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Dieciseis

-Minho... Minho.

Aquella voz. Aquella persona que traía consigo su castigo, aquél maldito perro que se reflejaba en él como un gran espejo.

Aquella desgracia andante.

Levantó la vista borrosa, sus ojos ardían en furia, lástima y lágrimas, no podía ver aquella cosa de pie frente a él. Tan tranquilo. Tan decidido a buscarlo después de haberle gritado más de mil verdades que ahora se negaba a decir. Aquél animal.

Podía olfatear el aroma a sangre que emanaba.

¿No lo había matado acaso? ¿No había estrellado su cabeza contra el suelo? Tal vez el animal venía a atormentarlo, venía a castigarlo por haber recordado un fragmento de su antigua vida. Tal vez, era un animal que venía a destruir esta identidad. Pero no le serviría, se dijo, no tenía nada que perder ni guardar.

Y es que, si aquél asqueroso animal se atrevía a ponerle una mano de esa forma Minho rompería cada hueso de aquél cuerpito, lastimaría ese corazón y destruiría aquella mente. La arrancaría de su tranquilidad y transformaría lo correcto en incorrecto. La convertiría en una realidad retorcida, en un mundo lleno de desgracias que serían confundidas con la felicidad.

Sonrió. Eso sería tan satisfactorio.

Lo miró. Juzgando con sus ojos aquél animal desubicado, aquél pútrido que se atrevía a querer dañarlo. Observó las heridas que tenía, la piel se cubría de grandes mordidas, de rasguños, cortes. Tantas heridas que se perdió un segundo al seguir el hilo. Aquél cuerpo mutilado. Tan exquisito. Tal vez debería dejar de lado el instinto asesino de reventar su cabeza contra la pared. Tal vez dejaría para después eso y se lo follaría ahí mismo.

Pero seguía siendo Taemin. Y aunque se lo follara más de mil veces, la terquedad del animal no iba a desaparecer.

-Minho... ¿Estás...? -se detuvo, y por un instante pudo ver el miedo en aquellos ojos. Podía notar el cabello cubierto de sangre seca que tenía-. ¿Estás bien?

Apartó la vista, observando el corte en su pierna. La sangre seca cubría la piel por completo, las hiervas que se había puesto le ayudaron lo suficiente para detener el sangrado.

-Ahora estamos cojos los dos. Felicidades Cachorro.

-No... -comentó él frunciendo el ceño-. No te burles de mí.

Minho se volvió hacia el chico. El lugar en donde se encontraban era rocoso, una especie de cueva húmeda y cubierta de musgo. Minho encontraba la mayoría de hiervas medicinales cerca de la zona. Y no pensó dos veces en quedarse ahí.

-¿Porqué... Porqué te fuiste ayer? Desperté y no estabas.

-¿Ayer? Taemin pasaron tres días -susurró, ignorando la sorpresa en el rostro del chico. Vio la confusión en su mirada-. Además, no te interesa si estoy o no cuando despiertas.

-¿De qué estás hablando? Estás lastimado. Por supuesto que me gustaría saber dónde estás, déjame verlo -Minho lo miró acercarse. Rápidamente le puso un alto a Taemin pero este insistió-. Serás idiota, mira si se infectó o algo parecido.

Minho apartó la mano de Taemin cuando este intentó tocarlo. Su cachorro lo miró a los ojos.

-¿Qué te importa? -atacó-. ¿Acaso ahora te interesa si me lastimo o no, desde cuándo tú te preocupas de otro antes de ti? Porque Taemin, siquiera te importó que mis hermanos explotaran en llamas por tu culpa. Nunca te importó nadie. Vete. Puedes irte no me importa.

-Minho... Estoy contigo hace más de diez meses. Eres la única persona con la que hablo al día. Por supuesto que me importaría...

-No. Yo no te importo. Eres egoísta, repugnante. No eres nada más que una cara bonita, no eres nada más que un objeto donde expulsar mi ira y frustraciones. No eres nada para mí, Taemin. Y yo no soy nada que vaya más allá del asesino asqueroso como tú dices que soy.

-... -se quedó callado. Y Minho esperó a que bajara la cabeza y se fuera, como siempre hizo. Sin embargo, lo vio levantar la mirada-. Soy tu animal... Y aunque no quieras, formo parte de tu vida. Soy tu cachorro. Y... No quiero que me dejes solo ahí.

Minho lo miró con los ojos sorprendidos. Mirándolo como si fuera un lunático. ¿Acaso este estúpido no iba a salir corriendo como él habría hecho? Pues no, seguramente mató las neuronas pero no al chico. Tal vez fue un golpe fuerte. Tal vez...

¿Tal vez, Taemin se había olvidado de quién era? Tal vez, ya estaba comenzando. Pronto no recordaría su nombre. No recordaría a su familia. No podría dejarlo. ¿Lo soltaría al mundo de esa forma? ¿Qué haría?

No recordaría nada. Y su identidad no sería nada más que un animal. Su nombre no iría más allá de cachorro. Debía encontrar un nombre para el chico o hacerlo recordar el suyo propio. Debía hacer tantas cosas.

-Taemin... -susurró-. No sabes lo que dices... No eres consciente de lo que dices. Vete, puedes irte. Vete de aquí antes de que suceda algo peor.

-¿Qué puede ser peor que esto Minho? -susurró tranquilo-. Mírame, mira mi piel. Ya no me interesa si me marcas por completo. Puedes hacerlo, no me molesta. Soy tu animal.

-Cachorro... ¿Sabes... Sabes lo que es despertar cada día y ver algo distinto en el espejo? A veces siento que no soy yo, me siento erróneo. Tan sucio, pero un pensamiento llega y me dice que está bien. Que estoy bien y así soy. Pero sé que hay algo en mí que está mal. Y aveces... Temo que sea todo lo que soy.

-Podemos arreglarlo, Minho... Podemos...

-Un día de estos te verás al espejo, Taemin. Te verás y sentirás que ves a un extraño. Y lo sentirás correcto porque alguien lo quiso así. No pensarás en lo que haces.

-No digas eso...

-Tae, no recordarás nada de ti.

-¿Y tú, tú te olvidaste de quién eras? Créeme que yo puedo recordar quién soy. S-sé quiénes son mis padres, recuerdo a mi hermano. Yo... Sé quien era. ¿Pero y tú, Minho?

Negó con la cabeza-. No lo recuerdo.

-Yo... Puedo ayudarte. Puedo... Podemos... -volvió a negar, levantando su cuerpo del suelo. Estaba tan cansado, que se sostuvo de la pared de piedra.

-Taemin... Yo perdí mi identidad. No soy fuerte, no quiero recordarlo. Porque sé que hice algo malo antes de todo esto. Sé que... Mi padre me mandó a ese lugar porque era mi castigo. Hice cosas malas... Y no las recuerdo. Mis hermanos se negaron a contarme, me veían como un monstruo. Cuando volví mi padre me dijo, te lo mereces. ¿Qué me merezco, Cachorro? Entré en esa cabaña apenas recordando quiénes eran ellos. Pero ellos decían ser mi familia. Sabían todo de mí. Estaban conscientes de lo que me hicieron...Ellos... Las personas son malas, Taemin. Son como animales que se matan entre ellos, animales que no les importa asesinar a su propia raza. Y tú... Tú no debes dar otro paso más en este mundo. Te destruirás. Y yo seré el autor de tus lamentos.

-No me importa -susurró el chico a su lado-. Y creo que estoy bastante metido en esto como tú.

-Taemin... Tú no sabes como es tratado un verdadero animal. Lo que hago contigo solo es nada. Nada.

Taemin bajó la mirada, tocando sus manos lastimadas con suavidad. Minho lo veía tan distinto a como lo había conocido. Ya siquiera recordaba la razón de porqué lo tomó. Sabía que fue por sus hermanos. Pero había algo más que lo hacía querer lastimarlo. Tal vez ya se había borrado de su mente.

-Puedo soportarlo -susurró.

-No quiero que olvides tu identidad Taemin.

-Podré soportarlo.

-No son cosas parecidas a lo que hago siempre. Son horribles. No quiero hacerlas.

-Soy tu animal.

-No quiero hacerte eso.

-Quiero ser tu animal. Quiero saber... Hasta donde puedo llegar. Aguantaré, Minho.

Negó con la cabeza. No quería hacerle daño más de lo debido, él solo quería un compañero, sólo quería que sea su cachorro estúpido que se comiera sus frustraciones. No tenía intención de destruir la asquerosa personalidad de Taemin.

-No lo haré.

-¡Aguantaré Minho!

-No sabes lo que dices.

-Te digo que sí...

Se hartó, se volvió hasta el chico y lo tomó del cabello con fuerza. El cuello de Taemin se expuso. Mientras el chico sostenía con ambas manos su brazo. Nunca los ojos de Taemin habían reflejado tanta osadía.

-¿Quieres ser destruido, eso es lo que quieres? ¿Quieres... Que te golpee sin cuidado y que escriba mi nombre con una navaja en tu piel? ¿Quieres eso Taemin?

Apretó con fuerza, Taemin ahogó un gemido y pudo notar la boca entreabierta y el rostro fruncido. Le dolía eso, recordó haberlo golpeado contra el suelo. Seguramente estaba abriendo alguna herida de esa vez en el cuero cabelludo. Pero debía ser duro antes de que el tonto aceptara.

-Aguantaré... -susurró con fuerza, las lágrimas brillaban en sus ojos. Y esas mismas palabras hicieron que Minho retrocediera ante aquél animal. Taemin lo miraba decidido. Minho negó con la cabeza.

-No sabes en lo que te haz metido, animal.

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