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Capítulo 45 ✗ Poderoso vínculo

“Dos almas no pueden estar el uno sin
el otro sin sentirse incompletos”

—¿Seguirás molesta conmigo? —vuelve a articular palabra ese rubio vampiro sin dejar de ver a la mortal que se encuentra frente a él— puedo disculpame por cada año que tengo. —Esteban espera su respuesta por largos segundos— sé que no debí encerrarlas, no me dejaron opción.

Aylin acomoda un plato con comida en la bandeja y alza la vista puesta en él.

—Ya te di tu libertad. —agrega— pequeña, no finjas que no me estás escuchando. —sus ojos empiezan a teñirse de rojo ante la molestia.

—Te estoy escuchando los próximos minutos, no quiero hablar contigo Esteban. —deja de verlo y finge acomodar todo en la bandeja— lo que me importa ahora es Ana Liz.

—Por ella es que actúe así, por las dos. No voy a arriesgarme a que vuelvan a escaparse. Son mi responsabilidad.

Aylin suspira y recarga sus manos en la mesa.

—No nos vamos a escapar.

—Su comportamiento dice otra cosa y ya no estoy seguro de eso. —ese vampiro oculta su transformación. —promesa de humana.

Aylin medio sonríe y fija la vista en él.

—No es necesario, ya le hice entender a Ana Liz que es mejor quedarnos. Irnos sería poner en peligro más a mí hija. Son los únicos vampiros que podemos confiar nuestra vida.

Él sonríe ampliamente dejando expuestos sus colmillos.

—Me alegra que lo hayan entendido.

—Con la condición de que no nos vuelvas a encerrar.

—No lo haré. Solo fueron por tres horas pequeña, no exageres. —con velocidad llega cerca de ella— pero debes entender que está vez sin las tendré muy vigiladas. Seré su sombra, al menos hasta que Darren regrese y se encargue de ustedes el mismo. —Aylin retrocede un paso al sentir su fría mano en su mejilla, causando la risa del rubio y que él baje su mano. —te repito, no nos conviene que Darren se entere o pregunte el motivo del porque las encerré. Se guardará el secreto tanto como nuestra existencia.

Aylin asiente.

—Aunque nos quedemos, voy a aclarar algo. No los quiero cerca de mi hija.

Esteban se gira observando con curiosidad el contenido del plato.

—Tendremos que estar cerca para protegerlas. —se encoge de hombros— a menos que solo quieras a Darren cerca.

Su rostro adorna una sonrisa burlona y gira a verla notando su molesta reacción.

—Ni a Darren, sabrás que después de esto, lo que escuchó Ana Liz, no lo quiero cerca de ella. De hecho tiene mucho que explicar, él fue el primero en romper nuestro trato. —Aylin hace una corta pausa— se suponía que íbamos a proteger a Ana Liz, que la Corte no sabría sobre ella.

—Él la protege a su manera. —pausa— Últimamente ya no me cuenta nada y así como tú, tengo curiosidad en saber lo que pasó con la Corte, ese es un tema que nos involucra a todos. Tengo tantas preguntas que hacerle ante su regreso.

Aylin agacha la vista.

—Si es que regresa. —emite en tono bajo.

—Lo hará mientras sus humanas estén en este mundo.

Aylin alza la vista y se cruza de brazos.

—Fingire que no escuché eso. Privacidad ya entendí. —Esteban rasca su nuca— eso se ve apetitoso, pero no tanto como la sangre. —cambia de tema mientras observa el plato.

—Es para Ana Liz, la dejé dormir un rato y ahora ya despertó. Debe comer...

—Yo se lo puedo llevar. —la interrumpe Esteban y se encarga de tomar la bandeja.

—No creo que ella quiera verte, no vas a molestarla ni alterarla con lo que pasó.

—Por mi eternidad, juro que no lo haré. Simplemente, me apetece verla.

Aylin lo observa con desconfianza.

—Esta bien, sube y llévale eso. Ahora te alcanzo.

Dicho esto y se dirige al refrigerador, se encarga de sacar una botella de agua y lo vuelve a cerrar. Se voltea viéndolo.

—Esteban.

Él se detiene a unos cortos pasos de la salida de la cocina. Se medio gira aún con la bandeja en sus manos.

—No uses tu velocidad que tiraras eso.

Él frunce el ceño.

—¿Para eso me detuviste? Lo tengo en claro, actuar como un simple mortal no es tan difícil.

Se da la vuelta y termina por salir de la cocina.

Aylin lo pierde de vista y suspira.

—Gracias. —murmura con la seguridad que la escuchó.

Se dirige a la salida, está por salir cuando se detiene enseguida al verlo. Retrocede y le permite el paso a Owen, recibe una mala mirada de él y ese vampiro se adentra a la cocina. Aylin hace sus manos puños, toma una profunda respiración y se da la vuelta lista para enfrentarlo.

—Owen, necesito de hablar de...

—No me debes nada, no quiero una gratitud de tu parte, no lo hice por ninguna de las dos. —masculla y deja de verla. Owen continua llenando una copa mientras vacía una bolsa de sangre.

—No iba a agradecerte por involucrarte con mi hija.

Owen se detiene, lanza la bolsa vacía sobre la mesa y gira a verla.

—No sé de que hablas estorbo. No me interesa esa maldita niña. —toma la copa y le da un trago sin dejar de verla.

Aylin da un paso adelante y suspira.

—Te quiero lejos de ella, no te vuelvas a acercar a Ana Liz o de lo contrario me encargaré de decirle a Darren lo que pasó entre... ambos.

Carraspea.

Owen baja su copa, gruñe y la deja sobre la mesa.

Aylin al ver sus ojos teñirse de tono carmesí, retrocede sin perderlo de vista. Sin darle tiempo de reaccionar, es empujada con velocidad hasta la pared.

—Una débil humana como tú no me va a amenazar. Ten en cuenta que fácil puedo matarte. —coloca su mano en su cuello sin ejercer fuerza.

—No me importa, por Ana Liz haré lo que sea. La alejare de vampiros como tú. —ella lo observa fijamente— deja en paz a mi hija Owen, te lo advierto.

Él gruñe y ejerce fuerza logrando un quejido de Aylin.

—No me ordenaras que hacer. —Owen se inclina y le susurra al oído— para que estés enterada, ya probé su sangre y no pienso dejarla. Esa niña se volverá mi donante.

La suelta. Enseguida Aylin empieza a toser y lleva su mano a su cuello.

—No lo voy a permitir. —emite con dificultad.

—Ella misma vendrá a mi por su cuenta. No la obligue a nada.

Aylin baja su mano y sostiene la botella de agua con fuerza.

—¿Sucede algo? ¿Este maldito convertido te está molestando pequeña? —con velocidad Esteban se coloca frente a ella con la vista fija en Owen—  Si es así, me puedo encargar de él.

—No te metas. —pronuncia él entredientes.

—Estoy bien Esteban, creo que Owen ya entendió mi advertencia. —Aylin les da una última mirada y prosigue a salir de la cocina.

—Normalmente, un vampiro amenaza a una humana, no al revés. —habla Esteban después de un rato.

—Esto no es tú asunto, no te metas en algo que no te importa.

Con velocidad Owen regresa del otro lado de la mesa y con molestia toma su copa.

—Siempre me voy a involucrar cuando se trate de esas humanas. Sabés que están a mi cargo.

—Crees cuidarlas bien que una se te escapó —inquiere Owen y le da un trago a su bebida. Hace una mueca a compararla con esa sangre que tanto se resistió en probar— mejor Esteban, deberías estar muy alerta de tu compañero. —aleja la copa de su boca.

—No vamos a hablar de mí. Dudo que te interese mi relación con Alejandro.

Owen lame sus labios y se encoge de hombros.

—Tienes razón, no me importa tu vida. Si sales afectado. —inquiere con malicia.

Con velocidad, Esteban llega del otro lado de la mesa.

—Y a mí si me interesa la tuya y más si tiene que ver con criatura. —sonrie ampliamente— estaba esperando tanto este momento, esperaba que regresaras. —rapido toma asiento en la silla y apoya sus brazos sobre la mesa— siempre tenía la duda de descubrir porque venías a este mundo, debes tener un motivo valioso y lo comprobé.

—¿De qué carajos hablas?

—Te importan esas humanas tanto como nosotros, te interesa una en especial.

Owen niega y desvía la vista.

—¿Qué te hace pensar eso? Tal vez solo quiero matarlas como muchos de nosotros.

—Tuviste la oportunidad con criatura y no lo hiciste.

—No voy a darte explicaciones de mis descisiones, si no lo hice, es porque no me conviene.

Esteban ríe y niega.

—Convertido, no me mientas. —gira la cabeza en dirección a la puerta, espera unos segundos y regresa la vista en él— ya sé lo que pasó con criatura. Eres como todos, eres como Darren, caíste bajo la tentación de una hermosa mortal.

Owen baja la copa, la deja sobre la mesa y posa la vista en él.

—¿Qué les dijo esa maldita niña? —hace sus manos puños.

—Yo escuché por error.

Owen gruñe y agacha la vista.

Ahora entiende el comportamiento de Aylin hacia él.

—No voy a juzgarte.

—¡Callate! —toma la copa y la lanza al suelo.

Esteban hace una mueca ante el ruido. Observa el desastre, la sangre formando un charco en el suelo con trozos de vidrios esparcidos.

—Eso contará como que te la hayas terminado. —le dice y gira a verlo— Tranquilizate convertido.

—Escucha imbécil, no vuelvas a mencionar nada de esto. Eso no pasó.

Con velocidad Owen lo jala y rodea su mano en su cuello. Esteban sin defenderse.

—Owen, entre más lo repitas, será peor. Créeme que tendrás mi silencio.

Él lo suelta bruscamente y maldice.

—Esa maldita niña no tenía que decirles nada. —emite alterado.

—Confianza entre humanas. —Esteban se acomoda el cuello de su camisa— te repito, no soy quien para juzgarte, al contrario quiero ayudarte a entender.

Owen lo observa fijamente con el ceño fruncido.

—No te estoy pidiendo tu ayuda...

—¿Qué sabés de las almas? —lo interrumpe Esteban. La burla desaparece de su rostro y se muestra serio— aquí tengo más experiencia que tú. Tuve y perdí a mi alma. —hace una corta pausa— escucha convertido, esto no significa que algo cambie. Te sigo odiando y siempre lo haré, es algo que no puedo aceptar, eres un convertido, por el simple hecho de llevar el apellido de una maldita familia de cazadores, te desprecio. Sin embargo, esto lo hago por criatura, aunque no lo creas, no estoy encontra de esto. Nunca voy a interferir en un vínculo.

—Vinculo. —repite Owen— no existe nada...

—¿Por qué no lo compruebas? —segunda interrupción al escucharlo decir aquello— Darren también lo negaba mucho. Ahora tú lo estás haciendo. Convertido, te has alimentado de humanas, has estado cerca de ellas, pero aseguro que criatura es la primera que te hizo actuar así.

Él guarda silencio.

Esteban baja una de sus manos y busca en sus bolsillos.

—Esa niña es tu alma y lo sabes o simplemente, compruébalo. —sube su mano a la mesa, la aleja dejando a la vista un anillo— es el anillo de Nohemí, estoy seguro que a criatura le gustará usarlo si se enterará que su madre lo usó. —Esteban recorre el anillo acercándolo más a él— te lo entrego. Tú sabes perfectamente la utilidad de nuestros anillos aunque seas un convertido. No solo nos protege al salir a la luz, no solo nos diferencia, fueron hechos para dar con nuestra alma.

Owen observa el anillo con curiosidad.

—¿Por qué haces esto? —hace sus manos puños— deberías burlarte e incluso acusarme con Darren.

—Ya te dije que no interfiero cuando hay un vínculo de por medio. Tú tienes la dicha de estar con tu alma. Así sea...

—No es ella. No me atare a eso. —Owen toma el anillo y con velocidad llega hasta él.—no necesito un maldito anillo para comprobarlo cuando ya estoy seguro. —le desliza el anillo en su dirección— Yo no seré débil como todos.

Se aleja y avanza en dirección a la salida.

Esteban observa el anillo, rápido lo toma, lo guarda en su bolsillo y se da la vuelta.

—Tengo la razón.

Sus palabras hacen detener a Owen, este apunto de salir.

—¿Qué es lo que quieres escuchar? —se medio gira— que tienes razón —se encoge de hombros— presumía no tener una alma, llevar una eternidad solo hasta que esa maldita niña llegó, tenía que existir y cambiar mis planes. Me niego aceptar eso, no quiero, no necesito una alma y mucho menos que sea humana.

Esteban se cruza de brazos.

—Nadie se enterará.

Owen gruñe.

—No voy a hablar contigo de esto, que exista solo rivalidad entre nosotros.

Se gira y a pasos apresurados, sale de la cocina. Enseguida Esteban lo sigue.

—Convertido, necesitas entender...

—¡Nada! ¡Jamás debí venir! —se gira al llegar a la sala— Es más, cuando tuve la oportunidad debí eliminar a la primera humana que nos condenó a todos. Comenzando por nuestro maldito rey.

Esteban niega.

Se obliga al guardar silencio mientras lo observa.

—No te metas, yo haré lo mejor que me convenga.

Esteban está por mencionar palabra, cuando se calla enseguida al sentir la presencia de Darren cerca. Trascurren unos segundos y él entra a la casa. Se detiene cerca de las escaleras observando a cada uno.

—Bienvenido, mi Rey. —Esteban hace una reverencia y rápido se endereza. —tenemos una pequeña diferencia ¿verdad convertido?

—No me interesa, no regrese por ustedes. —Darren desvía la vista en las escaleras.

—Darren, me regreso al Castillo. Jamás debí venir a este maldito mundo. —inquiere Owen captando su atención— prefiero estar allá.

—Puedes largarte Owen, solo una cosa. Va a a vigilar a Blareli. Si la Corte aparece en el Castillo, no la quiero cerca de ninguno de ellos.

Él gira a verlo notando su transformación evidente.

—¿Por qué?

—Solo acata mi orden, Owen.

Él asiente y con velocidad desaparece de su vista.

—A ese convertido no les des explicaciónes, pero a mí sí tendrás que hacerlo. —habla Esteban al quedarse solos.

—¿Algún problema con ellas?

—No evades el tema.

—Esteban, solo responde.

Él rubio maldice y niega.

—Tus humanas están bien.

Darren deja de verlo y se da la vuelta.

—¿A dónde vas? No querrán verte. Criatura está enojada contigo, ya sabe la verdad.

Darren avanza tres pasos y se detiene.

—Ya lo sé.

—¿Es cierto? ¿Qué pasó con la Corte? ¿Qué planeas hacer con ellas Darren?

Él curva una maliciosa sonrisa.

—No es tu asunto Esteban.

Dicho esto y se dirige a les escaleras. Empieza a subir los escalones. Esteban gruñe, da dos pasos al frente y inquiere lo suficiente alto logrando que se detenga:

—Escapó. —repite— una de tus humanas escapó, intentó hacerlo. —se corrige.

Con velocidad tiene a Darren frente a él, ese vampiro pelinegro lo sostiene del cuello y lo hace retroceder.

—Empieza a hablar Esteban. —sus colmillos empiezan a crecer más. Sus ojos se oscurecen poco a poco.

—No te diré nada, antes responde tú primero.

Esteban se safa de su agarre y con velocidad mantiene distancia.

Darren hace sus manos puños mientras lo observa.

—Me dieron un ultimátum, tengo poco tiempo para matar a Victoria, a ese maldito vampiro que controla a Lizbeth y resolver todo esto. De lo contrario, nos iremos, permaneceré encerrado en ese maldito Castillo siendo su rey, obligado a tener mis propias creaciones con Blareli. —da un paso adelante— van a matarlas Esteban. La Corte querrá matar a Aylin. Black les contó sobre ella, saben que estoy cerca de esa humana que tanto me han prohibido ver.

—¿Y por eso entregarás a tú hija?

—Sera mi última opción hablarles de ella. No se las entregaré para que la maten, pienso utilizarla contra ellos. Sí la convierto, nada podrán hacer. Estoy seguro que la Corte tiene que ver con quien la controla. Ocultan algo y esa niña, es la única manera de salvarlas a ambas.

—Te estás arriesgando demasiado, a ellas. Criatura te odia después de esto.

—Es lo que quiero lograr.

—¿Por qué?

Darren guarda silencio unos segundos.

—Se lo que hago Esteban. Aquí solo yo me voy a condenar.

Esteban lo observa fijamente y agacha la vista.

—Fue criatura, no escapó, la atrapé antes de huir de la casa. Las encerré en la habitación y ahora no querrán verte.

—Ya lo veremos.

Con velocidad Darren desaparece.

Esteban alza la vista, gruñe y con la misma velocidad, lo sigue tratando de detenerlo.

—Fui claro, ninguna puede salir de esta casa. —Darren empuja la puerta con brusquedad y se adentra. —lo sé todo.

Aylin es la primera en levantarse de la cama, lo observa y se arma de valor para acercarse.

—Darren, vete de aquí.

—¿Qué tratabas de hacer? —se dirige a Ana Liz— afuera, te matarán.

—Maldita sea Darren, sal de aquí. —Esteban entra y lo sujeta del brazo. Sin embargo, con brusquedad él se safa.

—¡Ahora sí te preocupas! ¡No has estado aquí Darren!

Ana Liz aparta la bandeja de ella y la deja sobre la cama. Apoya sus manos en la almohada que tiene en su regazo.

—Darren, vete. Ana Liz no quiere verte.

—Ya te dije que no escapó, la detuve. —interviene Esteban.

—Deja de fingir, no quieres nuestro bienestar. —le dice Ana Liz sin dejar de verlo.—te escuché, tú quieres deshacerte de mí.

—Y con esto solo vas a arruinar mis planes. Ninguna saldrá de aquí hasta que esta guerra terminé.

Ana Liz molesta lanza la almohada a un extremo de la cama y se levanta haciendo una mueca.

—¡No somos de tú propiedad!

—¡Es suficiente! —Aylin a pasos apresurados intervine entre ambos— Darren, vete. La estás alterando.

Ana Liz sin dejar de verlo, toma asiento en la orilla de la cama y suspira.

—No quiero verlo mamá ¡Qué se vaya!

Darren deja de verla y observa a Aylin frente a él.

—Esto me lo van a agradecer.

Se da la vuelta, empuja a Esteban al bloquear su camino y se marcha de la habitación.

Aylin suspira y regresa con Ana Liz.

—Calma hija.

—Sera mejor que ninguna salga de esta habitación mientras él esté aquí. —les dice Esteban y rápido desaparece de su vista.

—Se irá ¿verdad? —habla Ana Liz al quedarse a solas. —es lo que siempre hace mamá, irse. —Aylin la abraza. En los ojos de Ana Liz se acumulan las lágrimas estás apunto de salir— sabés, lo que odio mamá, es que lo que escuché se cumpla. Que Darren se deshaga de mi o simplemente ya no regrese con nosotras.

Aylin sin mencionar nada se dedica a abrazarla. La duda la carcome ante la aptitud de ese vampiro.

+++

Horas después...

Ambas se han mantenido en la habitación. Sin atreverse a bajar, sin volver a ver a ninguno de esos vampiros.

Ana Liz más calmada, se levanta de la cama. El dolor en su vientre a disminuido. Tomar un baño realmente la relajó.

Descalza se dirige al espejo. Observa su reflejo. Aparta su cabello mojado dejando descubierto su cuello. Hace una mueca al ver el collar sin embargo tan pronto el desagrado es reemplazado por una sonrisa al recordar los colmillos de ese vampiro en su cuello. Toca sus labios sin evitar una sonrisa boba en su rostro. Baja su mano y suspira.

No obstante, nota algo anormal en su reflejo. Ana Liz se acerca más al punto de ver sus ojos volverse rojos. Cierra los ojos por unos segundos, los vuelve a abrir y nota de nuevo su tono natural. Coloca una mano en su pecho y se obliga a calmarse.

Escucha a su cuervo revolotear en la jaula.

De pronto siente que es agarrada de los hombros, en el espejo observa solo unas largas uñas negras. Sorprendida, reacciona, grita y de un sobresalto retrocede.

—¡Mamá!

Observa detrás de ella. Alrededor de la habitación sin ver absolutamente nada.

Con miedo se vuelve acercar al espejo, sin ver lo mismo.

—Hija, ¿qué pasa? —le dice Aylin al salir del baño recién bañada, cambiada con el cabello mojado. Le invade la preocupación al ver a su hija pálida y sin dudar corre hasta ella. —¡Ana Liz! ¿Qué tienes?

—Esta aquí. —murmura— ¡Está aquí mamá! ¡Que se vaya! ¡No quiero ir con él! ¡Lo ví en el espejo, me agarró!

—Hija, por favor calmate.

Aylin intenta sujetarla de los hombros.

—¡No! ¡No quiero!

Ana Liz empieza a llorar y cubre sus oídos.

—No quiero ser como ellos.

Le cuesta reaccionar al ver a su hija actuar así, escucha al cuervo graznar y volar en la jaula.

De pronto, la puerta es abierta, entran dos vampiros y con velocidad Darren llega frente a ella. La obliga a bajar sus manos y logra sostener a Ana Liz de los hombros.

—¡Vendrá por mí!

—Esteban, saca a ese maldito animal de aquí.  —le ordena Darren al ver al rubio cerca.

—¡No! —el grito de Aylin detiene al rubio apunto de tomar la jaula— si te lo llevas, pasará lo mismo. Darren, no quiero que Ana Liz pagué la consecuencia.

Él gruñe al escucharla y se acerca más a ella.

—Lizbeth, mirame. —rapido coloca sus manos en sus mejillas— solo escucha mi voz.

Ella pestañea varias veces. Observa sus ojos fijamente y se tranquiliza poco a poco. De pronto, cierra sus ojos y cae inconciente entre sus brazos.

—¡Ana Liz! —exclama Aylin y se acerca a ella.

Con facilidad Darren la lleva hasta la cama y se aleja de ella.

—No otra vez. —murmura Aylin y se sube arrodillada en la cama. Justo a su lado.

—Me encargué de dejarla inconciente. —desvia la vista al escuchar a Darren— no era él. No la estaba controlando de otra forma no hubiera logrado interferir.

—Pero... Ella...ella lo vió... No estoy segura pero salí del baño y Ana Liz ya estaba alterada, pálida. Dijo que estaba aquí.

—No hay otros vampiros más que nosotros, pequeña. No siento su presencia.

Ella observa a cada uno.

—Ese maldito solo está jugando con nosotros. La quiere vulnerable, si la controla así, fácil ella puede enloquecer.

Darren gruñe y observa la jaula.

—No dejará que alejamos a ese maldito cuervo de ella. Debo terminar con esto de una vez por todas. —Darren desvía la vista en Esteban— vete, yo me encargo.

Él gruñe y a regañadientes, se marcha con velocidad.

—Va a despertar ¿verdad? Harás que despierte.

Darren desvia la vista en Aylin y asiente. Ella acaricia la mejilla de Ana Liz, deja de hacerlo y gira a verlo.

—Quiero confiar en ti Darren, pero esto me hace dudar. Sabías que tus palabras afectaron mucho a Ana Liz. Se puso mal, triste. —hace una corta pausa— dime que no es cierto. No vas a entregar a Ana Liz a la Corte, no puedes hacerlo Darren.

—No pienso hacerlo. Ella entendió mal.

—Te escuchó hablar con Owen.

La molestia se apodera de ella.

Darren guarda silencio. Coloca sus manos en sus bolsillos y se concentra solo en ver a Ana Liz.

—No debería explicarte, pero me molesta lo que estás pensando de mí. —gruñe. Su transformación de vampiro desaparece— lo dije. Es cierto Ayline. Esa niña será mi última opción, por ahora la Corte no sabe de ella pero si ellos logran lo que quieren, tendré que decirles de ella. Tendré que convertirla. Ya saben de ti, que todo este maldito tiempo he estado cerca de ti. Me dieron un ultimátum Ayline. Mi tiempo en tu mundo se agota. Tengo un mes para derrotar a Victoria y a ese vampiro que la controla. Si no lo logró, tendré que regresar al Castillo y no voy a regresar. Me condenare a ser su rey, tener descendencia que no quiero y lo peor es que Victoria quedará libre. No me vengare de ella, ellos no van a matarla, creo que algo muy valioso les sabe. —gira a verla— vendrán a matarte a ti.

>>Tengo que encontrar a ambos. Mi último recurso será usar a Lizbeth en su contra, para eso tendré que convertirla. Que ese vampiro la este controlando, ayuda a enfrentarnos a la Corte.

—¡Él quiere hacerle daño a Ana Liz!

—¡Lo sé Ayline! —Darren gruñe y deja de verla— te diré algo, esto nadie debe saberlo. Existió un vampiro fuerte que la misma Corte se encargó de borrar su existencia. Alguien logró eliminarlo. La Corte no mencionó quién fue. No se sabe que pasó exactamente. Nadie volvió a hablar del hermano de Salvatore. Años después y eligieron a Salvatore como Rey. En ese tiempo Victoria era su reina y ella debe saber que pasó exactamente con él. La Corte esta involucrada, por eso no la atacan.

—¿Qué estás tratando de decir?

—Ayline. —con velocidad Darren llega junto a ella— es él. Debe seguir en la eternidad. El peor enemigo de la Corte. Algo quiere lograr con esto.

—¿Y por qué usa a Ana Liz? Sí el problema es con ellos...

—No estoy seguro. Es mi hija, es una Valentains, quiere destruirme.

Aylin lo observa con confusión.

—Dare con él. Acabaré a Victoria y después no volverán a saber sobre nosotros, pero para eso harán exactamente lo que les ordene. Estarán bajo nuestra vigilancia ¿entendido?

Aylin asiente aún confundida.

—¿Qué pasará con Ana Liz?

—Borrare su memoria. Es lo que tanto querías, no sabrá sobre vampiros. Ella no se acordará de todo esto. Por eso actuó así con ella. Quiero su rechazo, te estoy haciendo un favor.

—No, no puedes hacerlo...

—Me equivoqué contigo Ayline. Debí hacerlo y esto jamás hubiera pasado. —Darren toma asiento a su lado. Duda unos segundosy finalmente la sostiene de la barbilla obligándolo a verlo— Es lo mejor para ambas. No volverán a saber sobre nosotros. Jamás existimos. No somos reales Ayline. Jamás conociste a un vampiro.

Con velocidad desaparece de su vista. Lo último que se escucha es la puerta ser cerrada de golpe.

Aylin pestañea, una lágrima rebelde se desliza por su mejilla. Sorbe su nariz y en ese preciso momento, Ana Liz despierta desorientada.

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Nota de autora:
Prepárense que estos cinco capítulos que vienen se pondrán más emocionantes. Antes de llegar al capítulo 50, (la parte más importante y que tanto quiero llegar) pasarán tantas cosas. Se revelaran cositas de la historia. Se resolverán teorías...

Muchas desconfían de Darki. No es simple cuervo... 🤐

¿Quién controla Ana Liz? Quedó claro...

¿Confiamos en Alejandro?

Y sobre todo... Ya saben quién es el alma de Owen 🖤🖤

Gracias por el apoyo VDS está por llegar a 10 k vistas (muero) nos vemos en la siguientes capítulos 🦇✨

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