Hoy Nikolai tenía el día libre, al contrario de Fyodor quien realmente estaba en el trabajo.

Como no tenía muchos días libres, y mucho menos momentos a solas consigo mismo, aprovechó el momento para hacer cantidad de cosas, a la mañana, tomó un poco de dinero para darse el lujo de hacer algunas compras, para él, para la casa, y obviamente su querido novio. Más tarde se encontraría probando algún maquillaje que había visto en x página, le encantaba experimentar con colores. Al final del día, decidió hacerle una pequeña sorpresa a Fyodor, quién saldría temprano,  así que se le ocurrió hacerle un prianik  que sabía que tanto le gustaba, y poder tomar el té juntos.

Finalmente eran las 6 y media de la tarde, y escuchó la puerta sonar. Nikolái saludo al hombre ruso con un enérgico y cariñoso "Hola" pero no hubo respuesta, quizás solamente no estaba de muy buen humor hoy.

- Mira, te hice prianik - comentó con una sonrisa acercándose para saludarlo con un beso cómo era habitual, más Fyodor solo siguió su camino a la habitación dejando a Nikolái helado y algo dolido - Fyodor, Cariño, ¿Estás bien? - preguntó asomándose por la puerta con timidez - yo sé que las cosas han estado algo tensas últimamente... Pero quiero solucionar lo que te atormenta a ti, y a mi - se apoyó sobre el marco de la puerta mirando al suelo apenado - y aunque no sé porque estás enojado... - mientras él hablaba, Fyodor se cambiaba de camisa y se arreglaba el cabello en el espejo - me gustaría solucionar lo que ha estado pasando...

Apenas tuvo tiempo de terminar de hablar cuando Fyodor pasó a su lado como si no hubiera nadie, sin siquiera responder, o mirar a los ojos, solo se fue como llegó.

Nikolái totalmente anonadado por ser ignorado de tal forma, se hundió en el marco sentándose allí mismo y estropeando su cara con lágrimas amargas.

Quizás solo no era el día para hablar de ello...