41 | mano negra
En la mañana siguiente, Tommy y Tessa fueron despertados por un fuerte grito de alegría. Al salir del abrazo de Tommy, Tessa se sentó y se frotó los ojos, su visión se aclaró solo para ver a su hija saltar sobre la cama y arrojarse sobre Tommy.
—¡Papá! —gritó Bella, abrazando a Tommy con fuerza.
—Hola, Bella —dijo Tommy sonriendo—. ¿Cómo estás?
—¿En dónde has estado, papá? —preguntó Bella—. Mamá dice que has estado haciendo negocios.
—Muchos —dijo Tommy, sentándose y alcanzando sus lentes—. Pero ahora no lo estoy, al menos hasta que termine la Navidad.
—Quiero ver los caballos, papá —dijo Bella—. ¿Me llevas?
Tommy miró a Tessa y leyó la expresión de su esposa antes de responder—: Quizás después del almuerzo, Bell.
—Bien —dijo Bella.
Tessa intervino—. Bella, cariño, ¿por qué no vas a vestirte y luego bajamos a desayunar?
—De acuerdo —dijo Bella, saltando de la cama y saliendo de la habitación.
Tessa se volvió hacia Tommy—. Es exactamente como tú. Se despierta con el amanecer.
—Sí, es mi hija —dijo Tommy.
Tessa suspiró—. Tom... ¿alguna vez pensaste en tener más hijos?
—¿Quieres otro bebé? —preguntó Tommy.
—Bella siempre pregunta si puede tener un hermano o una hermana, y no ve a sus primos muy a menudo, así que... sí —murmuró Tessa.
Tommy sonrió—. Tess, si quieres otro bebé, ¿por qué no preguntaste?
—No tuve la oportunidad —dijo Tessa—. Estás muy ocupado con los negocios y no quiero hacer esto sola. Si vamos a intentarlo de nuevo, quiero saber que estarás aquí conmigo.
—Si quedas embarazada de nuevo, no dudaré en dejarlo todo —dijo Tommy—. Podemos comenzar a intentarlo ahora.
Tessa lo empujó—. Eres asqueroso. Nuestra hija podría entrar.
—Bueno, si eso sucede, le diremos que estamos haciendo un nuevo hermano o hermana —murmuró Tommy, besando a Tessa brevemente.
—No —dijo Tessa, riendo—. Vístete.
—
Más tarde ese día, después del desayuno, Bella estaba jugando en la casa y Tommy y Tessa estaban en el estudio.
Un periódico estaba abierto frente a Tommy mientras Tessa estaba sentada leyendo su libro. Era un pasatiempo que se hizo costumbre cuando ella y Tommy estaban solos en largos períodos de silencio. Cuando Tommy pasó la página del periódico, la criada entró.
—Llegó el correo, Sr. Shelby —anunció la criada. Le entregó el montón de sobres y Tommy los tomó sin decir una palabra. En lugar de irse, la criada se quedó donde estaba—. Lamento seguir preguntando, pero el chef necesita saber cuántos vendrán a cenar mañana. Es nuevo, es extranjero... se enoja mucho.
Tommy levantó la vista—. Bien, dile al chef que habrá 27 invitados para la cena de mañana.
Tanto Tessa como la criada levantaron la vista sorprendidas, pero la primera de las dos no dijo nada mientras la criada hablaba—. ¿27? —repitió—. ¿Familia?
—Sí —dijo Tommy—. Pensé que a Bella le vendría bien un poco de compañía, así que le pregunté a Johnny Dogs si conocía a alguien a quien le gustaría comer ganso y dijo que conocía a 27 personas.
—Por supuesto —murmuró Tessa decepcionada.
Tommy se enderezó—. Dile al chef que quiero diez gansos, algunos cortados en filetes; y algunas truchas del río. Busca whisky, brandy y vino de la bodega, lo mejor que tengamos.
—¿Habrá niños? —preguntó la criada.
—Muchos niños —dijo Tommy, mirando por la ventana mientras hablaba.
—Con la tribu de Johnny, podrían nacer otros nuevos en el piso —explicó Tessa.
—Así que ten los trapeadores y baldes listos, ¿eh? —dijo Tommy, medio bromeando—. Y te quiero en la mesa, Frances, así que seremos 28.
—Estaré ocupada —dijo Frances con una ligera risa.
—Tonterías. Me has aguantado el año pasado—dijo Tessa—, has aguantado a Tommy y me has ayudado a cuidar de Bella mientras él estaba fuera por negocios. Mañana comerás con nosotros.
Frances asintió—. Espero que las cosas mejoren.
Entonces se despidió, sin decir una palabra más. Tessa esperó hasta que se fuera antes de alcanzar el montón de correspondencia que había comenzado toda la conversación.
Examinando las cartas, un sobre en particular llamó su atención. Era una carta dirigida al Sr. y Sra. Shelby. Ninguna de las otras cartas eran dirigidas a Tessa, pero esta sí, lo que despertó su interés.
Dándola vuelta en sus manos, Tessa se recostó en su asiento y abrió el sobre. Tommy se aclaró la garganta y observó a Tessa abrir la carta—. ¿De quién es eso?
—No lo sé —dijo Tessa, sacando la tarjeta y abriéndola—. Feliz Navidad para ti y tu familia —leyó en voz alta—. De... Luca Changretta.
Tommy tomó la tarjeta y miró lo que estaba escrito. La cursiva elegante pasó desapercibida para Tommy cuando su atención se fijó en lo que estaba estampado en el otro lado de la tarjeta. Le devolvió la mirada como un presagio de muerte una mano negra, el símbolo que la mafia envíaba cuando alguien iba a morir.
—Tommy —dijo Tessa, con voz temblorosa—. ¿Qué significa eso? Pensé que los negocios con los Changretta habían terminado.
—Yo también —dijo Tommy—. No te preocupes. No va a pasar nada. Decía correo aéreo, ¿no? Entonces tal vez todavía están en Estados Unidos. Podemos solucionar esto.
—Tommy, esto es malo —dijo Tessa—. Decía "para ti y tu familia". ¿Qué pasa si los demás también recibieron una?
—No la recibieron —respondió Tommy—. Claramente es para mi.
Tessa frunció el ceño—. No estoy segura, Tommy. Eso no es solo una advertencia. Una Mano Negra significa que somos objetivos.
—¡Sé lo que significa! —gritó Tommy—. ¿Puedes dejarme solo? Necesito tiempo para pensar.
Tessa ni siquiera tenía la enegería para defenderse, y en cambio resopló indignada antes de salir de la habitación. Cuando cerró la puerta de la oficina, escuchó sonar le teléfono en el pasillo y se apresuró a contestar. Alejando a la criada, Tessa levantó el teléfono y se lo acercó a la oreja.
—¿Hola? —dijo Tessa, cautelosa de quién podría estar en el otro extremo.
—¿Tess?
—¿John?
—Menos mal que eres tú y no Tommy —dijo John—. Escucha, ¿has recibido algún correo recientemente?
La sangre de Tessa se congeló—. Sí, ¿por qué?
—Me acaban de enviar una Mano Negra. Me enviaron una maldita Mano Negra a mi casa —dijo John, y Tessa podía escuchar el miedo en su voz.
—Nosotros también recibimos una —dijo Tessa—. La acabo de abrir y Tommy se asustó. John, ¿qué vas a hacer?
—Por el momento nada —dijo John—. Solo quería ver cómo estaban. Arthur también recibió una.
—¿Arthur recibió una? —preguntó Tessa—. Me sorprende que todavía lo consideren un Shelby.
—Lo sé —dijo John, riendo.
Tessa sonrió—. Feliz Navidad, John. Te extraño.
—Yo también te extraño, Tess —dijo John—. Deberías traer a Bella y venir a visitarnos alguna vez.
—Lo haré —dijo Tessa—. Escucha, me tengo que ir. Tengo algunas cosas que hacer y quiero dejar de pensar en negocios. Feliz Navidad, dile a Esme que le mando saludos, y si vuelves a hablar con Arthur dile que me llame. Linda no lo deja hablar conmigo.
—Cielos. Linda no me agrada —murmuró John—. Feliz Navidad, Tess. Te veré pronto.
—Mantente a salvo, John —respondió Tessa.
—Ustedes también.
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