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10: Agredir "jugando"

Pasaron los días, hasta volverse tres meses. La pareja ya ni recordaba el incidente del celular, ni las "caricias" incómodas. Parecía que todo iba mejorando poco a poco.

A ojos de todos, Mangel y Lolito eran una pareja perfecta. Se complementaban mutuamente, y no había nada más que amor entre ellos. Podrían jurar que si se casaban, su amor sería eterno.

- Y bueno, Mangel.- Hablaba Rubius sentado en el sillón, al lado de su esposa.- ¿Y el anillo pa' cuándo?~- Dijo en tono vacilón.

- Oh, eso, jeje.- Contestó sonriendo el peli-negro.- Aún no hay una fecha exacta, pero Lolito y yo tenemos en claro que el día llegará tarde o temprano, ¿no es así, cariño?- Agregó abrazando por los hombros al pelirojo.

- Si, mi niña.- Le respondió correspondiendo el gesto.

- Pues ojalá sea pronto, hacen una pareja muy... Eh... ¿Cómo se dice?- Habló la única chica presente.

- ¿Linda, cariño?- Intentó ayudarle a completar la oración el albino teñido.

- Si, eso, linda.- Dijo sonriendo tiernamente, cerrando ambos ojos.

- Gracias, Nieves.- Agradeció el pelirojo.

Pasaron toda la tarde conversando, hasta que cayó la noche. Nieves y Rubius estaban de visita en la casa de sus amigos, así que pasarían la noche ahí, y al otro día volverían a su respectivo hogar.

Decidieron jugar algún videojuego en la nueva consola que habían adquirido Lolito y Mangel. Eligieron uno que se pudiera jugar en duos. Lolito y Nieves eran un equipo y Rubius y Mangel otro. Al final, Nieves y Lolito les ganaron la partida.

Mangel se acercó a Lolito para "felicitarlo".

- ¡Enhorabuena, Lolo!- Dijo dándole un golpe en el brazo, obteniendo un quejido del pelirrojo.

- Gracias, Mangel.- Respondió inseguro.

- ¡Anímate, hombre!- Insistió Mangel, ahora tomándolo del cuello, atrapando la cabeza ajena en su axila, mientras le frotaba el cabello con el puño cerrado, un poco fuerte.

- Mangel, eso duele.- Chilló Lolito.

- A tí te duele todo, Lolo.- Le dijo "jugando" mientras lo soltaba, y le daba un puñetazo en el hombro. Después, sin previo aviso, se le abalanzó encima, comenzando a darle "leves" golpecitos en los hombros y el estómago.

- ¡Mangel, ya déjame!- Pidió el oji-verde tratando de cubrirse

- No te estoy haciendo nada, cariño. Solo estamos jugando.- Rió, sin hacer mucho caso al chico debajo suya y siguió dándole los mismos golpecitos, ahora combinados con pequeños pellizcos.

Lolito se quejaba, diciéndole a Mangel que parara, sin lograr nada.- Mangel, ya déjame, no quiero jugar así.

- Mangel, ya déjalo tranquilo.- Intervino Rubius.

- Solo estamos jugando.- Respondió, soltandolo un momento, que Lolito no dudó en aprovechar para huir y resguardarse al lado de Nieves.

- Da igual, macho, ya te dijo que no quiere jugar así, respeta.

- Solo estaba jugando, Lolito sabe que yo sería incapaz de dañarlo, además, jugamos así todo el tiempo, ¿verdad, mi niño?- Lolito asintió nervioso.

- Pues da lo mismo si es costumbre o no, Mangel. Si hoy no le sale de los cojones jugar así, respetalo.- Siguió Rubius sin cambiar su postura.- Un día lo vas a lastimar y eso no va a ser un juego, va a ser su salud, Mangel.

- B-Bueno, ya basta.- Intervino ahora Lolito.- No nos amarguemos la noche por una tontería mía. Simplemente hagamos como que ésto no pasó.

Rubius, aún sin estar del todo de acuerdo, dejó la pequeña discusión con Mangel de lado, ya hablaría con él después de la cena. Comieron la cena, y charlaron para olvidar el incidente ocurrido hace unos minutos. Lolito subió con Nieves para mostrarle la habitación dónde dormirían ella y Rubius, en lo que éste y Mangel hablaban en la cocina, por petición del albino.

- Y bueno, Nieves. Aquí está la habitación.- Le dijo a la chica, mientras le mostraba la pieza.- Siéntete como en casa.- Le sonrió a la oji-azul.

- Gracias, Lolito.- Agradeció la chica, con una sonrisa bastante adorable.

- No es nada.- Le sonrió de regreso.- Bueno, yo me voy para que puedas-

- ¿Que te pasó en el brazo?- Le interrumpió la más baja al ver un pequeño hematoma en la muñeca del pelirrojo, que quedó a la vista cuándo, en un descuido, se le alzó un poco la manga del suéter que llevaba puesto.

- N-No es nada.- Respondió tratando de ocultarlo.- Mangel y yo estábamos jugando, y... Me apretó mucho sin querer.- La chica lo miraba, como si viera a un cachorro herido.- No te preocupes, ¿vale?- Le sonrió.- Buenas noches, Nieves.- Se despidió.

La chica no sabía que pensar. Ella se había hecho heridas similares al caer o golpearse por accidente con algo, pero nunca porque Rubius la haya lastimado, ellos nunca jugaban así de pesado como Mangel con Lolito. Una parte de ella le decía que Lolito y Mangel ocultaban algo. Sintió pena por Lolito, y deseaba ayudarlo, pero no sabía cómo... Le diría a Rubius, tal vez él sabría qué hacer.

Lo esperó, y en cuánto el chico subió, no perdió tiempo en decirle lo que había visto, y lo que pensaba al respecto.

- No eres la única, Nieves.- Habló el más alto, mientras la tomaba de las manos.- Yo también siento que algo no anda bien con esos dos.- Confesó finalmente.

- ¿Qué podemos hacer?- Preguntó, con cierto tono de angustia.

- No lo sé, amor, no lo sé.

- Pero...- Sollozó la pelirroja.- ¿Si le pasa algo malo a Lolito...?- Preguntó con los ojitos cristalizados por las lágrimas.

- Tranquila, Nieves.- La abrazó tratando de calmarla.- Yo también quisiera hacer algo por él, pero si Lolito no nos dice nada, nosotros no podemos ayudarlo.

- Tiene que haber algo.- Lo miró suplicante.

- Haremos lo que podamos, te lo prometo. Hablaremos con Lolito para preguntarle si todo está bien, y si ocurre algo, lo ayudaremos en lo que necesite, ¿vale?- Dijo, limpiando las lágrimas de la chica.

- Si.

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