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05 | entrada elegante

En su tiempo en el Garrison, Tessa se dio cuenta de una cosa, y fue la grave falta de ayuda que recibió.

Por supuesto, estaba Harry, que hizo todo lo posible para mantener el lugar en funcionamiento mientras Tessa intentaba apaciguar los deseos de más alcohol de cada hombre. Estaba llegando al punto en que se estaba desgastando, entre equilibrar los libro en la tienda de apuestas y trabajar sus tardes en el Garrison, ya no tenía tiempo para ella sola.

Por eso sugirió que pusieran un anuncio en el periódico local para buscar ayuda. Al principio, Harry estaba en contra de la idea, pero después de la insistencia y súplica de Tessa, aceptó a regañadientes y le informó que si quería un ayudante, debería escribir el aviso ella misma.

—Sabes, eres terca —comentó Harry una noche, mientras Tessa limpiaba el bar y sonreía—. Puedo ver por qué le gustas tanto al Sr. Shelby.

—Ah, eso depende de a qué Sr. Shelby nos estamos refiriendo —dijo Tessa, y su sonrisa se frunció.

—A Tommy —dijo Harry—. Parece ido contigo. Cada vez que está aquí te mira como si fueras la única chica en la habitación.

—Estoy segura de que eso no es cierto —rió Tessa, frotando la barra para evitar el contacto visual con Harry—. Tommy no parece querer tener nada que ver conmigo.

—Bueno, llámame viejo pero sé lo que es el amor —respondió Harry.

Tessa finalmente se enderezó, mirando a Harry mientras descansaba sus mano en la barra—. Voy a contarte un secreto, pero no es un secreto porque todos en Small Heath lo saben. Tommy y yo solíamos salir, pero después de la guerra no quiso tener nada que ver conmigo. Elegí distanciarme porque no podía ver al hombre que amaba en sus ojos cuando lo miraba, así que sin importar cómo lo mirara, así como me mira, no es de mi incumbecia, y puedo asegurarte, que no es amor. 

Harry notó la forma en que los nudillos de Tessa se blanquearon mientras hablaba, y asintió—. Claro. Lo siento, señorita James.

—Está bien, Harry —dijo Tessa, agitando sus disculpas—. Esperemos que tengamos algunos candidatos para este trabajo, así puedes tomar un descanso.

—Tú también necesitas un descanso, Tessa —dijo Harry intencionadamente—. Te estás quedando más delgada.

—Solo tengo que seguir diciéndome a mí misma que amo mi trabajo —dijo Tessa, y dejó caer su tela sobre la barra—. ¿Hay algo más que quieras que haga?


Para la sorpresa de Tessa, al siguiente día de publicar el anuncio, una mujer entró en el bar buscando trabajo.

En ese momento, ella y Harry habían estado limpiando después de otra tarde agitada, agradecidos por la tranquilidad que se produjo después de que el último borracho entró por la puerta. A pesar de que era temprano en la mañana, Tessa sabía que para abrir una tienda para los hombres de Small Heath, tenían que limpiar los restos de la bebida de la noche anterior.

A la entrada del candidato potencial para el trabajo, Tessa estaba debajo de la barra, recogiendo fragmentos de vidrio que eran consecuencia de que dos hombres se emborracharan y comenzaran una pelea. Evitando arrodillarse sobre los pedazos rotos, Tessa los apiló y comenzó a colocarlos suavemente en su palma. Oyó que se abría la puerta, pero no pudo ver quién había entrado hasta que escuchó hablar a una mujer.

—Estoy aquí por el trabajo como camarera —dijo la mujer, su acento indicaba que era de ascendencia irlandesa.

Tessa se levantó tan rápido que se golpeó la cabeza contral la barra. Con un gemido, se enderezó y apartó el vaso de su mano y lo puo sobre la barra. De pie en la puerta, una mujer con abrigo verde miraba a Tessa, sus ojos traicionaban la diversión que encontró ante el gemido de dolor de Tessa.

Los ojos de Harry se dispararon hacia Tessa—. ¿Estás bien?

—Bien —asintió Tessa, frotando la parte de atrás de su cabeza.

—Bien —dijo Harry, antes de volver a mirar a la mujer rubia—. ¿Estás loca?

La mujer lo miró fijamente—. ¿Si estoy qué?

Incluso Tessa tuvo que admitir que esto no era lo que esperaba cuando publicaron el anuncio. La mujer parada frente a ellos no pertenecía a un bar, atendiendo las necesidades de hombres borrachos. Ella pertenecía en un palacio, entre la realeza. Su ropa era de una refinería costosa, y prácticamente rezumaba confianza y tenía un aura de alguien que sabía que era buena para obtener lo que quería.

—¿Conoces este lugar? —preguntó Harry, mientras Tessa se subía a la barra y cruzaba las piernas debajo de ella.

La mujer vaciló—. Vi un anuncio publicitario.

—El trabajo ha sido tomado —dijo Harry.

—Pero estaba en el periódico de ayer.

Tessa puso lo ojos en blanco ante la insistencia de la mujer, observando a Harry sonreír nerviosamente, agarrando su escoba—. Creéme cariño, te estoy haciendo un favor.

—No estoy pidiengo ningún favor —dijo la mujer—. Estoy pidiendo empleo.

—Eres demasiado amable —dijo Tessa—. Las personas que trabajan aquí generalmetne no son agradables.

—¿Y tú como puedes saberlo? —la mujer preguntó indignada.

—Y demasiado bonita —añadió Harry, mirando a Tessa—. Te tendrían contra la pared.

—Salvaje —continuó Tessa—. La gran mayoría de ellos.

—Tengo experiencia —dijo la mujer.

—Sí, necesitarás mucho más que eso —se burló Tessa.

Cuando Harry hizo una pausa y se apoyó en su escoba, la mujer buscó en su bolso—. Tengo referencias.

Harry tomó la hoja de papel que ella le entregó, leyéndola brevemente—. ¿De qué parte de Irlanda eres?

—Galway —respondió la mujer rápidamente—. Trabajé en Dublin.

—Mi madre era de Galway —dijo Harry, mirando el crucifijo de la mujer. Dudó por un momento ante de regresar a su trabajo—. Eres demasiado bonita.

—¿Por qué está ella aquí? —preguntó la mujer, señalando a Tessa—. ¿Pusiste un anuncio para otra camarera pero no aceptas cuando viene una?

Tessa se rió secamente—. Créeme, cariño, trabajar en un lugar como este no es una buena idea para una princesa como tú. 

—Me subestimas —dijo la mujer, mirando a Tessa.

Deslizándose fuera del bar, Tessa se mantuvo firme—. ¿Crees que estoy bromeando? Los hombres alrededor de estas parte te harán pedazos. Pero oye, si vas en serio acerca de esto, no tengo ningún problema contigo... uh... ¿cómo dijiste que te llamabas?

—Grace —respondió la mujer, y Tessa tuvo que abstenerce de poner los ojos en blanco de nuevo.

Sacudiendo su mano, Tessa asintió—. Tessa.

Harry observó la interacción por un momento antes de intervenir. Dando un paso hacia ellas, extendió sus manos aplacadoramente—. Señoritas, por favor, no peleen hasta que se abra el bar —dijo antes de dirigirse directamente a Grace—. Lo siento, señorita Grace, pero usted es simplemente demasiado bonita.

—Pero Tessa es bonita —dijo Grace, dejando a Tessa preguntándose si debería tomar eso como un insulto o un cumplido—. Miren.

Grace caminó hacia la barra, dejó caer su bolso sobre la superficie recién limpia y comenzó a cantar. Al principio, Tessa no sabía cómo reaccionar, porque incluso el mejor cantante que había escuchado palideció en comparación con la voz de Grace. Era suave, con la melodía de la balada irlandesa que cantaba con un tono fácil, como si fuera algo natural para ella.

Mientras cantaba, se agachó y recogió las escupideras, vaciando su contenido en un cubo que previamente le había quitado a Harry. Ella trabajó y cantó mientras Harry y Tessa miraban en estado de shock. Incluso Tessa nunca había tocado una escupidera en todo su tiempo trabajando para Harry. Cuando terminó, dejó el cubo sobre la mesa y miró expectante a Harry.

—En Irlanda, mi canto los hacía llorar y dejar de pelear —le informó, mostrándole una sonrisa.

Tessa se cruzó de brazos mientras esperaba la respuesta de Harry, porque en lo que a ella respecta, Grace estaba contratada. Mirando alrededor de su pub maltratado, Harry suspiró.

—Espero que sepas muchas canciones.

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