13._Privilegio
Ese día Freezer se encontraba en una conferencia con algunos de los ministros que componían la sala de consejo. Mary estaba de pie a su costado oyendo con atención. Ocasionalmente le recordaba algún dato o nombre de los presentes, pero no estaba haciendo gran cosa. Pese a eso el emperador notó que se estaba robando la atención. Muchos estaban pendientes de que hacia esa mujer, de cómo y cuándo intervenía y porqué. Ese interés en su asistente comenzó a causarle cierto disgusto por lo que empezó a mover la cola de forma un tanto ansiosa y casi sin darse cuenta hizo un movimiento que estuvo a punto de golpear a Mary y tirarla. Sin embargo, la mujer simplemente broncó por encima de su cola como si estuviera saltando la cuerda y repitió la maniobra, todas las veces que él arrastro ese miembro por el suelo de un lado a otro. Esa inocente acción ocasionó que toda la audiencia pusiera su atención en Mary por lo que el emperador miró a su costado, descubriendo lo que estaba pasando. Al principio se quedó con una expresión un tanto tonta, pero en seguida la cambió por una de enfado y súbitamente levantó la cola para darle un latigazo a la mujer. Mary lo esquivó por unas milésimas. Sonriendo se giró al emperador, le hizo una pronunciada reverencia y volvió a su postura habitual. A muchos les saco una sonrisa la actitud de la asistente.
Mary no era la fuente del carisma, pero en ocasiones resultaba graciosa. Cuando su sería fachada mostraba ese lado las personas se sentían más tranquilas en su presencia y se relajaban, obteniendo así un poco de confianza de los demás. Freezer lo había notado y no le molestaba esa actitud, pero si se estaba haciendo fastidioso el como acaparaba la atención. En la prensa no era raro que se hicieran algunas notas respecto a ella. No se decían cosas relevantes. Casi siempre eran comentarios respecto a como iba vestida o como se desenvolvió en algún evento importante. La joya del imperio estaba brillando demasiado.
-La rueda de prensa inicia en diez minutos- le decía Mary viendo la tablet entre sus manos mientras seguía a Freezer por el corredor, hacia la sala de conferencia.
La reunión con los ministros había terminado y él debía hablarle al imperio respecto a la actualidad política. En el territorio todo estaba bien, pero más allá de las fronteras había ruido de tormenta.
-Espero que en esta ocasión hagan las preguntas adecuadas, la última vez todo resultó un desastre.
-Les entregué la lista de preguntas a todos los presentes y en esta oportunidad puse a algunos de mis agentes entre los periodistas, para guiar la ronda de preguntas.
-¿Tus agentes?- repitió Freezer viéndola de reojo- Has cambiado todo el personal que tenía Zarbon...
-Ellos no se sentían cómodos conmigo, ni yo con ellos- le confesó la mujer.
-Entiendo- exclamó el emperador- Por cierto esa demostración de buenos reflejos de hace un rato...no fue casualidad ¿no es así?
-He estado practicando defensa personal en mis ratos libres- le contestó Mary.
-Parece que nunca dejas de mejorar, asistente Mary. Espero no te estés preparando para encabezar un motín.
Mary lo miró un poco sorprendida. Ella nunca había considerado algo así.
-No me atrevería a hacer algo como eso- le dijo con honestidad.
-Por supuesto que no. Creo que me conoces lo suficiente para saber que no tendría piedad de tí si te atreverás a desafiarme- le habló Freezer mostrando su implacable carácter en su voz.
-Lo sé, pero no es el miedo lo que me impide considerar algo como eso. De hecho admito sería interesante intentar algo así- le respondió Mary logrando que Freezer se detuviera para medio girarse a verla- Sin embargo, estoy conforme con mi posición. Mi leal servicio al emperador es mi amor por el imperio. Mi amor por el imperio es mi vida y mi vida es servicio al imperio- proclamó la mujer haciéndole una reverencia con una actitud firme y solemne.
Freezer no muchas veces se encontró con personas dignas y orgullosas. Mary adquirió ambas cualidades en ese momento. Era difícil saber si hablaba con honestidad o solo estaba actuando. A ratos ni a Freezer le quedaba muy claro, mas hasta ese momento nunca sintió en ella un deseo de poder tan grande como para desafiarlo. Lo que Mary deseaba tenía que ver con otra cosa. Algo proveniente del orgullo, pero de ese orgullo nacido del mérito propio. Freezer lo reconocía, pero le era irrelevante. Para él eso era un placebo de los que no nacieron privilegiados, de aquellos cuyo destino no era la grandeza, sin embargo, en más de una ocasión se enfrentó a personas motivadas por esa voluntad de vencerse a sí mismos y sabía que podían volverse una calamidad, mas tenían un defecto primordial que le garantizaba permanecer en su posición.
-Siempre tan elocuente, asistente Mary- exclamó el emperador y se dio la vuelta para seguir su camino- ¿Cuándo se integrará Zarbon a su puesto? Hasta hora te has estado encargado de ese departamento y necesito que te concentres en tus deberes. La asamblea internacional está a punto de castigarnos con varias sanciones económicas...otra vez.
-Ire a hablar con él está tarde- le contestó Mary bajando la guardia al sentir se quito de encima la suspicacia del emperador, pero eso le costó lo que pasó después.
Aprovechando que Mary se relajo y puso su atención en la tablet, Freezer le atrapó el tobillo con la cola y la hizo caer de espaldas. El golpe en su dorso y cabeza sonó seco contra el piso. El aparato electrónico salió volando detrás de Mary y la pantalla se pulverizó. Freezer se llevó al puño a la boca sintiendo divertido.
-Nunca debes descuidarte, asistente Mary. En esta vida no puedes confiar en nadie- le dijo y poniendo de nuevo las manos a su espalda, avanzó hacia la sala de conferencia.
Mary se quedó en el suelo frotándose detrás de la cabeza mientras sacaba su teléfono del bolsillo. En él también tenía los archivos necesarios para su trabajo.
-No mi estimado emperador- afirmó Mary poniéndose de pie- No podemos fiarnos de nadie.
-¿Qué...que quieres que me case contigo?- balbuceo Zarbon totalmente anonadado.
Mary se sonrió y consiguió liberar su mano para limpiarle la cara. De estupefacción, Zarbon no se lo impidió.
-No te estoy hablando de amor, querido- le dijo la mujer- El matrimonio es un simple contrato. Un acuerdo y eso es lo que te ofrezco. Hacer un trato tú y yo- Mary bajo de las piernas de Zarbon para poder verle desde arriba, desde su postura.
-Yo no necesito hacer un trato contigo y tú menos conmigo. Tienes todo lo que deseabas. Y todo lo lograste en apenas un año- le recordó el ex asistente y sonó despechado. Puso las manos en las ruedas de la silla y se dio la vuelta para alejarse mientras le pedía se fuera.
Mary sujetó la silla desde atrás evitando Zarbon pudiera avanzar.
-Te equivocas. Si te necesito. Eres a quien más necesito ahora- le dijo Mary haciendo acopio de sus fuerzas para detener la silla, pues pese a su condición Zarbon conversaba la fuerza de sus brazos intacta.
-¡Lárgate y déjame en paz!- le gritó él y logró hacer que Mary soltara la silla, mas gracias a eso acabó de bruces en el piso.
-Mirate- le dijo Mary pateando la silla a un costado- ¿Alguna vez paso por tu cabeza acabar así? Reducido a un paralítico inútil que se arrastra por el suelo como un gusano cuando antes estuvo arriba, bañado de la luz dorada del sol. Apuesto a que no...
Zarbon logró medio darse la vuelta para mirar a la mujer con furia. Sus palabras eran despiadadas, pero no se detuvo.
-Es injusto. Las calamidades que nos caen encima siempre las percibimos injustas- continúo Mary- Hace un año yo estaba exactamente igual que tú. Atada a un poste como el chivo expiatorio de un pueblo cobarde y maldiciendo mi suerte, maldiciendo a toda esa gente y a todo el mundo. Hervía en mi propia hiel. Pero no me deje consumir por ella e hice un salto de fe. Aposté a mi destino mi suerte y aquí estoy. A la diestra del emperador, disfrutando de una privilegiada posición. Pero llegar hasta aquí me ha costado muchas cosas. Me miró atrás y apenas me reconozco, como tú debes estar desconociendo al que eras cuando nos conocimos.
Mary se quedó ahí parada viéndole con frialdad. Como una espada que pende de un hilo y se balancea en el viento.
-La vida es para todos igual dicen por ahí, pero no es verdad. Es tu lugar en el mundo el que determina como es tu vida. Lo bueno es que nadie está obligado a permanecer en el sitio donde le tocó nacer, sin embargo, mayoría lo olvida. Yo lo olvide- prosiguió la mujer- De nada sirve ser inteligente, ser talentoso, tener sueños o ambiciones sino tienes la voluntad para emplear tus habilidades y conseguir lo que te propongas. De nada sirve que estés destinado a convertirte en un rey sino tienes el coraje para serlo. De nada sirve esperar un golpe de suerte porque la suerte no llega a tocar tu puerta. Si te quedas en casa, sentado en tu cómoda silla, nada pasará contigo ¿De que sirve tu belleza si no hay nadie más que tú para apreciarla? ¿Realmente quieres quedarte es este lugar el resto de tu vida? ¿No tienes el coraje para hacer una apuesta?- le cuestinó Mary hincandose junto a él- Hagamos un trato Zarbon. Te prometo que no seguirás en el suelo de tu cocina si te alias conmigo.
Un silencio meditabundo cayó sobre los dos. Mary se veía tan segura que sujetar esa mano parecía sujetarse de un salvavidas en mitad del océano.
-Pero puede que acabes peor. Al menos habrás hecho algo y sobretodo habrás tenido la excelente experiencia de haber estado casado conmigo- exclamó la mujer sonriendo divertida y terminando con toda la seriedad del asunto.
Al principio ese comentario molesto a Zarbon, pero lo hizo recordar a la mujer que él y Freezer encontraron entre las cajas de vino. Ese aire jovial, burlón y desafiante de Mary no se había ido. Le sujetó la mano, pero la empujó hacia él para hacerla caer encima y atraparle por la barbilla. La miró con ese desden con que lo hacía al inicio para decirle:
-La afortunada serías tú por casarte con un ser tan bello como yo- hizo una pausa- Y más te valdría no estarme usando para uno juego maquiavélico.
-Sere una buena esposa- le respondió Mary.
Zarbon no le respondió esa tarde y no lo hizo hasta dos semanas después. Una vez que considero ventajoso casarse con la mujer más cotizada del imperio. Su matrimonio tomó por sorpresa a todos. Lo anunciaron tres meses después de que Zarbon tomara el puesto de jefe de seguridad que Berryblue dejó vacante. Para entonces Mary le habla conseguido la silla de ruedas más moderna del mercado. Era automática y facilitaba su desplazamiento. Freezer fue el que más intrigado se mostró con la revelación de esa boda. No le molestaba, pero cómodo no lo hacía sentir. Sin embargo, que la gente que trabajaba para él se casará entre si no era raro. Lo extraño era que el novio fuera Zarbon. Pero no sé opuso a su unión, al fin que no le importaba y Mary le hizo ver en ella una buena campaña de distracción.
En el imperio la noticia del matrimonio de Mary causó muchas expectativas. Todos los famosos diseñadores querían vestirla para la ceremonia que sería un evento nada discreto. Freezer acabó aceptando esa boda podía ser u buen coliseo romano para el pueblo y no escatimó en gastos para que fuera la celebración del siglo.
La ceremonia religiosa se realizaría en la catedral de la capital del imperio y solo la gente más importante estaba invitada, pero eso no evitó que cientos de personas se congregarán al rededor del edificio para ver a la novia y a su esposo. La muchacha se casó con hermoso, delicado y muy elegante vestido blanco y rojo. La cola de la prenda era hermosa. Tenia una extensión de un par de metros.
En toda su vida Mary jamás considero casarse, pero ahí estaba. A las puertas de una iglesia. Su matrimonio tenía varios objetivos. Todos ellos destinados a conservar su posición y resguardar su seguridad. Zarbon no solo tenía la experiencia que a ella le faltaba, también tenía el temple que se necesitaba a la hora de hacer los trabajos sucios. A cambió Mary le ofreció todo su apoyo protegiéndolo en todos los aspectos. Desde asegurarse de que tuviera el mejor tratamiento médico a su condición, hasta darle un baño de tina como cualquier esposa abnegada haría con su marido al llegar a casa. Se comprometió con Zarbon en serio.
Esa tarde Mary dejó la iglesia sentada en las piernas de su flamante marido a quien cuatro meses después convenció de someterse a una cirugía para que volviera a caminar. Zarbon no tenía mucho entusiasmo por el asunto, debido a la baja probabilidad de éxito del procedimiento. Él disfrutaba de la atención que le brindaban desde que se casó con Mary. Había dejado de preocuparse por no poder caminar, pues en su nuevo puesto seguía teniendo un gran poder e influencia en el emperador por medio de su esposa. Su orgullo y vanidad se restauraron rápidamente. Después de todo su mujer era joya del imperio, sin embargo, sin proponérselo acabó desarrollando cierto apego a ella. Al fin que Mary cumplió con su palabra en todos los aspectos y siempre estaba ahí para él. Incluso ese día en que seria llevado al quirófano. Claro que la mujer estaba pegada al teléfono para asegurarse de que en su ausencia todo estuviera marchando bien.
-Tines que aprender a dejar que hagan su trabajo- le dijo Zarbon cuando ella colgó- Tú solo tienes que recordarles las consecuencias de no hacerlo bien.
-Me cuesta depender de otros- le confesó Mary al acercarse a la camilla para sujetar el brazo de Zarbon- Vas a estar bien- le dijo al ver que parecía preocupado- El señor Freezer vendrá a visitarte. Estará aquí cuando la operación haya acabado.
Zarbon hizo una mueca de desden. Su opinión del emperador había cambiado bastante desde su accidente.
-Contigo me basta- le dijo, pero viendo hacia el lado apuesto.
Mary levantó una ceja y le regaló una caricia en la mejilla que él aceptó cerrando los ojos, momento que ella aprovechó para darle un beso en la mejilla. Debía dejarlo solo, pues las enfermeras habían llegado para llevárselo. La operación duraría varias horas. Mary permanecería allí todo es tiempo, pero estar en la sala de espera le resultaba estresante así que prefirió buscar un sitio más tranquilo. En la azotea había una pista de aterrizaje para helicóptero y un pequeño jardín que ella decidió usar para despejar la mente. Después de estar allí leyendo para pasar el tiempo, Mary se puso de pie para ver el sol del ocaso hundirse en la tierra en el lejano horizonte. Se paró casi en el borde y no había ninguna contención para evitar una caída. Era casi vertiginoso estar allí, mas a ella no parecía importale. Sus ojos estaban fijos en la tarde que moría.
Los últimos rayos de luz se extinguian cuando el helicóptero del emperador comenzó a descender sobre la plataforma. El viento que provocaron las hélices agitó la larga falda roja de la mujer y su melena se desordeno con violencia. El piloto vio a Mary extender los brazos a los costados y se preguntó, en voz alta, que hacía esa mujer en un sitio como ese.
-Disfruta de su privilegiada posición- le contestó Freezer que permanecía con los brazos cruzados y los ojos cerrados- Después de todo su único objetivo es saber que tan lejos puede llegar. Un desperdicio, sin duda, pero admito esa mentalidad me agrada.
A Mary el poder no le importaba. No quería desbancar a Freezer ni nada por el estilo. De ahí que él no la viera como una amenaza. Sin embargo, todo cambia. Lo que sube baja, lo limpio se ensucia y todo depende del lugar en el que estés.
Fin.
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