III
Miraba el periódico con una gran mueca, seguía sin haber rastro alguno de su cuerpo, tampoco había un aviso de búsqueda.
Por supuesto, tampoco estaban los avisos de que era un investigador privado, porque murió y ya no puede ejercer ese oficio como tal. Suspiró y cerró el periódico, preguntándose si acaso su madre anterior no habría notado que ya no estaba ahí, al menos hasta que recordó que ella dejó de hablarle, y que por supuesto, no tendría manera de saber que su único hijo había fallecido años atrás. Eso fue lamentable.
No puede negar que está muy feliz de que Yujin lo quiera y lo acepte tal y como es, siendo un niño tan raro para actuar como para arreglar las cosas, pero no podía evitar pensar en el peor escenario, apenas tiene cinco años, aún hay tiempo para que las cosas tomen un rumbo donde Yujin no quiera verlo y se sienta decepcionada de él, tal vez hasta vergüenza por haber dado a luz a un niño como él. No podía negar que ese chance le destrozaba toda manera de pensar, sentía que toda esa conexión que ambos tenían podía perderse y no estaba dispuesto a dejar que se desvanezca frente a sus ojos.
—Hijo —levantó la mirada a su madre, quien le sonrió y puso su desayuno frente suyo — ¿Sabes? Pronto entrarás a la primaria, así que quería celebrarlo.
Cierto, pronto comenzaría esa etapa de aprender a sumar y a repetir el proyecto de los frijoles, esperaba tener suerte esta vez y que si pueda hacer que germine.
— ¡Oh, podemos ir a comer carne a la parrilla! —no puede evitar emocionarse, aún no tiene ganas de mostrarse tan hiperactividad como un niño de su edad lo sería, pero realmente siente que con su madre podía hacerlo, aunque sea un poco más allá de unas risas o este tipo de cosas.
Comenzaba a preguntarse si su madre sospechaba algo sobre su actitud, puesto que sabe cómo manejarse ante la gente, actuando con un puchero en los labios de verdad conseguía lo que quería que el resto hiciera porque lo encontraban muy adorable. Tal vez hasta pueda conseguir un arma, lo cual sería algo extraño y perturbador, porque a nadie parecía importarle si lo encuentran adorable.
Miró a su madre y se levantó para abrazarla por las piernas, aún es muy pequeño, pero se prometió que una vez se deshaga de ese maldito que lo mató, volverá para abrazar a su madre, tal vez para esos tiempos ya podrá ser tan alto que pueda rodear completamente a Yujin. Sería lindo de ver. Quién sabe, tal vez hasta su madre haya encontrado al hombre ideal y que también pueda abrazarla de forma bella.
Tal vez podría usar su ternura a su favor para conseguirle un buen esposo a su madre.
Yujin sonrió y tomó en brazos a su hijo, luego lo abrazó, ella rodeando con sus brazos a su pequeño, sonriendo y acariciando su cabello.
—Entonces, cenaremos carne a la parrilla, ¿bien? —Soobin asintió y luego tuvieron su desayuno.
Soobin no podía negar que se sentía bien siendo solo su madre y él, pero sabía que no era lo que debería haber pasado. Tal vez… Habría sido bueno que Yujin hubiera dado a luz a un niño normal, uno que haga berrinches, que tenga mala afinidad motriz y deba cubrir su hogar entero con protecciones porque el niño no sepa sobrevivir. Esa sería la verdadera maternidad, y podría decir que Yujin ya estaba preparada desde antes para ser una madre.
El pequeño lo pensaba un poco, tanto así que su cabeza estaba perdida en el tiempo, pronto viéndose vestido en su uniforme de escuela y su lonchera entre sus manos, aún despidiéndose de su madre con tanta calma mientras que sus futuros compañeros aún lloraban porque no querían separarse de sus padres y abrir ese nuevo capítulo de sus vidas que dura por doce años o más.
Sacudió su cabeza y le pidió a su madre agacharse, luego de que ella lo hiciera, le dio un beso en la mejilla y corrió hacia su maestra, luego se volteó a verla, sonriendo.
—Te quiero, Mami —dijo antes de entrar y se encaminado a su nuevo salón de clases, mirando con atención la escuela.
Se parecía mucho a la que él fue cuando era un niño. Pero con algunos cambios, como la distribución de los salones y cómo es que los maestros eran un poco más amables con los niños nuevos.
En su tiempo aún era ley que fuera golpeado con una regla si las calificaciones no eran del agrado del maestro. Supuso que eso cambió cuando un alumno terminó internado en el hospital por las heridas que el maestro le causó. Si no mal recordaba, era un alumno de primer grado, como lo es él ahora.
Soobin pasó su primer día de clases aburrido, las clases eran un total problema para él por el simple hecho de que todo era más fácil. Creyó que eso de que los niños superdotados deben ser adelantados en grados porque se podrían aburrir si seguían según sus edades era un mero mito. No podía creer que las clases pudieran ser tan aburridas. Y eso que le encantaba estudiar.
Pero tampoco quería ser adelantado, así que empezó a hacer de las suyas, y a tratar de ver si es que puede empezar a cobrar un poco de sus habilidades en la observación. Lo pondría a prueba después de la primera semana de clases. Ya que los niños suelen sentirse más en confianza de actuar como los han criado una vez que pasan la primera semana. Le llamaba la atención lo que pudiera sacar de esas observaciones, tal vez hasta se entere de si alguno de sus antiguos compañeros de clases tuvo un hijo y ahora es el compañero de ellos o cualquier otra estupidez. O quizá… Encontrar un hermano perdido, sería genial de encontrar algo así.
Lo ayudaría mucho si se convierte en el amigo de un hermano perdido, lo ayudaría mucho con su venganza y a su vez a ganar información fácil. Los niños hasta dicen de qué se separaron sus padres, porque los niños son incapaces de mentir, ni siquiera cuando sus padres le dicen que lo hagan.
— ¿Y bien?
Soobin se mantuvo callado, mientras que su madre y el director lo miraban, esperando por alguna respuesta suya.
Esto es su culpa, debió haber mantenido la postura. Aunque él en realidad no hizo nada malo.
Tomó el bolso de su madre y se amarró a sí mismo en la silla.
—Hablaré, pero no me podrán expulsar, ¿o acaso va a interrumpir mi derecho a educarme en la escuela, director?
Yujin jadeó y se puso a la altura del niño, susurrando en su oído, pidiéndole que se comportará, que nadie iba a expulsarlo de la escuela.
—Pues, la cosa va así.
Soobin se encontraba en la oficina del director, sentado como un criminal en la corte mientras que dos niños más también estaban sentados a su lado, uno de esos dos acompañados por su madre, la cual.es esposa del director. El otro niño, no tiene un padre representante.
Ese niño luce menor que el resto, es más delgado y menudito, su uniforme estaba sucio con jugo y con restos de comida, no cualquier comida, sino que la comida que sirven en la escuela. El hijo del director está manchado con jugo de uva, su uniforme desordenado, restos de cómoda en sus mangas y lágrimas secas en sus mejillas, como si fuera un maquillaje para apelar al que el director fuera parcial.
Y luego está Soobin, con su uniforme arrugado, sucio con un poco de la comida que también ensució al pequeño niño y con restos de jugo de uva en sus mangas.
Puede que haga lucir a Soobin como el culpable, pero hay algo que nadie esperaba de él.
—Su hijo es un bully. Ha estado molestando a mi amigo todo este tiempo, ¡nadie le ha dicho nada, ni siquiera usted que es su padre y su director!
—Mocoso. ¡¿Quién te crees tú para llamar a mi hijo de esa forma?! —la esposa del director estaba a punto de golpearlo, pero Yujin intervino, agarrando la muñeca de la mujer e impidiendo que los dedos toquen una sola fibra de su hijo.
Bueno, tal y como se lo propuso, ha estado observando a sus compañeros de clases. Cada vez que terminaba sus actividades de la clase o veía a sus compañeros reunirse y separarse de sus padres se quedaba mirando a sus alrededores, a los cuales pudo destacar de inmediato a los cerebritos de su salón, a los que son más lentas en su aprendizaje, y finalmente, al pequeño.
Su nombre es Beomgyu, su último apellido fue Hwang. Un niño hiperactivo, dulce y siempre está haciendo gracias para hacer reír no sólo a los maestros sino que también algunas madres lo han encontrado adorable.
Uno esperaría que ese niño se volviera insoportable, pero es tan noble que siempre está perdiendo sus lápices porque los presta a sus compañeros y porque nunca deja que sus compañeros se hagan daño entre ellos y lo mejor de todo, es que no solo es bueno para responder preguntas y estudiar, sino que es perspicaz y muy consciente de su alrededor.
Sin embargo, siempre ha llamado la atención de Soobin porque no sólo pareciera actuar como un niño normal y feliz, pero porque después de dos semanas de clases, Beomgyu estaba en completa soledad, los niños que se le acercaban una vez después estaban sentados lejos de él, casi como si tuviera piojos.
Siempre lo observaba, cómo reía y hacía gracias cuando se equivocaba para después corregir su error.
Al menos hasta que el niño se dio cuenta, y lo encaró, como no fue hace mucho aquellas palabras se quedaron atascadas en su mente.
Fue en el almuerzo, un día se escapó de su punto habitual y colocó su charola en frente de la lonchera de Soobin, luego lo apuntó con el ceño fruncido y un puchero.
— ¡Me estás espiando!
—U-uh…
En un principio, Soobin no sabía que decir, al menos hasta que se le prendió el foco y se levantó de su asiento.
—Es que… ¡Quiero que seamos amigos! —Soobin extendió su mano, entonces Beomgyu miró la mano y luego la estrechó.
— ¡Entonces seremos amigos!
Soobin en esos momentos estaba confundido, no creyó que Beomgyu caería tan fácil, así se dio cuenta que el pequeño es muy inocente.
Desde ese momento Soobin tenía un compañero de mesa, un compañero que toma su mano a la entrada y salida de la escuela, un compañero para jugar en los recesos… Un compañero, pero podía ver que Beomgyu tenía bastante carencias. Lo supo en el momento en el que lo veía venir e irse de la escuela en completa soledad, solo se despide de su maestro, de Soobin y se retira a su hogar.
Podía entenderse la protección de Soobin hacia Beomgyu, pero, ¿en qué demonios eso volvía en un bully al hijo del director? Simple.
Beomgyu es huérfano. Y Soobin se enteró de la peor forma, pero la más sincera.
—Ya no podemos ser amigos. —Soobin levantó la mirada de su almuerzo. Se encontraban a la hora de almuerzo, luego se dio cuenta que Beomgyu estaba cubierto de comida y con sus mejillas hinchadas y rojas.
— ¿No? —preguntó Soobin, consternado por el estado actual del niño, luego se levantó y tomó los pañuelos que su madre le daba para limpiarse una vez terminaba su almuerzo y los utilizó para limpiar un poco la cara de Beomgyu — ¿Qué pasó? Pensé que te caía bien.
— ¡Y lo haces! —contestó el pequeño mientras hacía un puchero, y Soobin pudo darse cuenta de que Beomgyu miraba con cierto temor al dichoso hijo del director, quien en sus mangas tenía los mismos restos de comida que entusiasman a Beomgyu —Pero, tú eres un niño muy inteligente y dulce. Yo soy un huérfano tonto y…
—Para —interrumpió el niño mayor, su semblante serio.
Sí, le había dolido ver a Beomgyu tan vulnerable, y eso que no le gustan los niños. Lo siguiente que se vio haciendo fue tomar su jugo de uva y acercarse al hijo del director, antes de pararse en una silla al lado del niño, abrir la botella y vaciar el contenido encima del niño, haciendo que este grite y salga corriendo.
Soobin iba a seguir, pero su corazón dio un vuelco cuando vio al niño volver con una maestra y verlo aún con las manos en la masa.
Yujin, quien escuchaba atenta a la historia de su hijo, miró al director, quien lucía molesto por haber tenido los recalcó que hacían de su hijo un bravucón.
— ¡Eso es mentira, papá!
Beomgyu, quien se había mantenido callado y llorando por el miedo que le hizo tener que ser llevado a la oficina del director, miró al niño.
— ¡Eres un mentiroso! Tú me has estado molestando porque no tengo papás. ¡Eso no es mi culpa!
—Lo es, mocoso —expresó la esposa del director, con ese tono altanero —. ¿O acaso crees que si no lo fuera tus padres no te habrían abandonado?
— ¡¿Cómo osa hablarle así a un niño?! —La indignación de Yujin es clara, luego se dirigió al director — ¿Sabe? Traje a mi hijo a esta escuela y no a otra porque confiaba en que usted, como padre, tenía un buen juicio, pero si así es su familia, ¿qué me queda pensar sobre su desempeño como director? Es una vergüenza que un niño de seis años sepa mejor lo que está bien y lo que está mal en lugar de un adulto como su esposa.
El director se mantuvo en silencio, entonces Soobin soltó el amarre con el bolso de su madre.
—Sí, Mami tiene razón, esto llega a ser embarazoso —luego se levantó de su asiento y fue al lado del director, llamando su atención — ¿Sabe? Escuché una vez que una demanda a una escuela no sólo hace que el funcionario demandado deba ser suspendido de sus actividades, sino que usted por ser el director puede perder su empleo y además de eso su hijo pueda ser vetado de todos los colegios en el país por la ley anti-bullying. ¿Se imagina todo eso porque no hizo bien su trabajo como padre y como esposo?
Todos quedaron callados, excepto por los sollozos de Beomgyu.
—No solo pierde dinero por la demanda, sino que pierde su título y nadie va a contratar a alguien con un historial manchado. Si abre un negocio será peor, todos lo reconocerán como el papá de un bully y esposo de una mujer con una actitud espantosa, será la paria social de Corea del Sur.
— ¿Acaso veías la ley y el orden?
—Es una serie estadounidense, pero tengo pleno conocimiento de las leyes de acoso.
Yujin alzó sus cejas, entonces el hombre suspiró.
—Pidan perdón a Beomgyu y Soobin, por acosarlos y por agredirlos.
— ¡Pero, Papá…!
—Ahora.
La mujer jadeó de indignación y se retiró de la oficina, luego el niño no quedó con otra opción que pedir disculpas, las cuales no fueron aceptadas por Soobin, pero sí por Beomgyu.
Soobin seguía pensando que Beomgyu es demasiado noble e ingenuo para este mundo.
Tal vez, si pudiera estar cerca de él por más tiempo antes de que alguna familia quiera adoptarlo, le daría la oportunidad de aprender a decir que no. O un poco de defensa personal, es bueno con el judo y el taekwondo, le ayudaría a Beomgyu para estos casos.
Entonces, se le prendió el foco a Soobin, era hora de que hiciera de las suyas, otra vez. Y esta vez, en pro de que su madre pudiera disfrutar de un niño normal, y Beomgyu de una familia que le enseñe a florecer.
—Entonces, te enamoraste de mamá pero no porque te pareció linda mientras le sacabas fotos sino que te gustó porque te parece inteligente y muy cariñosa.
— ¿Es normal que un niño de seis años me haya preguntado eso?
—Dicen que soy tierno cuando digo esas cosas.
Soobin le sonrió a Lee Minhyuk, un camarógrafo que ha llamado la atención de Soobin por dos simples razones: por ser amigo de Yujin y porque estaba enamorado perdidamente de ella.
Lo conoció cuando su madre lo llevó a su trabajo por primera vez, donde Soobin no perdió la oportunidad y le preguntó a Minhyuk si conoció a algún deportista del hielo, a lo cuál Minhyuk le respondió conson que conocía a una pareja de patinadores artísticos, los “reyes del hielo”.
Aunque, eso no era lo que buscaba el niño. Necesitaba que fuera un deporte duro y pesado, entonces Minhyuk le hizo saber que conoció al hermano menor de uno de esos patinadores que era un jugador de hockey sobre hielo, pero que se fue lejos y que mi ha vuelto a saber de él.
Así que a parte de brindar información que pueda serle útil, vio con sus ojitos cómo estaba baboseando por lo linda que lucía Yujin en el hanbok que usaría para una sesión de fotos.
Quería saber qué tan en serio iba la cosa, por lo que no tardó en tantear el terreno.
Había tres causales principales por las cuales podría decir que Minhyuk era un gran "no”, era una lista que creó cuando muchas mujeres comenzaron a pedir que investigara sobre sus maridos. Entonces descubrió tres causas principales por las que un matrimonio podía desmoronarse.
Ser infiel, abusar de forma física a sus hijos o hijastros y finalmente ser una persona asquerosa con los niños.
Para su suerte, y suerte de su plan, Minhyuk era como un oso de peluche, y eso que lo llevaba conociendo desde que Yujin ganó el juicio contra Xiaoting. Ya es bastante tiempo para que alguien demuestre sus verdaderos colores. Así se dio cuenta de que Minhyuk era verdadero hacia Yujin y él.
Y ahora tenía un plan, pero para eso, necesitaba que Minhyuk fuera capaz de conquistar a Yujin.
Necesitaba que su madre cumpliera los requisitos para su plan, y Minhyuk parecía ser el tipo perfecto.
— ¿De qué hablan?
Los dos miraron a Yujin, quien dejaba en la mesa de café tres tazas con chocolate caliente.
—Mami, Minhyuk dice que quiere ser tu esposo y adoptarme como su hijo —dijo el niño antes de tomar la taza azul y beber unos sorbos, haciendo que Minhyuk empiece a toser y a crear el caos.
Ha estado haciendo lo mismo por meses, Minhyuk es un buen tipo, y estaba seguro de que era de los pocos hombres en el país que respetaban las decisiones de sus parejas.
Aunque no esperaba unas risas por parte de Yujin.
— ¿Así que de esa forma querías proponerme matrimonio? —bueno, así se dio cuenta de que Yujin y Minhyuk ya estaban saliendo.
Porque no mucho después hubo una linda, pequeña pero conmovedora ceremonia de bodas.
Soobin alteró los documentos sin que nadie se diera cuenta, haciendo ver que su madre se había casado un año después de que él hubiera nacido. También pidió mudarse a la casa de Minhyuk. Era algo antigua, pero tenía el espacio suficiente para ellos tres y un integrante más, así que debía esperar un poco y…
—Y eso es todo, aquí están mis referencias —Dijo el niño mientras pasaba la diapositiva a la cual mostraba sus referencias en orden alfabético —. ¿Alguna pregunta?
Yujin permanecía en silencio, muy shockeada como para hablar, mientras que Minhyuk no podía cerrar su boca.
—E-ese… ¿No es el estilo APA?
Bueno, él nuevo milenio trae la cuarta edición del estilo APA, no podía pasarlo por alto, ¿qué pasaría si un día lo acusaban de plagio?
—E-espera —tanto Minhyuk como Soobin miraron a Yujin, quien parecía recuperarse de la sorpresa —. Quieres que… ¿Adoptemos a un niño?
Soobin guardó silencio, luego habló.
—Quiero que adopten a Beomgyu. Su madre lo dejó ahí y nadie sabe quien puede ser su padre. ¡Los orfanatos son horribles y Beomgyu…!
En realidad, esto iba más allá de los orfanatos.
Estuvo meses buscando información, también haciendo las postulaciones por su cuenta, y con sus condiciones, ha hecho el trabajo mucho más fácil, solo necesitaban ahora visitas de trabajadores sociales y pronto Beomgyu estaría disfrutando de una familia que lo adorará.
Minhyuk y Yujin, se miraron, luego miraron a Soobin.
—Se ve que adoras a ese niño, ¿no?
Yujin suspiró luego se levantó y tomó las manos de su hijo.
—Está bien, haremos lo posible por adoptar a Beomgyu.
Soobin sonrió, luego corrió para abrazarlos. Tal vez no podía ser el hijo normal que Yujin merecía, ni el hijo ideal para su ahora esposo, sabía que sus defectos son muchos como para que Yujin pueda aceptarlo en el futuro, o incluso Minhyuk. Él sabe cómo funciona el mundo, y sabe que tal vez su madre no se sentirá feliz cuando llegue el momento de decir la verdad sobre sus propios gustos.
Tiene muchos defectos, pero así como los tiene, tiene la virtud de poder hacer cambios en la vida de su madre y su esposo, si ellos están con Beomgyu, la cosa estará bien. Beomgyu merecía una madre y un padre tan cariñosos como Yujin y Minhyuk, mientras que ellos merecían disfrutar de enseñarle a un niño cómo aprender a vivir y a volar del nido cuando llegue el momento adecuado.
Cuando el segundo año comenzó, Soobin se le acercó a Beomgyu, mientras le hacía preguntas.
—Me van a adoptar… Antes me gustaba saber que tal vez en alguna ocasión puedan darme una familia, pero voy a extrañarte mucho. ¡Ni siquiera sé dónde viven!
Soobin sonrió mientras colocaba una mano en su hombro.
—No te preocupes, estoy seguro que tu familia te va a amar mucho, estoy seguro que vas a ser muy feliz, Gyu.
Hasta que llegó el día.
Beomgyu estaba tan nervioso por conocer a su familia nueva, que ni siquiera escuchó cuando le dijeron que tendría un hermano mayor, así que cuando se encontró con su familia nueva, se vio sorprendido de ver a Yujin, a Minhyuk y a Soobin, quien sostenía un cartel diciendo “¡Bienvenido, hermanito!”
El niño parpadeó, confuso de ver la sonrisa de Soobin.
— ¡De ahora en adelante no seremos amigos, seremos hermanos!
Beomgyu comenzó a llorar, y Soobin corrió para abrazarlo.
Esto, sin dudas, se había convertido en su vida ahora, en la de un hermano mayor para Beomgyu, quien lo acompañaba en sus travesuras y a ser cómplices de actos bellos hacia sus hermanos, fue a lo que se comprometió en el tiempo mientras crecía.
Así comenzaron a vivir sus días, Soobin nunca más vio sus manos vacías, ahora siempre estaba tomando la mano de Beomgyu y su madre, o la de su ahora padre.
Pocas veces se veía tomando la mano de Beomgyu solamente, como cuando volvían de clases.
—Te pasa algo.
—No me pasa nada —refutó Beomgyu mientras hacía un puchero.
—Te ves triste y estás callado. Soy tu hermano mayor, no un tonto —se quejó Soobin —. Dime, ¿qué pasa?
Beomgyu se quedó callado, luego habló.
—Bueno, como quedamos en clases distintas… Conocí a un amigo, se llama Choi Gyeongseok. Éramos muy buenos amigos. Pero han pasado muchos días desde que vino por última vez a clases.
Soobin guardó silencio, sabía a quién Beomgyu se refería, un niño dulce y que sus padres en realidad son dos hombres, también el niño con dos hermanos mayores, un par de mellizos, una niña y un niño.
—Bueno, solo queda esperar a que vuelva pronto a clases. No podemos hacer más —el niño acarició el cabello de su hermano, entonces suspiró.
Ese niño… Hay algo raro en ese niño, no por sus padres ni su pronunciación digna de un estadounidense. Tal vez podía investigar, hasta donde sabe, ese niño fue reportado como desaparecido junto a sus hermanos. Se preguntaba si acaso, siquiera, sigue con vida.
Debía cuidar bien de Beomgyu, porque si ese niño era cercano de quien sospecha, las cosas podían ponerse amargas antes de que siquiera pueda pensar en la secundaria superior.
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