Capítulo ✗ 51 Malos recuerdos
🖤 A Y L I N 🖤
Un silencio abrumador inunda la habitación. Entre más pasa el tiempo, la baja temperatura se siente más. Las sábanas ayudan un poco al darnos calor en esta habitación tan fría. Me he colocado tres y el resto, cubrí a mi hija que se halla dormida a mi lado, sus brazos rodean mi cintura.
Me dedico a verla, me tranquiliza verla bien. Duerme tranquila, algo que yo no puedo hacer.
He intentado dormir un poco sin embargo, los recuerdos me invaden y se me complica hacerlo. Cierro los ojos y escucho esa voz. Prefiero no dormir, vigilar a mi hija al estar rodeada de tantos vampiros que están allá afuera. Aunque sé que ellos vigilan, tal vez Darren les prohiba que se nos acerquen, pero aún así, no me confío.
Gracias a Mía, la habitación es un poco iluminada con un candelabro que colocó en la pared. Después se marchó y no volvió aparecer. No estoy consciente de cuánto tiempo a pasado, pueden ser horas. Ni Mía, ni Ashley han vuelto aparecer y mucho menos Darren. Ni siquiera sé si resolvió ese asunto con todos esos vampiros. Aún pienso la forma de irnos, estar aquí es una mala idea.
Suspiro y dejo de ver a Ana Liz. Poso mi vista en su cuervo que se encuentra entre mis manos. Por una extraña razón, ya no me causa miedo tocarlo. Lo acaricio mientras duerme.
Suelto un bostezo, mi cuerpo exige dormir sin embargo cierro los ojos y lo único que veo en mi cabeza es todo lo que pasó...
Recuerdo lo que me hizo Esteban.
Se enfrentó a Darren.
Me veo a mi misma corriendo por ese bosque.
Ese vampiro cuando me atrapó, me atacó.
La caída.
Ese vampiro siendo decapitado frente a mis ojos.
Ese humo, esa voz, su sombra.
Exhalo varias veces. Quiero borrar cada recuerdo sin embargo mi cabeza lo repite una y otra vez. El dolor de cabeza cada vez es más fuerte.
Alzo la vista y observo ambas puertas cerradas. Esa puerta que da a la entrada a la habitación y la de ese balcón. Estoy alerta, tengo miedo a que algún vampiro quiera entrar y atacarnos.
No obstante, doy un pequeño sobresalto al escuchar una puerta ser abierta. Me tranquilizo un poco al desviar la vista y verlo.
—Ya es demasiado tarde para que sigas despierta. —la voz de Darren resuena en la habitación.
—No puedo dormir. —paso saliva— no quiero dormir.
Inexpresivo me observa y se adentra. Con velocidad llega cerca de la cama. Se escucha la puerta ser cerrada con fuerza.
—Debes descansar.
Niego mientras lo observo.
Él oculta sus manos detrás de su espalda. Con la iluminación logro ver su rostro. Desvío la vista al verlo convertido en lo que es.
—No voy a hacerlo. —fijo la vista al frente— vigilare a Ana Liz.
—Nadie entrará, vamos a vigilar esa maldita puerta, lo haré yo mismo. —lo escucho decir— ya me encargué de todos.
Volteo a verlo.
—¿Nos aceptarán? —Darren asiente— pero aún así estamos en peligro.
—Las seguirán viendo como su alimento, eso no puedo hacerlo cambiar. —hace una corta pausa— todos tienen prohibido acercarse a ustedes si no quieren sufrir las consecuencias. Tendran que mantenerse encerradas aquí para evitar tentaciones.
Lo observo con molestia.
—No estoy de acuerdo en quedarme, no debiste traernos.
—No tienes la última palabra Ayline.
Darren empieza a caminar por la habitación.
Resoplo mientras veo atenta sus movimientos.
—Que seas su rey no significa que quieras obligarnos a nosotras a...
—¿Tienes una idea lo que estoy arriesgando? —me interrumpe causando mi confusión— normalmente, los mortales que entran al Castillo se encuentran en las celdas siendo nuestros donantes, no en una maldita habitación, siendo protegidas por el mismo Rey. —Darren se detiene frente a la cama, con la vista fija en mi— así tenga que encerrarlas, ambas se quedarán aquí.
Asiento rendida.
Bajo la vista, veo a Darki mientras nos consume el silencio.
»No quiero pelear más con él«
Quiero reclamarle por lo que descubrí.
Hace 17 años estuvo tan cerca de mi ese día y no hizo absolutamente nada.
Sin embargo, por una parte, en este momento no quiero hacerlo.
—¿Cuánto tiempo a pasado? —rompo el silencio después de un rato.
—Horas, es madrugada y alguien debe dormir.
Alzo la vista. Noto su mirada sería analizarme.
—Lo intento pero con cada recuerdo, es imposible. —me encojo de hombros— estoy preocupada Darren, por mí hija, por las cosas que puedan pasar al estar aquí. Estoy preocupada por Esteban y por Carlos. Él debe saber que estamos aquí —me inclino un poco— quiero comunicarme con él.
—A Lizbeth no le pasará nada. Con respecto a Esteban, pienso matarlo y con ese maldito mortal, es lo que menos pienso. Es insignificante.
—Carlos me importa. Solo quiero que sepa que estamos aquí. Él también corre peligro...
—Ni lo pienses. —me interrumpe— no aceptaré a un mortal más, a menos que sea alimento de todos y éste en una celda —le doy una mala mirada— a nadie le importa lo que le pase.
—A mi si me importa. —espeto y hago una corta pausa— no quiero que lo traigas, solo quiero que le avises o mandes a alguien que le diga que estoy bien, que estamos bien. Me buscará Darren, solo eso te pido. —recargo mi espalda en la cabecera de la cama— él no sabe llegar hasta aquí, no quiero preocuparlo.
Lo escucho gruñir.
—Si lo hiciera, juras no intentar escapar. —estoy por hablar cuando él continúa— sé que lo harás, no estás de acuerdo, no quieres estar aquí. En cualquier momento, querrás largarte y llevarte a Lizbeth contigo. —lo veo sonreír con malicia— aceptarás quedarte ¿de acuerdo?
Me tomo segundos en darle mi respuesta.
—Es un trato. —lo miro molesta— pero harás justamente lo que te pedí y quiero la protección de ambas aquí.
Él asiente.
Dejo de verlo y observo a Darki. La molestia poco a poco disminuye.
—Darren —suspiro— tengo preguntas que hacerte. —alzo la vista. Suelto a Darki. Me cubro con las sábanas— sin discutir, solo quiero que me respondas con la verdad. —obtengo su silencio, sin esperar su respuesta continúo. — hay algo que me atormenta, no puedo dejar de pensar en lo que pasó, estoy confundida. Eso me impide dormir. —tomo una profunda respiración— ¿Cómo me encontraste?
—Estabas inconciente, herida. No reaccionabas. Estabas sola.
Enarco una ceja.
—¿No había un vampiro cerca?
Darren niega.
—No es posible. —murmuro y dejo de verlo.
—¿Que es lo que recuerdas?
Fijo la vista en él al escucharlo.
—Recuerdo todo, pero lo último, estoy aún confundida. —me inclino un poco, bajo las sábanas hasta mi cintura— Ana Liz me dijo que me curaste, curaste las marcas. Recuerdo que fue Esteban quién me mordió.
—Tenías dos marcas de cada lado Ayline, por el maldito de Esteban y por ese otro vampiro.
Niego varias veces.
—No me estás entendiendo. —alzo un poco la voz. Me obligo a calmarme y suspiro— Ese vampiro que me llevó con él, no me mordió, en ningún momento lo hizo. —me observa con atención— recuerdo que me hizo caer, resbalé, quiso atacarme pero alguien más lo mato. Yo vi su cabeza caer al suelo— cierro los ojos un momento y los vuelvo a abrir— después, vi a un humo en el suelo a mi alrededor, su voz, sentí sus uñas en mi cuello Darren —toco con mis manos en dicha zona— él me mordió. Él estuvo ahí. —siento una lágrima bajar por mi mejilla— estoy segura, no me queda duda que el vampiro que controla a Ana Liz, me salvó.
Rápido lo tengo frente a mí. Retrocedo un poco al verlo a escasos centímetros de mi rostro.
—¿Estás segura? —asiento. Darren coloca su fría mano en mi barbilla— sigues siendo humana. —gruñe y me suelta— ¿Lo viste? ¿Viste como es?
—No, solo una sombra.
Lo veo tomar asiento en la orilla de la cama con la vista fija en la puerta.
—¿Qué es lo que quiere? Si es cierto, estuvo cerca de ti y no te mato. —gira a verme— ¿Te dijo algo?
—Que se había equivocado de humana. Me llamo Elizabeth y me mordió, después de eso no recuerdo nada más. —me encojo de hombros— perdi el conocimiento.
Lo veo fruncir el ceño.
—¿Crees que... —paso saliva— me hizo lo mismo que Ana Liz?
—Existe una posibilidad.
Darren maldice y se pone de pie.
—Sigues actuando igual ¿Sientes algo raro?
Giro a verlo.
—Solo me duele la cabeza y cada vez que quiero dormir, escucho su voz. Recuerdo lo que pasó. —lamo mis labios— si me controla a mi, dejará en paz a Ana Liz. —medio sonrío— no importa Darren, prefiero arriesgarme por mí hija.
—Ya te arriesgaste demasiado. —me interrumpe bruscamente— escucha Ayline, no estamos seguros. Buscaré la forma de solucionarlo. Ambas dejarán de ser controladas por él.
Asiento.
—Creeras que estoy loca. —medio sonrío— pero creí ver a Darki antes de que ese vampiro me atacara. Ana Liz me dijo que estuvo siempre con ella en el refugio pero creo que estuvo conmigo. —un fuerte dolor de cabeza me invade. Llevo mi mano a mi cabeza.— ahora no me importa tocarlo.
Lo veo acercarse, le permito tocar mi mano y bajarla con lentitud.
—Creemos que ese maldito cuervo es el conducto. Existen vampiros que pueden controlar mortales, cualquier animal para cualquier uso. Pocos pueden hacerlo. Con todo lo que a pasado, no hay duda que ese maldito cuervo esté relacionado con él. No podemos alejarlo de ustedes, sabés lo que pasaría.
Asiento.
Veo su mano rodear mi muñeca.
—Voy a encontrarlo.
Observo en sus ojos disminuir ese tono rojizo.
Darren me suelta y oculta una mano en su bolsillo.
—Sera mejor que descanses.
—Con todo lo que te dije, no puedo hacerlo.
—Entonces, te ayudaré a hacerlo.
Lo veo con confusión. Se empieza a acercar a mi poco a poco. Coloca su mano en mi mejilla causandome un escalofrío. Me pierdo en sus ojos, estos vuelven a ser rojos completamente.
—Vas a descansar y no despertarás hasta que yo lo decida. —su voz la escucho tan lejana.
El sueño empieza a vencerme, asiento y pestañeo varias veces. Veo su rostro borroso y sin poder luchar, cierro los ojos por completo.
🦇D A R R E N 🦇
Cae tan frágil, la sostengo y me encargo de acomodarla en la cama. Al menos ese maldito animal vuela al verme cerca y se aleja de ambas hasta aterrizar en la orilla de la cama.
Dejo de prestarle atención y regreso la vista en ella. Al menos logré controlarla, usar la maldita hipnosis para obligarla a descansar.
La cubro con las sábanas, retrocedo un paso y con velocidad salgo de la habitación.
—Lo escuché todo. —escucho la voz de Ashley al cerrar la puerta. Gruño y me doy la vuelta viendola cruzada de brazos frente a mi.
—Hay que vigilarla, a ambas. De esto ninguna palabra a nadie.
Ella asiente.
—De acuerdo.
Oculto mis manos en mis bolsillos.
—Vigila, ahora regreso.
—¿A dónde vas?
—Es hora de encargarme del maldito de Esteban.
Me doy la vuelta. Apenas avanzo tres pasos y soy detenido.
—¿Qué harás? Darren no lo hagas.
Me safo de su agarre bruscamente.
—Ya tomé una decisión.
La esquivo y con velocidad me dirijo en dirección a los calabozos.
...
Llantos, suplicas, un profundo olor a sangre se puede percibir en esta parte del Castillo. Ignoro a esos mortales que se encuentran en las celdas, los que aún conservan su miserable vida. Cada vez, más mortales poco soportan y la mayoría de las celdas quedan solas. Sin dudar, sigo avanzando hasta llegar a la última celda y me detengo frente a ella con mis manos detrás de mí espalda.
Curvo una maliciosa sonrisa al verlo, dejo mis colmillos expuestos.
—Debes estar sediente. No sanas. —doy un paso adelante. Dejo cierta distancia con los barrotes de la celda.
Él no me observa, mantiene la vista pérdida en el suelo. Se encuentra sentado con las piernas extendidas, con esas cadenas alrededor de sus manos. Esteban cada vez está más pálido y pierde fuerza.
—Te dí el tiempo suficiente para despedirte de tu maldita eternidad —agrego mientras sostengo ambas armas que se hallan en mis manos.
Sin respuesta.
Gruño, las sostengo con ambas manos. Saco la llave y abro la puerta de la celda. Me adentro un poco.
Logro su atención. Alza la vista y la fija en mi.
—Adelante, he esperado mi fin desde hace muchos siglos.
Mueve sus manos causando ruido con las cadenas. Gruñe cuando la plata logra causarle daño.
—No me arrepiento de lo que hice.
Lo observo con molestia.
—Ya sabrás tú castigo.
Lo veo sonreír con burla.
—Logré lo que quería. —hace una mueca al moverse— te afecte dañando a tú humana.
—No debiste hacerlo Esteban. —dejo mis uñas crecer— pagarás por eso.
Obtengo su silencio.
—No me importa lo que diga Williams, ni nadie. —elijo una arma y le permito verla.—lastima que termines así. Haré que te encuentres con tu maldita alma en el infierno.
—No te atreves. —masculla molesto— ya olvidaste los siglos de amistad. Lo que he hecho por ti.
—Tu lo olvidaste desde el momento en que te la llevaste.
—Solo quería perjudicarte a ti. Te quedaste callado, de una forma tenías que pagar y esa humana es tu debilidad. —se encoge de hombros— dude, maldita sea Darren, dude en hacerle eso a pequeña, pero al final, aquí ella siempre paga todos tus errores. —rie— solo quería que me odiara ¿Lo hace?
Asiento causando su amplia sonrisa.
—Pero aún así, todos te defienden. —menciono— aquí soy el único que desea eliminarte.
—Deseas arrancarme la cabeza. —borra su sonrisa— siempre lo dices y no eres capaz de hacerlo. Sabés que me necesitas. No harás esto por una humana, nos conocemos desde críos Darren.
—Eso no me importa. Elegiste mal. No me importa tú maldita inestabilidad.
—Estoy consciente de lo que hice. —emite serio— si, estuve apunto de perder el control pero todo lo que hice, no fue culpa de mi estabilidad. Quería hacerlo. —mueve las cadenas y gruñe— ¡¿Y quieres saber por qué?! —sus ojos se tiñen más de rojo. Sus colmillos sobresalen de su boca. Deja de moverse y suelta una carcajada. —me equivoqué, me equivoqué con tú humana. No debí actuar así con pequeña, no le debí tomar aprecio. No la debí considerar importante. Esto lo hice para hacerte pagar a ti y para lograr su odio. No quiero su perdón está vez. Es una humana más, es nuestro alimento. Estoy harto de que sea la única humana que no nos tema. Ya nada me importa, voy a ser ese vampiro que fui antes. Es lo que soy, es lo que somos Darren.
Dejo de verlo y observo la lanza. La sujeto con fuerza.
—Puedes acabar con mi eternidad pero no ahora. No voy acabar así después de todo lo que he soportado. Tengo un asunto pendiente, te ayudaré a matar a Victoria.
Alzo la vista en él.
—No te necesito. Ya no confío en ti. —doy un paso adelante— hace un momento, no te importaba que lo hiciera.
—No voy a irme hasta vengarme. No me iré primero antes que ella o el desgraciado de su hermano. Déjame ayudarte.
—La cuestión Esteban, es que voy a matarte y después lo haré con ellos.
—¡Me necesitas Darren! —jala las cadenas— lo sabés, sabés lo importante que soy. Puedo hacer que sepas su escondite. Diaval confía más en mi que en todos ustedes. Yo soy el único que puede hacerlo hablar y para eso, necesito salir de aquí.
Lo observo con atención.
—Liberame, me alejare de tus humanas. Puedo fingir bien no recordarlas. A nadie. Esto es un trato entre tu y yo. Te ayudo, a nuestros enemigos los vencemos y después dejaré que lo hagas —sonrie ampliamente— Podrás matarme. Ese sera mi castigo.
Niego.
Con velocidad llego hasta él, me agacho y encajo la lanza en su abdomen causando un gruñido de él.
—No hay trato. —rapido me pongo de pie mientras lo veo quejarse— aunque tienes toda la maldita razón.
Me doy la vuelta y salgo rápido de la celda. Vuelvo a cerrarla y lo observo con atención mientras se debilita más, se queja y se quita el mismo la lanza.
—Eres... un maldito.
—Agredece que no termino con tu maldita eternidad. —curvo una maliciosa sonrisa— por ahora.
Me alejo de la celda y empiezo a avanzar. Sostengo con fuerza la estaca mientras me dirijo a la salida.
...
Doblo a la izquierda y sigo avanzando. Me detengo hasta llegar a la pared. Un maldito pasadizo secreto en los calabozos. Fácil la pared se mueve y rápido bajo los escalones.
—¿Noticias? —le pregunto a Drake al verlo frente a mi.
—No a revelado información.
Gruño y observo a varios vampiros que son obligados a vigilar esa celda.
—Me encargaré.
Paso por su lado y con velocidad, llego frente a la puerta metálica. Esta con una pequeña ventana cubierta por barrotes. Fácil logro verlo dentro, atado con cadenas de manos y pies. Recargado a la pared.
—¿Disfrutas tú celda?
—Pierdes tu tiempo sobrino, no hablaré.
Gruño y desvío la vista al ver a Drake colocarse a mi a lado.
—No hablara aunque lo tengas aquí, bajo tortura. No lo hemos alimentando pero eso no le importa. Aunque este sediente—da un paso adelante— debemos hacer que hable antes de que desaparezca.
—Los estoy escuchando. —se escucha su voz del otro lado de la puerta— si estoy muy sediente pero mi significa que obtendran información de mí. Antes prefiero morir.
—Hare que hable, de una forma o de otra. —me dirijo a Drake— largo, todos. —observo a cada uno.
Acatan mi orden y rápido desaparecen de mi vista incluyendo el maldito de Drake. Regreso la vista en él, apesar de estar en esas condiciones, no borra su sonrisa burlona.
—Intentalo sobrino, no te diré en donde está tú madre.
—Estas en desventaja. No soy yo quien está en una celda. Poco vas a soportar.
Borra su sonrisa.
—Soportare lo que pueda pero no obtendrán nada de mi.
Hago mis manos puños.
—¿Dónde se esconde?
—Aunque ya no trabaje para Victoria, aunque me haya expulsado al haberme involucrado con Williams, sigue siendo mi hermana y tiene toda mi lealtad.
Lo observo con atención.
—Tanto como ella lo desea, quiero que dejes de existir y estoy seguro que va a lograrlo.
—Lo dudo si no se atreve a acabar con esto.
Se encoge de hombros.
—Haz lo que quieras conmigo, no hablaré.
Gruño y deshago mis puños.
Duro segundos en silencio sin dejar de verlo.
—Tu eres el que está en esta celda mientras ella está allá afuera. —hablo de pronto— Estás seguro que vendrá por ti ¿Cierto?
Obtengo su silencio y esa sonrisa maliciosa adorna su rostro.
—Que equivocado estás, antes la vamos a atacar antes de que venga aquí. —agrego— y tú nos dirás donde se encuentra. —coloco mi mano en los barrotes— debes tener un debilidad. —curvo una maliciosa sonrisa— Esteban ¿verdad?
Lo escucho gruñir.
—Te contaré, esta aquí. En una celda al igual que tú, encadenado, poco va a soportar. Herido, sediente. Un rival fácil para eliminar. —causo su atención— debe pagar por haberse llevado a una de ellas. La atacó, la mordió, expuso su vida.
—¿Hirió a tus humanas? —me interrumpe— vaya, me sorprende de él. Tanto yo se lo pedí, quise hacerlo cambiar de opinión y jamás quiso hacerlo. Que orgulloso estoy de él.
—Y correrá la misma suerte que tú.
Su semblante se vuelve serio.
—No te atreves. No con él.
—No sabés lo que soy capaz. Mate a mi propio creador, lo hice con esa maldita vampiresa que compartía la misma sangre conmigo, Míriam. —sostengo con fuerza los barrotes— voy a matar a Victoria, lo haré contigo. Después, mataré a Esteban.
Intenta levantarse sin embargo las cadenas se lo impiden.
—No lo harás.
—Sere directo, tu me dices donde esta el escondite de Victoria y tal vez considere en perdonarle la vida al maldito de Esteban.
Gruñe.
Lo pienso un momento.
—Él no te recuerda. No recuerda nada.
Lo veo ponerse de pie con esfuerzo. Se recarga en la pared, gruñe y apenas da tres pasos cuando las cortas cadenas lo obliga a retroceder.
—¿Qué le hicieron?
—Dominik controló su mente, perdió el control y borró su memoria y es poco lo que le puede suceder.
—No te creo. Exijo verlo.
Niego.
—No quieres cooperar. Pierdo mi tiempo. Ordenaré que te maten antes de que Victoria venga. Serás una ofrenda que darle. —me doy la vuelta— eliminaré a Esteban.
—¡Espera!
Apenas di un paso y me detengo.
—Te lo diré.
Con velocidad me volteo y lo observo por esa pequeña abertura.
—Pero antes, jura que dejarás a Williams fuera de todo esto y me dejarás verlo, solo eso te pido.
Asiento.
—Te diré donde está mi hermana a cambio de su eternidad.
Sonrío con malicia al lograr convencerlo.
+++
—Tengo la dirección. —le digo a Drake apenas salgo y la pared se cierra.
—¿Tal fácil te lo reveló?
Asiento.
—Esteban implicó en eso.
—Desde que llegó, exijio verlo.
—Y no lo hará, le hice creer que sí pero no pienso cumplir mi palabra. Debemos actuar antes de que Victoria cambie de lugar si es que habló con la verdad.
Drake asiente.
—No es que me importe, pero ¿qué harás con Williams? Lo digo por Mía y Dean, le es importante.
Le doy una mala mirada.
—Tendran que batallar con su muerte.
—¡Darren!
Gruño al escuchar esa maldita voz.
Maldigo y me doy la vuelta. Enseguida Williams aparece frente a mi.
—Libera a mi hijo.
Lo observo con atención. Pocas veces lo he visto descontrolado. Con su apariencia de vampiro ser presente.
—No pienso hacerlo.
—Sera mejor que lo hagas. —da un paso adelante— te estimo Darren, le hice un juramento a Estefan, ayudarte siempre pero con esto, no voy a hacerlo. Estamos hablando de mi hijo ¡Libera a Esteban!
—Sabes lo que hizo.
Retrocede un paso. Gruñe y pasa sus mano por su cabello.
—Él no está bien y lo sabes. Todo esto tú lo provocaste. Él no debió salir de aquí, te lo advertí.
—No voy a cambiar mi descision, tu hijo Williams, será eliminado.
Paso por su lado. Avanzo a pasos apresurados sin embargo soy detenido con brusquedad. Choco con la pared y siento su mano rodear mi cuello con fuerza.
—Esto lo hago por él. —gruño. Hago mis manos puños. Me obligo a controlarme y no defenderme.
—Sueltame Williams. —mascullo entre dientes.
Él niega y ejerce fuerza.
—Se lo fuerte que te has vuelto. Estefan debe estar orgulloso por eso. Sé que fácil puedes vencerme. Eres un vampiro demasiado joven que ya tiene un fuerte poder y fácil puede vencer a uno que lleva más siglos que tú. —disminuye su fuerza— yo te ayude con esas humanas. Solo quiero la libertad de Esteban.
Aleja su mano lentamente y retrocede.
—Te prometo que no volverá a causar problemas. Lo mantendré controlado. No saldra de aquí. —su apariencia de vampiro se esfuma— le pediré a la señorita Black más sedantes. Prefiero mantenerlo sedado siempre a verlo en esa celda. Darren, es mí hijo, algún día pasarás tu por esto, no voy a permitirlo, no lo dejaré ahí.
Desvío la vista. Pienso una respuesta.
—Si acepto, lo quiero lejos de ellas.
Giro a verlo. Él asiente.
—Ve por tu maldito hijo. —digo y avanzo varios pasos. Me detengo de pronto— pero antes. —con velocidad llego hasta él y lo empujo a la pared sin soltarlo del cuello— no vuelvas a atacarme, la próxima no dudaré en matarte aunque hayas sido amigo de Estefan.
Lo suelto, él se queja y se inclina un poco.
—Que sea rápido Williams. —espeto y con velocidad me marcho.
+++
De nuevo, frente a esa maldita celda. Le he entregado la llave a Williams y él rápido abre la puerta y entra.
—Esteban —con velocidad llega hasta él— hijo, saldrás de aquí. —lo escucho gruñir— ¿lo heriste? Aún no sana y vuelves a herirlo.
Guardo silencio.
Me adentro a la celda, me detengo a varios pasos de ellos. Lo veo intentar abrir las cadenas.
—No me diste la llave.
Recibo esa molestia al verme.
—Deje que lo vieras, pero estoy dudando en liberarlo.
—Darren, cumple tu palabra. —Williams se pone de pie— míralo, esta débil, necesita sangre.
Dejo de verlo y observo a Esteban. Obtengo su atención.
—Trato hecho.
Medio sonríe y asiente.
—Hazlo antes de que me arrepienta. —regreso la vista en Williams y le entrego la llave. Rápido me la arrebata y se dedica a liberarlo de ellas.
Oculto mis manos en mis bolsillos. En uno de ellos siento la estaca que sostengo con fuerza, estoy alerta de Esteban.
Williams se dedica a darle su propia sangre.
—Esto tus humanas lo provocaron.
—Guarda silencio Williams, como todos, aceptarán que estén aquí.
Esteban se aleja de su brazo, con brusquedad limpia su boca y barbilla. Su apariencia de vampiro desaparece aunque sigue estando débil. Me observa por segundos y fija la vista en Williams.
—Levantate Esteban.
—¿Cómo me llamaste?
—Esteban.
—¿Los conozco?
Me sorprende su maldita forma de fingir. Esa confusión en su mirada.
—Esteban, eres mi hijo.
Williams lo obliga a ponerse de pie. Él con esfuerzo se apoya en él.
—Que gusto conocer a mi creador.
Williams me observa al escucharlo. Deja de verme y se dirige a él.
—¿Recuerdas por qué estás aquí?
—Supongo que hice algo malo. —se queja al avanzar— ¿Soy libre?
—Nuestro rey te a perdonando ¿verdad Darren?
Él fija la vista en mi.
—Se lo agradezco, mí rey. No volveré a causarle problemas.
—Sus recuerdos. —emite Williams en tono bajo, perfectamente logré escucharlo. Su mirada refleja preocupación.
Enseguida siento una presencia cerca. Rápido aparece esa vampiresa y entra en la celda.
—Jonathan, lo lograste.
—Ahora no, señorita Black.
Ella se detiene a cierta distancia de ambos. Sus ojos recaen en Esteban.
—Mirate, estás muy débil.
—¿Nos conocemos? ¿Tú la conoces?
Lezy lo observa con confusión.
—Soy Lezy, por supuesto que nos conocemos. —se dirige a Williams— Jonathan, ¿qué significa esto?
—Hablaremos después, antes quiero que mi hijo se recupere.
Ella asiente y retrocede. Les permite pasar hasta ambos salir de la celda.
—Esteban. —ella avanza y lo detiene del brazo— ¿Qué sabés de Nohemí?
—¿Es algo tuyo?
—Una amiga.
—En ese caso, me encantaría conocerla.
Ella lo suelta y asiente.
—Llevatelo Williams. —ordeno.
Poco tiempo después y ambos desaparecen de nuestra vista.
—No, no recuerda.
Me observa.
—Es lo mejor.
—No es cierto.
Cubre su boca con su mano.
—¡Darren! —desvio la vista y rápido salgo de la celda— ¿qué pasa con Esteban?
Me encuentro con Ashley frente a mi, ella siendo acompañada por el maldito de Drake, Owen y Dominik.
—¿Las dejaste solas? —espeto con molestia al verla.
—No, Mía se quedó vigilando. —me responde y da un paso adelante— dime, ¿qué le sucede a Esteban? Dice no conocerme cuando lo ví, Jonathan me dijo que tú me explicarias, actúa raro.
—No recuerda Ashley. —responde Lezy por mí y rápido llega a mi lado.
—¿Cómo que no recuerda?
—No recuerda nada, ni porque está aquí. Que hizo, no recuerda ni a Nohemí.
—Debe estar confundido...
—Lo ví tan seguro.
Ashley gira a ver a Dominik.
—Es mi culpa. Yo te pedí hacerlo. —dirige la vista en ambos— no debí obligarte a que lo hicieras perder la conciencia, dejar que controlarás su mente... Es mi culpa.
Ashley se da la vuelta, se marcha murmurando cosas inentendibles.
—¡Ashley! ¡Ashley espérame! —le grita Lezy y con rapidez la alcanza.
—¿Es cierto? —escucho decir a Owen.
Asiento siguiendo con la mentira.
—Mía no lo aceptará, mucho menos Dean. —inquiere Drake.
—Es lo último que vamos a batallar. Antes debo actuar, ya sé el escondite de Victoria, su maldito hermano me lo reveló. Iré en cuanto antes. De Esteban, se encargará Williams.
—Tenemos un trato Darren, no creas que irás solo. —emite Owen— también quiero matar a Victoria. Me encargaré de todo, iré por las armas y los veo fuera del Castillo.
Enseguida desaparece de nuestra vista.
—Estoy harto de ayudarte, pero sé que Mía me obligará a hacerlo. —oigo decir al maldito de Drake.
—No te necesito.
—No lo hago por ti. —me responde y lo veo alejarse de nosotros.
Gruño y observo a Dominik fijamente al estar frente a mi.
—Aun recuerdo lo que hicieron a Ley.
—En marcha entonces. —espeto y empiezo a avanzar.
Somos los únicos que quedamos en los calabozos.
—Collins, sé que me culpan por lo que le hice a Williams. —lo oigo decir detrás de mí— estoy consciente de mi poder, de las consecuencias y estoy seguro que no use ni la mitad de el en Williams.
Me detengo y volteo a verlo.
—No lo hice perder sus recuerdos, si hubiera querido, fácil lo hubiera hecho. Mas no lo hice. —me observa serio— fácil lo hubiera matado. —da un paso adelante— no me interesa si todos me culpan. No sé que pretenden pero se lo diré a Ley.
—Guardaras silencio Dominik.
—Collins, no aprendes. —rapido lo tengo cerca de mí— todas las decisiones que tomas, nos afectan a todos. —sonrie con malicia dejando sus colmillos expuestos— tienes mi silencio, que todos crean lo que quieran. Si me culpan, adelante.
—Nadie puede saberlo, ni mucho menos Ashley.
Retrocedo tres pasos y lo observo seriamente.
—Se lo puedo ocultar, entre más me teman, más lo disfruto. Soy un vampiro diferente a ustedes. —avanza y me esquiva— pero te aseguro que se están equivocando.
Dejo de sentir su presencia cerca.
Observo la celda solitaria frente a mí. Saco la estaca de mi bolsillo. Aquella que por un instante, pensé en usarla contra Esteban. Hace poco estaba completamente seguro de arrancarle la eternidad y ahora, cambie de opinión.
Recuerdo la información que recibí de Aylin. Voy a solucionarlo, pero antes, iré por Victoria y la mataré con esta misma estaca.
Gruño y con velocidad, abandono los calabozos. Dispuesto a terminar con ella.
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