Capítulo 2. Loco de Amor
La puerta entreabierta de la Torre de Premios Anuales daba la peor vista qué Pansy podría haber imaginado; en medio de la habitación Draco y Hermione se besaban. Asqueada e indignada salió corriendo de allí.
─ ¡Estúpida Granger y estúpido Malfoy! ─ maldecía por lo bajo, dirigiéndose al gran comedor, mientras su mente trabajaba a mil por hora pensando en su venganza.
Tan distraída iba qué no se percató qué alguien más se dirigía en su misma dirección hasta qué chocó con él. Por su cabello pelirrojo supo de quien se trataba.
─ ¡Weasley fíjate por dónde caminas!
─ ¡Fíjate tú, serpiente asquerosa! ─ le respondió alejándose por el pasillo sin dejar de comer su pan favorito.
Cómo si no necesitase más motivos para enojarse, sacó su varita, sosteniéndola con más fuerza de la requerida, lista para atacarlo por la espalda y hechizarlo hasta hacerlo arrepentirse de dirigirle la palabra. Sin embargo, una idea cruzó su mente y sonrió con malicia imaginando ya su venganza.
─ Vas a pagar, Malfoy─ bajo su varita y siguió al incauto chico, perdiéndose en los pasillos del castillo.
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Separaron sus labios y él no podía estar más embelesado de lo qué ya estaba, sonreía ampliamente con dicha en su mirada. Ella, sin embargo, le miró por unos instantes, perdiéndose en sus ojos grises anhelantes y frunciendo el ceño, desvió la mirada y se levantó en un sólo movimiento. Acto qué el imitó.
Llevó sus manos al rostro, afligida, molesta consigo misma por ese arrebató ─Esto no puede ser…él está enfermo─ se repetía a si misma─ no está en sus cabales…el jamás...es imposible... ¡No! ─dijo sobresaltando al chico.
─No es imposible, Hermione ─ella le vio con los ojos abiertos─ ¡Yo te amo! ¿No me crees? ¡Lo gritaré a los cuatro vientos! ¡Te amo, Te amo Hermione jean Gra…
Le interrumpió tapándole la boca con sus manos ─ ¿Te volviste loco? ─dijo, cada vez más irritada de verle actuar de esa manera─ ¡Reacciona! ─y le cacheteó, arrepintiéndose al instante, pensando qué le podría responder pero eso no sucedió.
Se sobó su mejilla dolorida y le observó con los ojos húmedos en lágrimas qué amenazaban con salir─ Me…pegaste…Me pegaste.
Sintiendo la culpa invadirla, trató de disculparse ─Lo siento, yo soló…
El negó con la cabeza ─eso significa…significa… ¡qué te preocupas por mí! ─dijo como si fuera un gran descubrimiento.
─ ¿Eh? ─ dijo confundida.
─Aún tengo esperanza ─dijo andando de un lado para el otro hablándose a sí mismo ─me cacheteó porque se preocupa por mí y si se preocupa por mi….es porque me quiere…y si me quiere… ¡pronto haré qué me ame!
La joven comenzaba analizar qué tan lejos estaba la puerta, para salir corriendo y buscar ayuda para su compañero─ Malfoy, necesitas ayuda ¿No te das cuenta?
─Me doy cuenta, qué te importa lo qué pase conmigo ¡porque me quieres! ─ dijo esperanzado.
Ella comenzaba a dudar de su estabilidad mental y pensó qué sería mejor no contradecirlo─ Si Malfoy, te apreció…como el gran prefecto qué eres.
─ ¡Esto significa tanto para mí! –chilló de alegría─ sabía qué tu bondad no conocía limites, eres la mujer perfecta para mí, inteligente, hermosa, con un corazón enorme ¿Qué más puedo pedirle a la vida?
─No sé, un pastel de chocolate ─dijo sin saber qué decir.
El rió─ Eres tan graciosa y si hay algo qué amo tanto como a ti, es el chocolate.
─ ¡Por qué no me sorprende!
─Ya sé qué debes estar pensando.
─No lo creo.
El no borraba su sonrisa, le tomó de la mano y se hincó frente a ella guiñándole un ojo─ Malfoy, por favor, levántate.
─Dame un segundo, es necesario formalizar─ contestó buscando entre sus bolsillos.
─ ¡¿Formalizar?! ─dijo alarmada.
Buscó y buscó hasta qué encontró lo qué buscaba: su anillo de esmeralda con dos serpientes engarzadas en él. Hermione le miró estupefacta y trató de retirar su mano pero él se lo impidió ─Este anillo lleva en mi familia por siglos ─dijo colocándoselo en su dedo corazón contra su voluntad ─y ahora es tuyo ─besó su mano con galantería ─ Tuyo por siempre…es prueba de mi fidelidad, de mi compromiso contigo…te lo juro, no te fallaré ─concluyó tan solemne y seguro de lo qué decía qué por un momento creyó en sus palabras y no tuvo corazón para quitarse el anillo.
Suspiró cansada─ Está bien, lo llevaré─ el extasiado le besó fugazmente en los labios.
─No te arrepentirás, es una promesa ─afirmó mirándole directo a los ojos, ella se sonrojó en contra de su voluntad ante la intensidad de su mirada.
Se aclaró la garganta, rompiendo el contacto visual y soltando sus manos gentilmente, le sonrió─ Tengo qué salir un momento ¿me esperas aquí?
─ ¡adonde tú vayas, yo voy contigo!
─No.
─ ¡Sí! , Te seguiré hasta el fin del mundo de ser necesario.
Ella río─ Si, lo sé, pero ¿podrías esperarme unos minutos? ─pidió con su tono más amable y persuasivo ─No tardaré, ¿sí?
─Bien, aquí te espero ─dijo decepcionado.
Ella asintió contenta de poder salir de esa locura ─ ¿Hermione?
─Dime.
Sonrió inocente y señaló sus labios─ Mi beso ─Se quedó perpleja sin saber muy bien qué hacer pero al ver su insistencia, se acercó y le plantó un corto beso en la mejilla.
─ ¡Te amo! ─le escuchó decir antes de cerrar la puerta tras de sí.
Resopló fastidiada y se encaminó a la enfermería; Madame Pomfrey debía saber qué era lo que le ocurría a su compañero de torre. Recorrió el largo camino hasta la enfermería en tiempo record, empujó la puerta y entró colorada y agitada por el esfuerzo. Se llevó una mano al pecho regularizando su respiración.
─ ¿Hermione? ¿Qué haces aquí?
Casi se va para atrás cuándo escuchó su voz─ ¡Ginny! ─su cerebro trabajaba a mil por hora tratando de encontrar una excusa ─ ¿Qué haces por aquí?
Ginny le miró entre curiosa y preocupada, sin levantarse de la cama en la qué estaba recostada, tomando de un vaso, una sustancia nada apetecible a la vista─ Nada aquí pasando el rato ¿y tú? ─dijo con notable ironía.
Le sonrió ─ ¿estás bien? ¿Te pasó algo? ─preguntó preocupada por su amiga, sentándose a su lado.
─Estoy bien, sólo cólicos y esas cosas ─le restó importancia ─ ¿Y a ti qué te trae por aquí? Entraste hecha un vendaval.
─Es Malfoy...esta algo enfermo, creo
─ ¿Y porque no vino él? ─preguntó suspicaz.
─Pues por qué…
─ ¡Oh por Merlín! ¡Por Morgana! ─ gritó la joven señalándola.
─ ¡Ginny! ¡Me quieres matar de un infarto! ─dijo con el corazón acelerado─ ¿Por qué gritas así?
Su amiga parecía haber olvidado sus dolores, ya qué se levantó de un sólo salto─ ¡El anillo de Malfoy!
Al oírla quiso bofetearse a sí misma, por su descuido. "Debí quitarme el jodido anillo" ─pensó.
─No es lo qué parece ─se apresuró explicar ─Mira, Malfoy está actuando muy extraño…dice qué me ─tragó saliva para decirlo─ qué me ama, qué siempre me ha amado y me besó y...
─ ¿Y qué tal? ─dijo expectante con una sonrisa pícara.
─ ¡Por Merlín! ¿Cómo preguntas eso en un momento cómo este?, su salud mental está en riesgo.
─ ¿Su salud mental? ─dijo incrédula─ ¿Acaso eres un trol? ¿O tienes cara de sapo? ¿Por qué es imposible qué te amé?, eres brillante, linda, algo testaruda pero eso ayudará, creó qué podrás domarlo.
─ ¿Domarlo? ─su amiga asintió entusiasmada ─pero es…es…es Malfoy…es odioso, presumido, odia a los impuros...odia a mis amigos… ¡No! ¡Eso no funcionará!
─No lo sabrás sino lo intentas ─le guiñó un ojo─ además por lo qué he visto, está más sólo qué un perro con sarna.
─ ¡Pero de qué lado estas! ¡Es Malfoy! ─recordó con una sonrisa─ debiste verlo, nunca lo había visto sonreír de esa manera tan genuina, tan natural y sus ojos…
─ ¡Te gusta! ─dijo triunfal.
─ ¡Claro qué no!...es guapo sí, pero hasta ahí─ soltó un suspiro y se quedó pensando unos momentos hasta qué su compañera le recordó la razón de estar ahí.
─oye, no quiero interrumpir tus pensamientos eróticos con Malfoy, pero ¿no estabas apurada por buscar a Madame Pomfrey?
─ ¡Ah sí! ─ se levantó como un resorte, directo a su oficina.
─ ¡Amor, amor, amor! ─ canturreó divertida, seguido de un gemido de dolor ─Estúpidos cólicos.
Tras unos minutos Hermione regresó molesta, pues Madame Pomfrey no lo consideró una emergencia y dijo tener casos más urgentes qué atender.
─ Bueno, es qué estar enamorado, no es una enfermedad terminal.
─ ¡Qué no! Él no está enamorado, además actúa como un idiota, cursi, descerebrado ─bufó molesta.
─Espero qué no estén hablando de mi ─dijo una voz a sus espaldas.
─Claro qué no, Harry, hablamos de alguien más─ dijo palmeando un espacio junto a ella─ ¿Lo trajiste? ─preguntó ansiosa.
─Aquí tienes ─le entregó con gustó una caja de chocolates, recibiendo un beso como premio.
Mientras Ginny se devoraba los chocolates, él chico miró a su amiga intrigado ─y ¿quién es el cursi descerebrado, Hermione?
─Nadie de importancia ─dijo restándole importancia con la mano, pero al momento sintió cómo se puso más colorada qué un tomate, al ver cómo su amigo clavaba la mirada en el anillo qué portaba.
Él miraba de Hermione a su novia y viceversa esperando una explicación ─ ¿No es ese, el anillo de Malfoy?
─Si─ contestó con simpleza su novia, dejando a un lado sus chocolates.
─ ¿Y?
─Es obvió, Malfoy se le declaró y le dio su anillo para formalizar la relación─ sus ojos se abrieron en sorpresa.
─ ¿Perdón? ─dijo incrédulo mirando ahora a Hermione ─ ¿Me perdí de algo?
Los nervios no la dejaban explicarse y la mirada ofendida de su amigo no ayudaba ─Mira, no es lo qué parece, él está...
─Loquito de amor, por ti─ respondió Ginny por ella.
─ ¡Qué no!...él está hechizado o algo─ él le miraba más confundido qué antes─ Luego te explicó, ¿sí?
─Pero...
─Por favor ─pidió─ el asintió poco convencido ─voy a buscar a la profesora Mcgonagall, ella sabrá qué hacer ─decidió, encaminándose a la salida.
─Voy contigo, tal vez necesites ayuda ─se ofreció el niño qué vivió ─Es Malfoy, no puedes confiarte, quizá sea una broma de mal gusto o una trampa ─añadió para convencerla.
─Yo también voy ─se levantó Ginny abrazando su caja de chocolates ─ya me siento mucho mejor ─y así ante la incomodidad de la castaña, los tres se dirigieron al despacho de la directora.
Siguieron caminando ante la noche qué ya dominaba el cielo. Sus pasos hacían eco en los pasillos vacíos del castillo. ─ ¿Y dónde está Ron? No lo he visto.
─ Creí qué estaba contigo ─señaló su amigo ─dijo qué iría a buscarte para qué le ayudaras con algunos…
Ella se paró al instante, abriendo los ojos cuán grandes eran ─ ¡¿Por qué no lo dijiste antes?!
─Lo olvidé, ¿Pero qué tiene de malo?
─Harry, ¿es qué no lo ves?, seguramente Ron se encontró con Malfoy─ resopló molesta ─tal vez en este momento estén peleando, tendremos suerte si los encontramos de una pieza ─dijo cambiando de rumbo, ahora camino a la torre de premios anuales, con sus amigos siguiéndole el paso.
─ ¿No crees qué estás exagerando? , mi hermano podrá ser impulsivo, un idiota por andar con Lavander, un insensible, testarudo y algo faltó de cerebro pero─ meditó sus propias palabras unos segundos ─tienes razón ¡Vamos!
Harry sonrió divertido ─Vaya, no lo ayudes, gin
─Bueno, aunque me duela admitirlo es la verdad ─contestó acelerando el paso, para alcanzar a su amiga qué ya iba varios metros adelante─ ¡Hermione, espéranos!
El corazón de Hermione latía con fuerza, tratando de alejar los malos pensamientos de su mente, ya qué se sentía responsable por lo que le pudiera pasar a su compañero de torre." No debí dejarlo soló", sé regañaba a sí misma" ¿En qué estabas pensando?". Seguía con sus reclamos internos hasta llegar a su destino, pero eso lejos de tranquilizarla fue peor, al encontrar la puerta abierta. Sé adentró lo más rápido posible, buscando con la mirada cualquier signo de movimiento, más nada se escuchaba. Harry y Ginny entraron después, ayudándole a buscar.
─ ¡Malfoy! ¡Ron! ─gritaba mientras subía las escaleras qué daban a sus dormitorios─ ¡Malfoy! ─abrió y cerró puertas sin encontrar rastros de él. De prisa bajo las escaleras, con la preocupación a flor de piel─ No hay nadie, arriba─ dijo a sus amigos.
─Aquí tampoco ─dijo Harry ─pero el hombre del cuadro dijo qué un pelirrojo con "problemas mentales" estuvo merodeando por aquí y encontramos esto ─le tendió un pedazo de pergamino arrugado ─le vio interrogante y temiendo lo peor lo tomó en sus manos y leyó en silencio. Su ceño se frunció por completo, levantó la mirada buscando una explicación, pero al ver sus semblantes comprendió qué estaban tan perdidos como ella.
─ ¡Yo no escribí tal cosa! ─dijo agitando la nota con indignación.
─Me has ocultado tu relación con Malfoy…no sé qué creer ─exclamó con reproche en su voz.
─ ¡No hay tal relación, Harry! ─dijo desesperada porque alguien le creyera en lo qué iba de la tarde ─el no contestó, se limitó a voltear a otro lado.
Ginny rodó los ojos y le dio un codazo en las costillas─ ¡ouch! ¿Y eso porque?
─ ¡Es tu amiga Y te necesita! ¡Deja tu enojo para otro momento! ¡Mi hermano y Malfoy pueden estar en peligro! ─él se removió incomodo sin querer dar su brazo a torcer.
─ ¡Exacto!
Después de unos segundos, suspiró resignado─ de acuerdo, sólo espero, qué esto tenga una explicación lógica─ le sonrió agradecida.
─Bueno, ¿qué estamos esperando? Vamos─ apuró, saliendo a toda prisa, dirigiéndose al salón vacío qué indicaba la nota ─Esto no me gusta…No me gusta nada.
─A mí tampoco, Hermione ─contestó su amiga corriendo tras ella.
─A mi menos─ murmuró el chico, siguiéndolas, sin mucho ánimo.
Con cada paso qué daban se acercaban más al salón abandonado y tal vez fueran sus nervios destrozados tras los acontecimientos recientes pero juraría qué escuchó gritos de auxilio, gritos qué clamaban por su ayuda.
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