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Capítulo 43✗ Voces ocultas

  + A N A   L I Z
Cuento los días, estos transcurren y se completa una semana. Los días siguen corriendo para terminar por pasar dos semanas y ese vampiro no regresa desde que se fue al Castillo.

No debería estar preocupada pero lo estoy. Sé que mi madre también lo está aunque finge no hacerlo. Estoy angustiada por él, tan solo pensar que no volverá, que se fue sin ni siquiera despedirse o simplemente, se fue para ya no regresar. No tendría que cargar con nosotras y hacerme la idea, me molesta porque no acepto dejar de verlo apesar de lo ocurrido con Darki.

No he dejado de preguntar por él. Tengo que soportar la espera. Seguir aquí en esta casa encerrada con ese rubio vampiro, por horas mientras mi madre no me obligue al ir al instituto que solo para darle gusto, acepté ir. "Un bien" para mí.

Ni estar en ese lugar me ayuda a dejar de pensar en él. En todo lo ocurrido.

Me niego a creerles que ese día lastimé a mí madre, la ataque. Aunque no recuerdo mucho y existe una posibilidad, no quiero tener la seguridad que lo hice.

Apenas veo a ese rubio y le pregunto por él, mismas respuestas, aún no regresa y ahora está tardando más tiempo que en otras ocasiones. Molesta me voy a encerrar a la habitación, poco hablo con mi madre y al día siguiente es lo mismo.

Tenemos que acostumbrarnos a ser cuidadas por ese rubio vampiro, él único que no se ha ido mientras Darren regresa.

En una ocasión, siendo tarde bajé las escaleras, lo busqué con la idea de preguntarle por ese vampiro que tanto espero su regreso. Sin embargo, lo interrumpi. Llegué en un mal momento.

+++

Decidida entro a la cocina al no ver a Esteban en la sala. Por lo regular, lo encuentro a estas horas en ese sillón con ese aburrido libro entre sus manos. Sin embargo, esta vez no está, hay silencio en la casa y sin dudar me dirijo a la cocina. Sin hablar entro y me detengo enseguida al encontrarlo. Para buena o mala suerte acompañado de ese vampiro.

Me quedo en mi lugar sin saber que hacer. Desvío la vista al verlos besarse, al menos aún siguen vestidos. Callo a esa vocecilla en mi cabeza y carraspeo. Giro a verlos y al fin notan mi presencia.

Esteban es el primero en alejarse de él, es evidente su transformación.

—Criatura. —lame sus labios— ¿Te unes? —me sonrie.

—No gracias, dudo que mi madre me de permiso. —le sigo el juego.

Él asiente.

—¿Necesitas algo?

Presto atención en ese vampiro que me observa con molestia, un desagrado total en su mirada.

—Yo solo, —dejo de verlo y me dirijo a Esteban— quería saber sobre Darren.

—Aun no regresa, pero volverá.

—Eso nos has dicho todos estos días y aún no lo a hecho.

—Me he quedado con excusas.

Se voltea quedando frente a frente y avanza dos pasos hasta mí.

Resoplo.

—Criatura, él va a regresar. Lo hará, dale el resto de la semana, si no vuelve, te juro que yo mismo iré por él.

—De acuerdo.

Ese vampiro lo toma del brazo y lo jala hasta él, en ningún momento aparta la vista de mi.

—Subire con mi madre, que se diviertan.

Dicho esto y me doy la vuelta.

—Te recomiendo no bajar.

—No pienso hacerlo. —le respondo mientras me encamino a la salida y pienso huir de la cocina.

—¿Es enserio Esteban? ¿Qué se una?

Me detengo a ciertos pasos fuera de la cocina al escucharlos hablar. Esa curiosidad se apodera de mi.

—Solo bromeaba.

—Pues no me cae bien esa mortal ni la otra. No tolero verte cerca de ellas.

—Ya hablamos sobre esto, se supone que lo tienes en claro. —noto la voz del rubio molesta— vamos Ale, no me compliques esto, mejor sigamos con la diversión.

Me obligo a mover mis piernas y seguir mi camino. Ya fue suficiente.

+++

Y desde ese día, he hecho lo mismo. Preguntar por Darren y recibir la misma respuesta. Y cada vez que despierto darme cuenta que aún no regresa.

El plazo que tiene ese rubio para ir por él, está por culminar. En dos días más, Darren tiene que regresar.

—...¿Te acuerdas de éste día?

Dejo mis pensamientos y fijo la vista en mi madre.

Tras insistir mucho ella, acepté en ver juntas ese álbum de fotos que conserva.

Bajo la vista al libro, veo la foto que señala y asiento.

—Tenia ocho años. Fue un cumpleaños épico. La lluvia lo arruinó todo. Tú me regañaste y me pedías entrar a la casa. No te hice caso y me quedé corriendo en el jardín.

Medio sonrío al verme a mí misma vestida con un vestido rojo de brillos, corto, con el cabello lacio. Empapada por la lluvia.

—Si, le dije a Sam que no te tomará la foto así.

Su sonrisa se borra poco a poco.

La observo, mi madre pasa a la siguiente página y se detiene en una foto en especial.

—¿La extrañas? —señalo la foto donde aparece mi tía Sam. En ella estamos las tres juntas, yo en medio de ellas. Tenía diez años.

—Mucho.

Me inclino y coloco mi mano sobre la suya.

—Lo siento mamá.

—Estoy bien. —me observa sin embargo es evidente esa mirada triste— es solo que la muerte de tu tía me sigue afectando.

—Ese maldito va a pagar, ya verás que ellos lo van a encontrar.

Mi madre asiente, suspira y regresa la vista en el libro.

—Sigamos.

Me acomodo en mi lugar. Ella sigue pasando de página, señala varias fotos donde salgo sola, con todo y recuerdo de cada una.

—Mamá, ¿Qué pasó con Carlos el día que vino? —le pregunto causando que ella se tense al escucharme. Es algo que he querido preguntarle desde hace tiempo sin embargo, le he dado su espacio. —ese día, los escuché discutir. Carlos se fue molesto y tú el resto del día, estuviste sería, sin hablar mucho. Carlos no a vuelto a venir ni a llamarte.

Mi madre alza la vista en mi.

—¿Está vez se van a separar? —agrego con ilusión.

—No, no lo sé. —se encoge de hombros— no sé que sucederá entre nosotros. Solo hubo un problema que Carlos tomó mal. Quiere que nos vayamos con él.

—Y obvio que le dijiste que no. Estamos más seguras aquí con ellos.

—Yo solo quiero protegerte hija y tampoco quiero poner en peligro a Carlos. —agacha la vista— es mejor así, que Carlos este lejos.

Nos invade el silencio.

Mi madre sigue viendo el álbum de fotos sin embargo esta vez sin mencionar nada.

—No me gusta verte así.

—Lo que más me importa ahora es tu bienestar, que todo esto termine.

La escucho decir, sin embargo puedo estar segura que quiere cambiar de tema o simplemente no le gusta hablar de ello.

—Mamá. —capto de nuevo su atención— ¿Pasó algo con Darren ese día que estuvo aquí para que él ya no quiera volver?

Dura segundos en silencio.

Finalmente niega.

—Debe ser por la Corte, ese vampiro que vino por él.

Musito.

—Tambien lo he pensado. Tal vez ellos ya no lo dejan venir. Necesita nuestra ayuda.

—Ana Liz, dudo que dos humanas puedan ir a rescatarlo.

—Bueno, ese rubio me contó que tú fuiste a rescatarlo una vez hace años.

Me observa fijamente.

—Era una loca adolescente que no me importó arriesgar mi vida, pero ahora es diferente. No dejaré que tú arriesgues la tuya. Ese Castillo es peligroso, ahí hay muchos vampiros, hay más riesgo si esa Corte de vampiros está cerca. Sabés que no pueden saber de ti.

—Lo sé mamá, me queda claro. —coloco mis manos en mis rodillas— ¿ese Castillo está cerca?

—No irás.

—Mamá. —me quejo. Ella niega varias veces y deja de verme— solo tengo curiosidad por saber de ese lugar. De dónde pertenece y se encuentra Darren.

—No.

Bufo y me limito a verla.

Puedo darme cuenta que está enojada al verla sería y pasa las páginas del álbum muy rápido.

—Si no me dices, le preguntaré a Esteban.

Bufa y me observa.

—¿Qué quieres saber?

—Sabia que me dirias.

—Lo hago porque prefiero hacerlo yo que Esteban. Él es capaz de llevarte hasta allá sin importarle el riesgo para ti.

>Eso es cierto<

Pienso y guardo silencio sin querer discutir eso.

—Lo que quiero saber. —hablo después de un corto tiempo— ¿Ese Castillo está lejos?

Mi madre dura en silencio un largo rato.

—Mamá...

—Un poco.

—¡¿Estamos cerca?!

—No, bueno a donde estamos quedan kilómetros.

—¿Dónde esta?

—Ana Liz no lograrás convencerme de ir.

—No pienso hacerlo, ni siquiera lo pensé.

Frunzo el ceño.

—Es muy peligroso.

—Solo dime.

Le hago puchero.

—Esta oculto entre el bosque. Lejos, ningun humano puede verlo. Creo que siempre a estado ahí, siglos no sé bien.

—¿Y tú lo viste?

—Si, para ellos era raro que lo hiciera. —se encoge de hombros— no lo vi por completo, es inmenso. Tan siniestro, antiguo. Yo solo conocí los calabozos y una sala, el trono de su rey.

La escucho con atención.

Imagino esos escenarios en mi cabeza.

—Seria bueno conocer ese Castillo.

—No, nunca lo harás.

Hago una mueca y finjo estar molesta.

—Mamá, piénsalo bien. Tal vez, Darren nos necesita. Debe estar encerrado allá. Tal vez él quiere regresar y no lo dejan. —mi madre me observa— en la cima de ese Castillo esperando nuestra ayuda y...

—No lo creo hija, Darren puede ayudarse solo. —me interrumpe— tienes mucha imaginación. —hace una corta pausa— además, en vez de ayudarlo, le daríamos más problemas.

—Pero mamá...

—Olvidate de eso hija, nos quedaremos aquí. Vamos a esperar a que regrese y si no lo hace, como te dijo Esteban, él irá por él. En todo caso es un vampiro que fácil pude entrar y salir de ese Castillo.

—En ese caso ya ni te pregunto exactamente la ubicación.

—No irás hija, aunque no te prohibiera ir, no podrías entrar. Hay una barrera que no permite el paso de humanos, ya estuve cerca de ella y lo comprobé.

Mi madre regresa la vista en el libro y la veo sonreír.

—En está foto tenias un años. Apenas y empezabas a caminar.

Observo la foto.

—No recuerdo.

Dejo de prestarle atención.

Recuerdo nuestra conversación. Sin duda ese Castillo me interesa, causa mi curiosidad por conocerlo, estar ahí. Nadie me quita esa idea y más al saber que mi creador está ahí.

—Oye mamá, tengo sed. —bajo de la cama— iré por una botella de agua ¿Quieres una?

—No gracias hija.

Asiento y camino a la salida.

—No tardes, aún nos faltan muchas fotos que ver.

—¡Sii, vuelvo enseguida! —finjo ilusión y salgo de la habitación. Apenas cierro la puerta y borro mi falsa sonrisa. Ruedo mis ojos y empiezo a avanzar por el pasillo.

Me demoro en llegar a la cocina. Rezo para encontrar al rubio pero espero que esta solo. Entro y observo alrededor, enseguida me detengo al ver a un vampiro que no me esperaba ver.

Sonrío, con disimulo peino mí cabello con mis dedos sin dejar de verlo.

—Hola Owen. —amplio mi sonrisa.

Me observa y lo escucho gruñir. Noto esa mirada de desagrado y veo que bebe de su copa.

—No esperaba verte aquí. —agrego.

—Todo estaba bien antes de que aparecieras. —lo oigo decir.

—Yo sé que te alegras de verme. —digo y avanzo al refrigerador. Saco una botella de agua, lo cierro y giro a verlo— ¿no deberías estar en el Castillo con Darren?

—Él me ordenó regresar.

—¿Él está bien?

—Es un vampiro, no un debil humano. —lo veo beber de su copa. La baja y borra todo rastro de sangre de sus labios— lo está. Está por regresar, lo hará hoy mismo pero antes tenía que resolver algo importante allá.

Sonrío.

Eso causa emocion a mi. Quiero correr y darle la noticia a mi madre.

—¿No tuvo complicaciones con esa Corte?

—Yo no responderé todas tus preguntas, deja de ser tan curiosa. Espera a que él vuelva.

Asiento y sujeto la botella de agua con fuerza.

—Crei que no volvería, ninguno de los dos.

—Lo seguirá haciendo hasta derrotar a Victoria. —lo escucho gruñir— no sé porque te estoy respondiendo.

Lo veo apartar la mirada y se dedica a beber su copa.

Ensancho mi sonrisa.

Empiezo a avanzar hasta él con disimulo.

—¿Y ese maldito de Esteban? ¿Dónde está? —me pregunta.

Gira a verme y enseguida me detengo.

—Deberia responderte.

Gruñe.

Suelto una leve risa.

—No está, sale mucho la verdad. Debe estar con Alejandro.

Owen asiente y aparta la vista.

Con cautela, avanzo dos pasos.

—Deja de hacer eso. —masculla irritado. —no te acerques, no quiero a una humana cerca de mi.

—No debería molestarte mi cercanía.

—Pues lo hace. —gruñe y bebe de su copa— deberías obedecer la orden de Darren, que te alejes de mi.

—Él no está Owen ¿Tú la seguirás?

—Ya quedé con Darren, no quiero problemas con él.

Sonrío con burla.

—Aveces me gusta ser rebelde.

Lo escucho maldecir y deja de verme.

—Asi que lo vas a obedecer. Eso demuestra que le tienes miedo. —las venas de su cuello resaltan ante su escesiva palidez— le tienes miedo a que se dé cuenta. No estamos haciendo nada malo Owen. —intento provocarlo.

—Yo no le tengo miedo.

Se voltea quedando frente a frente.

Sonrío maliciosa.

—Entonces demuestralo.

—Largate mejor.

Bajo la vista en su copa. Doy tres pasos y la distancia se reduce quedando tan cerca de él.

—He tenido curiosidad en probar esa sangre que beben.

—Es de humanos iguales que tú. De débiles.

Lo ignoro y observo el tono rojizo de la copa. Veo su mano sostener la copa, distingo ese anillo en su dedo. Alzo la vista lentamente y logro ver su rostro. Sus ojos están completamente rojos y sus colmillos sobresalen de su boca.

—¿Puedo?

Señalo la copa.

Niega y la acerca más a él.

—Dime Owen, me enteré que tuviste una alucinación sobre mi. Que me visite convertida en vampiresa ¿Lucía bien?

Obtengo su silencio.

—Ya veo.

Levanto mí mano y con un rápido movimiento logro robarle una gota de esa sangre que escurre de la copa. Llevo mi dedo a mi boca y quito la gota de sangre de el.

—No está mal, sabe rara. —bajo mi dedo. Poso la vista en su boca y sin dudar, me alzo de puntitas y le doy un casto beso. Por suerte, no soy rechazada al Owen mantenerse inmóvil. Me alejo un poco, molesta y lo observo divertida— pero debe saber mejor de tus labios.

—Ni te ocurra volver a hacerlo. —masculla molesto.

Retrocedo y me encojo de hombros.

—No tienes de que preocuparte, nadie se enterará. En todo caso, les diré que está vez yo fui quién te beso primero.

Me doy la vuelta y avanzo a la salida. Termino por salir de la cocina sin evitar la emoción al estar cerca de ese vampiro.

(...)

—Ya regresé. —digo al entrar a la habitación y cierro la puerta tras de mí.

—Hija, mira lo que encontré.

Observo a mi madre, me muestra ese collar con una cruz de plata de dije.

—Ay no. —hago una mueca de horror.

—Ven aquí.

A regañadientes me acerco hasta ella. Veo sobre la cama esa cajita abierta.

—Tienes que usarlo.

—Mamá, no me obligues.

—Ana Liz por favor, con este collar, estaré más tranquila. Pontelo.

Lo tomo de mala gana.

—A Darren no le gustará la idea, ni a todos ellos. Mamá, es plata, sabés que les afecta. —recibo su mala mirada— no van soportar que la tenga puesta.

—Nosotras tampoco estamos de acuerdo con que tengan esas bolsas de sangre almacenadas y aún así, lo aceptamos.

—Es su alimento. —murmuro.

—Ana Liz, hazlo por mí. Hija, con ese collar quiero protegerte, si no los destruye, al menos estarán lejos de ti. No sé atreverán a acercarte a ti.

Observo la cruz.

—Bien, lo usaré de nuevo. —mi madre sonríe victoriosa. Me lo coloco en mi cuello. Me lo acomodo y al terminar, la observo. —aunque no creo que sea mucho de ayuda. Si quiero impedir que un vampiro me muerda, debo cubrir todo mi cuello con plata.

—Ana Lizbeth...

—Era broma. —digo rápido. Observo el cuello descubierto de mi madre— oye no es justo. También deberías usar uno.

—Ya tengo mi collar hija.

Se da la vuelta y de la cajita saca un collar parecido al mío y bajo mi atenta mirada, se lo coloca.

—Debemos hacer lo que sea para protegernos de cualquier vampiro.

Asiento sin querer discutir sobre eso.

—Terminamos el álbum. —le digo causando su sonrisa. Mi madre me toma de la mano y me guía hasta la cama. Ambas tomamos asiento, ella pasa de página, a avanzado un poco durante mi ausencia. —¿No me preguntarás por qué tarde?

Capto su atención.

—Me encontré a Owen en la cocina. —agrego.

—¿Él está aquí?

—Creo que acaba de llegar.

—¿Te...te hizo algo?

Niego.

No le cuento detalles de lo sucedido.

—Solo me dijo que Darren está bien, que él le pidio que viniera y que hoy mismo va a regresar.

La observo con detenimiento en espera de su reacción.

—Oh, que bien.

Mi madre posa la vista en el libro.

—¿No te emociona? Porque a mí sí.

—Lo estoy.

Sin embargo, está vez no sentí alguna pizca de ilusión al saber la noticia de su regreso.

Horas después...

Suelto un bostezo, que por suerte ella no logra verme. Mi madre no se cansa de ver dichoso libro. Este parece nunca acabarse y cada vez que se detiene en una foto, el tiempo es peor al recordar perfectamente dicho recuerdo.

—Y está, aquí tenías tres años. En esta seis y aquí tus quince.

Poso la vista en la foto.

Sonrío al ver el cambio.

—Ahi estoy con Darki.

—Insististe que fuera la foto con él.

Veo la foto donde salgo con Darki entre mis brazos. Sentada en el sillón de la sala con una sonrisa fingida al ver que mi tía Sam capturó la foto.

No obstante, somos interrumpidas por un golpe en la puerta. Ambas desviamos la vista al mismo tiempo y vemos la puerta ser abierta por Esteban.

—Bellas humanas ¿Las interrumpo?

—Vaya, hasta que te dignas de visitarnos en esta casa. Creí que te habías olvidado de esas humanas que tanto presumes son tus favoritas.

Le sonrío con burla al rubio.

Él se adentra a la habitación.

—Y lo son, ya estoy aquí. No me extrañen tanto.

Con velocidad llega junto a mi madre.

—¿Qué hacen?

—Solo vemos fotos.

—Mi madre recuerda cada suceso en ella. —bromeo.

Esteban se inclina un poco curioso.

—Debo suponer que está bella niña es criatura. —señala una foto con su dedo.

—Lo es. —afirma mi madre.

—¿Aquí eras un encanto?

Alza la vista en mi y se endereza siendo evidente su sonrisa burlona.

—Jodete vampirito.

—Ana Liz. —me regaña mi madre.

—Solo mentia, eres tan hermosa. —lo escucho decir y se toma la libertad de pasar de página dos veces hasta detenerse. —Belleza, aún no me olvido de su venganza. Lo encontraré.

Observo la foto que él admira. En ella solo aparece mi madre más joven con mi tía Sam abrazadas. Mía tía Sam sonríe ampliamente mientras mi madre se esmera en hacerlo.

—¿A qué viniste Esteban? —le pregunta mi madre en tono triste.

—Vine. —cierra el álbum de golpe >Se lo agradezco< y se endereza— a darles una buena noticia. —observa a cada una— Darren ya regresó.

Sonrío y enseguida salgo de la cama.

—Hija, espera...

Ignoro a mi madre y rápido salgo de la habitación. Apresuro mis pasos, llego a las escaleras y bajo con toda la rapidez que puedo, los escalones. Mientras bajo, lo distingo en la sala hablando con Owen. Sin embargo, su conversación me hace detenerme a mitad de las escaleras.

—¿En serio vas a hacerlo?

—No hay opción Owen.

—Le vas a entregar a tú hija a la Corte.

—Esa será la única forma de que me permitan estar en este mundo.

Owen desvía la vista en mi. Ambos guardan silencio. Han notado mi presencia. Sin embargo finjo no haber escuchado nada cuando por dentro me guardo la curiosidad por saber.

—Darren, que bueno que regresaste. —mi emoción poco a poco disminuye.

Él se da la vuelta y me observa. Sin ocultar esa transformación de vampiro.

—Mi estadía solo es por un tiempo, me iré en cuanto antes al Castillo.

Dicho esto y lo veo desaparecer con velocidad.

Observo a Owen, él evita mí mirada y se voltea.

Permanezco en las escaleras.

De un momento a otro, la ilusión de volver a verlo se a esfumado.

(...)

—Ni siquiera a venido a vernos. Si estamos bien. Solo regresó y mantiene distancia. —le digo a mi madre al ayudarle a acomodar la cama listas para dormir al ser de noche— horas desde su regreso y no se preocupa por ninguna de las dos mamá.

—Ana Liz, sé que estás molesta pero...

—Es mi culpa por extrañarlo, por creer que sería diferente. No sé —lanzo la almohada a la cama— imaginé una escena que no se cumplió.

—Darren es así. Además, es mejor marcar distancia con él.

—Mamá, ni siquiera te atreve a contarnos como le fue con la Corte ¡Nada! —resoplo y jalo la sábana. Ambas guardamos silencio— creo que está vez necesitaré esa pastilla para dormir. —rompo el silencio.

Mi madre gira a verme y asiente.

Agradezco que haya comprado más hace poco.

—Te traere un vaso de agua.

—No —hago una corta pausa— yo voy por el

Ella asiente.

Me doy la vuelta y prosigo a salir de la habitación.

...

Me detengo al llegar a una cierta distancia de la entrada de la cocina y más al escuchar voces que enseguida reconozco.

—¿Haz averiguado algo sobre él? —distingo la voz de Darren.

—No hay nada, es como si no existiera. En el Castillo nadie lo conoce o han escuchado hablar del tal Alejandro. Igual, seguiré investigando. Debe haber algo que nos lleve a saber quién es.

—¿Le has dicho algo a Esteban?

—Nada, como lo pediste. —le contesta Owen— de hecho pienso en preguntarle algo, es él quien lo tiene más cerca. Aunque dudo que me responda, es raro que me interese por eso.

—Esteban aún no debe sospechar. No hasta que estemos seguros y así hay que seguir. Vigilarlo y no dejar que este cerca de ellas. Por ahora tengo que irme al Castillo, es urgente que este con Blareli, fue la única forma de que la Corte me dejó venir a este maldito mundo.

Frunzo el ceño.

Es obvio que algo ellos ocultan. Sin embargo, no logro entender a Darren. Aveces actúa como si realmente le importaramos pero después de esto, me hace dudar.

—Darren, yo no creo que sea la mejor opción. —escucho con atención a Owen. Incluso doy un paso más. —La Corte no se puede enterar de su existencia, tú mismo lo has dicho.

—Tarde o temprano lo van a descubrir. Black estuvo cerca de conocer a Lizbeth. Les voy a contar sobre ella, así voy a descubrir lo que ocultan. Esa niña es la única que puede dar con ese vampiro que la controla y eso creo que la Corte tiene que ver. Si es quién pienso Owen, daré con él.

—Van a matarla ¿Eso no te importa?

No escucho su respuesta. Por un momento pienso que se han dado cuenta de mi presencia sin embargo, Darren finalmente le responde.

—Owen, no me interesa esa niña. Nunca debió nacer. En algo tenias razón, cualquier vampiro querrá matarla. Lo que le pase me tiene sin cuidado.

—Esa niña piensa diferente. Le importas. Me preguntó por ti.

—Ese es el maldito problema. Debo encontrar una forma de deshacerme de ella. La verdad he fingido que me importa, todo lo que hago es para descubrir quién la controla, me importa si sale afectada.

—Darren, esa otra humana no dejará que lo hagas.

—Lo hago justamente por ella. Aquí solo me interesa salvar a Aylin.

Retrocedo y hago mis manos puños.

—Te va odiar por lo que estás diciendo.

—No me interesa Owen, se dará cuenta que seré el vampiro que la destruya. Esa niña no será como yo, ni siquiera merece una eternidad. Si Aylin no se atrevió a deshacerse de ella, lo haré yo. Jamás tuve descendencia.

Suficiente, me obligo a reaccionar y me doy la vuelta. Rápido me dirijo a las escaleras y las subo deprisa mientras limpio con brusquedad una lágrima que se deslizó por mi mejilla.

...

Entro a la habitación, cierro la puerta de un portazo y me recargo en ella.

—Ya no necesito la pastilla.

—¿Estás segura?

No enfoco la vista en mi madre.

—No, no quería interrumpir... —paso saliva— A Esteban y a su alma en la cocina. —miento.

—Yo puedo ir por el vaso de agua.

—¡No quiero mamá! —exclamo molesta y alzo la vista fija en ella— ya no quiero estar aquí.

—Ana Liz. —mi madre se acerca a mi— ¿Qué pasa?

Me alejo de la puerta y al estar cerca, me dejo abrazar por ella.

—Quiero irme de aquí, ya no quiero a esos vampiros cerca de nosotras.

Enseguida mi madre se aleja y me analiza.

Sorbo mi nariz.

—¿Qué te hizo cambiar de opinión? Hace poco decías otra cosa.

Muerdo mi labio inferior.

—Él mamá. —murmuro y avanzo a la cama. Tomo asiento en la orilla y suspiro. Mi madre me sigue y se sienta quedando frente a mi. —te menti. En la cocina no estaba Esteban, ni Alejandro. Estaban Owen y Darren, no entré porque los escuché hablar de mi mamá. —siento en mis ojos acumularse las lágrimas y me molesta sentirme así solo por esos dos malditos vampiros— Los escuché decir que se van a deshacer de mí. Que me van a entregar a la Corte. El mismo Darren lo dijo, le revelará mi existencia a la Corte para salvarte solo a ti. No le importo. Solo encontrar quién me controla y después, me va a matar.

—No, no es cierto. Tal vez escuchaste mal.

Niego y agacho la vista.

—Es lo que escuché.

—No, quedé con Darren que la Corte no puede saber sobre ti. En eso quedamos.

—Pues no le importó. —limpio rápido mi mejilla al sentir una lágrima deslizarse— solo les he causado problemas.

—Hija, no digas eso.

Siento sus brazos rodearme.

—Vamonos mamá. —hablo en tono bajo— solo nosotras, vámonos lejos de ellos. Carlos tenía razón, es mejor irnos.

—Lo haremos hija.

—No quiero estar cerca de vampiros ni tampoco de Carlos. —mis palabras la hacen alejarse de mí y verme— solo nosotras.

Mi madre asiente.

—Nos iremos, será difícil lograrlo con ellos si están aquí. 

—Mañana, me llevas al instituto o finges y después de ahí nos vamos juntas. —le digo a lo que recibo su asentamiento.

Mi madre vuelve a abrazarme y de nuevo esa sensación en mi pecho me invade.

...

Las horas transcurren y no he podido dormir. Giro a ver a mi madre, ella duerme tranquilamente. Suspiro y observo el techo.

La idea de irme me está venciendo. Por una parte no quiero dejar sola a mi madre, sin embargo tampoco quiero traerle más problemas.

Dudo minutos y finalmente me incorporo en la cama. Con cautela salgo de la cama. Rápido me cambio, me quito mi pijama y me coloco una falda negra corta y una blusa de tirantes del mismo color. Busco un suéter y me lo coloco. Me pongo los botines negros y busco mi mochila. En silencio, está es reemplazada de libros por mi ropa. Pocas prendas que guardo. Busco mi celular y lo guardo. Al terminar, rodeo la cama y me dirijo hasta la jaula. Me detengo frente a ella y veo a Darki.

—Lo siento, no puedo llevarte conmigo. —susurro— Darki, ahora protege a mi madre de ellos, tengo que acabar sola con esto.

Muerdo mi labio inferior y retrocedo. Le doy una última mirada a mi madre y con valor avanzo a la salida hasta salir de la habitación.

En silencio empiezo a caminar mientras me cuelgo la mochila en mi hombro.

Existe la posibilidad de no lograr huir y ser detenida por uno de ellos. Sin embargo voy a correr el riesgo.

Cuando bajo las escaleras, observo la sala en completo silencio. Hay poca iluminación que me permite ver. Me encargo de bajar las escaleras y al no ver rastro de alguno de esos vampiros, me dirijo a la puerta.

Rezo para poder lograr salir sin tener que batallar con Darren o verlo afuera vigilando. Rezo para que si se haya ido al Castillo de nuevo.

Abro la puerta con lentitud, mi corazón se acelera. Me asomo sin ver nada y empiezo a salir. Aunque sinceramente, no sé a dónde ir. Sin embargo, ya es tarde para arrepentirme cuando estoy segura de esto.

Salgo de la casa, me volteo y cierro la puerta. Tomo una respiración profunda.

Pienso en mi madre.

La dejaré sola con esos vampiros sin embargo tengo que dejarla a salvo.

Todos esos vampiros me quieren a mi.

Tomo una respiración profunda y suelto la perilla lentamente. Dispuesta a irme.

Retrocedo tres pasos cuando choca mi espalda contra algo o alguien. Maldigo en voz baja, con valor me volteo lentamente segura que es Darren sin embargo logro distinguir a Owen frente a mi.

—¿Escapando?

Suspiro y me calmo un poco.

—Ya no quiero estar aquí. Darren quiere matarme, los escuché hablar.

Él me escanea.

—Me voy. —agrego.

Sé que no debería confiar en él sin embargo con Owen me siento diferente. Es extraño está conexión con él.

—Tampoco estoy de acuerdo. —dice.

—Sacame de aquí Owen, llévame lejos. —sin dudar corto la distancia y lo abrazo— por favor.

Él se mantiene inmóvil. Pienso que va a alejarme sin embargo no lo hace. Siento su mano en mi espalda. Enarco una ceja. Mi corazón esta todo acelerado. Es raro que solo con él me sienta protegida. A estas alturas es el único vampiro que puedo y quiero confiar.

++ Se recomienda ver el vídeo de multimedia. Quedó perfecto para el capítulo. Gracias por leer. Nos vemos pronto en más capítulos 🖤🦇✨

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