El ruso estaba en la cocina preparando algo de té.
Era un sábado por la tarde, ninguno de los dos trabajaba, era un día de realmente mucha tranquilidad.

El hombre cano estaba duchandose cuando su celular comenzó a sonar repentinamente.

- ¡Nikolái! - Gritó Fyodor desde detrás de la puerta del baño - Sigma te está llamando - avisó para saber que haría.

- ¿Puedes contestar tú? Luego me dices - logro entender entre el agua y la puerta, así que hizo caso. Atendió el teléfono.

- ¿Hola? - saludó sin comentar su identidad, quería saber que le diría a Nikolái.

- ¿Nikolái? ¡Oh, Fyodor! - adivinó chasquenado los dedos tras la línea.

- Me atrapaste - río un poco falsamente - Nikolái no puede atender ahora, ¿Qué necesitas?

- Oh, bueno, tengo planeado hacer una pequeña fiesta en mi casa con algunos cercanos por mi cumpleaños, nada muy grande - explicó haciendo que Fyodor subiera una ceja mientras se miraba las uñas con desinterés y responder un "ajá" - el caso es que sería genial si pudiesen venir, realmente seremos menos de 10 personas - río vagamente - ya sabes, ambos están invitados.

- Oh, ya veo - miró hacia el techo distraído - bien, veremos qué hacemos, teníamos planeado hacer una visita a su madre, no la vé hace más de un año, ¿Sabes? Está
enferma - mintió descaradamente Sirviendo el té que previamente había estado preparando - lo siento mucho.

- Ohh... Es una pena, pero bueno, otra ocasión será. Tengan buen día - dijo para por fin despedirse.

- Igualmente.

- Cariño, ¿Qué quería Sigma? - preguntó Nikolai saliendo del baño y yendo a cambiarse.

- Nada, simplemente llamaba para preguntar si no había visto unos aretes presiados que perdió hace poco, es todo. ¿Vienes a comer?