Ya habían llegado a casa, luego de esa humillante y horrible salida, Carol tenía los ojos cristalizados, con las lagrimas apunto de salir de estos, apretando los dientes lo más fuerte que podía, Hickory entre luego de ella y cerro la puerta, se veía más calmado y serio—No hagas pucheros, tu misma te lo buscaste.

—¿Por qué? ¿Por querer divertirme con mis amigos? —Habló bastante fría, aun dándole la espalda.

—Por mentirme—Susurró alto para que lo escuchara, mientras se acercaba a ella por detrás.

—La salida paso de la nada, lo juro—Se volteo para que quedaran frente a frente— Luego de la tocada quisimos ir al bar para hablar, no los veo desde hace mucho tiempo por estar aquí contigo...—Fue interrumpida por su pareja, que la tomo con violencia del cuello y la azoto contra la pared de su costado al esuchar lo último, esto espanto a la rockera, algo asfixiada por su fuerte agarre, esas lagrimas finalmente se derramaron, lo miro con los ojos abiertos como ventanas, podría jurar que veía las mismísimas llamas del infierno en iris del contrario, tembló.

—Escúchame bien Carol, todo lo que pase aquí, se quedara aquí, no quiero enterarme por ahí que le contaste a los borrachos de tus amigos sobre nosotros, porque ahí, tendrás serios problemas que irán más allá de dormir en el piso, ¿¡Entendiste!? —Grito con furia, apretando más su delicado cuello y su cuerpo contra la pared, arrancándole el aire que le quedaba en los pulmones, el yodeler al notarlo, retrocedió lentamente, soltándola, dejando que recuperara el aliento, apoyándose en sus rodillas, la azulada jadeaba, no solo por la asfixia, estaba aterrada por sus palabras, sintió como la tomaba del mentón, esta vez con delicadeza y cuidado, levantando su vista hacia él de nuevo—Solo...a la próxima dime adonde irás y donde encontrarte, cariño—Deposito un suave beso en su frente, que lejos de sentirse bien, quemaba como si de cera se tratase.