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Seis

El juego fue transcurriendo entre retos y verdades como otro beso entre Monoma y Kendo o hasta uno en donde Kirishima se lo robaba a Bakugou mandándolo a explotar.

Uraraka bosteza estirando sus brazos llevándose la atención de los presente en la mesa.

- Ay chicos, creo que me iré a descansar. -se pone de pie.

- ¿Cómo así? Pero si recién son las doce de la noche. -reprocha Momo.

- Si, disculpen es que me está matando el sueño. Muchas gracias por esta preciosa noche.

Realiza una reverencia y se aleja del lugar sintiendo como la mirada del rubio la estaba devorando. Sale del evento no sin antes asomarse para poder asegurarse que los periodistas se hayan marchado y por fortuna era así. Camina hasta la limosina quien el chofer atentamente le abre la puerta.

- ¿Ya se está marchando, señorita Uravity?

- No, aún no. Un amigo primero vendrá y luego nos puedes llevar a la academia. -sonríe.

Él solo asiente y cierra la puerta al asegurarse que la heroina principiante estuviese adentro. Ochako enciende su móvil al recibir un mensaje, sonríe de par en par al ver quien era.

- En cinco minutos estoy contigo. -repite en voz baja.

Bakugou guarda el móvil y se pone de pie.

- ¡Hey! ¿A dónde andas? -le pregunta Kirishima.

- A tomar aire, el ambiente es muy pesado aquí adentro. -gruñe.

Sale por la puerta trasera del lugar y siente como la brisa helada chocaba contra su rostro relajándolo. Mira su reloj de muñeca, ya había pasado dos minutos. Suspira. Mira a ambos lados procurando no ser visto por nadie y se encamina por el lado lateral del salón. Camina hacia la limosina con las manos ocultas en el bolsillo de su pantalón.

- Buenas noches joven Bakugou. -realiza una reverencia el chofer y abre la puerta- ¿Se marchará ya?

- Si.

Sube al vehículo encontrándose a la castaña comiéndose uno de los chocolates que había en el centro dentro de una pequeña fuente.

- Que puntualidad.

La puerta se cierra y se escucha como el chofer va trotando hasta el asiento del conductor. Arranca el coche y sube el vidrio oscuro que conectaba con los pasajeros por instinto de privacidad.

- ¿Quieres un poco? -le ofrece un chocolate envuelto.

La recibe en silencio, la desenvuelve y de un solo bocado se lo come saboreando el dulce sabor.

- Tiene alcohol. -lo suelta.

Bakugou saca la lengua pero ya era muy tarde para expulsas el dulce. Ella reía.

- No quiero ser la única ebria de los dos.

- Lastima porque yo no tomaré alcohol así esté en un chocolate.

Silencio, un poco incómodo. No sabían como empezar la situación por la que se encontraban ahí ni tampoco quería forzarlo. Ella suspira.

- Si no quieres estar conmigo, entiendo. -empieza ella- Debes estar pensando que hago todo esto por el despecho que siento y el alcohol en mi sistema.

- Lo que me tiene mal es que no estás consiente.

- ¡Si lo estoy! Es solo el calor del momento que hace que haga este tipo de cosas, y me gusta, y quiero hacerlo. Estoy decidida.

Sube la mirada topándose con la de él quien solo observaba el paisaje a través de la ventana dándole la espalda. La castaña suspira sintiéndose tonta. Decide hacer lo mismo que él, pero la detiene.

- Ven acá.

Jala su brazo delicadamente y la rodea sintiendo como su cuerpo se tensionaba. Ella se acurruca y cierra sus ojos. Estaba cansada.

- ¿Tienes sueño?

- No, no... -bosteza.

Tsk. Mira nuevamente el paisaje y al cabo de unos segundo a ella quien estaba muy cómoda descansando. Gruñe.

- Bakugou.

- ¿Si?

- Gracias por cuidarme hoy. A pesar de haber tomado y aprovecharme de ti.

La aferra más a él. No dice nada. Minutos después la limosina se estaciona y la puerta es abierta delante de él.

- Hemos llegados jóvenes.

Katsuki suspira viendo como no tenía rastros de despertar. La acomoda delicadamente entre sus brazos y con un poco de dificultad sale del transporte con ella acurrucada en el pecho.

- ¿No quiere que le ayudemos, joven Bakugou?

- No.

Entra a la academia, de ello va directo al ascensor, aprieta los botones, llega a su piso y entra a la habitación de Ochako dejándola recostada sobre su cama pero ella no se separaba de su agarre.

- No te vayas. -bosteza.

- Estaré sentado aquí cuidándote. -gruñe sintiéndose tonto por decir eso.

Lo suelta.

El rubio empieza a quitarle los tacos lentamente y los deja sobre su zapatero. Estaba por taparla con su sábana pero ella gruñe.

- El vestido me está incomodando demasiado.

Abre los ojos sorprendido. El rostro de la muchacha estaba soñoliento y muy cansado, ni siquiera abría los ojos.

- No puedes cambiarte, te caerás en el intento. Estás en pésimas condiciones.

- ¡Oi! -frunce el ceño- Me esta apretando.

Maldita cara de ángel, piensa.

Con toda la paciencia del mundo la asienta sobre el borde de la cama y le baja el cierre lentamente ubicado en su espalda, sus ojos saltaron a la vista de que no usaba ni un tipo de brasier.

- Estás por desnudarte enfrente mío.

- Lo sé, pero ya conociste mi cuerpo ahora solo lo verás con más detalle.

La coloca de pie y deja caer todo su vestido hasta el suelo. Estaba muy hermosa ante la única luz que entraba por la venta y era de la misma luna, sus senos bien formados al igual que su abdomen, utilizaba unas bragas negras pero la vista de sus piernas era fascinante. Se da la media vuelta rápidamente y saca una remera blanca grande de su armario.

- Sube los brazos.

Ella se sienta en el borde y sube los brazos como si se tratase de una niña. Le coloca su remera tapando toda la vista que ella le brindaba.

- ¿Estás más cómoda?

Sonríe y asiente con la cabeza. La recuesta y la tapa. Se quita el saco y lo deja sobre una silla para luego sentarse sobre ella. Suspira alborotando su cabello liberando la confusión que sentía en esos momentos.

- B-Bakugou. -lo llama con una voz muy débil.

Inmediatamente se pone de pie y se le acerca.

- ¿Qué pasa?

- Estoy muy caliente.

Pasa su mano por su frente confirmando que lo que decía era verdad.

- Debe ser porque tomaste demasiado, te preparare la ducha.

- No te tardes.

Se encamina hasta su baño y abre el grifo dejando salir el agua tibia. Se remanga la camisa para poder evitar salpicarla. Pasa la mano de vez en cuando por la tina hasta que se llena, cierra la llave, agarra una toalla blanca y se seca las manos, al hacer este acto se mira al espejo. Gruñe.

- ¿Qué mierda estás haciendo aquí? -habla al espejo.

Se mantiene con la misma postura desafiante pero la respuesta era demasiado simple: es Uraraka.

Sale del baño.

- Oi, ya está la ducha.

La ayuda a ponerse de pie y luego adentro del cuarto de baño le quita su remera. Coloca un pie sobre la tina y luego el otro, se sienta sacan un jadeo de relajación. Bakugou se sienta en la taza vigilándola.

- ¿Por qué aún sigues conmigo?

- No preguntes, tonta.

Agarra un cuenco, saca agua y lo derrama por sus hombros, su espalda y sus senos.

- Ahora va la cabeza.

Llena de aire sus grandes cachetes y cierra los ojos. Bakugou deja caer una buena cantidad de agua sobre su cabeza mojando la por completo.

- ¿Te sientes mejor?

- Mucho mejor.

Salen de la ducha, empieza a pasar la toalla seca por todo su cuerpo admirando en el proceso su belleza natural. En todas sus versiones ella es hermosa.

- Tendrás que ponerte otras bragas, estás están mojadas y te puedes enfermar.

- Ponme la remera y yo me quitare la bragas.

Hace caso y se la pone. Se da la media vuelta para darle la privacidad necesaria. Ella se quita las bragas y las deja sobre su cesto de ropa sucia, se mete entre las sábanas.

- ¡Lista!

Se sienta sobre el borde de la cama y pasa su mano por su frente.

- Ya no estás caliente.

- Wii. -sonríe.

Que tierna.

- Duérmete.

- No, no. Esa ducha logró despertarme. Quédate conmigo.

Uraraka se mueve un poco más hacia el lado contrario, se sienta dejando su espalda caer sobre el respaldar de su cama. La duda por unos segundos pero termina también sentándose sobre el espaldar con las piernas colgando fuera de la cama.

- Gracias por quedarte conmigo.

- No es necesario.

- Pero yo quiero hacerlo. Deja de ser tan duro.

- Ugh. Ok, recibo tus agradecimientos.

- No, aún me falta.

- ¿Huh?

Se le acerca sin permiso y le da un beso en la mejilla sonrojándolo un poco.

- Gracias, Katsuki.

Lentamente dirige su mirada hacia ella.

A la mierda.

Agarra su mentón y la beso feroz, no podía ocultar el hecho de que la castaña lo había provocado en esa fiesta y aunque piensa respetarla se moría por probarla.

Uraraka le corresponde, primero sorprendida pero luego se deja llevar. Coloca ambas manos alrededor de su nuca en busca de profundización. Era un baile entre ambos labios y se mantuvo así por largos segundos excitándolos más.

- B-Bakugou.

- ¿Mmmm?

- Estoy caliente.

Una sonrisa de par en par bastante maliciosa se le formó en el rostro del rubio. Su imaginación volaba y no dejaría pasar esa oportunidad.

- ¿Estás caliente, cara redonda? -finge empatía.

- Estoy muy caliente, y tu eres quien me provoca todo esto.

Se sienta sobre sus piernas llevada por la excitación. Empieza a bajar el cierre de su pantalón.

- ¡Oi, oi, oi! Estás muy emocionada.

- Lo sé, es que quiero sentirte.

Los ojos rubí le brillaban y no hace más que quedarse en silencio viendo lo que ella hacía. Le baja un poco el pantalón viendo el bulto de su miembro siendo atrapado por su ropa interior.

- Tu también estás muy emocionado.

El rubio se sonroja levemente. Uraraka lo besa.

- Esta noche serás mío.

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