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🚧 Nivel 2.5: Engañar 🚧

🥀

Los días siguieron pasando, cada vez Minos era más descarado con su infidelidad. Ya ni siquiera se molestaba en ocultar el teléfono. Albafica logró ver unos mensajes, pero se tragó la rabia y prefirió fingir demencia. Si quería jugar a eso, pues bien, que así fuera.

Había pasado días buscando la forma de desquitarse. Había decidido que lo mejor era buscar a alguien ajeno a su círculo, que no pudiera delatarlo con su familia o sus suegros, pero cada vez que estaba por concretarlo, se arrepentía de último momento y no llegaba a nada.

No podía evitar odiarse a sí mismo por todavía tener consideración con ese idiota, cuando él no la tuvo con él.

No sabía cómo, pero iba a concretar su venganza de alguna forma, al costo que fuera. Ya no tenía nada qué perder, cuando ya había perdido el trabajo de sus sueños, sus planes y metas, su libertad y ahora hasta su dignidad, ¿qué más podían quitarle, cuando ya no le quedaba nada?

Ese viernes, después de que Minos se fuera a un "congreso" que duraría todo el fin de semana, siguió con su búsqueda en aquella aplicación de citas, con su innegable belleza, nadie era capaz de negarse a sus encantos.

Pasó todo el día buscando al candidato perfecto, ésta vez no iba a echarse para atrás, pero ninguno lo convencía. Para la hora del almuerzo, harto y frustrado de no encontrar a alguien que cumpliera sus requisitos, dejó el teléfono de lado.

Se levantó por algo de agua, cuando el timbre de la casa sonó. Fue a ver, creyendo que se trataría de su hermano, sus padres o quizás sus suegros, pero al abrir, se llevó una sorpresa.

- ¿Shion?

- Hola, Fica.

Shion, uno de los pocos amigos que tuvo en su infancia y adolescencia. Hace tiempo que no lo veía, desde que dejó su puesto en el hospital.

- Lamento aparecer sin avisar. Solo quería ver cómo estabas.- Dijo el peli-verde.- No te veía desde que te fuiste del hospital, y todos preguntan por tí.

- No te preocupes, no tengo nada qué hacer.- Respondió Albafica, con una leve sonrisa. Shion siempre había sido una compañía agradable, y lo echaba de menos.- La vida doméstica es realmente aburrida. Pasa, no te quedes ahí.

Ambos pasaron a la sala, dónde después de hacer tomar asiento a su invitado, Albafica fue por algo de té para ambos, y le ofreció algunas galletas a Shion. Pasaron varios minutos hablando sobre cosas que habían pasado en el hospital desde su renuncia, cómo que Shion ya había terminado su primer semestre de como residente 1, y había entrado a residencia 2 hace poco, y cómo hace un par de días había recibido la noticia de que logró pasar el exámen de admisión en una escuela de Alemania para estudiar la especialidad en traumatología y ortopedia.

Todo era agradable, hasta que Shion preguntó cómo iban las cosas con su matrimonio.

Albafica bajó la vista, suspiró y simplemente le contó toda la verdad. Confiaba en Shion, sabía que no lo delataría.

El Omega peli-verde lo escuchó, sorprendiéndole la situación. Sabía que Albafica tenía sus dudas al respecto, pero creyó que su renuncia había sido a causa de que las cosas iban bien, y al final le había pasado lo mismo que a Asmita y se había enamorado de su Alpha.

- Si claro...- Rió amargamente el peli-celeste cuando Shion hizo aquella observación.- Asmita es un caso en un millón... En más de un sentido. Solo a él le pasa haber hecho y deshecho a su antojo con cuánto Alpha se le pusiera enfrente, y aún así no salir preñado y lograr casarse con alguien de buen estatus.

Shion se le quedó mirando por un momento a Albafica, y el peli-celeste de inmediato cayó en cuenta de la forma en la que acababa de expresarse del rubio.

- Lo siento.- Dijo, intentando disimular su error.- No medí mis palabras.

- Entiendo.- Asintió Shion, tratando de evadir el tema.- Bueno, y ¿has considerado regresar al hospital?

- No hay día en que no lo piense.- Suspiró con tristeza.- Pero... No lo creo posible.

Shion por un momento se sintió incómodo y no sabía qué más decir. Albafica parecía muy cambiado, su instinto le decía que se fuera de ahí cuánto antes, pero una vocecita le decía que se quedara.

Albafica y Asmita nunca fueron mejores amigos, de hecho, lo único que tenían en común además de pertenecer al mismo estatus, círculo social, y ahora gracias a Minos, ser primos políticos, era ser amigos de Shion. Diferían en muchas formas de pensar, pero a pesar de eso, era la primera vez que lo escuchaba hablar de esa forma de Asmita.

- Tengo algo de vino que me regalaron en mi boda.- Dijo Albafica, tratando de romper el ambiente incómodo que se había formado.- ¿Quieres una copa?

- Claro.

Albafica fue por unas copas y la botella de vino, y sirvió un poco para ambos, dándole un sorbo.

Rápidamente desviaron su atención, olvidando por completo el tema de Asmita, centrándose ahora en el vino. Era realmente delicioso, y entre pláticas, el contenido de la botella fue bajando cada vez más, hasta quedar casi vacía.

El alcohol no tardó en hacer su efecto, logrando adormecer sus sentidos y que sus mentes comenzaran a desvariar un poco.

Después de reírse por alguna broma absurda, Albafica se quedó mirando fijamente a Shion por unos segundos. Era su amigo desde hace años, sus familias se conocían, habían asistido a fiestas, eventos, incluso cenado juntos, ambos eran Omegas, pero... Decir que nunca sintió curiosidad por él, sería mentir.

Envalentonado por el alcohol en su sangre, se atrevió a sujetar de las mejillas a Shion y plantarle un beso en los labios. Shion pareció sorprenderse, pero no lo apartó, al contrario, le correspondió el gesto.

Una mirada, y su última pizca de cordura se fue al demonio. Volvieron a besarse, de una forma mucho más intensa, mientras se tironeaban de la ropa mutuamente.

Sus feromonas llenaban el aire, mareándolos a ambos, invitándolos a llegar hasta el final.

Desde la sala hasta la habitación principal, quedó un rastro de ropa y feromonas, hasta llegar a la cama, dónde las sábanas quedaron completamente revueltas.

El alcohol los tenía mucho más sensibles de lo normal, y el menor tacto los hacía gemir y frotarse más rápido y con aún más fuerza contra el cuerpo contrario.

- ¡Shion!- Gimió Albafica, después de autopenetrarse, moviéndose encima de su amigo.- ¡Ah, por todos los cielos!

- ¡Albafica!

Ambos buscaron con desesperación los labios ajenos, hasta encontrarse y saborearlos con ansias.

Albafica había sido forzado a dejar de tomar sus supresores hace meses, con la excusa de que debía quedarse en cinta lo antes posible. Y todos esos celos en solitario habían sido una verdadera tortura.

Su cuerpo ansiaba desesperadamente el calor de otro, ¿qué importaba si era otro Omega quién se lo daba?

No tenía aún la marca de su Alpha, así que no debía temer que lo descubriera con las manos en la masa.

- ¡Shion!

El nombre de su amigo era lo único que salía de sus labios, además de sus gemidos. Sus pensamientos eran un desastre por el alcohol que inhibía sus sentidos, no le importaba si alguien lo escuchaba, estaba demasiado ocupado disfrutando aquel encuentro como para que algo más que no fuera su cómplice le importara.

La habitación se volvió una genuina cámara de feromonas y sonidos obscenos por varios minutos más, hasta que el cansancio los hizo parar, después de alcanzar un fuerte orgasmo que los hizo gritar a ambos por última vez, antes de caer rendidos.

Para cuando comenzaron a recobrar la consciencia, el sol ya se había ocultado, dejando que el manto de la noche cubriera todo.

Ambos estaban algo adoloridos, pero recordaban perfectamente lo que había pasado, y el ambiente se tornó demasiado incómodo.

- Lo siento.- Murmuró Shion, prácticamente temblando.- Lo siento, yo... No sé qué demonios me paso, yo...

- No te preocupes.- Suspiró con una leve sonrisa Albafica.- Yo no me negué, ni tampoco opuse resistencia.- Añadió.- Toda mi vida creí que la primera vez dolería bastante, pero no me dolió nada.

- ¿Qué?- Exclamó aún más nervioso el peli-verde al recordar ese detalle, atreviéndose a girarse y mirar a su amigo.- Por dios, Fica, yo...

- Ya te dije que no hay problema.- Repitió el peli-celeste.- Fue... Bueno, creo. No me lastimaste y me gustó.

Shion agachó la mirada, abrazándose a sí mismo. Sabía que Albafica podría meterse en muchos problemas si su familia se enteraba de lo que acababa de pasar, pero decir que se arrepentía, era una mentira.

- También fue mi primera vez.- Murmuró, sin levantar la vista.- Fica, yo... Lo siento, de verdad. Por favor perdóname, sé que esto te puede traer muchas consecuencias y-

- Solo le pago a ese imbécil con la misma moneda, así que no te sientas mal por él.- Habló Albafica, sin prestar demasiada atención a lo que salía de su boca, cegado de nuevo por su enojo. Pero esas palabras tuvieron un fuerte peso en Shion.- Al menos no le dí el gusto de quedarse con mi virginidad. Aunque sinceramente dudo que siquiera le importe si sangro o no.

- Si es consensuado no tiene porqué doler, ni tampoco porqué sangrar.- Murmuró el peli-verde, manteniendo baja la mirada, sintiéndose herido por haber sido solo un medio para lograr una venganza.- Creo que lo mejor será que me vaya.

Shion se levantó, cubriéndose con una de las sábanas, para empezar a buscar su ropa. Albafica se extrañó por aquella reacción, pero al repasar sus palabras, cayó en cuenta de su error.

- Shion, no era eso lo que quise decir.- Dijo, levantándose para alcanzar a su amigo.- Yo-

- ¿Y entonces qué quisiste decir, Albafica?- Replicó el peli-verde, girándose para confrontarlo.- Solo querías desquitarte de una infidelidad de tu esposo, rebajándote al mismo nivel que él, listo, fin de la historia. No hay nada más que hablar.- Añadió.- ¿Sabes qué?, solo olvídalo, y finjamos que ésto no pasó jamás. Qué todo fue una alucinación por el alcohol y ya.

- Shion, yo-

- Ya déjalo así, Albafica. Es lo mejor.- Repitió Shion, dándole la espalda nuevamente.- Eso me pasa por beber demás.

Albafica no se atrevió a decir nada más, y simplemente dejó a Shion en paz. Había cometido un error demasiado grande, y que definitivamente le iba a salir caro.

Unos minutos después de que Shion saliera de su habitación, escuchó la puerta principal abrirse y volver a cerrarse. Se asomó por la ventana de su habitación, y vió a Shion irse.

Lo vió tallarse los ojos con el antebrazo, y huir casi corriendo. Con esa escena, Albafica sintió una enorme culpa y un agudo dolor en el pecho. No se sentía mal por haber traicionado a Minos, se sentía mal por haber herido a Shion.

Shion no sabía de su plan de vengarse, solo le contó de la infidelidad de Minos, y que tu primera vez sea usándote como arma de venganza, definitivamente debía ser de todo menos agradable.

Se dejó cegar por sus deseos de venganza, no midió las consecuencias de sus actos, ni tampoco el peso de sus palabras, y terminó hiriendo a una de las personas más importantes y queridas de su vida... Y todo por una estúpida venganza que solo lo había hecho sentir aún peor.

Lloró hasta quedarse dormido, sintiéndose más miserable y estúpido que nunca. Iba a ser un fin de semana horroroso.

🦅

Después de un agradable fin de semana, en compañía de ese Omega al que tanto amaba, y lejos del dolor de cabeza con el que lo obligaron a casarse, era hora de volver a la jaula de oro.

- ¿Te veo más tarde en el despacho?

- Claro que sí, hermoso.- Respondió con una sonrisa, osea después darle un pequeño beso al Omega.- Por ahora ve a casa a tomar una ducha y dormir un poco, ¿de acuerdo?

Lune asintió con una sonrisa, y ambos se despidieron, yendo por caminos separados para evitar levantar sospechas.

En todo el camino, Minos comenzó a cuestionarse si realmente era lo correcto mentirle a Albafica. Quizás el Omega no mentía, y si le decía la verdad, él mantendría en pie su oferta... Quizás debía decirle la verdad, pero aún tenía dudas al respecto. En fin, lo pensaría después.

Minos condujo hasta llegar a casa, dónde, tal y como esperaba, se encontró con Albafica sentado en el sillón de la sala, mirando su teléfono.

- ¿Qué estás haciendo?- Cuestionó, por no ver el menor rastro de un desayuno listo.

- Creí que llegarías más tarde, y para mí algo de cereal es más que suficiente. Así que hoy no cociné nada.- Respondió el peli-celeste, sin levantar la vista de su teléfono.

Minos se percató de un aroma inusual, cómo a flor de cerezo. Era apenas un rastro, mezclado con detergente y varios aromatizantes y limpiadores, pero estaba presente.

- ¿Vino alguien de visita?- Cuestionó, mirando fijamente a Albafica.

- Shion vino de visita el sábado.- Respondió el Omega, finalmente dignándose a alzar la vista del teléfono.- El celo le llegó de pronto, pero gracias a ciertas personas, no tenía ni un supresor de emergencia para darle.- Añadió.- Así que le permití recostarse en la recámara, hasta que los síntomas se le pasaron un poco.

Minos sentía que Albafica le estaba ocultando algo, ese aroma, aún si había pasado el momento más intenso de su celo, no tenía porqué permanecer más de 24 horas ahí, y menos después de tanto limpiador que había. Era como si Albafica estuviera intentando ocultarlo a propósito.

- No hace demasiado frío, ¿por qué estás tan tapado de repente?- Volvió a cuestionar al prestar más atención a la ropa de Albafica y darse cuenta de que llevaba puesto un suerte de cuello de tortuga y un pants deportivo, lo cual era raro en él.

- ¿Ahora tengo que pedirte permiso para elegir qué ponerme?

Al tener cerca a Albafica, se dió cuenta de que el aroma a flores de cerezo no estaba en el aire, era Albafica quién lo tenía impregnado.

- ¿Qué fue lo que pasó aquí?- Preguntó, comenzando a enfadarse.

- ¿Qué va a pasar?, Shion entró en celo de repente, y tuve que auxiliarlo, eso es todo.- Respondió el Omega, poniéndose cada vez más agresivo.

- ¿Y ayudarlo también era parte de la atención?

El Omega se paralizó por un momento, y Minos comprendió todo. El silencio de Albafica solo le dió la razón de sus sospechas.

- Bien.- Fue lo único que dijo, para después dar media vuelta, completamente enfadado.

Si había considerado decirle a Albafica la verdad, pues ahora eso pasaría solo en los sueños de ese estúpido Omega que se había atrevido a humillarlo de manera. ¿Cómo se había atrevido a meterse con un Omega en su propia casa, y acostarse con él en su cama?

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- ¡Minos!- Albafica de inmediato corrió detrás de él, sujetándolo del brazo.- No es lo que crees. Todo ésto es un malentendido.

- No creo nada, solo me atengo a lo que veo.- Replicó el Alpha, conteniendo su rabia.- Ahora déjame, tengo que ir a trabajar.

El albino no quiso escuchar nada más, y simplemente se marchó, dejando a Albafica temblando de miedo. Si Minos le decía a su familia...

Ese sería su fin. Si su familia se enteraba que se había metido con otro Omega podía darse por muerto.

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