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EXTRA: Besos con sabor a sangre

“Planes de lo que depara en nuestro futuro. Tantas mentiras de envejecer. Parece que somos invencibles. La verdad es tan fría. Una canción final. Una última petición. Un capítulo perfecto enterrado. Ahora y después trataré de encontrar un lugar en mi mente donde puedas quedarte, puedas quedarte despierto para siempre” 🎶🎶

+ A Y L I N +

No deberia estar frente a esa puerta de su habitación. No debería estar cerca de él. Por más que todos me lo repiten, por más que sé que en este momento él es un peligro si en cualquier momento pierde el control, aún así, no quiero alejarme. No puedo hacerlo cuando tengo la necesidad de verlo. Estar cerca de ese vampiro.

Tomo una profunda respiración antes de tocar la puerta.

Está la necesidad de verlo y la necesidad de hablar con urgencia con él. Hay cosas que quiero aclarar aunque sé que terminará en una discusión, Darren molesto y que me arriesgue de nuevo. Sin embargo, debo hacerlo. Necesito respuestas. Hablar de lo que está sucediendo no solo con Ana Liz, con todo.

Ella me preocupa. Desde hace dos días, no a querido ver a Darren, finge que no le importa. Sigue molesta por lo de Owen.

Ahora, el más reciente problema.

Esteban se fue y no me afecta que lo haya hecho. Sin embargo, se fue sin despedirse, se fue con ese otro vampiro. Por Ashley me enteré de todo tras preguntar por él. Se fue con el enemigo.

Sin dudar, toco la puerta dos veces. Espero su respuesta por segundos. Suspiro y trato de empujar la puerta sin ésta acceder.

—Darren —pronuncio— sé que estás ahí Darren —digo con seguridad confiandome de la información que obtuve de Ashley —abre la puerta.

Transcurren pocos segundos cuando veo la puerta ser abierta por él. Recibo esa mirada seria al verme.

—Necesito hablar contigo.

Darren sin mencionar nada, se aleja de la puerta y me permite el paso. Ignoro los nervios y me adentro a la habitación.

Esta vez no hay necesidad de usar la linterna. La habitación es un poco iluminada con dos candelabros que están en la pared de cada lado de la cama.

Junto mis manos, me detengo en el centro de la habitación y me doy la vuelta. Enseguida lo veo frente a mi. Él marca distancia conmigo y mantiene sus manos en sus bolsillos.

—Me has evitado. —emito en tono bajo— ni siquiera me contaste sobre lo que pasó con Esteban. No has ido a vernos a la habitación.

Obtengo su silencio.

—A estás alturas ya debes saberlo. Ashley te debió contar todo —asiento— no debería importarte tanto ese maldito traídor.

—Esteban no es un traídor. —digo rápidamente.

—Deja de defenderlo. Intervino y ayudó al enemigo.

—Él no es así.

Lo escucho gruñir. Lo veo avanzar hasta tomar asiento en la cama.

—Nada de lo que haga, te hará cambiar de opinión. Siempre estás de parte de Esteban. Ni porque estuvo apunto de matarte, aún así te sigue importando.

Resoplo y me doy la vuelta quedando frente a frente.

—No lo hizo. —hago una corta pausa— Entiende Darren, me cuesta asimilar lo que hizo. Esteban odia a Diaval. Él nunca estaría de parte de Victoria. Debe haber una razón del porque lo hizo —lo veo fijamente— tú lo querías lejos de mí. Antes estuviste de acuerdo en esa farza de engañarme.

—Yo jamás lo obligué. Todo lo que hace es porque él lo decide. Son sus ideas.

Me cruzo de brazos. Trato de controlar mi temperamento.

—Si vienes a reclamar, será mejor que te vayas.

—Yo confío en Esteban. No creo que esté de su lado —murmuro.

—Aunque lo vieras tú misma en nuestra contra. Nada hará que cambies de opinión. Que cambies ese maldito aprecio que le tienes.

Miradas desafiantes.

Soy la primera en apartar la vista y suspirar.

—No vine a pelear Darren.

—No debiste venir Ayline. Por algo me he alejado estos dos día de ti. —giro a verlo. Noto sus colmillos sobresalir de su boca— no soporto tenerte cerca. Tú sangre me hace perder el control. —Darren se levanta y da un paso adelante— no me compliques todo.

—¿Crees que para mí es fácil esta distancia? —siento el nudo formarse en mi garganta— ya no lo soporto Darren. Primero esto, lo de Ana Liz y Owen. Lo de Esteban. Está sed y este cambio que me está matando.—hago una corta pausa— ya no puedo. Lo único que quiero es que todo se solucione. Quiero ver a mi hija feliz y su felicidad es con Owen...

—A ese maldito voy a matarlo.

—No lo harás —lo veo fijamente— escuchame bien Darren. Ya estoy harta. Estoy harta de que tú decidas. De ver todo lo que pasa y no saber como ayudar —tomo una profunda respiración— aunque no lo aceptes o estés de acuerdo. Dejarás que Ana Liz esté con Owen. Será peor si se lo prihibes. Ahora está enojada contigo. Entre más lo hagas, ella más se aferra. No quiero que haga una locura. —niega y se cruza de brazos— tampoco estoy del todo de acuerdo, pero Owen ha demostrado todos estos dos meses, interes en ella. Se comporta de otra forma cerca de Ana Liz. No podemos evitarlo Darren.

—Él lo único que quiere es destruirme y usará a Lizbeth para lograrlo.

—Todo este tiempo tuve la oportunidad y no lo hizo. Fue un buen rey, no desató una guerra. Trató bien a Ana Liz. Entiende Darren.

Él gruñe. Se voltea y regresa a tomar asiento en la cama.

—Por favor.

—Te vas arrepentir de esto. Que esté con el maldito de Owen solo lograrás perderla. Ese maldito la va a convertir.

—Ya hablé con él y no lo hará. Lo escuché muy seguro.

Darren niega. Agacha la vista, veo sus manos hacerse puños y esas venas resaltan en sus brazos descubiertos.

—Darren, es nuestra hija. Por supuesto que me importa. Si no la apoyamos es capaz de hacer justamente eso.

—Jamas estaré de acuerdo.

Bufo y bajo mis brazos.

—Es mi condición o de lo contrario, me iré con Ana Liz.

Él alza la vista.

—Irte. —curva una maliciosa sonrisa— no lo harás.

—Tú me necesitas más para que te ayude a encontrarlo.

—Y te recuerdo que soy el único que puede convertirte y salvar tu vida.

Lo veo con molestia.

Darren solo causa mi molestia con tan solo palabras.

—No quiero discutir sobre lo mismo —repito entredientes— si estoy aquí es porque quiero que aceptes la relación de Owen y Ana Liz. Quiero que aceptes que Carlos se va quedar en el Castillo todo el tiempo hasta que acabes con Victoria. No les harás nada y estarás al margen con ellos. Son mis condiciones Darren o de lo contrario, no pienso más ayudarte.

Evito contarles todos mis planes. Incluso evito pensar en eso.

Irme con mi hija apenas él me convierta.

Obtengo su silencio.

Esta vez descifro algo en su mirada: Furia al verme con esos ojos carmesís.

Evito verlo, avanzo. Lo esquivo y termino por tomar asiento en la cama.

—No tienes opción Darren.

Lo veo de espaldas.

Deshace sus puños y se voltea.

—Despues no te quejes.

Me encojo de hombros.

El silencio reina la habitación hasta que él es el primero en hablar:

—Vete, a ninguno le ayuda esta cercanía.

—Tú necesitas mi sangre y yo la tuya ¿Por qué simplemente no podemos...?

—Ni lo pienses —me interrumpe con brusquedad. —No podré detenerme.

Con velocidad lo tengo cerca de mi.

Paso saliva.

Siento esa sed apoderarse de mi.

—Deseo tú sangre —murmuro. Levanto mi mano y estoy por tocar su rostro cuando él lo impide al rodear mi muñeca con su mano. —debe haber una manera.

Pienso rápidamente una forma de convencerlo.

Sonrío con malicia sin dejar de verlo.

—Ni lo intentes —lo oigo decir— no será necesario.

Lo veo enderezarse.

Siento su fria mano acariciar mi mejilla. Agradezco que sus largas uñas no sean evidentes.

—Darren, sé que para ti no es fácil esto. Tener que controlarte siempre que estás conmigo pero ambos somos más débiles si no estamos cerca cuando nuestro vínculo...

Soy interrumpida por sus labios al tocar los míos. Por segundos, me quedo inmóvil. Pestañeo varias veces. Acepto el beso y comienzo a mover mis labios con los suyos en un mismo ritmo. Ignoro sus colmillos al rozar mis labios. Cierro mis ojos, coloco mis manos en sus hombros y me aferro a él incluso lo atraigo más a mi.

Un lado del colchón se sume al Darren recargar su mano sin cortar el beso. Un beso despacio que enseguida aumenta el ritmo. Lo beso con desesperación, sin evitar un jadeo que se me escapa entre el beso.

—Darren —digo su nombre entre el beso. Me alejo un poco, respiro y vuelvo a besarlo con ansiedad.

Él me obliga a acostarme en la cama. Sin soltarlo lo logro sintiendo su cercanía.

Después, Darren corta el beso.

Abro mis ojos notando sus ojos carmesís verme fijamente. Él se acomoda, coloca una mano sobre la cama y con la otra acaricia mi mejilla.

“No voy a perderte”

Sonrío al escuchar su voz dentro de mi cabeza.

Me limito a guardar silencio mientras lo observo. Darren aleja su mano de mi mejilla y lleva su brazo a su boca. Veo con detenimiento sus movimientos hasta darme cuenta que él mismo se muerde su brazo con ayuda de sus colmillos. Aleja su brazo, noto en su muñeca una gotas de sangre que comienzan a deslizarse. Llego a creer que es profunda al aún no sanar.

—Bebe

Poso la vista en su rostro buscando algo en su mirada.

—Bebe Ayline, no tienes mucho tiempo. La necesitas.

Asiento.

Regreso la vista en su brazo.

La sed incrementa al ver la sangre deslizarse por su brazo. Siento mi garganta arder. Mi cuerpo me la pide a gritos.

Odio hacerse esto.

Odio beber sangre y disfrutar su sabor.

Sin rodeos, tomo su brazo y lo acerco a mí boca. No evito lamer la línea de sangre, cierro mis ojos y comienzo a succionar su herida bebiendo su sangre desesperada. Aferro mis manos a su brazo, lo obligo a no moverse mientras siento su sangre en mi sistema. Como la sed se controla poco a poco sin embargo aún no estoy satisfecha y tampoco quiero alejarme.

Me quejo al él alejar su brazo, lo libero y abro mis ojos. Lamo mis labios y lo observo a los ojos. Sus colmillos han crecido más  y sus ojos comienzan a oscurecerse.

—Darren...

—Tus ojos —me interrumpe.

Pestañeo varias veces.

Su mirada está fija en la mía.

—¿Han cambiado de color? —pregunto con miedo a la respuesta.

Él asiente.

Siento su mano tocar mi mejilla y desliza su manos por esa parte de mi rostro.

—Son rojos, igual que los míos —guardo silencio sin dejar de verlo. Lo veo ladear la cabeza. Darren oculta sus colmillos de forma impresionante sin embargo sus ojos mantienen dicho tono— son hermosos.

Medio sonrío.

—Sucede cuando bebo sangre. —hago una corta pausa— tú sangre.

Sin recibir su respuesta. Me vuelve a besar. Disfruto la sensación. Lo beso desesperada. Coloco mis manos en su espalda mientras las deslizo sin dejar de besarlo. De nuevo siento sus colmillos rozar mis labios, está vez siento un mordisco y pruebo una pequeña gota de mi sangre.

Me alejo de Darren, veo sus ojos cerrados e ignorando aquello, vuelvo a besarlo siendo una mezcla perfecta, deliciosa con las pequeñas gotas de sangre.

Lo escucho gruñir, siento sus manos deslizarse por mí cuerpo y detenerse en mi cintura.

Para mala suerte, a falta de aire dejo de besarlo. Abro los ojos notando eso ojos carmesís verme. Una media sonrisa adorna su rostro. Diminuta sonrisa que enseguida Darren borra.

Lamo mis labios. Ignoro el dolor en ellos y le sonrío.

—Convierteme Darren.  —lo veo negar— Darren, por favor...

—Necesito tiempo. —me interrumpe— Tiempo para controlarme —se acerca más a mi rostro— solucionare mi error. En este momento me es difícil controlarme cuando quiero beber tú sangre —él se acerca a mi cuello. Mi corazón se acelera ante dicho acto— querré matarte y no voy a detenerme —enseguida se aleja y recarga su frente con la mía— no lo exijas ahora.

—No hay tiempo —murmuro.

Él se aleja un poco, noto esa mirada indescifrable.

—Lo haré lo antes posible.

Una sonrisa se plasma en mi rostro al escucharlo.

—Eso quiere decir que...

Él asiente.

Me calla colocando su dedo en mis labios.

—Terminaré de convertirte.

Aleja su mano y la coloca sobre la cama.

—Tienes que prometerlo.

Lo escucho gruñir.

—Tienes mi palabra, Ayline.

Asiento y vuelvo a besarlo está vez con lentitud. Poco disfruto al él cortar el beso y marcar distancia. Su mano vuelve a colocarla en mi cintura, permanece ahí por segundos hasta que comienza a bajarla y sube un poco mi blusa.

—Antes quiero disfrutar de mi humana, por última vez —lo escucho murmurar cerca de mi oído. Sus fríos dedos me causan un escalofrío.

Asiento, muerdo mi labio inferior y giro la cabeza notando esa sonrisa maliciosa en su rostro.

—Estoy de acuerdo —le sonrío divertida.

Recibo un casto beso por parte de él. Enseguida Darren se aleja con velocidad. Me incorporo quedando sentada y lo veo de pie cerca de la cama.

—Voy a controlarme —lo veo deshacerse con rapidez de sus zapatos. Incluso de los míos.

Sonrío cuando los deja caer al suelo.

—No voy a morderte. No probaré tú sangre.

Lo veo fijamente.

Quiero creerle sin embargo sus ojos y colmillos me dicen otra cosa.

—Puedes probar unas gotas y...

—¿Crees que no soy capaz de controlarme?

—Darren, te es difícil. No debería pasar esto —lo veo con deseo. Yo misma me recorro en la cama hasta quedar en el centro— pero no quiero detenerte.

Noto una sonrisa perversa plasmarse en su rostro. Con velocidad lo tengo cerca de mi, arrodillado. Él mismo se deshace de su camisa y la lanza lejos. Se inclina, se acomoda arriba de mi. Yo misma flexióno mis rodillas y rodeo su cintura con ellas. Vuelvo a sentir sus labios sobre los míos. Siento sus manos subir mi blusa.

Lo escucho gruñir al no lograrlo con rapidez.

Dejo de besarlo, suelto un leve risita a la blusa atorarse. Me levanto un poco, me apoyo con los codos y me deshago de ella hasta lanzar al otro extremo de la cama. Regreso a acostarme, volvemos a besarnos con desesperación mientras cada prenda comienza a sobrar...

+++

Muerdo mi labio inferior mientras recuerdo lo que acaba de pasar. Con la sábana cubro mi cuerpo, aunque este solo en sujetador. Intento recuperarme, calmar los latidos acelerados de mi corazón.

Me sorprende que esta vez Darren haya cumplido su palabra.

Solo besos y caricias. En ningún momento tuvo la intención de morderme. Ni siquiera acercó sus colmillos a mi cuello cuando una parte de mi lo quería que lo hiciera. Quería que en ese preciso momento, me convirtiera por completo. Sin embargo, él tuvo un increíble control. Se dedico solamente a besarme o vernos mutuamente mientras me hacía suya...

Estoy dándole la espalda.

Pienso en irme sin embargo, una parte de mi no quiere hacerlo.

—Debo regresar con Ana Liz. —hablo acabando con el silencio.

—No te dejaré ir —lo escucho reir.

Estoy por rechistar cuando lo siento cerca de mi. Su mano la coloca en mi cintura. De reojo lo veo apoyar su barbilla en mi hombro mientras me abraza.

No evito sentir la emoción y esa amplia sonrisa.

—Darren, de supone que solo hablaríamos —le recuerdo— te dirías mis condiciones y tú estarias de acuerdo.

—Nunca te dije que había aceptado Ayline.

Me tenso al escucharlo y más al ver su mano deslizarse por mí brazo y detenerse hasta atrapar mi mano. Ignoro sus largas uñas evidentes.

—¿Creí que te había convencido después de esto? —me obligo a decir y alzo la vista.

—No estoy de acuerdo.

Dejo de sentir su mano. De sentirlo cerca.

Enseguida me muevo y logro verlo.

—Darren, no iniciemos una discusión. Ya lo hablamos y...

—Lo aceptaré a mi manera —me interrumpe notando sus ojos carmesí verme— de todas formas me enfrentare al maldito de Owen y eso no puedes evitar. Fue un acuerdo entre ambos.

Resoplo y niego.

—Si le haces algo, Ana Liz te va a odiar.

—No me interesa.

Lo escucho gruñir al acercarse a mi cuello y enseguida se aleja.

—A ti te odio y te odiare toda mi maldita eternidad.

Ruedo mis ojos al escucharlo.

—Yo te amo —murmuro y me volteo hasta quedar acostada de boca arriba logrando verlo sobre mi— y sé que sientes lo mismo.

Lo escucho gruñir.

Con velocidad se aleja.

Suspiro y giro a verlo.

Darren se encuentra en el otro extremo de la cama, recargado en la cabecera de la cama.

—Admitelo

—Callate.

Divertida me empiezo a levantarse. La sábana se baja un poco, la ignoro y me acerco a él.

—Darren

—No insistas Ayline —gira a verme— es lo mismo.

Amplio mi sonrisa.

—¿Quién eres y qué haz hecho con el verdadero Darren?

Obtengo su molestia.

Deja de verme y se cruza de brazos.

—Darren, estoy bromeando.

Ignoro su mirada y me acomodo arriba de él. Lo obligo a bajar sus brazos. Me recargo en su pecho mientras siento sus manos dejarla en mi espalda.

—Alejate —posa la vista en mi.

—¿Ahora un vampiro quiere alejar a una humana?

Obtengo su silencio.

—Darren

Niega y lo escucho gruñir. Deja un casto beso en mi frente y me abraza.

“No quiero perder el control si estás aquí”

Suspiro

Sin responde giro la cabeza y me recargo en su pecho.

“No voy alejarme”

De pronto, lo escucho gruñir y me obliga a alejarme con rapidez.

—¿Qué sucede? —le pregunto mientras me siento en la cama.

Darren imita mi acción y observa sus manos.

—Darren —emito con preocupación.

Veo una pequeña llama de fuego emanar de las palmas de sus manos. Enseguida está se esfuma.

—¿Estás perdiendo el control?

Paso saliva con miedo a la respuesta.

Él niega a gira a verme.

Darren baja una de sus manos. La otra la lleva a su pecho.

—Algo está mal —murmura— necesito beber sangre.

Lo observo con confusión.

Me acerco con lentitud un poco hasta él.

—Darren —no me gusta esa seria mirada— ¿Que sientes?

—Olvidalo —gruñe y baja su mano.

—Tal vez tú corazón está latiendo —inquiero con burla. Burla que desaparece al captar su atención.

—Eso jamás va a pasar Ayline. No me compares con un maldito mortal. —regresa la vista al frente— hay algo que está cambiando en mi. Lo siento, no justamente eso. Siento ardor en mis manos, siento una maldita estaca aquí —señala su pecho. Gruñe y baja su mano— sangre —murmura con lentitud.

Extrañada lo veo.

Darren gira a verme.

Sus ojos se oscurecen poco a poco. Se acerca, alerta lo veo sin moverme. Siento su fría mano déjarla en mi mejilla. Se inclina y me besa. Sin embargo, ésta vez no cierro los ojos mientras él si lo hace. Mientras intento seguirle el beso.

De pronto se aleja, abre sus ojos notando sus ojos carmesís de nuevo.

Me sonríe, se aleja poco a poco.

—Darren, ¿qué te está pasando?

Lo veo verme fijamente.

Su mirada se vuelve seria. Deja de verme y desvía la vista en la puerta.

—Estan aquí

—¿De qué hablas?

Gruñe y gira a verme.

—Las malditas creaciones de Victoria, están aquí, puedo sentirlas y están atacando.

Analizo sus palabras. Poso la vista al frente mientras pienso en el gran problema que se avecina.

Pienso en mi hija, en Carlos. En todos allá afuera.

Giro a ver a Darren, él con velocidad se a terminado de cambiar.

—Quedate aquí y esta vez obedece.

—Mi hija está allá afuera. No voy a quedarme aquí sin hacer nada. —me dedico a bajarme de la cama aún con la sábana rodeando mi cuerpo— voy a protegerla.

—No saldrás Ayline.

Lo ignoro mientras busco mi ropa y lo más rápido que puedo me cambio.

—Aylin —pronuncia mi nombre entre dientes mientras termino de colocarmelo los zapatos y me levanto.

—Protegere a mi hija.

—Yo debo proteger a ambas, si sales lo complicaras todo. Yo iré por Lizbeth.

Dicho esto y Darren se da la vuelta. Lo veo salir de la habitación. Enseguida lo sigo antes de que me encierre.

—¡Ayline!

—¡Darren, es mi hija!

Ambos forcejeamos con la puerta.

Me niego a entrar. Él trata de obligarme a entrar.

Darren deja de intentarlo. Gruñe y baja su mano.

—Ve por ella, te ocultas en el pasadizo de la sala hasta que esto termine.

Asiento.

Enseguida ambos avanzamos.

Todo sucede con velocidad. Darren es empujado con fuerza por un vampiro. Rápido lo busco con la mirada. Lo veo a una cierta distancia siendo atacado por Diaval. Para mala suerte, se ve recuperado. Observa a Darren con odio mientras ambos se desafian con la mirada, a estas alturas, los dos en su aspecto de vampiro.

Sin dudar, retrocedo.

Debo ir por Ana Liz así tenga que dejar a Darren solo. Sé que puede defenderse y podrá vencerlo. Me preocupa más mi hija.

A medida que retrocedo y desvío la vista en el pasillo. Veo a más vampiros invadir el Castillo. Las creaciones de Victoria atacan, el reino se defiende comenzando la batalla entre vampiros.

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