Quinto: "Vino de Sangre y Lágrimas de Ángel"
Cierro mis ojos en lo que camino al centro, me mentalizo para entrar en el personaje. Le entrego mi papel al director Leopold, el cual acomoda sus lentes y analiza la versión final de mi trabajo. Tuvimos tres semanas para realizarlo, no dormí en tres días hasta que estuviera perfecto, y nos evaluaba en individual nuestro borrador. Me acerco a la marca del escenario, las luces me inundan y comienzo por presentar su título: "Vino de Sangre y Lágrimas de Ángel". Con el género más clásico del teatro, tragedia.
Miro de reojo a mi lado, el director Leopold le dice algo al profesor Alaric, lo cual me intriga el saber si tuvo la oportunidad de leer mi escrito y haber comedido con éxito mi plan. Relato el primer diálogo de mi monólogo y me dirijo al público para romper la cuarta pared, replicando los movimientos de las acotaciones descritas:
"¿Crimen pasional o justicia divina?". (Se ríe con una mezcla de histeria, frialdad y locura, resultando tenebrosa). "Lo que sé, es que el amor... Es peligroso. ¿O qué pensarían al contarles mi trágico destino?". (Una expresión de tristeza se disfraza con una sonrisa forzada). "Mi esposo el inigualable Lysak Volkov, me fue infiel con un joven de la servidumbre de la familia, Lysandre Miroslav. ¿Pueden creerlo? A mí, Seraphina Volkov. En nuestra propia y repulsiva alcoba. Dos días después de casarnos cuando literalmente, crecimos juntos". (Ríe con una tristeza profunda, expresando su dolor al llorar, también hay asco en su tono). "¿Qué habrían hecho ustedes? Al menos, en su sano juicio. ¿Gritar? ¿Llorar? Yo decidí actuar. No me justificaré al contarles lo que yo hice". (Se limpia las lágrimas, comienza a caminar en círculo y a sonreír con orgullo, una expresión que evidencia su locura. Su entonación es vívida, recordando el momento). "Primero, los envenené a ambos en la cena. Fue emocionante el verlos retorcer de dolor al presionarse el pecho, hasta que su corazón dejara de latir, tal y como mataron el mío." (Mira al público con total tristeza y seriedad). "El vino tinto era tan dulce como saboree la venganza, así que me propuse a realizar mi propia marca personal." (Su expresión cambia radicalmente, sus ojos se iluminan como si fueran fuego y su sonrisa es retorcida). "Segundo, les saqué el corazón. No era precisamente como imaginé que sería uno, y fue difícil con un cuchillo de plata. A pesar de que mis movimientos eran agresivos provocados por la combinación de odio y dolor que ardía en mi ser, tardé más de lo esperado e hice un desastre en mi hermoso vestido rojo, que se pintó de un color aún más precioso con su sangre.". (Ladea la cabeza con ingenuidad hasta que vuelve a sonreír con naturalidad). "Tercero y por último, aplasté, arranqué y mastiqué sus cálidos y aún palpitantes corazones. La textura era interesante, el hierro gobernaba el sabor de mi boca, ahora que lo pienso... Debí cocinarlos, sin embargo, ansiaba un vino fresco. El cual transformé con su sangre y mis lágrimas, una obra maestra. Al nivel de los mismísimos ángeles". (Eleva los brazos con grandeza, presentando al público una copa imaginaria, en honor de un brindis). "¡La maldición de los Volkov! El no saber sentir lo que es el amor, incluso al comer sus corazones. Solamente para poder sentir algo." (Bebe de su copa con gestos delicados mientras su mirada está vacía mirando al público). "¿Qué importa el amor cuando tu sangre lleva la marca de una maldición?". (Se hace un silencio ceremonial, incómodo, largo, antes de dejar caer la copa creando más dramatismo e intensidad en la escena, como si ello no fuera suficiente, deseando más. A la par que una lágrima cae). "Ahora sé que el amor no se siente; el amor se devora. Y, aun así… Mi oscura y maldita alma sigue vacía".
Mi interpretación llega a su fin, regreso a ser Alina Rubinblod, hago una reverencia en agradecimiento como si fuera el final de una función y mi euforia se desencadena. Los aplausos se hicieron presentes. La sensación en mi pecho me llena el alma entera, dándole razón a mi existencia en este mundo. Es un momento mágico en donde la apreciación y reconocimiento de los espectadores, es mi recompensa a mi arduo trabajo hasta el momento, se maximiza la sensación de dicha como cuando presenté mi primer monólogo y realicé mi primera obra de teatro, sin embargo, ahora es diferente, me siento más fuerte, otra versión superada y con más experiencia en escena. Al mirar a mis superiores, me aplauden y en su expresión hay orgullo, es todo lo que necesito para seguir adelante.
Es como si en el escenario me sintiera finalmente viva, completa, espléndida. Descarrilar todo lo que no logro sentir en mi propia persona, es emocionante y desafiante a su vez, enriquecedora, una sensación sublime.
La aprobación del director Leopold al darme la mano con elegancia por mi arduo trabajo y la sonrisa genuina del profesor Alaric, me hacen sonreír dichosa, con amplitud, feliz, como no estoy acostumbrada. Podría hacer esto por siempre, durante toda la eternidad.
El director Leopold me comienza a evaluar y a acentuar en qué aspectos puedo enfatizar y profundizar para una actuación aún más impecable, asiento accediendo a su crítica constructiva a la par que sonrío alegre al elogiarme por mi talento y detalle en cada movimiento.
—Se nota que puliste la suavidad de tus gestos y movimientos, a pesar de ello, debes ser menos abrupta con los cambios de expresión, en ciertos momentos logré sentirlo forzado—su voz es tranquila, sus palabras llenas de sabiduría por empirismo son profesionales, y me indica moviendo sus grandes manos. —Avanzaste muy rápido, sigue así, señorita Rubinblod.
—Sus palabras son un honor y placer escuchar—le sonrío con gratitud y miro un segundo al señor Alaric el cual no dice palabra alguna. —Le agradezco su tiempo y dedicación en enseñarme y dirigirme. Me retiro.
Su "Adelante" y palmadita en el hombro, me hace sentir en la gloria, sin importar que el hombre al lado suyo, fuera rígido. Eso lo arreglaremos después.
Mis compañeros me elogian, incluyendo a Oskar Moroz:
—¡Fue impecable, Rubinblod! Hasta podrías ser la suplente en el protagónico si sigues así, me has dejado impacto.
Eliska se mueve y me aplaude con una sonrisa que muestra resignación.
—Te lo agradezco—le respondo con cortesía y es cuando decido aprovechar el momento. —Incluso esta temporada podría tener el mismísimo papel protagónico, ¿no crees?—miro a Eliska quien está seria y después regreso a mirarlo a él quien se queda boquiabierto por mi reacción, ríe burlándose de su prima.
—Es un hecho—añade aludiendo a mi capacidad.
Eliska lo mira con desaprobación y se dirige a mirarme a mí con una sonrisa la cual parece de admiración.
—Gran trabajo, Alina. Encarnaste de manera magistral el personaje, felicidades.
—Significa mucho para mí, muchas gracias. Tú también lo hiciste espléndido, tu talento y dedicación es inigualable. Le diste tu toque—le regreso la sonrisa y en ese preciso momento, no hay tensión, simplemente compañerismo y admiración mutua.
Es el turno de Liora y ello me hace reaccionar y moverme a mi lugar, me despido con cortesía y sigo mi camino para apreciar su actuación. Nos encontramos y luce pálida.
—Eres mi inspiración, Alina. Haces tuyo el escenario con tu aura, ahí es donde perteneces—me elogia y al tenerle cariño, su felicitación es más personal, única.
—Y ahora eres tú quien le mostrará al mundo de lo que eres capaz con esa mente creativa y originalidad que te representa. Rómpete una pierna... ¿O debería decir "mucha mierda" para desearte suerte?—al hacerla sonreír recordando lo que nos han enseñado en clase, se reduce por un instante la tensión que sentía.
—Prefiero la primera—me roza la mano al pasar y sigue hacia adelante antes de que le llamen la atención, sus pasos son apresurados como si quisiera terminar lo antes posible con esta agonía.
Regreso a mi asiento acolchonado y observo con atención a Liora subir las escaleras, entregar su trabajo y antes de dirigirse al escenario, intercambia palabras con el director y su papá, luciendo más en su estado natural.
Bostezo con cansancio, ahora que mis niveles de adrenalina bajaron, el sueño quiere invadirme. Y el estar en paz y quieta en mi lugar, lo empeorará.
Realizo respiraciones y bebo agua para evitar dormirme, Liora por fin está por empezar, sus nervios son evidentes lo que me deja inquieta. Su interpretación comienza y le tiembla la voz, al igual que sus manos. Hace una pausa drástica, cierra los ojos y niega, como si no pudiera ver por un instante, al regresar a mirar al frente, sus piernas parecen debilitarse como si fuera a caerse. Mis ojos se abren con sorpresa, los demás también se preocupan haciendo un sonido en masa, y es cuando decido levantarme e ir a su lado.
No tarda en mostrarse agitada haciendo respiraciones, sin embargo, mira al suelo y sale corriendo con lágrimas en su rostro las cuales quita con agresividad, avergonzada. Corro detrás suyo, es rápida, y se encierra en los camerinos.
—¡Liora!—toco la puerta acudiendo a ella y al escucharme, deja salir su llanto. En cuanto abre la puerta, se deja caer en mis brazos, aferrándose a mi cuerpo.
La abrazo de vuelta y le acaricio la cabeza, repitiéndole que todo está bien para poder tranquilizarla. Cierro la puerta como puedo, consiguiendo mayor privacidad.
—Soy ridícula, una fracasada que aspira en lo que es miserable. Es un error que esté aquí, no sirvo para esto, soy una patética—sus palabras son fuertes, llenas de rabia, siento la frialdad de sus lágrimas humedecer mi camisa.
—No es cierto, fue un ataque de pánico escénico. Le puede suceder a cualquiera al exponerse a tal magnitud, escúchame—reniega y yo le sostengo su rostro con delicadeza, está roja, me mira destruida y acaricia mis manos. —Estás aquí por tu propio mérito, por tu capacidad, te ganaste tu lugar entre más aspirantes. No permitas que el miedo te domine, una emoción. De ahora en adelante, recordarás lo que sucedió como una oportunidad de cambio, no como una atadura por la cual debas rendirte, ¿entendiste?—asiente como una niña pequeña que necesita cuidado, vulnerable, con cierto brillo en sus ojos.
Le sonrío y me acerco a besarla con delicadeza, cierra sus ojos y en ese momento, me doy cuenta del tremendo poder que tengo en mis manos. Lo que represento para ella, el poder de controlar, manejar y destruir a mi paso, lo que es una enorme responsabilidad la cual debo mantener con cautela.
Nos interrumpen al tocar la puerta, se escucha la voz del señor Alaric y es cuando nos separamos, dejándolo que ahora él le brinde consuelo.
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