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Capítulo 46 ✗ Identidad revelada (sin editar)

    A Y L I N
Ya no sé que pensar al respecto. Todo lo que me dijo Darren se repite en mi cabeza y no he dejado de pensar en ello. Quiero creerle, apesar de todo.

Han pasado dos días desde lo ocurrido. Intenté explicarle a Ana Liz la verdad, excepto lo último que he me dijo ese vampiro. Logré que la molestia que tenía hacía Darren, disminuyera un poco. Ambas estamos muy confundidas. Confío en que todo esto, pronto se terminará.

Abro la puerta de la habitación, al menos no tenemos que estar encerradas y respetan el acuerdo. Condiciones suyas, nuestras, durante nuestra convivencia en esta casa.

Apenas salgo y suspiro al ver a Esteban recargado en la pared, cruzado de brazos.

—Te tomas muy enserio esto de vigilarnos todo el tiempo.

—Cumplire mi palabra y está vez no fallaré.

Ruedo mis ojos y cierro la puerta.

—No es necesario Esteban.

—No se me volverán a escapar.

Evito responder eso y paso por su lado. Empiezo a caminar por el pasillo y enseguida soy alcanzada por él.

—Dentro de esa habitación te doy privacidad.

—Y fuera de él eres mi sombra.

—Muy bien dicho.

Medio sonrío.

De pronto me detengo, avanzo unos pasos y me doy la vuelta quedando frente a él.

—¿Crees que hice bien en mandar a Ana Liz al instituto? No quiero que esté en riego pero tampoco que este encerrada.

—En mi humilde opinión pequeña. —él da un paso adelante— no volverán a tener la vida normal que tenian antes de que nosotros regresaramos. No puedes fingir, aunque criatura necesita un poco de tranquilidad después de todo lo que a pasado, que estén afuera aún es un peligro.

La angustia me invade.

—Pero estaremos alerta de ambas.

Asiento no muy convencida.

—Suspendere las clases de Ana Liz, al menos hasta que esto termine.

Esteban asiente ante mi respuesta.

Ana Liz no rechisto para irse al instituto, aunque prácticamente la llevamos. Siempre soy acompañada por Esteban. Desde lo sucedido, no he vuelto a cruzarme con Darren o verlo.

—Estan a mi cargo, pequeña. Estarán bien.

Vuelvo asentir.

Desvío la vista y suelto un exagerado suspiro.

—¿Qué te atormenta? Me doy cuenta de esa mirada que tienes, no necesito leer tu mente para saberlo.

Medio sonrío al escucharlo.

—Ultimamente un vampiro está siendo mi oyente. —menciono y giro a verlo— me estoy acostumbrando.

Él se encoge de hombros.

—Adivinare, una simple palabra. —él ladea la cabeza— Darren.

Asiento y me cruzo de brazos.

—Me contó todo, el ultimátum que le dio la Corte, sé porque actúo así con Ana Liz. Quiero creerle Esteban. Él me a demostrado tantas cosas...

—Pequeña, debes saber que tampoco estoy de acuerdo. —con velocidad llega al barandal y se recarga en él— dudo que esto termine en un mes. El tiempo está en nuestra contra.

Guardo silencio y me acerco al barandal.

—Esa Corte lo a condenado por mi culpa. —recargo mis manos sobre el metal— Darren no debería hacer justamente eso.

—No se puede hacer nada. Son más fuertes que nosotros, la máxima autoridad y nosotros les debemos tener respeto y acatar sus órdenes. Estemos o no de acuerdo. —escucho decir a Esteban.

>Apenas conocí a uno y ya odio al resto<

—Darren hará justamente esto. Terminará con nuestros enemigos y nos iremos. Debes estar enterada. —asiento—. Aunque él marque distancia con ustedes, a estado aquí. No dudo que ahora esté de caza.

—O en el Castillo. —emito y giro a verlo.

—Existe la posibilidad.

Resoplo y regreso la vista al frente.

—Debe estar alerta de la Corte, pequeña. Todo esto lo hace por ustedes.

Me limito a guardar silencio.

—¿Es cierto? —rompo el silencio después de un rato— sobre ese vampiro que controla a Ana Liz —poso la vista en él— ya saben quién es.

Esteban hace una mueca y se aleja del barandal.

—Hay una posibilidad. —evita mi mirada— mira pequeña, no voy a mentirte. Puede que nos estemos equivocando.

Me giro, me sostengo con una sola mano del barandal.

—Pero si dan con él, podrán liberar a Ana Liz.

Esteban gira a verme y niega.

—Lo veo difícil. Estamos hablando de un vampiro que para todo el mundo vampírico ya no existe o lleva siglos oculto. No daremos con él, ni criatura puede hacerlo.

Bajo la vista.

—Sé que Darren quiere ponerlas a salvo pero debería decirles la verdad. Plantearse esa idea. —lo veo dar un paso hasta mi— pequeña, haremos todo lo posible para encontrarlo si es que aún existe.

Sostiene mi barbilla y me hace alzar la vista. Sonríe dejando a la vista sus colmillos.

Retrocedo evitando su toque.

—Yo solo quiero que Ana Liz este a salvo. Que esto termine. Logré hablar con ella, entiende que nos debemos quedar, creo que solo tuvo una alucinación. Todo esto le afecta y lo hará más cuando ustedes se vayan —hago una pausa. Lo observo fijamente y dudo en decirlo— No sé que hacer Esteban. —me volteo observando la sala solitaria— Darren quiere borrarle la memoria a Ana Liz cuando esto termine. A ella aún no lo he dicho nada, no sé si deba permitirle hacer eso o no. Por una parte, creo que es lo mejor para ella pero si se entera, Ana Liz no me lo perdonará por haberlo permitido. —lamo mis labios— ella se a acostumbrado mucho a su presencia. —giro a verlo— ¿Qué debo hacer?

—Sabes lo que yo haría. —asiento no muy segura al notar su seriedad— las convertiria a las dos y me las llevaría al Castillo. Sería lo suficiente fuerte para enfrentarme a la Corte.

Medio sonrio.

—Lo veo imposible.

—Es algo que no pasará.

Esteban se encoge de hombros.

No obstante, mi celular empieza a sonar. Dejo de verlo y saco mi celular de mi bolsillo, reviso la pantalla y apago la alarma.

—Es hora de ir por Ana Liz. —digo y vuelvo a guardar el celular. —esta de más decir que vendrás conmigo.

—Tu sombra, recuerdalo.

—De acuerdo.

Me doy la vuelta y me dirijo al inicio de las escaleras. Me demoro en bajarlas. Bajo el último escalón y ya tengo a Esteban frente a mi.

—No uses tu velocidad.

—Que de algo sirva ser vampiro, pequeña.

Lo veo avanzar a la salida mientras me dedico a seguirlo. Él es el primero en abrir la puerta. De pronto se detiene y lo escucho gruñir. Llego hasta él, se hace a un lado y noto la presencia de Carlos frente a nosotros. Él baja su mano y solo me observa a mi.

—Estaba apunto de tocar. —medio sonríe— ¿Podemos hablar Aylin? A solas. —recalca sin ver a Esteban.

—Carlos, estoy por salir. Iré por Ana Liz...

—No te quitaré mucho tiempo, por favor Aylin.

Observo de reojo a Esteban y asiento.

—Esteban, ya hablamos de la privacidad. —giro a verlo.

—Te daré tiempo— logro que aparte la vista de Carlos— fingire que no escucharé su conversación.

Dicho esto y sale de la casa. Carlos enseguida se hace a un lado. Al verlo lo suficiente lejos, cerca del auto, concentro la atención en Carlos.

—Deberia comenzar por disculparme. —mueve sus manos nervioso— lo siento Aylin, no debí actuar así. Siento si no te he llamado pero te juro que ya no podía dejar pasar un día más sin verte. Que estés con esos .... vampiros me preocupa mucho. —susurra lo último.

—Carlos, sé que no confías en ellos pero...

—¿Tú lo hacés? ¿Has olvidado todo lo que nos hicieron? Aylin, fuiste la más perjudicada.

Él coloca sus manos en mis hombros.

—No he olvidado nada. No me lo tienes que recordar. Siempre recuerdo que Sam ya no está más aquí, todo lo que está pasando me está torturando Carlos. Tan solo pensar en mí hija...

Guardo silencio al sentir el nudo en mi garganta presente y agacho la vista.

—Siempre arruinó todo. —lo oigo decir y me suelta.

Tomo una profunda respiración y alzo la vista.

—Estare bien Carlos. —murmuro.

—No lo estarás hasta que te alejes de ellos. —le da una mirada de desagrado a Esteban. Él enseguida aparta la vista de nosotros.

—Carlos, vete por favor. No quiero exponerte a ti también.

Capto su atención.

—Yo solo quería verte. Saber que estás bien. —se acerca y deposita un casto beso en mi frente— Aylin, quiero que sepas que yo aún te amo. —dice al alejarse— que aún creo en lo nuestro y cuando esto termine. Te juro que nos iremos lejos, juntos. —me sonríe— Cuídate mucho.

Lo veo darse la vuelta y empieza alejarse de mi. Sin articular palabra, me dedico a verlo, sin perderlo de vista hasta que Carlos entra a su auto y lo pone en marcha. Se empieza a alejar de la casa.

Suspiro, cierro la puerta y avanzo en dirección a Esteban. Al llegar cerca de él, noto esa sonrisa burlona en su rostro.

—No comentes nada. —le digo y empiezo a rodear el auto.

—No iba a hacerlo. —lo escucho decir.

Prosigo a entrar al auto, estoy por pedirle que entre cuando apenas me acomodo en el asiento, ya lo veo a un lado de mí, cerrando la puerta.

—Al menos puedo decir que ese humano hace su lucha.

—No quiero hablar sobre eso Esteban. —me coloco el cinturón de seguridad, saco las llaves y enciendo el auto.

—Debo reconocer que no se da por vencido. Aunque tiene las de perder, hace años que elegiste con quien quedarte.

Resoplo y giro a verlo dándole una mala mirada.

—Conduce, criatura nos espera. —lo escucho decir y observa al frente.

Sin rechistar, dejo de verlo y pongo en marcha el auto. Está vez sin nadie mencionar nada al respecto.

...

—¿Alguna vez te imaginaste que irías con un vampiro por tu hija?

Después de largos minutos, Esteban rompe el silencio que nos invadió durante el transcurso de camino. Ya era raro su silencio viniendo de él.

—No es la primera vez que comparto un auto contigo. —le digo sin verlo. Atenta en la carretera.

—Eso es cierto. —cada vez faltan menos kilómetros para llegar al instituto— sabés, puedo ganarle a esta cosa indispensable para los humanos.

—Nosotros nos poseemos esa velocidad Esteban, un auto es de mucha ayuda para nosotros —le digo y le doy una rápida mirada— oye, no quiero que por estar con nosotras, tengas problemas con Alejandro.

Regreso la vista en la carretera. Acelero un poco.

—Regreso la pequeña curiosa.

Suelto un risa.

—Solo quiero hacer plática contigo.

Él guarda silencio.

Giro a verlo.

—¿Qué sucede? ¿No quieres contarme? —regreso la vista en la carretera.

—Él se molestó por esto. —lo escucho decir después de eternos segundos— sabés que a Alejandro no tolera mucho a cualquier mortal y ustedes lo son. He intentado hacerlo cambiar de opinión pero no funciona. —hace una corta pausa— ya fui claro con él, me necesitan y si no lo entiende, no es mi problema.

—Esteban yo no quiero...

—Ya no puedo fingir pequeña— me interrumpe— soy su alma pero nada es recíproco. Que esté con él no significa que haya olvidado a Nohemí. De hecho cada vez la recuerdo, le he fallado. Incluso he dejado de verla. Ale me hace aparentar ser estable.

Giro a verlo, me demoro por pocos segundos los suficientes para detener el carro enseguida al escuchar un golpe al impactar algo contra el cofre del auto.

—¡¿Qué fue eso!? —digo alterada mientras regreso la vista al frente y observo alrededor sin ver nada extraño. Sostengo el volante con ambas manos con fuerza e intento calmar mi respiración agitada.

—No salgas del auto, ahora regreso.

Giro a ver a Esteban.

—Oye, no. No me puedes dejar aquí sola.

—Eres valiente pequeña. —niego porque en este momento no me siento así— solo revisaré alrededor. Quédate aquí.

—Esteban. —lo veo bajar del auto— ¡Esteban sube al auto! —cierra la puerta y de pronto, desaparece de mi vista.

Bufo frustrada.

Suelto el volante y observo por las ventanas del auto.

—Regresa Esteban. —murmuro mientras observo por el espejo. Me regaño a mi misma. No se refleja.

Tenía que ser vampiro.

Me pongo alerta a cualquier ruido y movimiento. En espera a que Esteban regrese.

—Todo está bien Aylin. —me digo a mi misma— Todo está...

Un fuerte ruido percibo. Algo impacta contra el auto en la parte de atrás logrando un grito de mí parte.

—¡Esteban! —exclamo alterada. Rápido me quito el cinturón de seguridad, tomo una respiración profunda y empiezo a abrir la puerta del auto. —todo está bien. —mis pies tocan el suelo, al estar de pie cierro la puerta y observo alrededor. —enserio, soy la única en la carretera, no es posible que...—dejo de hablar al escuchar un gruñido.

Dudo en seguir avanzando. La Aylin valiente me obliga a hacerlo sin hacerle caso a la Aylin miedosa.

Llego al final del auto y me asomo.

—¡Rubio! —corro hasta él al verlo sentado en el suelo con las piernas extendidas. Su transformación evidente— ¿Qué... qué pasó? —veo su mano puesta en su estómago, está cubierta de su sangre.

—Te dije que no bajarás del auto.

—¡Mirate, estás herido! —me agacho a su altura— ¿Qué hago? No puedo dejarte así.

—Recuerda que soy vampiro pequeña, voy a sanar.

Niego, lo obligo a apartar su mano y logro ver la herida al tener la camisa rota. Coloco mi mano sobre la herida solo logrando mis manos mancharse de su sangre.

—No estás sanando.

—Es plata. —lo escucho quejarse al moverse— escucha pequeña, están aquí. Las creaciones de Victoria nos han seguido. Tienes que huir —cubre su herida y aleja mi mano de él— yo estaré bien, sanare y los detendré. Estan armados, no saben utilizar la fuerza....

—No me ire, no voy a dejarte. —lo interrumpo y limpio los rastros de sangre de mi mano en mi pantalón.

—Eres una humana, tu vida corre más peligro que la mía. —sus ojos se oscurecen y sus colmillos se alargan— ¡Vete! ¡Sube al maldito auto y ve por criatura!

Niego.

Dudo que hacer.

Observo alrededor.

—Vendran a ayudarnos. Si Darren no se fue al Castillo, vendrá...

—No seas necia, vete, déjame y ponte a salvo.

Le doy una última mirada y me pongo de pie. Observo alrededor.

—Te daré mi sangre Esteban, no me importa. Yo me iré contigo.

Recibo su mala mirada.

Estoy por agacharme cuando me hacen retroceder con brusquedad. Solo logro ver una sombra acercarse a mí y enseguida siento que soy levantada del suelo y me llevan con velocidad.

Grito, me quejo sin embargo es en vano.

Ese vampiro que me racto se detiene. Me baja de sus hombros y me hace caer al suelo cayendo sentada logrando verlo. Enarco una ceja al ver a un vampiro que desconozco.

—Fue más fácil de lo que creí. —se agacha un poco notando su transformación de vampiro ser evidente— fue fácil deshacerme de tu compañero y presumen ser vampiros purasangre. —rie.

—¡Lo atacaste con plata! ¡Eso debilita a cualquier vampiro, tu eres el más débil!

Enseguida me arrepiento de reaccionar así.

Empiezo a retroceder, me arrastro por el suelo al verlo que se endereza, gruñe y sus colmillos crecen más.

—Tengo órdenes de matarte, a mi reina le dará tanto gusto saber que me deshice de ti.

Con velocidad llega cerca de mi. Me obliga a levantarme, hago una mueca de dolor al sentir su mano en mi cuello al ejercer fuerza. Impidiendo mi respiración.

—¡Suel... sueltame! —muevo los pies sin lograr tocar el suelo.

—Como órdenes.

Mala idea.

Ese vampiro me lanza lejos. Impacto contra el duro suelo de la carretera. Hago una mueca de dolor al sentir todo mi cuerpo lastimado, ruedo un poco y empiezo a levantarme con dificultad. Suelto un quejido de dolor al apoyarme con las rodillas y mis codos.

—Tus últimas palabras, maldita humana.

Me jala y me hace voltear. Quedo sentada en el suelo. Respiro acelerada. Avanza hasta mi, veo sus largos colmillos y de pronto cierro los ojos al verlo dispuesto a morderme con sus colmillos.

Sin embargo, no soy atacada por él.

Abro los ojos poco a poco. No veo a ese vampiro cerca, me encuentro sola en la carretera. O al menos eso creo hasta verlo aparecer en el suelo, otro vampiro lo obliga a levantarse, lo sujeta del cuello y lo empuja.

Pestañeo varias veces.

No creí verlo justamente a él.

Ninguno se vuelve atacar.

Por la distancia, no logro escucharlos y de pronto, ese vampiro que me atacó desaparece.

—Levantate, no creas que voy ayudarte.

Alzo la vista al ver a Alejandro aparecer frente a mi.

Asiento aún confundida y hago una mueca al intentar levantarme. Lo escucho gruñir y me levanta con brusquedad.

—No te ayude, no lo hice por ti. —me observa con desagregado— iremos por Williams.

Sin darme oportunidad de responder. Siento que me jala del brazo basta chocar contra su pecho y con velocidad llegamos al punto inicial. Me cuesta reaccionar al sentir que me suelta. Tomo una profunda respiración ignorando el mareo y las náuseas. Cierro los ojos un momento, los vuelvo a abrir y fijo mi vista en ellos. Veo a Esteban de pie con la camisa manchada de su sangre y su mano puesta en dicha herida.

Me obligo a reaccionar y avanzo hasta él.

—¿Qué haces aquí?

—Supose que estabas en problemas.

La confusión de Esteban es obvia al ver a Alejandro. Desvía la vista y finge sonreír al verme.

—¡Pequeña! —se queja al dar tres pasos.

Cuidadosa lo abrazo y me alejo de él.

—¿Te has recuperado?

Él niega.

—Ya estaba apunto de ir por ti. Sola te escapaste eh.

—Alejandro se encargo de todo. Él me salvó.

Esteban gira a verlo.

—No te importaba eh.

—Solo es una insignificante humana.

Él desvía la vista.

—Ya, aún así, te agradezco que lo hayas hecho.

—Escapó. —emite y regresa la vista en nosotros— el maldito que te hizo eso, se escapó. Lo voy a encontrar Esteban y me encargare de él.

Percibo sus ojos teñirse de rojo.

Paso saliva y observo a Esteban.

—Deberias estar sanando. —le digo.

—Ya estoy mejor.

—¿Desde hace cuánto no te alimentas? —le pregunta Alejandro.

Esteban dura en responder. Evita ver alguno de los dos.

—De acuerdo, si estoy debil. Hace días que no me alimento.

—Estas arriesgando tu eternidad solo por unas malditas humanas. Esteban, necesitas alimentarte.

—Lo haré. —él gira a verlo— después de poner a ambas a salvo. —dirige mi vista en mi— vamos por tu hija.

—Te vas a arrepentir de esto Williams. —masculla con molestia ese vampiro y desaparece de nuestra vista.

Observo a ese rubio vampiro.

—Andando.

—¿Seguro? Puedo darte mi sangre y...

—No me apetece probarla. —me interrumpe y se revisa la herida— estoy sanando, lento pero lo estoy haciendo. —rie, hace una mueca y se da la vuelta. Se apoya del auto mientras se dirige a la puerta del auto.

Rápido reacciono, rodeo el auto y al llegar entro. Esta vez Esteban se demora poco tiempo en entrar.

Finalmente lo hace, me sonríe y sin esperar más tiempo, pongo en marcha el auto.

(...)

—¿Cómo va la herida? —le pregunto al estar por llegar al instituto donde esta Ana Liz.

—Sane, pero necesito sangre.

Giro a verlo.

Lo veo más pálido, él me observa. Puedo notar su transformación de vampiro ser evidente. Sus colmillos sobresalen de su boca.

—Esteban...

—Solo conduce pequeña, debemos poner a salvo a criatura.

Regreso la vista al frente y trás varios minutos, aparco el auto cerca de la entrada del instituto.

Giro a ver a Esteban, él observa por la ventana. Bajo la vista en su mano, sus uñas se han alargado.

—Ve por criatura, déjame aquí. No bajaré ahora. Ante los humanos, seré un monstruo.

Asiento al escucharlo y prosigo a bajar del auto. Corro hasta la entrada y me detengo enseguida al ver a Ana Liz salir.

Al llegar hasta mi, la abrazo. Me alejo de ella y la reviso.

—¿Estás bien?

—¿Lo estás tú? Mírate mamá, ¿qué te pasó? —me analiza— traes roto el pantalón.

Bajo la vista y me observo a mi misma.

En efecto, mi pantalón está roto de la rodilla derecha, incluso tengo un raspón, de este tengo un pequeño rastro de sangre.

—Te juro que no me duele. —digo y alzo la vista.

—¿Qué te pasó?

—Me atacaron.

—¡¿Qué!?

—Shh. —coloco mis manos en sus hombros— no llames la atención.—le digo en tono bajo— ahora no puedo decirte, debemos irnos ya. Tenemos que regresar a la casa.

Por fortuna, mi hija no rechista. La tomo de la mano, observo alrededor alerta y me dirijo al auto.

—Sube a la parte de atrás, Esteban esta herido y...

Me detengo, sin soltar a Ana Liz abro la puerta del auto sin ver rastro de ese rubio vampiro.

—Mamá, ¿qué pasa?

—Él... él estaba. —giro a ver a mi hija— aquí.

Ella frunce el ceño.

—Aqui no está ese rubio.

Confundida observo alrededor.

—Debio ir por sangre. —digo y no evito ver algunos alumnos que pasan a nuestro alrededor. Sin ellos darse cuenta de la existencia de vampiros.

Pestañeo y giro a ver a Ana Liz.

—Sube, debemos irnos.

Ana Liz asiente y sube al auto. Cierro la puerta. Rodeo el auto, al llegar a mi lugar, enseguida pongo en marcha el auto.

+++

—Vaya mamá, a eso yo le llamo velocidad.

Apago el auto y giro a ver a mi hija. Se hizo corto el trayecto al conducir prácticamente como loca en la carretera.

—Ya me dirás que te pasó.

—Baja del auto, en la casa te explico.

La escucho bufar y Ana Liz baja del auto. Imito su acción. Ambas nos dirigimos a la entrada, sin antes ver alrededor, prosigo a entrar con mi hija.

Apenas cierro la puerta, coloco el seguro y retrocedo. Me doy la vuelta, tomo del hombro a Ana Liz y la obligo a caminar conmigo.

No obstante, ambas nos detenemos al verlos. La suelto.

—Aylin, Ana Liz. Llegaron en el mejor momento. —nos dice Ashley. Esa vampiresa se encuentra frente a nosotras cruzada de brazos. A su lado Owen y frente a ellos, dándonos la espalda, Darren. Ashley nos observa, borrar su sonrisa al analizarme— ¿Qué te pasó Aylin? ¡Estás herida y estás sangrando!

—Me atacaron.

Dicho esto y ya tengo a Darren frente a mi. Siento sus manos en mis hombros y lo veo gruñir al bajar la vista y verme.

—No me duele.

—Miente.

—Ana Liz. —le doy una mala mirada.

—¿Quién fue? Habla Ayline. —me zarandea.

—Darren, sueltala. —Ashley intervine y logra que me suelte al empujarlo y ocupar su lugar frente a mi— esa no es la forma.—me sonríe.

Tomo una profunda respiración.

—Estaba con Esteban en el auto, íbamos por Ana Liz cuando algo impactó contra el auto. Me detuve en la carretera y todo pasó tan rápido...

—Aylin, trata de calmarte.

—¡No puedo Ashley! —inhalo y exhalo— Esteban bajó del auto y lo atacaron. Tiene una herida hecha por plata y no sana rápido. Me acompañó a ir por Ana Liz pero después él solo simplemente se fue. —giro a ver a Darren— tienes que ayudarlo.

Él se cruza de brazos mientras me observa inexpresivo.

—¿Y cómo te hiciste esa herida?

Observo a Ashley. Hago una corta pausa.

—Tuve que bajar del auto, encontré a Esteban herido. Quize ayudarle pero terminé siendo atacada por una de las creaciones de Victoria. Estaba apunto de matarme pero apareció Alejandro y me salvó. Logró que se fuera y no me atacara.

Ashley retrocede y gira a ver a Owen. Se observan cómplices.

—Ven, ustedes desconfian de ese vampiro cuando ayudó a mi mamá.

—No debemos confiar en él. Aunque no entiendo porque hizo eso. —con velocidad Ashley llega junto a Owen.

Poso la vista en Darren.

—Te vas a curar esa herida. Me encargaré de encontrar a ese maldito.

Sus ojos se vuelven rojos por completo.

—De esto queríamos hablarte Darren. Por eso estamos aquí. —habla Ashley captando su atención— es mejor que ellas también estén enteradas.

—Habla de una maldita vez Ashley ¿A qué te refieres?

—Es sobre Alejandro. No podemos confiar en nuestro enemigo. —gira a ver a Owen— vamos, diles lo que pasó antes de que llegarás al Castillo. —ella regresa la vista en nosotros— Owen me contó todo, si no vinimos enseguida fue porque la Corte estaba en el Castillo y no podíamos huir hasta que se fueron. —da un paso adelante— ya sabemos quién es en verdad Alejandro y deben estar enterados.

Todos desviamos la vista en Owen.

Realmente no creí volver a verlo después de que Esteban me dijo que se había ido dispuesto a no volver.

   OWEN
Estaba decidido a no volver sin embargo, con lo ocurrido cambió mis planes. Al hablar con Ashley, ella me obligó a venir a este maldito mundo, volver a ver a esa humana de nuevo y vaya, aquí estoy de nuevo.

Le doy una rápida mirada a esa niña y concentro mi vista en Darren.

—Tenias razón en desconfiar de él, como dice Ash, no debemos confiar en nuestro enemigo. Es solo un maldito infiltrado. Descubrí lo que tanto me pediste averiguar de él, que oculta. Comenzando por su nombre que ni siquiera es real, es un maldito farsante.

Empiezo a contarles, con detalle exactamente lo que pasó:

FLASHBACK
Estoy a unos cuantos kilómetros de llegar al Castillo. Avanzo por el bosque mientras recuerdo todo lo ocurrido, comenzando con esa niña y terminando con esa conversación que tuve con el maldito de Esteban.

Gruño y me detengo enseguida.

>Tenía que abrir la boca<

Bajo la vista y observo mi mano. Justamente mi propio anillo.

No obstante, rápido desvío la vista al sentir un poder muy similar. Alerta me doy la vuelta y observo alrededor del bosque.

—Aunque tengas un poder débil, sé que estás aquí. Deja de esconderte y da la cara. —gruño y espero hasta que un vampiro convertido aparece frente a mi. —Tu de nuevo —lo miro con desagrado— dile a Victoria que no seré su esclavo. No volverán a atraparme.

—Mi reina no sabe que estoy aquí. Vengo solo.

Lo miro con desconfianza.

—¿Qué quieres? Si vienes a convencerme de que acepte su trato, pierdes tu tiempo. No volveré a servirle a ella, ni ayudar. Lo único que haré es destruirla —lo analizo— con todo y sus creaciones. —doy un paso adelante—  que sean convertidos no significa que sean esclavos de una maldita vampiresa purasangre, es detestable. Una deshonra para todos nosotros.

Él agacha la vista.

Me sorprende que no me ataque.

—Tiene toda la razón pero nuestra reina, es distinta a cada pura sangre que existe.

—Los ve como inferiores a ella.

—Eso cambiaria si usted aceptara ser nuestro Rey. —alza la vista— todos nosotros le tenemos demasiado respeto, admiración Owen Ruthwen, es el indicado para ser el primer convertido llegar al trono. Todos nosotros le serviríamos fielmente.

Hace una rápida reverencia.

Gruño y dejo mis uñas crecer al igual que mis comillos.

Apenas se endereza y sonríe con malicia.

—Pero si estoy aquí no es para eso. He venido por mí cuenta, tu eres el único que puede escucharme. Esto te conviene saber, es sobre el vampiro que permitieron cerca de esas mortales —empieza avanzar, enseguida retrocedo y me pongo en posición de ataque— Así como usted, también desprecio a los vampiros purasangre y más a uno en especial. Él nos traicionó, a nuestra reina al relacionarse con ese otro purasangre, Esteban Williams.

Enarco una ceja.

Sé perfectamente a quién se refiere.

—¿Qué quieres decir?

—Lo desprecio, quisiera su destrucción pero aún soy débil y nuestra reina no lo permite pero ustedes se pueden encargar de él. Su rey lo tiene que eliminar.

—¿Qué sabés de Alejandro Blade? —le pregunto sin rodeos.

—Es curioso que lo mencioné, verá mi rey. —ignoro la forma de referirse a mi— yo me presento ante usted como Alejandro Blade. —enarco una ceja— él es un impostor. Así como usted, he conservado mi apellido de humano aunque Victoria sea mi creadora.

—Todo este maldito tiempo estuve buscando a un simple humano. —mascullo entre dientes— lo eras.

Él asiente.

—Se a hecho pasar por mi todo este tiempo, con tal de acercarse a ustedes, a su rey, a ese purasangre y a esas humanas con la misma finalidad de deshacerse de ellas. Su nombre real es Diaval Haigh y es el hermano de nuestra reina.

Repito sus últimas palabras en mi cabeza.

Con velocidad llego hasta él y lo sujeto del cuello ejerciendo fuerza.

—Si es una broma...

—Le juro que no lo es. Ya estoy harto de él. —disminuyo mi agarre— use esta información mejor le convenga, no se enteró por mí. —gruño y lo suelto. Doy un paso atrás.—cuentele esto a su rey y que el mismo mate a Diaval.

Ríe siniestramente y desaparece de mi vista. Evito seguirlo y permanezco solo en el bosque.

FIN DEL FLASHBACK

—...lo dejé escapar y me fui al Castillo. Hablé de esto con Ashley solo que la Corte llegó en el peor momento y no nos permitió huir del Castillo hasta que se fueron. —giro a ver a esa vampiresa— Ash me convenció de venir, le pedí que ella les contara pero...

—Darren, tenías que escucharlo de Owen. —le dice ella sin verme— yo le creo. Debemos alejar a Aylin y a tú hija de él y sobre todo, Esteban tiene que saberlo.

Percibo su poder aumentar.

—Un maldito infiltrado. —masculla Darren con irritación y gruñe.

—Yo no sabía que Victoria tuviera un hermano. No sabemos mucho de ella.

—Y la Corte nos lo ocultó. —espeto al escuchar a Ashley.

Darren se medio gira y observa a sus humanas.

Debemos irnos de aquí, ya no es seguro que ellas estén aquí. Ese maldito sabe de este lugar. —se dirige a una en especial— las sacaremos de aquí Ayline, ahora mismo.

—En ese caso, iré por Darki. No me iré sin él.

—Ana Liz, espera.

Desvío la vista mientras las observo subir por las escaleras. Mí vista puesta en la primera humana. Me regaño a mi mismo y aparto la vista de esa niña.

—Ire a matarlo.

Regreso la vista en Darren al escucharlo.

Ashley se acerca a él.

—¿Qué vamos a hacer? Darren, ningun lugar en este mundo ya es seguro para ellas. Hemos permitido que el enemigo estuviera tan cerca y no nos dimos cuenta.

Darren avanza de un lado a otro.

—No nos vamos a quedar, quedarnos es mayor riesgo para ambas. —se detiene y nos observa— debemos llevarlas a un lugar que quede cerca del Castillo. Me será más fácil vigilarlas. Venir e irme de este mundo.

—No, entiendo que debes estar al mismo tiempo en el Castillo y aquí con ellas pero no podemos acercarlas al Castillo, se darán cuenta. Además, en un bosque no van a sobrevivir, no es un lugar seguro para dos humanas.

—Tengo que enfrentar a la Corte de una vez por todas Ashley e ir por ese maldito vampiro, él me guiará a Victoria. Acabaré con esto de una vez.

Ashley niega varias veces.

—Antes debo ponerlas a salvo.

Doy un paso adelante.

—Aun existe el refugio de Jonathan. Es lo más cerca al Castillo—hablo captando su atención sin embargo fácil me arrepiento. No debería pensar en el bienestar de esas humanas.

—No, el refugio está en malas condiciones. Desde hace años está deshabitado. No podemos llevarlas ahí Darren.

—Es una opción.

Escucho a Ashley maldecir al escucharlo.

—Debemos actuar ahora. Ashley, te las vas a llevar allá, te vas con Owen. Lo alcanzaré  después de derrotar a Diaval y a Victoria.

—¡No puedes enfrentarte a ellos solo! —Ashley rápido llega hasta él— no te dejaremos...

—Ashley, la prioridad es ellas. Buscaré a Esteban, él me llevara a donde Diaval o Alejandro se esconde. —Darren la sujeta de los hombros— lo harán bien, si quieren intervenir en esto hagan exactamente lo que les he dicho.

La escucho gruñir.

La conozco lo suficiente para saber que aceptará:

—Esta bien, nos iremos con ellas.

Niego al escucharla.

Darren la suelta y me observa.

—Tenemos un trato Owen, solo esta vez te permito que estés cerca de ellas.

—Tanto como tú quiero que esto termine. Cumpliré mi palabra, a los dos nos conviene destruir al mismo enemigo.

Ashley rápido se coloca a mi lado.

—Suerte Darren, vamos a protegerlas.

Él asiente.

—Los alcanzare, se irán ahora mismo. —da un paso adelante— hablaré con Esteban, esto no tiene que saberlo. —Ashley está por rechistar cuando es interrumpida por Darren— guardarán silencio, buscaré la forma de decirle esto, lo último que quiero es batallar con un vampiro inestable ¿Han entendido?

Tras una mirada entre ambos, finalmente asentimos.

—Me encargaré yo mismo de ese maldito. Su eternidad a culminado.

Lo analizo con detenimiento.

Esta vez no pienso interferir. A ambos nos conviene su destrucción y aunque me cueste admitirlo, sé que sigo siendo débil para enfrentar solo a un purasangre.

Que el mismo rey se encargue de mandarlo al infierno.

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