Trece
- Ven, iremos a comer.
Se sienta en el borde de la cama y se coloca su camisa sin molestarse en abrocharla.
- ¿A comer? Son más de las dos de la madrugada.
- Estás que te mueres de hambre y sueño, y no quiero que te duermas con hambre.
Ochako visualiza como este se coloca su pantalón, sube su cierre y trata de arreglar su cabello bastante alborotado.
- Oi -lo llama ella.
- ¿Qué pasa?
Ella se sienta y abre los brazos esperando un abrazo cosa que le correspondió a duras penas quejándose internamente.
- Alístate de una vez.
Uraraka asiente, agarra su remera blanca y se la coloca, abre su armario y de este saca unos shorts bastantes cortos de tela, se lo coloca ignorando completamente estar sin bragas. Agarra su cepillo y arregla su cabellera un poco, al mirarse al espejo ve un poco de su maquillaje escurrido pero nada de que preocuparse o que le espante. Se da la media vuelta encontrándose con el rubio quien tenía la vista fija en ella.
- Estoy lista para comer. -sonríe.
Se pone de pie dejando la diferencia de tamaño entre ambos bastante notoria, había una pequeña tensión entre ambos que fue corrompido por un suspiro pesado por parte de ella.
- Empiezo a sentirme mal por haberme aprovechado de la situación.
- Eso es bastante irónico, yo debería de estar sintiéndome mal.
- ¿Aún piensas que estoy tomada?
- Un poco, pero supongo que te sientes libre por fin.
- Me siento mejor que nunca.
Ja, sonríe para sí mismo sin ser tan notorio pensando un poco en todo lo que había pasado anteriormente.
- Vamos de una vez.
Salen ambos de la habitación procurando mirar en ambos lados, caminan hasta el ascensor en silencio pero no era para nada incómodo, más bien era algo tranquilo y encantador todo eso, aún podían sentir en el ambiente esa calidez de estar a solas.
Las puertas del ascensor se cierran dándole un poco más de privacidad a ambos amantes.
- ¿Ahora que harás? -pregunta el rubio un poco monótono procurando no ser tan obvio.
- ¿Hacer de que?
- Tsk, ¿crees que Deku no vendrá a buscarte?
- Huh. -pone pose pensativa- Lo más probable es que si lo haga pero yo procuraré ser lo más sutil posible y decirle que ya lo nuestro se acabó.
Jm, se mordía la lengua para no decir sus tonterías en un momento así.
- ¿Piensas estar sola por un buen tiempo?
- Sería lo mejor, si me metiera en una relación en estos momentos sería ir en contra de mi misma y reconocer que no he aprendido nada.
No lo entendía bien pero esas palabras le causaban dolor pero cierto alivio en el corazón de piedra de Katsuki.
- ¿Entonces ya no volverás a estar conmigo?
Ochako lo observa por unos segundos.
- No, tampoco quiero que pase eso. Es un sentimiento bastante confuso y de cierta manera me siento bastante mal. -suspira- Dure con Izuku casi dos años y juraba que era con quien me iba a casar pero... rompí nuestra relación y aunque si me dolió un poco no logré derramar ninguna lágrima.
- Fuiste muy fuerte.
- No, no es eso. -sube la mirada- Es que yo ya había dejado de amar a Izuku, yo ya no sentía nada por él.
Las puertas del ascensor se abrieron delante de ellos. La confesión de la castaña lo había dejado un poco desconcertado pero alegre, sentía mucha curiosidad sobre los sentimientos de aquella mujer que lo había encantado de una manera increíble.
Ella sale del ascensor directo a la cocina y él la sigue a paso lento. Llegan, cierran la puerta y se dedica a sacar algunos fideos de la despensa mal ubicados dispuesto a preparar algo sencillo.
Aclara la voz antes de hablar.
- ¿Y en qué momento lo has dejado de amar?
Abre los ojos inmensos y un poco divertida, sentía la curiosidad del chico sobre ella.
- No sabría decirlo, tendría que estudiar nuestra historia para darme cuenta que yo ya no lo amaba.
- Ah.
Tsk, eso no saciaría sus ganas de saber.
Prende la olla llena de agua dejándola calentar por unos minutos.
- Pero no me arrepiento de nada en parte, aunque si me siento demasiado cruel.
- ¿Cruel? ¿Por qué?
Se queda en silencio por unos segundos. Lo piensa.
- No me dolió dejarlo en cambio él si ha sufrido demasiado, y mientras que probablemente se esté lamentando en este momento yo estaba acostándome contigo. Todo en la misma noche.
Si lo pensaba de esa manera hasta Katsuki se sentía un poco culpable, todo pasó demasiado rápido, veloz pero demasiado único. Una sensación de aventura y alegría.
- Pero no me arrepiento de hacerlo.
Bakugou la observa, sus ojos rubí demostraban un poco su confusión.
- No me arrepiento de haber tenido relación contigo, me siento muy feliz, demasiado diría yo, y para mi eso es lo que importa en estos momentos. Es hora de concentrarme en mis sentimientos y bienestar, y yo me siento libre si estás conmigo.
Cierra los ojos lentamente sintiendo como el impacto de esas palabras chocaban contra su corazón alterándolo más.
- ¿Te molesta?
- ¿Huh? ¿Que dices tonta?
Gruñe y procura concentrarse en la olla, vierte los fideos para que estos se cosan. Decide sacar las bolitas de carnes hechas del refrigerador y las va cocinando mientras realizaba la sazón del mismo.
Uraraka se le acerca a paso lento y lo abraza por la espalda y acurrucándose en el mismo.
- Quiero estar contigo, siempre.
Abre los ojos. Se da la media vuelta encontrándose con su mirada deslumbrante.
- Vas a ser mi perdición.
- Lo sé. -sonríe.
Agarra su mejilla y su mentón, aprecia su rostro por unos segundos para luego poder darle un beso. Tiene unos labios suaves y muy fáciles de morder.
- Te quiero. -le susurra la castaña.
- Y yo a ti.
El alivio de al fin poder haber salido de una relación tan poco funcional en su vida era incomparable, y más aún al tener a alguien como Bakugou a su lado que le demostraba que la protegería y niña la juzgaría por sus errores ni imperfecciones. Era un sentimiento verdaderamente extraño pero tranquilizador. Suspira pesadamente y se deja llevar.
- Eres mi héroe. Me salvaste.
- Seré tu héroe, pero también soy capaz de sacrificar el mundo con tal de que no te pase nada.
Fuertes palabras de parte de uno de los más famosos héroes aspirante a ser el número uno pero ciertamente era halagador saber eso.
Se separan, ella sonríe, él gruñe.
Se dedica a terminar de realizar la comida mientras que Uraraka ponía la mesa pequeña que se encontraba en la misma cocina. Si saldrían a comer en el comedor quizás varios de sus compañeros los verían y sería un interrogatorio interminable, y lo que tenía con Bakugou era tan lindo que no era capaz de arruinarlo de esa manera.
Los minutos pasaron y ya cada uno estaba sentado al frente del otro con un plato demasiado apetitoso de spaguetti. Antes de comenzar a comer el estómago de la castaña empieza a rugir más fuerte dando a entender que si estaba muriéndose de hambre.
- ¿A qué hora fue tu última comida?
- En el almuerzo.
- Tsk, si que eres tonta.
La castaña cruza sus brazos por debajo de sus pechos y eleva una ceja demasiado ofendida dando a entender que ese comentario no le gustó nada.
Su mirada desprendía una vibra peligrosa que desvió a Katsuki, frunce el ceño.
- No eres tan tonta.
Elevó más su ceja.
- No eres tonta.
Sonríe de par en par mucho más contenta.
Agarra un par de palitos chino y los usa para poder enredar los fideos, los lleva a la boca y lo saborea con detenimiento.
- ¡Wow! Si que sabes cocinar muy bien.
- Es demasiado fácil.
Ahora es él quien da un bocado tranquilamente a la delicia de comida que había realizado.
- ¿Puedo considerar esto como nuestra primera cita? -sonríe de lado sintiéndose traviesa.
- ¿Huh? ¿De qué tontería estás hablando?
- ¡Vamos! ¿Lo debo de considerar así?
- Considéralo como quieras.
Se queda en silencio sin apartar la mirada del plato. Tenía muchas ganas de decirle algunas palabras pero eso sería abandonar su carácter explosivo y no resistiría esa "humillación".
- No creo que las primeras citas empiecen así. -habla seco.
Abre un poco la boca la castaña para luego sonreír.
- ¿Y eso quien lo dice? Me gusta como comenzó esta cita, es demasiado única y perfecta para mi. Digna para un bello relato de amor escrita en hojas blancas.
Sonríe para él solo, debía de reconocer que en ocasiones Ochako lo dejaba sin palabras con sus ocurrencias pero lo encandilaba. Sube la mirada para poder observarla con mejor detenimiento, si, ella era demasiado perfecta para él, demasiado dulce y amable, preocupándose por otros aún encima por ella, muy contraria a él.
- ¿Un relato de amor?
Su semblante cambió a una avergonzada al darse cuenta de esas palabras.
- No es lo que piensas. -se exalta.
Saca una carcajada demasiado sonora dejando a la castaña un poco confundida.
- Ay, me muero. -se sonroja ella.
- No te presiones, quiero que seas libre y que me digas las cosas sin pena ni mucho menos miedo, dijiste que yo te hacía sentir libre, ¿no?
Lo que daría por congelar ese momento para ambos.
- Si.
Los minutos pasaron y ambos amantes hablaban hasta poder conocer mejor a la persona con quien no hace mucho había hecho el amor. No lo decían pero se gustaban mutuamente y quizás era por la adrenalina de estar juntos o simplemente porque quería divertirse, eso solo lo diría el tiempo.
La charla era bastante amena hasta que sonó el celular del rubio en la mesa. Eleva una ceja confundido. Era demasiado tarde para llamadas. Gruñe y decide contestar.
- ¿Hola?
- Hoooolaaaaaaa Bakubroooo. -hip-
Se golpea la frente con la palma de su mano, esa voz era reconocible.
- ¿Qué quieres, pelo de mierda?
- Solo quería -hip- avisarte que ya nos estamos yendo para -hip- la academia.
- ¿Estas borracho?
- Nooooo -hip-
De fondo se escuchaba a Kaminari cantando a todo pulmón junto a otras voces poco audibles por los tremendos gritos agudos.
- Bakubroooo este vino esta buenísimo.
- No digas estupideces.
- Nos vemos en la academia. -lo ignora y le cuelga.
El rubio gruñe, apaga el celular y lo deja sobre la mesa llevándose toda la atención de la castaña.
- ¿Era Kirishima?
- Si, están demasiados borrachos. Me dijo que ya están viniendo para la academia.
Sin decir más agarra ambos platos vacíos y los coloca en el lavabo dejándolos sucios por el momento, decidiría lavarlos por la mañana.
- Lo mejor será irnos a nuestras habitaciones, si nos encuentran a ambos a estas horas de la noche nos cuestionarán. -se dirige Bakugou a ella.
- ¿No quieres que nos vean juntos? Estuvimos en la fiesta bailando sin separarnos literalmente. -su tono de voz era algo de obviedad.
- Tu no te separabas de mi. -la apunta.
- Ugh, como sea. -frunce el ceño sutilmente- Yo no le veo ningún problema a qué nos vean juntos, ¿o tu no quieres que sepan que estuviste conmigo?
Aprieta los dientes, el atrevimiento de la castaña lo dejaba bastante confundido.
- Lo hago por ti, maldita y tonta cara redonda. No quiero que te señalen ni mucho menos que cuestionen tus decisiones. Estupida.
- Estupido tu. -lo insulta, es cierto que ella no solía decir esas palabras- Escúchame Bakugou, no tengo nada que esconder ni mucho menos le debo cuentas a nadie. ¿De qué me sirve la libertad si igual seguiré dependiendo de lo que dirán las personas?
El rubio se le acerca, ella se coloca de pie estando frente a frente con un rostro desafiante y en un momento rápido Bakugou coloca toda su manos en el rostro de ella apartándola, su cercanía lo estaba poniendo nervioso.
- Como quieras, pero luego no digas que no te lo advertí. -frunce el ceño.
Sacude la cabeza recuperando su orientación al apartar la enorme mano de este. Arruga su nariz. Frunce el ceño. Sale de la cocina a paso firme y decidida.
- Oi, oi, ¿qué haces?
- Me voy para mi habitación, ¿así no quedamos? -se notaba que estaba enfada.
Sale detrás de ella y antes de que llega al elevador logra agarrar su muñeca provocando que esta se da la media vuelta y choquen ambas miradas.
Bakugou cierra sus ojos con fuerzas, suspira. Agarra las mejillas de la castaña tranquilizando su expresión y también la de ella.
- Tonta.
La hunde en un beso sutil.
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