♡ Capítulo III ♡
La motivación de Rika trabajaba de formas misteriosas.
Para empezar, una semana después de lo ocurrido con Momoe y el masaje, cayó en cuenta de que era muy posible que su crush le correspondiera. Era la primera vez que lo pensaba con seriedad.
No era muy difícil notarlo, después de todo, eran mejores amigas. Momoe era un libro abierto para ella. Sin embargo, la duda era más fuerte que la hipótesis. Pensó que estaba confundiendo las cosas, tal vez Momoe de verdad sólo la veía como una amiga y eso le preocupaba bastante.
Momoe no era hetero o algo así. Hacía ya más de tres años que ella sabía acerca de la verdadera sexualidad de la pelirroja. El problema radicaba en si la veía como sólo una amiga o si, de verdad, podía verla como una mujer hecha y derecha que era.
¿Era posible que entre ellas existiera alguna clase de interés romántico? ¿Alguna chispa? Ésa era la duda que realmente la atormentaba.
—El masaje... —murmuró Rika y luego miró sus manos, pensativa—. Increíble, eso estuvo demasiado intenso para sólo haber sido un masaje.
Llevando la mirada al frente, tomó una decisión: sería ella quién hiciera el primer movimiento.
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Eran poco más de las tres cuando Rika llegó a casa de Momoe.
Suspiró ruidosamente y se acomodó el cabello, además de darse un rápido vistazo en el pequeño espejo que siempre portaba en su bolso desde que tenía catorce. Iba a estudiar arduamente, claro que sí, pero también tenía otras cosas que hacer. Como por ejemplo, aclarar sus sentimientos por Momoe y confesarse.
Porque Kawai Rika no tenía miedo. Por algo era conocida como la más impulsiva de aquel pequeño, pero acogedor y sincero, grupo de cuatro amigas, del cual dos de ellas, Neiru y Ai —ambas relacionadas sentimentalmente—, se hallaban fuera del país por causa de la morena. Pero no era momento de pensar en eso.
Sin perder más tiempo, apretó el pequeño botón del timbre y esperó.
«Hoy es el día», pensó y su resolución se hizo más fuerte. «Hoy acabaremos con esto».
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«Está muy cerca», pensó Momoe. «Demasiado...»
Tras resolver una página entera que correspondía a la guía de un complicado examen de selección múltiple, Rika se acercó hasta donde se encontraba Momoe y, mostrándole sus avances, le pidió que revisara, corrigiera y diera su opinión al respecto.
Todo parecería estar como siempre, de no ser porque Rika, en esta ocasión, invadía su espacio personal a propósito. Estaba tan cerca que su perfume, el cuál de por sí no era nada discreto y olía más que bien, inundaba sus fosas nasales con rapidez.
—Mmmmm, excelente —opinó la pelirroja, en apariencia imperturbable—. Todos los ejercicios están bien, Rika. Has mejorado mucho.
Rika emitió un leve gruñido con la garganta al escucharla, tomó la hoja que Momoe acababa de revisar y la colocó en la mesa; pero ella no se movió de su lugar. Era ahora o nunca. Sintió que debía apurarse, era la quinta oportunidad que tenía en todo lo que iba de tarde y aun así no había podido confesarse todavía. En todos sus intentos anteriores siempre acababa retrocediendo y diciéndose a sí misma que lo haría bien a la próxima.
Eran ya la cinco y media de la tarde. ¿Podría hacerlo esta vez?
Al ver su comportamiento, Momoe levantó una ceja y emitió un leve «¿Huh?» que apenas y se escuchó. Sin embargo, no dijo nada más y se mantuvo en silencio. Sentía que ella quería decirle algo.
Notó que estaba muy rara desde su llegada. Su comportamiento era muy diferente al de siempre. Estaba nerviosa y no hablaba tanto como en otras ocasiones. Aun así, se abstuvo de preguntar por educación. Rika era su mejor amiga, si tenía algo que decirle, lo haría. Mientras tanto, lo mejor sería dejarla estar.
Por su parte, Rika inhaló y exhaló ruidosamente; mantuvo la mirada baja en todo momento. También jugueteaba con el bolígrafo de siempre y Hello Kitty las miraba en silencio desde su posición entre los dedos de la rubia.
—Momo… —dijo por fin—, hay algo que...eh... Yo quiero, uh... —Las palabras no le salían tan fáciles como ella habría querido.
¡Y eso que había ensayado!
Es decir, Rika era excepcionalmente buena expresándose y diciendo lo que pensaba sin importarle nada en absoluto. Decía las cosas como eran realmente y nunca se guardaba nada cuando le tocaba opinar sobre algo o alguien.
‘’Implacable’’ era una muy buena palabra para describirla.
—Es muy probable que...eh... —Rika estaba al borde de un colapso. Aún así decidió continuar—: Tú, yo… es posible que no termine bien —nuevamente, las palabras se quedaban atascadas en su garganta. Tembló y volvió a gruñir de frustración.
Decir aquello no era sencillo.
Por su parte, Momoe no decía nada. ¿Qué iba a decir? Tenía a Rika, intranquila, nerviosa y balbuceante, sentada a menos de treinta centímetros de ella y, ¿qué diablos?, esa actitud se le hacía adorable. De todas formas, tampoco es que estuviera mejor que la rubia.
Sentía que su rostro quemaba y tenía casi diez minutos con el mismo Pocky en la boca. Si había algo que decir con respecto a su situación, entonces que alguien lo hiciera, porque ella no sabía que decir.
Sólo podía esperar un poco y ver qué rayos era lo que le estaba pasando a su mejor amiga. El porqué de su comportamiento y aquello que tenía que decirle, pero no encontraba la forma de hacerlo.
Su ansiedad fue creciendo y ahora también estaba impaciente por saber que era aquello tan importante que Rika debía decirle.
—E-E muy probable que... m-me odies también —advirtió Rika con un hilo de voz. Era la décima advertencia que le daba y aún no le decía lo que tenía que decir. Se veía que el esfuerzo y la voluntad que empleaba para no abandonar aquella misión eran brutales—. Momoe... —Alzó por fin su mirada celeste, incrustándola en las esmeraldas de su amiga pelirroja.
—¿Sí?
Rika tomó una muy honda bocanada de aire y...
—T-Tú me... —el fuerte y molesto ruido de la alarma que anunciaba las seis de la tarde, hora en la que Rika se marchaba a diario porque así lo establecía el horario auto impuesto, llenó la habitación, cortando de cuajo lo que la ex idol quería decir.
—Oh, vaya —Rika se incorporó de un salto, alejándose de Momoe y recogiendo sus cosas a gran velocidad.
Momoe nunca había visto a alguien recoger sus pertenencias con tanta rapidez como la que Rika demostró en ése momento. Lista y arreglada, se despidió de ella, asegurándole que volvería mañana temprano para seguir con sus lecciones.
Una reverencia, una sonrisa, pequeños saltos y la rubia salió despedida por la puerta de la habitación; dejando a Momoe sentada en el mismo lugar, confundida y con sus emociones hechas un desastre.
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Ésa noche, Momoe no pudo concentrarse lo suficiente y, de muy mala gana, se vió obligada a dejarlo por el momento. No podía estudiar sintiéndose así como se sentía. Optó por descansar un poco y recuperar fuerzas. Por primera vez en mucho tiempo, Momoe Sawaki decidió acostarse temprano.
Como dato curioso, ésa noche, Rika Kawai se convirtió en la protagonista de sus sueños.
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