menos ayudar a Auron a hacer la despensa.
Caminaba lentamente entre las tiendas, veía a los niños jugando y corriendo por todo el lugar, a varios aldeanos y aldeanas haciendo sus compras, en fin, un día común. Cuándo salió de la última tienda que debía visitar, se dispuso a volver a casa. Pero al llegar, casi le da un infarto.
Era Mangel, estaba ahí, frente a él. Su primer reflejo fue tratar de correr a toda velocidad hacía el pueblo, pero el azabache fue más veloz que él y lo sujetó del brazo.
- ¡No me hagas nada, por favor!- Lloró, cuándo Mangel lo sostuvo por los hombros.
- Lolito, perdóname por favor.- Le escuchó.- Fuí un perfecto gilipollas, lo sé. No debí golpearte, perdóname por favor.
Lolito no respondía nada, estaba temblando.
- Lolito, mi niño, por favor, dí algo.- Prácticamente suplicó el oji-negro ahora sujetando suavemente su rostro.- He estado yendo a terapia con un terapeuta del pueblo vecino, y ya estoy tomando medicamentos.
Seguía sin obtener respuesta del contrario, más que lágrimas silenciosas.
- Lolito, sé que te lastimé, pero te juro que si me das otra oportunidad, eso no va a volver a pasar, y por tí voy a cambiar.
- Eso me dijiste la última vez.- Lloró el pelirojo.- Y mira como terminé.
- Lo sé, cariño. Pero ahora soy consciente del daño que te hago, y que yo te necesito.- Agregó abrazando al oji-verde.- Ésta semana sin tí ha sido la peor de mi vida, cariño.
- No lo sé, Mangel. No sé si creerte.- Respondió, abrazando al peli-negro.
- Por favor, mi niño. Te amo, no me dejes por favor, sin tí me muero.- Lloró el de gafas sin dejar de abrazarlo.- Dame otra oportunidad.
- Está bien, mi niña.- Contestó finalmente.
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