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⚠️ Nível 10: Agredir "jugando" ⚠️

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Después de la fiesta, su rutina había vuelto a la normalidad. Aunque le era imposible ignorar ciertos comportamientos de Minos.

- ¡Ya basta!- Exigió, levantándose de su lugar, ya harto de que Minos se la pasara pellizcandolo durante todo el tiempo que llevaban sentados frente a la televisión, mirando una película.

- Solo estoy jugando, Albafica.- Dijo el peli-blanco.

- ¡Yo no estoy jugando contigo, así que deja de hacerlo!

- Eres un delicado, no aguantas ni siquiera un juego.- Rodó los ojos el Alpha, para después levantarse de su lugar y comenzar a caminar a la puerta.

- ¿A dónde vas?

- Cualquier lugar es mejor que aquí.- Respondió.- Ya me hiciste enojar con tus berrinches.

Albafica solo bufó y volvió a sentarse, intentando concentrarse en la película.

Para cuando la película que veía terminó, el timbre de la casa sonó. Dudaba que se tratara de Minos, pero aún así fue a abrir, topándose con su hermano menor, acompañado de Shaka para variar...

Afrodita, cómo siempre hacía, lo abrazó, pero Albafica lo apartó de forma inconsciente, soltando un pequeño quejido.

- ¿Estás bien, Fica?

- Sí, no es nada.- Suspiró.

- ¿Qué te pasó en los brazos?- Preguntó su hermano.

Hasta entonces cayó en cuenta de que tenía los brazos descubiertos, y con varias y pequeñas marcas rojizas de pellizcos, algunos golpes y un par de mordidas.

- Nada. Solo...- Dijo, intentando ocultar sus brazos.- Solo estábamos jugando Minos y yo, y... Se nos pasó un poco la mano. No te preocupes.- Repitió aquellas palabras de Minos.- ¿Necesitan algo?

- N-No, Fica.- Tartamudeó Afrodita.- Solo quería saber cómo estabas. No hemos sabido mucho de tí desde la fiesta de los gemelos de Asmita.

Albafica de inmediato se dió cuenta del tono rozando lo agresivo que había usado con su hermano, y de inmediato se reprendió mentalmente. Suspiró y se frotó las sienes, intentando calmarse.

- Lo siento, es solo que no dormí muy bien anoche.- Suspiró.- Estoy bien, Dita. No te preocupes.

Afrodita y Shaka intercambiaron una mirada que Albafica no supo descifrar.

- Bueno... En dos semanas es el cumpleaños de una de las sobrinas de Asmita, la hija más pequeña de Aspros y Chris, creo que los viste en la fiesta de los gemelos.

- Ah, sí. Creo que sí los recuerdo.

- A Chris le encanta hacer amistades, y creo que le caiste bien.- Siguió Shaka, al ver el nerviosismo de Afrodita.- Quería invitarte a tí y a Minos a la fiesta de cumpleaños de Fler, así se llama la bebé, cumple un año.

- No lo sé, tengo que preguntarle a tu primo primero.- Respondió Albafica.- Pero gracias de todos modos.

Por mera educación y costumbre, Albafica los invitó a pasar por algo de té, y todo estuvo bien, hasta que tuvieron que retirarse.

Albafica solo suspiró y se sentó a esperar que Minos volviera. Le iba a tocar disculparse por haber sido un exagerado, pero al ver las marcas en sus brazos y abdomen, dudaba si realmente estaba exagerando o a Minos se le había ido la mano con sus juegos.

En fin, después hablarían de eso, por ahora solo quería olvidarse de todo por un momento y pasar un rato agradable en soledad. Minos era cada vez más difícil de soportar, parecía querer desquiciarlo a propósito.

🦅


Cada día era más y más difícil soportar a Albafica. Intentaba tenerle paciencia, tenerle al menos algo de aprecio, pero simplemente le era imposible.

Lo único para lo que parecía servir ese Omega era para ser un lindo accesorio. Era un odioso, niño mimado, dramático, en la cama un maldito bloque de hielo... No le llegaba ni a los talones a su querido Lune.

Sus padres y sus suegros no dejaban de joder, insistiendo en que ya tuvieran un cachorro, el ansiado heredero que uniera las dos fortunas y garantizara la prevalencia de la estirpe.

Albafica no era un buen amante, y dudaba seriamente que fuera a ser una buena madre. Quizás el indicado para eso sería Lune.

- ¿Estás loco?- Le cuestionó Lune cuando le propuso la idea de tener un cachorro.- Claro que no.

- ¿Qué lo impide, Lune?

- ¿Cómo que qué lo impide, Minos?- Exclamó el Omega.- Aún si Albafica sabe de esto y no reclama nada, siguen estando casados. Él sigue siendo tu Omega ante todos, y un cachorro solo va a provocar problemas.

Ja, si supiera que Albafica no tenía ni idea... Pero si decía la verdad, iba a perder a su amado Lune, y definitivamente no quería eso. Así que mantendrían ese teatro hasta las últimas consecuencias.

- ¿Qué problemas causaría un lindo cachorro, tuyo y mío?- Ronroneó, intentando convencerlo, pero Lune no dudó en apartarlo de un manotazo.

- A tí y a Albafica, quedar como la burla de todos.- Respondió.- A mí, que todos se enteren de lo que pasa y me tachen de ser un cualquiera. Y al cachorro de ser un bastardo, hijo de un amante. ¿Es eso lo que quieres?

No le quedó más que bufar cansado. Odiaba admitirlo, pero Lune tenía razón en más de un punto.

- Bien.- Suspiró.- Pero al menos pasemos un rato agradable. Albafica últimamente estaba insoportable.

- ¿Por qué lo dices?

- Es un niño mimado, acostumbrado a que todo se haga a su gusto, y ahora que se hizo amigo de mi primo, está peor que antes.

- ¿De Shaka?

- No, el hermano de Shaka. Asmita, ya sabes... El ciego, el que hizo que se mudaran de la India después de que se metió con varios Alphas y arruinó la reputación de sus padres... Qué aquí siguió con su desastre y se metió hasta con el padre de uno de sus amigos...- Respondió, usando ese típico tono de desprecio para referirse al Omega invidente.- El que de puro milagro no fue madre adolescente... El que casaron con el gemelo Dimitris menor... El que recién tuvo gemelos...

- Ya entendí.- Bufó Lune.- Sí, ya lo recuerdo. No es necesario que me cuentes su vida.

Minos solo rió bajo y lo besó, acariciando sus cabellos. Lune no se parecía en nada a ningún Omega que hubiese conocido antes. Era fuerte, inteligente, hermoso, agresivo, un amante apasionado... Era simple y sencillamente exquisito, todo lo que un Alpha podría desear en un Omega.

▪️▪️▪️

Afrodita no podía sacarse de la mente la imagen de su hermano, con todas esas marcas en los brazos. Eso no parecía ser producto de un juego, al menos no uno inofensivo.

- ¿Qué?- Exclamó Asmita, después de que le contaran lo que habían visto.

- Él dijo que estaban jugando, pero que Minos no midió bien su fuerza, pero... No lo sé, siento que Fica está mintiendo.- Suspiró Afrodita.- Yo... Fica nunca fue de jugar pesado, él tiene la piel demasiado delicada, el más mínimo rasguño lo lastimaba. No entiendo porqué aceptaría jugar así, cuando sabe lo lastimado que puede quedar.

- Está mintiendo, Dita.- Prácticamente afirmó el Omega rubio.- Entre Defteros y yo a veces nos hacemos bromas, pero jamás tan pesadas, y nunca nos hemos dejado marcas de pellizcos ni golpes como los que ustedes dicen que tenía tu hermano.

- No quiero quedar como el abogado del diablo, pero ninguno de nosotros estuvo presente para afirmar algo así.- Mencionó Shaka.- Sí, Minos no es un ángel precisamente, pero tampoco lo creo capaz de lastimar a un Omega. Quizás realmente estaban jugando y se les pasó la mano.

Asmita se frotó las sienes, y colocó a sus cachorros en sus portabebés, para después voltear a donde sabía que estaba sentado su hermano.

- Si ese fuera el caso, Shaka, ¿por qué Albafica estaría tan irritado como para responderle mal a su hermano?

- Bueno... Dijo que no había dormido bien, quizás fue por eso.

- ¿Tú juegas así de pesado con Afrodita?, ¿lo pellizcas hasta dejarle marcas en los brazos?

- Por supuesto que no.- Respondió el Beta.- Pero...

- Hay una línea muy delgada entre juegos y agresiones disfrazadas de juegos, Shaka.- Añadió el mayor.- Es verdad que cada pareja pone sus reglas, y lo que para una es inconcebible, para otra quizás no lo sea. Pero cuando un comportamiento de uno de los integrantes atenta contra el bienestar o la dignidad del otro, deja de ser un juego y pasa a ser una agresión.

Afrodita suspiró, estaba preocupado por su hermano. Sabía que algo no estaba bien, podía verlo, sentirlo... Albafica ya no sonreía como antes, sus ojos ya no tenían la misma luz, cada vez que lo veía lucía más delgado, pálido y más cansado que la anterior... La vida al lado de ese Alpha que sus padres escogieron para él, lo estaba matando poco a poco.

- Yo solo quiero a mi hermano de vuelta...- Sollozó débilmente Afrodita.- No quiero seguir viéndolo sufrir, y quedarme sin hacer nada...

Shaka no dudó en abrazarlo, acariciando sus cabellos para calmarlo.

- No sé qué hacer... Albafica siempre fue mi apoyo, él siempre tenía una respuesta para todo, él siempre me cuidaba, y siempre me apoyaba en todo, y ahora... Ahora que los papeles se invirtieron, yo no puedo hacer nada por él.- Suspiró con dificultad, apretando los párpados para no llorar.- Él no quería casarse, pero cedió a la presión de nuestros padres...

- Lo sabemos, Afrodita.- Le dijo Shaka, abrazándolo.- Pero llorando no vamos a lograr nada. Por ahora respira y cálmate, encontraremos una forma de ayudar.

- Hablando de ese tema, ¿hasta cuándo van a mantener el teatro de que son solo amigos?- Cuestionó Asmita.- No soy nadie para decirles qué hacer y qué no. Pero ambos tienen ya la mayoría de edad, y les aseguro que no van a tardar en comprometerlos con quiénes sus padres elijan.- Añadió.- Será mejor que tomen una decisión. Si van a luchar por su amor, o van a ceder a la presión y terminar en una pesadilla.

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