5._Disparo
El baile para los dos terminó en ese instante. La expresión de Zarbon fue de una sorpresa bastante desagradable. Si bien él venía pensando que los ojos de la mujer estaban puestos en un puesto más alto, no imaginó que fuera en el suyo y menos que se lo manifestara de esa forma tan directa. Sin embargo, acabó por sonreír de manera arrogante y retomar la danza guiando los movimientos de la mujer de manera más energica, más rápida.
-No tienes lo que hace falta para sustituirme- le dijo en un giro que le permitió dejar a Mary de espaldas a él- Inténtalo y verás a lo que me refiero- agregó y se apartó de ella.
Mary se quedó un momento colgada de esas palabras, pero al girarse hacia él se sonrió. Él tenía razón. Ella no tenía lo que se requería para estar a la derecha del emperador, pero podía conseguirlo. Podía modificarse, adaptarse, aprender y eso era algo que ella amaba hacer. Era como un juego de estrategia.
Freezer vio a su asistente regresar a su lado con una semblante que dejaba ver bastante el enfado que le provocó la mujer, mas cuando le consultó que había pasado con la sommelier Zarbon contestó que ella no bailaba bien. Desde luego esa respuesta no convenció al emperador que no perdió oportunidad para hacer un sarcástico comentario a su asistente que se tuvo que aguantar la fina, pero nada agradable jugarreta verbal.
Mary volvió a sus ocupaciones, no volviendo a dejar su puesto ni sus deberes hasta que la fiesta terminó. Al día siguiente la gira del emperador iniciaría temprano, por lo que decidió irse a descansar en cuanto tuvo la oportunidad. Dormir en esa habitación se había vuelto complicado después del incidente con aquel sujeto, pero en esa oportunidad apenas puso la cabeza en la almohada se durmió.
Cerca de las siete de la mañana la comitiva de Freezer partió a la estación de trenes. Allí había un ferrocarril acondicionado para prestar al emperador toda la comodidad y seguridad necesaria. Mary estaría en el carro comedor gran parte del tiempo, mas también se le había asignado la tarea de manejar la bodega destinada a la alimentación de Freezer y sus asesores. A la mujer la opulencia de aquel tren la dejó encantada. Amaba viajar en ferrocarril, pero ese estaba a otro nivel.
Berryblue, la encargada de la seguridad, contaba con un vagón para ella y su equipo. Estaba pasando el carro de la bodega. Zarbon también contaba con un espacio propio rodeado de lujos y algunas excentricidades. La locomotora tenía que contar con una enorme fuerza para arrastrar toda esa riqueza, de norte a sur, por todo el imperio suponía Mary que pasaba su tiempo libre en el último carro viendo las vías que quedaban atrás. Una de las tareas de Zarbon era manejar el itinerario y lo tenía muy bien planeado. Era bueno en eso. Conocía al emperador desde hacía años y era un excelente guardaespaldas. Mary sabia lo difícil que sería derribarlo de su posición, pero eso hacia todo más interesante y en la soledad de ese espacio consideraba sus opiniones.
Freezer recorría su imperio constantemente. Era raro que pasará mucho tiempo en casa. Le gustaba asegurarse de que todo estuviera marchando bien, como él quería, y desde luego disfrutaba de poner en su lugar cualquier cosa o persona que fuera en contra de sus leyes y deseos. En ocasiones ese sujeto era realmente escalofriante para Mary. Ese primer día, a media tarde, la mujer le llevó una botella de vino como era costumbre, pero en esa oportunidad lo encontró de muy mal humor recibiendo una reprimiendo injustificada además de por poco ser golpeada por la cola del emperador. Por evitar el impacto Mary dejó caer la botella de vino que estalló en el suelo dejando decenas de fragmentos sobre la alfombra. Aquello empeoró el ánimo de Freezer que le gritó reclamandole su torpeza. Zarbon, que era con quién el emperador había estado discutiendo, se sonrió con una complacencia oscura al presenciar esa escena.
-Le ruego me disculpe- le dijo Mary mientras apoyaba una rodilla en el piso para levantar los cristales, uno por uno, con sus pálidos dedos.
En esa desventajosa posición Freezer se le hizo más grande y no pudo evitar sonreír divertida por eso.
-¿Te parece gracioso haber tirado mi precioso vino?- le cuestionó el emperador en un tono bastante amenazante- Veremos si piensas igual cuando...- decía Freezer, pero la risa clara y fría de Mary lo silencio.
-Lo siento- se disculpó la mujer levantándose con la bandeja llena de cristales rotos en la mano- Es solo que desde ahí abajo usted se veía enorme- le dijo medio riendo.
Zarbon lució un tanto asustado ante esa declaración. Y es que todo el mundo sabía lo sensible que era Freezer con su escasa estatura. Nadie en su sano juicio se hubiera atrevido a hacer algún comentario al respecto y menos a reírse delante de él. La única capaz de hacer eso era Berryblue, pero eso porque la mujer llevaba al servicio del emperador tanto tiempo que prácticamente él creció con ella.
-Esta mujer está demente- pensó Zarbon.
-Todo es cosa de perspectiva, de posición, del lugar que se ocupa en el mundo- continúo Mary aprovechando que Freezer no salía de su estupefacción- Y la suya es la más alta- agregó viendo de reojo hacia el periódico sobre la mesa, que parecía el origen del nefasto ánimo del emperador.
Por lo poco que Mary tuvo oportunidad de oír, antes que Freezer le gritara, había una sátira en el periódico respecto a su estatura y la proporción de su imperio. Más tarde la mujer se enteraría de todo el lío riéndose para sus adentros, pero en esa oportunidad prefirió hacer gala de su mejor talento.
-En mi opinión si bien no es algo que deba ignorar tampoco es algo a lo que le deba brindar demasiado interés- concluyo Mary inclinando ligeramente la cabeza para señalar iba a retirarse.
-Tienes razón sommelier Mary- exclamó Freezer tras una breve reflexión- Al fin estas tiras cómicas no son más que un intento mediocre por ponerme a su nivel.
Freezer continúo hablando al respecto, pero Mary no le prestó demasiada atención. Una de las cosas que la mujer había observado del emperador era que tenía dos vulnerabilidades casi ridículas. La primera era la sensibilidad respecto de su estatura y la segunda lo rápido que se frustraba cuando las cosas no salían como él esperaba o quería, llevándolo a realizar acciones desproporcionadas y hasta algo paranoicas. Su sobre reacción a la tira cómica era un buen ejemplo de todo eso. Y es que el periódico no se iba a quedar sin un buen castigo de su parte, mas con la cabeza más fría su represalia aunque cruel fue mucho menos masiva por lo que no hubieron tantos daños colaterales. Mary logró devolver la calma al emperador con una acción temeraria que fue reírse de él y con unas palabras elocuentes. Ese día Zarbon supo estaba frente a un enemigo que aunque menos preparado y débil que él, podía volverse un enorme problema.
Freezer solía rodearse de los mejores hombres, a su servicio, que solían provenir de países caídos en que ocuparon altos puestos, por lo que también eran gente con buenos modales. Mary tenía solo lo último, pero desde ese día Freezer comenzó a mantenerla presente más tiempo cuando estaba discutiendo algún asunto importante. Él sabía Mary prestaba atención, aprendía conforme oia y veía, por lo que su instrucción estaba siendo hecha de un modo muy cómodo para todos excepto para Zarbon, al que la presencia de la mujer le era una auténtica molestia.
El viaje en tren seguía su curso sin prisa. Los paisajes que Mary veía por su ventana eran muy hermosos y a menudo se perdía en ellos. No hablaba con mucha gente ahí. Sus interacciones solían ser con los empleados y el emperador, pero de forma bastante limitada. Parecía haberse ganado un poco de la simpatía de la jefa de seguridad que en ocasiones hablaba con ella, pero en ese lugar cosas como la amistad no existían. Allí todo se reducía a quien tenía el poder y quienes a su servicio. Mary sentía iba desprendiéndose de su lado más sensible día tras día y esa noche lo confirmó de un modo aterrador.
No era raro que al termino del día Freezer pidiera una copa de vino para relajarse y esa jornada le solicitó a Mary una botella especial. Una tan vieja que solo podía ser abierta por el método de la tenaza caliente. Hacia mucho, pero mucho tiempo que Mary no hacia algo como eso. Mientras fue sommelier en un prestigioso restaurante solo en una ocasión destapó una botella de reserva de tan alta categoría. Era un procedimiento delicado, ceremonioso que Freezer presenció con altas expectativas. Como de costumbre Zarbon estaba ahí también. Era raro que el emperador estuviera solo.
El vagón aquel había sido acondicionado como un estudio. El movimiento del ferrocarril era prácticamente imperceptible y de no ser por las luces que pasaban por las ventanas, Mary hubiera olvidado que estaba en un tren. Era casi media noche. Por la escueta conversación que sostenían esos dos, la mujer se enteró estaban trabajando en un discurso para exhortar a las tropas en su invasión al país de la frontera norte. Freezer no era demasiadas palabras así que el texto era corto. A Zarbon parecía gustarle, pero el emperador no estaba muy seguro por lo que se le ocurrió leerlo a la muchacha.
-Contundente- fue el lacónico comentario de Mary al terminar de oír el discurso.
-Yo lo siento demasiado suave. A las tropas hay que hablarles...- decía Freezer, pero en ese momento la alarma de seguridad se activo.
Mary no tuvo tiempo de dejar ese vagón. Una vez el protocolo era activado las puertas se cerraban de manera automática. Eran blindadas, lo mismo las cortinas metálicas que cubrían las ventanas. Zarbon fue informado de lo que estaba sucediendo mediante el comunicador que siempre llevaba en la oreja y por su expresión la situación era bastante grave.
-Una tropa de asalto subió al tren- exclamó sacando su arma de debajo de la chaqueta.
-¿Una tropa de asalto? ¿Cómo es eso posible? Se supone estamos siendo escoltados por media docena de helicópteros de combate. No podrían haber abordado el tren a la velocidad que desplaza por tierra- exclamó Freezer con cierto disgustado, pero bastante calmado considerando los eventos que estaban sucediendo.
Zarbon lo escuchó un poco nervioso, pues se él también tenía responsabilidad en lo que estaba sucediendo. No pudo responder por estar oyendo lo que estaba pasando y porque la atención de todos se la llevaron los disparos que provenian de los vagones de atrás y de adelante.
-Son una alrededor de treinta hombres y por su vestimenta parecen ser parte de los rebeldes saiyajin, señor...
-Solo esa gentuza puede ser así de atrevida y estúpida- exclamó Freezer que fue hasta una pintura en la pared para levantarla y extraer de ella una especie de armadura. Mary había visto a algunos hombres portarla bajo la ropa- Treinta hombres no debería ser capaz de llegar hasta aquí y si lo hacen tendrás mucho por lo cual preocuparte, asistente Zarbon.
Una explosión de oyó en la parte de adelante y todo el vagón se sacudió. Mary pegó la espalda a la pared poniendo su mano en la empuñadura de la pistola que siempre llevaba consigo y se aferró a ella. Si esa gente entraba dispararía a todo lo que se moviera. Cualquier colaborador de Freezer sería abatido. Tuvo miedo y cuando la puerta voló en pedazos sintió terror. Cayó sentada en el suelo y se acurrucó ahí apretando la pistola entre sus manos viendo todo como en cámara lenta. Siempre creyó que eso era mentira, pero no. Realmente ese cruce de fuego sucedió en un tiempo diferente para ella. Uno más lento. El sonido de la batalla era fuerte. Las armas que portaban esos sujetos eran de alto calibre y disparaban ráfagas capaces de hacer astillas los muebles, sin embargo, para Mary todo ese ruido se oía como debajo del agua. Zarbon tenía razón. Ella no estaba lista para ocupar su puesto que si bien podía considerarse privilegiado también conlleva una enorme responsabilidad y un gran riesgo. Había que tener un temple muy especial para estar allí.
Los hombres querían matar a Freezer. Eso era lo único que deseaban y no les importaba matar a cualquiera que se interpusiera. De los treinta solo ocho llegaron ahí, pero armados hasta los dientes. Mary no vio todo lo que pasó o lo hizo, pero su mente no lo proceso en ese momento. Nadie parecía notar su presencia. Eso sí lo advirtió y le causó un poderoso enojo. En ese momento le fue imposible explicar porque al saberse invisible experimento tal furia, pero eso le dio los bríos para ponerse de pie y disparar al primer hombre que vio. El tipo estaba de costado a ella, no la vio y recibió el tiro en su rodilla cayendo sobre esa pierna para ser rematado por Zarbon. Era una perdida de tiempo disparar al tórax porque posiblemente llevaba un chaleco antibalas u otra protección así que tal como se lo enseñó Berryblue, Mary primero derribó a su blanco. Había estado practicando en sus ratos libres. Afinó su puntería, aprendió a sostener mejor su arma porque sabía le sería útil. Cuando ese sujeto cayó, una mujer apunto a Mary, pero por suerte la muchacha disparó primero y lo hizo directo al rostro. Como tenía un casco considero un desperdicio atinar a la cabeza. El rostro era más efectivo y estaba expuesto. La mujer cayó de espaldas soltando un chorro de sangre pequeño, pero que para Mary fue como una cascada. No murió producto de ese tiro. Su cuerpo quedó sacudiéndose como un pollo decapitado súbitamente hasta que ella la remato con un segundo tiro también en el rostro. Lo hizo sin dudar, fría y hasta cruelmente sacando aplausos del emperador que no tuvo que hacer ninguna acción para defender su vida.
-Esplendido- exclamó Freezer lleno de un oscuro júbilo. Todos los invasores estaban muertos en el piso entorno a él- Ha hecho un excelente trabajo sommelier Mary. Me aseguraré de que sea recompensada por esto. A actuado más allá de su deber...
Mary no respondió. Se quedó viendo a la mujer que abatió en silencio. Con una expresión melancólica. El brazo en el que sostenía el arma pendia de su hombro como una cadena. Su blanca blusa estaba sucia de sangre, pero ni ella lo notó ni menos supo en qué momento eso sucedió.
-No sienta lastima por estos infelices. No son más que unos simios estúpidos - le dijo el emperador al acercase a ella para observar el cadáver.
-En realidad...me estaba preguntando como harán los de lavandería para sacar la sangre de la alfombra. Si pueden con eso seguro pueden enseñarme a sacar las manchas de vino de los manteles- le respondió Mary sonríendo mientras guardaba su arma.
La declaración tomó por siempre a Freezer quien acabó riendo con aquellas palabras ante los ojos atónitos de Zarbon.
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