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Capítulo 29 ✗ Valiosas pistas

"Hay probabilidades de que ocurran cosas inesperadas en cada segundo de nuestra frágil existencia" / Paulo Coelho

Cada vez Aylin reacciona, logra escuchar voces sin entender muy bien lo que dicen. Murmuros a la vez. Empieza a abrir los ojos lentamente viendo frente a ella dos figuras borrosas, abre los ojos por completo logrando distinguir esas dos siluetas y escucharlos perfectamente al llamarla:

—Mamá… Mamá despierta.

—¡Está despertando! ¡Aylin!

Observa a Carlos y a su hija, que ellos al verla reaccionar le sonríen disminuyendo su angustia.

—Mamá no vuelvas a espantarme de esa forma. —le dice Ana Liz y toma asiento junto a ella, en la orilla del sillón.

—Aylin. —Carlos apoya su mano en su frente. Se inclina y deposita un corto beso en ella. —nos preocupaste mucho cuando te desmayaste.

Carlos se aleja sin borrar esa sonrisa de su rostro para ella.

Aylin aún desorientada los observa a cada uno y se nota a ella misma acostada en el sillón de la sala.

—Mamá. —Ana Liz hace una corta pausa— ¿recuerdas lo que pasó?

—Ana Liz no es momento. —la reprocha Carlos.

—Debe estar al tanto. No podemos hacer nada para cambiar lo que pasó.

Ambos se ven de forma fulminante.

Aylin sin mencionar nada, los ignora y se incorpora en el sillón, tan pronto los flashback le invaden uno a uno.

—Sam.—pronuncia en tono bajo logrando que ambos desvían y concentren la vista en ella. —Fue una pesadilla ¿verdad? —observa a cada uno— por favor, díganme que Sam no está… —guarda silencio al sentir el nudo en la garganta.

—Lo siento mamá. —Ana Liz apoya su mano sobre la de ella. —me gustaría decirte lo contrario y no causarte este dolor pero lamentablemente mi tía Sam murió.

Aylin niega. Tan pronto en sus ojos aparecen esas lágrimas.

—Ella no. —pasa saliva y gira a ver a Carlos— nuestra amiga no.

Carlos se arrodilla en el suelo y con delicadeza deja su mano en su mejilla.

—Tenemos que ser fuertes Aylin. Samantha se fue.

—¡No! —Ana Liz rápido se levanta al ver las intenciones de su madre en ponerse de pie—. ¡Es una broma! ¡Sam está bien! Ella… —Aylin rompe en llanto, Carlos se pone de pie y la sujeta de los hombros obligandola a sentarse.

—Aylin debes tranquilizarte. No puedes alterarte.

—Mamá vas a desmayarte de nuevo.

Ella niega y permanece quieta mientras deja que las lágrimas bajen por sus mejillas.

El silencio los invade.

—Por suerte Darren logró sostenerte a tiempo. —habla de pronto Ana Liz.

Aylin al escuchar aquello de su hija gira a verla mientras sorbe su nariz.

—¿Qué… qué pasó después? ¿Dónde están ellos? —observa alrededor sin ver su presencia.

—Se fueron, el rubio perdió mucho el control y Darren se lo llevó a la fuerza. Cuando te desmayaste todo se volvió un caos. Te digo que él te sostuvo, no reaccionabas y el rubio intentó atacarnos, a mi y después a Carlos. —Aylin abre los ojos por completo—. Descuida no nos hizo nada, Darren lo detuvo. Te dejó aquí en el sillón mientras nos defendió. Quería quedarse pero tuvo que encargarse de Esteban. Ambos se fueron, dijo que regresaría enseguida cuando lograra controlarlo. Algo así dijo. —Ana Liz se encoje de hombros—. Me dejó a tu cuidado. Cuando lo veas, agradecele.

—No tendrá que hacerlo. Por su culpa pasó esto.

—Te recuerdo Carlos que nadie ayudó a mi madre más que él.

—Solo llegó rápido a ella porque es vampiro. Tampoco es para tanto, a todos nos preocupó Aylin. —Carlos se cruza de brazos—. Si Sam esta muerta fue por su culpa.

—¡Quieres callarte! —le grita Ana Liz.

—¡Basta los dos! —exclama Aylin captando su atención— no quiero verlos discutir ahora, lo único que quiero es ver a Sam, quiero… Despedirme de ella. —inquiere lo último con voz temblorosa.

—Tienes razón Aylin. Lo siento. —Carlos toma asiento junto a ella mientras la abraza— iremos ahora mismo. Sabes que cuentas con todo mi apoyo ¿verdad?

Aylin asiente y sin más, rompe en llanto de nuevo.

Ana Liz la observa desde su posición, con ganas de consolarla sin embargo se arrepiente al ver a Carlos junto a ella.

—Sam… ¿por qué ella? —Aylin limpia sus lágrimas en un intento fallido—. Sam no puede estar muerta. —finaliza sin aceptar la realidad.

(...)

Mientras tanto, Darren se ocupa de controlar a Esteban. Ambos en aquella casa mientras Darren espera impaciente a que el rubio reaccione. Tras darle la inyección, espera para él eternos minutos en hacerle efecto. Su poca paciencia tiene un límite y el vampiro pelinegro desesperado se ocupa de esperar y alimentarlo a la vez.

De pronto, Esteban reacciona y abre los ojos siendo estos completamente rojos. Su evidente lado vampiro presente junto a esos largos colmillos que no se ocultan en su boca. Rápido le da un vistazo al lugar donde se encuentra y gira la cabeza viendo a Darren frente a él, su ojos viajan a sus movimientos siendo la confusión en el rubio vampiro.

—¿Qué haces?

—Salvando tu miserable eternidad de nuevo. —le responde Darren mientras inyecta en su brazo la jeringa llena de sangre. —no puedo esperarte todo el maldito tiempo a que despertaras, necesitas alimentarte ahora.

—¿De dónde sacaste eso?

—No preguntes.

Darren aparta la jeringa y la vuelve a llenar. Sustrayendo la sangre de una pequeña bolsa.

—Maldición, me siento terrible.

Esteban se queja y apoya su cabeza en el respaldo del sillón. Tan pronto sintiendo esa sangre en su sistema.

—¿Cuánto tiempo?

—20 minutos.

Musita.

—Aún me siento débil, esa cosa me debilita demasiado.

—Es lo único que te controla Esteban. —le dice Darren.

El rubio levanta la cabeza y observa su brazo.

—Te agradezco que me hayas controlado. De nuevo perdí el control.

Darren aleja la jeringa y la deja sobre el sillón.

—Debes recuperarte Esteban, tienes mucho que explicarme y ya que estás consciente, vas a alimentarte bien.

Dicho esto y Darren desaparece con velocidad. Se demora cortos segundos hasta regresar hasta él siéndole lanzada una bolsa llena de sangre.

—Bebe.

—Es frágil, recuerdalo. —le dice Esteban al sostener la bolsa de sangre. Tan pronto su sed incrementa, sin rodeos la lleva a su boca siendo sus colmillos útiles en atravesarla y comenzar a beber con descontrol.

—¿Qué fue lo que pasó Esteban? —le pregunta Darren cruzado de brazos— obvio recuerdas lo que pasó.

El rubio vampiro aparta su boca de la bolsa lamiendo sus labios borrando todo rastro de sangre.

—¿Te refieres a lo ocurrido con belleza?

Darren lo observa fijamente.

—¿Fuiste tu?

El rubio gruñe y deja la bolsa sobre la mesa de centro sin terminar.

—Yo no mate a esa mortal.

—¿Estas seguro?

—¿Qué estás insinuando? ¡No mate a belleza! ¡No sería capaz de hacerlo!

—¡Perdiste el control Esteban!

—¡Eso no prueba nada! —espeta el rubio mientras toma de nuevo la bolsa de sangre. Bebe un poco ante al atenta mirada de Darren. Gruñe y con fastidio aleja la bolsa para lanzarla lejos —No mate a Samantha. —repite y posa la vista en Darren—. Tal vez si perdí el control, estuve apunto de atacar a tu hija, a ese mortal, lo recuerdo bien. Esa llamada, pequeña desmayada pero aseguro que no soy el responsable.

Darren ladea la cabeza.

—Fuiste a verla, no lo niegues. Tu mismo lo dijiste. —Darren hace una corta pausa— estas ocultando información Esteban y más te vale que hables ahora antes de que pierda todo mi paciencia. No tengo tiempo, debo volver con Ayline.

El rubio niega y gruñe. Pasa sus manos por su cabello y duda en hablar.

—Esteban. —pronuncia Darren su nombre con irritación.

—Bien, te contaré todo. —Esteban baja sus manos y observa sus largas uñas—. Si fui a ver a belleza hace unas horas. Necesitaba un poco de compañía, placer, su sangre, necesitaba a mi mortal. No te diré detalles de lo que pasó entre nosotros.

—Ni siquiera quiero saberlo.

—La dejé con vida cuando regrese. Si estuve raro fue porque algo que me dijo me dejó muy pensativo, por ende mi extraño comportamiento de la mañana, el motivo de mi descontrol y mi discusión con Nohemi.

—Explicate Esteban.—le pide Darren impaciente.

—Belleza quería que la convirtiera. Me pidió que lo hiciera, al principio me negué. Pero ella estaba tan decidida que incluso mencionó pedirle al maldito convertido, incluso a bombón o a cualquier vampiro que la convirtiera. Me moleste, no lo acepte. De cierta forma, me corresponde a mi, ella es… era mi mortal. No dejaría que nadie lo hiciera, la hice mi propiedad. —pausa—. Al final acepte, le dije que lo haría pero antes que lo pensara bien, que la dejaría sola varias horas y después a medio día regresaría a convertirla. Estaba decidido pero ahora es imposible si ella ya dejó este mundo. Te juro Darren que la dejé con vida cuando me fui. Cuando te dije que volvería al Castillo fue mentira, iría con ella, cuando te dije que durarías en verme, era cierto. Tenía pensado que al convertirla, llevarmela lejos, controlarla y después aparecer con ella, que todos la vieran incluso pequeña. Ahora eso es imposible.

—¿Realmente ibas a convertirla?

Esteban asiente.

—Se suponía que esa mortal sería mi primera creación. Tu sabes que esto significa mucho para un vampiro como nosotros. En todos mis siglos no lo he hecho y por ella iba a romper esa promesa. Por ende mi discusión con Nohemi, ella no estába de acuerdo, yo si lo estaba. Tanto pensar me hizo perder el control.

—¿Fuiste a verla?

Esteban niega.

—Me arrepentí al último momento. Si hubiera ido descontrolado lo primero que haría sería matarla y de que sirvió si ella ya no existe. —Esteban se pone rápido de pie—. No volví a ver a belleza desde hace horas. Esa fue la última vez que la vi. Perdí el control, el desastre de aquí es prueba de ello, después salí a buscarte y ya sabes el resto de lo que pasó.

Darren observa alrededor. En efecto, comprueba el desastre.

—Belleza me importaba Darren.

Al escucharlo, regresa la atención en él.

—No cumplí su petición y ahora ya no puedo hacer nada. Lo hubiera hecho, la hubiera convertido en ese momento pero no estaba cien por ciento seguro. —Esteban vuelve a tomar asiento en el sillón—. Por mi eternidad, yo no ataque a belleza.

Darren lo observa segundos en silencio.

—Si es cierto lo que dices. Entonces alguien más debió hacerlo. —Darren empieza a caminar de un lado a otro—. Tal vez fue Victoria o mandó a sus malditas creaciones.

—Tenemos que buscar al responsable.

Darren se detiene y se voltea.

—Sé que no te importaba belleza, que nunca te calló bien pero al menos el maldito responsable debe pagar. No debemos permitir que esto le pase a pequeña o a tu hija.

Darren asiente.

—Lo encontraremos, ahora debo ir con ellas.

—Te acompaño, ya me imagino el sufrimiento de pequeña.

Darren niega.

—Iré, ya estoy estable Darren. —el rubio se pone de pie— nos necesita a los dos, creeme que esta vez no pienso atacarlas.

—Más te vale, que para la próxima correras el mismo destino que esa maldita mortal.

Darren se da la vuelta y avanza en dirección a la puerta.

—Soy inmortal amigo mio.

—Eso no es impedimento para arrancarte la cabeza.

Esteban sonríe ampliamente. Regresa a su estado normal.

—Acepta que te importo y no serias capaz. Por eso siempre me ayudas cuando pierdo el control.

Darren gruñe al escucharlo y se detiene.

—Callate y date prisa. —dicho esto y continúa su camino. Corre con velocidad hasta lograr salir de la casa. Enseguida el rubio vampiro lo alcanza corriendo con la misma velocidad.

+++

Por otro lado, Aylin, Carlos y Ana Liz esperan impacientes en ese largo pasillo. Esperando tener más noticias sobre Sam. Los dos primeros sentados, Carlos sin soltar la mano de Aylin mientras que su hija, a varios pasos lejos, los observa siendo el desagrado en su mirada cada vez que ve a Carlos.

—Nos darán permiso para verla Aylin. —le dice Carlos.

Ella se mantiene en silencio. Las lágrimas de Aylin han cesado sin embargo, esa horrible sensación no desaparece. Tristeza, culpabilidad en ella. Aylin recarga su cabeza en el hombro de Carlos mientras escucha sus palabras de consuelo, palabras que no le ayudan en nada.

Ana Liz bufa al ver tal escena y desvía la vista. No obstante, se sorprende al ver a esos dos vampiros acercarse hasta ella siendo una amplia sonrisa reflejada en Ana Liz. Ignora a su madre y se acerca a ellos.

—Creí que no volverían.

Ambos se detienen frente a ella, desviando la vista en Aylin. Siendo el desgrado evidente en ambos.

—Siento lo de tu tía.

—Descuida rubio. —Ana Liz se encoje de hombros— me afectó esto pero las más afectada en mi madre. —se medio gira dándole una rápida mirada a su madre, ni ella, ni Carlos sin notar la presencia de esos vampiros.

—¿Qué le pasó? —le pregunta Darren sin verla, toda su atención puesta en ellos.

—Mi tía Sam se quitó la vida.

Esteban frunce el ceño y ambos concentran la vista en Ana Liz.

—O es lo que los que la encontraron dicen. Al parecer mi tía Sam se cortó las venas en la bañera, ahí la encontraron sin vida.

—Belleza no sería capaz de eso.

—Hay que comprobarlo. —menciona Darren mientras le da una rápida mirada a Esteban. —¿ya la vieron? —se dirige a Ana Liz.

—Aún no, nos están haciendo esperar.

—Maldita sea. —masculla Esteban— bien, es hora de darle fuerza a pequeña.

Enseguida avanza hasta ella. Darren gruñe y lo sigue junto Ana Liz.

Carlos nota su llegada y sin separarse de Aylin le da una mala mirada al rubio y enseguida nota la presencia de Darren.

—¿Qué hacen aquí? No, no deberían…

—No vinimos a verte a ti. —lo interrumpe Esteban y se agacha posando la vista en Aylin. —Pequeña, mi pequeña lo siento.

Aylin al escucharlo, gira la cabeza y se aleja de Carlos viendo a Esteban agachado y alza la vista al ver a Darren junto a su hija.

—No los escuches Aylin.

—Carlos callate. —le dice Ana Liz.

Esteban deja su fría mano sobre la de ella mientras le sonríe. Sin embargo, Aylin se safa de su agarre bruscamente.

—No me toques. Fue su culpa. Todo esto es su culpa. No quiero verlos, a ninguno. —sus ojos se cristalizan—. Ya no quiero tenerlos cerca.

Se levanta, pasa a un lado de Esteban y avanza varios pasos lejos de ellos hasta detenerse mientras cubre su cara llorando.

—Solo denle tiempo. Esto es difícil para mi madre.

Esteban se levanta sin perderla de vista.

—¡Ven lo que provocan! —exclama Carlos y se pone de pie — ya es suficiente todo el dolor que le han provocado a Aylin.

—No empieces Carlos, ellos no tienen nada que ver en la muerte de mi tía Sam.

—Y encima los defiendes Ana Liz. —bufa— deberías estar con tu madre, apoyarla y no defender a estos monstruos. Parece que ella no te importa, ni siquiera la muerte de Samantha.

Ana Liz da dos pasos al frente.

—Tu como sabes que esto no me afecta. No porque no lo demuestre no significa que no me importa. Me duele la muerte de mi tía, por mamá y porque de cierta forma la quería, me cuidó muchas veces de pequeña en su ausencia. Si, tal vez últimamente me molestó su aptitud, por meterles ideas a mi madre, llegué a caerme un poco mal y molestarme con ella pero su muerte fue inesperada. No porque no lo demuestre con lágrimas no significa que soy insensible. Solo finjo ser fuerte por el bienestar de mi madre, cosa que tu no me permites. Me acerco a ella y ahí estas, no me dejas abrazarla porque siempre tienes que estar sobre ella como un chicle. Así que ahorrate tus comentarios Carlos, no digas algo que ni siquiera sabes. —finaliza Ana Liz con la respiración acelerada llena de molestia y una mala mirada hacia él.

—Criatura, no es momento para discutir. No ahora.

Esteban apoya su mano en su hombro.

—Tienes razón, hay que hacerlo por mi madre. Y de una vez te digo Carlos que aquí a los tres nos importa ella y yo tengo más derecho a estar con ella.

Darren ignora su discusión. Sin intervenir mientras observa a Aylin hablar con un médico forense que se acerca a ella. Siendo su platica más importante al poner toda su atención.

—Yo solo digo lo obvio. —inquiere Carlos— supongo que ya debes estar feliz, has encontrado a tu familia, de cierta forma compartes la misma sangre que estos…

—Cierra la maldita boca o quieres hacerle compañía a esa maldita mortal. —le dice Darren con molestia. Le da una mala mirada y regresa la atención en Aylin.

—Los prefiero a ellos que a ti Carlos. —le dice Ana Liz y desvía la vista en su madre.

Carlos se cruza de brazos y avanza hasta Aylin.

En ese momento, Ana Liz hace sus manos puños y se aleja de Esteban.

—Es tan… ahg.—emite con frustración Ana Liz y lleva sus manos en su cintura.

—¿Un abrazo? —le dice Esteban y extiende sus brazos.

La molestia en Ana Liz desaparece. Observa al rubio fijamente y una leve sonrisa aparece en su rostro.

—Lo necesito.

Corta la distancia y acepta su abrazo. Sintiendo la diferencia de temperatura al hacer contacto con él.

—Estas helado.

Ambos ríen.

Esteban la obliga a alejarse de él y le sonríe.

—Suficiente, aún soy peligroso. —Ana Liz asiente y retrocede un paso atrás.

—Gracias rubio, aunque me hubiera gustado recibir un abrazo de alguien más.

Darren desvía la vista en ella al escucharla.

—Ni lo pienses que eso no sucederá. —le dice con voz frívola.

Ana Liz niega y observa al rubio.

—Dale tiempo criatura, sigue siendo un cruel vampiro. Deberías cambiar un poco Darren, por tu hija.

—Deberías callarte Esteban.

Se retan con la mirada.

—Niña. —Esteban fija la vista en Ana Liz— no ocultes lo que sientes. Demuestralo, no te aguarde todo como tú creador.

Ana Liz asiente.

—Trataré. —su vista va a cada uno—. Son tan distintos a pesar de ser ambos vampiros.

—Pero yo soy mejor. —alardea el rubio.

No obstante, Aylin se aleja del médico y se acerca a ellos, siendo sus ojos llorosos. Fija la atención en Carlos y en su hija, evitando ver a esos dos vampiros.

—Me han dado permiso de verla. Quieren que la reconozca.

—Voy contigo.

—No Carlos, quiero ir sola. Solo esperame aquí. —se dirige a su hija— quedate aquí Ana Liz, ahora vuelvo.

—¿Estas segura que no quieres que te acompañe? Puedo hacerlo mamá.

Aylin niega.

—Iré sola hija. —le medio sonríe fallando en el intento— Carlos. —gira a verla— cuida a Ana Liz.

—Lo haré.

Aylin asiente y se da la vuelta avanzando mientras sigue al médico.

—No necesito que me cuides. —le dice Ana Liz a Carlos al ver a su madre lejos.

Carlos la ignora y toma asiento en una silla.

—Darren deberías ir con pequeña. Necesito consuelo.

—No va quererme ver cerca de ella Esteban. Ve tu.

El rubio se acerca a él.

—En este momento no soy su favorito. Maldición Darren ve con ella y descubre que pasó con belleza.

—Aylin dijo que quiere estar sola. —habla Carlos interviniendo.

—Nadie te pido tu opinión maldito mortal. —le responde Darren dándole una mala mirada—. Iré con ella, ahora vuelvo. —se dirige a Esteban y avanza.

—Solo procura no ser tan cruel con ella. Consuelala, no la alteres.

Darren lo ignora y continua avanzando.

Esteban niega y observa a Ana Liz.

—Tal vez no debí mandarlo.

—Hiciste lo correcto rubio.

Él le sonríe y se acerca a ella pasando su brazo sobre su hombro.

—Soy útil en estos casos.

—Inútil más bien. —murmura Carlos.

Esteban rápido fija la vista en él.

—¿Algún problema mortal? —Carlos pasa saliva y lo observa mientras niega. Esteban sonríe con malicia mientras sin dejar de verlo continúa — tal vez quieres ser mi nuevo donante a falta de belleza, alguien debe reemplazarla ¿no? Me serás útil ¿qué dices? Tu sangre debe saber deliciosa ¿qué tipo es? Yo no tengo ningún problema contigo.

—Estas loco. —se limita a responder Carlos y enseguida se levanta marchandose lejos de ambos, sin importarle dejar a Ana Liz con él.

—Lo has asustado. —le dice la susodicha al ver a Carlos lejos.

—Lo merecía, es insoportable.

—Crei que te caí bien. Lo curaste.

—Solo use su mal estado a mi favor. Por conveniencia para recibir el perdón de tu madre. —le dice Esteban—. Me cae mal, a Darren le cae mal y prácticamente ambos compartimos los mismo enemigos. Los suyos, son los míos. Eso aplica en nosotros. Detestaba a Salvatore, ahora a Victoria y a ese mortal.

—Vaya, acabas decir que su sangre era deliciosa. Lo querías como donante.

—No creas todo lo que digo criatura. Ni porque fuera el único ese mortal lo seria. Su sangre no debe ser tan buena, además lo detesto por el simple hecho de estar con pequeña. Tu madre merece a alguien mejor.

—Estar con mi padre.

Esteban sonríe ampliamente al escucharla.

—Exactamente pero son tan tercos para aceptarlo. Por mi eternidad, volveré a juntarlos.

Ana Liz asiente.

Ambos guardan silencio.

—Extrañaré a belleza. —habla de pronto Esteban sin esa sonrisa presente en él.

—¿Te importaba tanto?

—Más de lo que te imaginas. De hecho estaba por convertirla más el destino no me lo permitió. —Ana Liz se sorprende al escuchar su confesión—. Ahora que su corazón ya no late, ya no puedo hacer nada por ella. —pausa—. Y fallé de nuevo. —pasa su lengua por sus colmillos—. al menos tendrá su descanso eterno mientras nosotros seguimos en esta maldita inmortalidad. —culmina Esteban mientras desvía la vista hacia el pasillo.

...

Mientras tanto, Darren entra por esa puerta notando un cuerpo que yace sobre esa camilla cubierto por una sábana blanca por completo, sin vida. Se adentra y observa alrededor, le extraña un momento al no ver a Aylin, sin embargo, basta con desviar la vista y sentir su presencia para verla recargada en la pared, de pie abrazandose a ella misma.

Darren gruñe y cierra la puerta detrás de él mientras se acerca a ella.

—¿Qué haces ahí?

Aylin al escucharlo, desvía la vista.

—¿Qué haces tu aquí? Fui clara en querer estar sola.

—Me importa muy poco lo que quieras Ayline. —Darren se detiene a una cierta distancia de ella.

Aylin aprieta la mandíbula y regresa la vista al frente.

—Vete Darren.

—¿Ya la viste? —ignora lo anterior el vampiro.

—No puedo. Les pedí que me dejaran sola pero no me atrevo a acercarme. —Aylin sorbe su nariz— me niego a que Sam este ahí.

Darren le da una última mirada y concentra la vista en aquel cuerpo.

—Lo haré por ti.

Dicho esto y avanza hasta ahí.

—¿Darren qué haces? Darren no lo hagas —le pide Aylin— no seas insensible.

Obviamente Darren la ignora y se detiene hasta llegar a la camilla. Hace una mueca y empieza a bajar la sabana dejando expuesta la cabeza de Sam, en ella siendo la palidez evidente. Darren suelta la sabana mientras la observa.

—Te confirmo que si es ella.

—No puede ser. —Aylin molesta se acerca a él— como te atreves Darren a… —se calla al posar la vista en su amiga— Sam… amiga.

Sin evitarlo las lágrimas aumentan hasta bajar por sus mejillas. Segundos dura viéndola sin creerlo hasta que con valor se acerca situándose al lado de Darren.

—¿Por qué Sam? ¿Por qué lo hiciste? Tú no...—Aylin levanta su mano y toca la fría mejilla de Sam—.  No entiendo Darren.—habla entre sollozos y aparta su mano.— ayer apenas arreglamos nuestras diferencias. Pasamos tiempo juntas, ella estaba bien. Me niego a aceptarlo. —hace una corta pausa—. Ella estaba tan afectada como yo, esto fue demasiado para atreverse a hacer eso y no pude ayudarla. Como no me dí cuenta antes, no hice nada Darren.

—No fue tú culpa Aylin. No puedes cambiar lo que está hecho. No eres la heroína de todos.

—Era mi amiga Darren.—Aylin se abraza a ella misma—. Y ahora ya no está más aquí. Voy a necesitarla tanto…

Guarda silencio al nudo en su garganta impedirle hablar.

Darren se mantiene inexpresivo viéndola.

—Tampoco lo entiendo. Pensé que la muerte de esta mortal era responsabilidad de Victoria o de Esteban. No que ella se la hubiera arrebatado.

Aylin frunce el ceño al escucharlo.

—¿Por qué pensaste eso?¿Qué tiene ver Esteban en ésto?

Aylin gira a verlo esperando una respuesta.

Darren gruñe y fija la vista en Sam.

—Esteban estuvo horas antes con ella. Ya debes imagínarte para qué. Él me contó que tú amiga le pidió que la convirtiera, al principio Esteban se negó pero finalmente se decidió a hacerlo. Se suponía que iría más tarde a verla y convertirla, más esto se lo impidió. Por eso perdió el control.

Aylin analiza sus palabras.

—Sam no pudo pedirlo algo así. Ella no…

Sin embargo, Aylin deja la oración sin terminar al recordar esa plática con ella.

—Por un momento pensé que lo dijo por broma. —Aylin posa la vista en Darren— Sam estaba dispuesta a ser como ustedes.—hace una corta pausa—. Entonces, ¡Esteban la mató!

—No es lo que acabo de decir.

—¡Lo dijiste Darren! ¡Esteban lo hizo!

Aylin intenta empujarlo sin éxito. Con sus puños golpeando su pecho sin causarle el mínimo dolor al vampiro.

—¡No fue él Aylin! —Darren la sostiene de los hombros obligándola a quedarse quieta y verlo—. Estoy seguro que él no fue.

Aylin baja sus manos.

—Pero fue su culpa. La hubiera convertido entonces antes de que Sam terminará aquí sin vída.

—No le dio tiempo Aylín. El maldito responsable se adelantó.

Ambos guardan silencio un momento.

—Sueltame ¡Déjame!

Darren suelta un gruñido y la suelta. Aylin se aleja varios pasos lejos de él.

Darren desvía la vista en Sam y empieza a revisarla. Aparta un poco la sábana viendo su mano, en ella visibles marcas en su muñeca. La vuelve a cubrir y observa su cuello notando esos dos puntos rojos.

—Deja de hacer eso. Por una vez dejá en paz a Sam.—inquiere Aylín en tono bajo.

Darren se obliga a cubrirla de nuevo por completo y se dirige a ella.

—Voy a encontrar al responsable Ayline y lo haré pagar.

—¿Y de qué va a servir Darren? Que lo hagas no quita que Sam va a regresar. Yo quiero a Sam conmigo, viva. No seguir rodeada de vampiros soportando su maldita guerra. —Aylin le da una mala mirada—. Ya estoy harta de ustedes, tu estas destrozando mi vida Darren. Ya no quiero perder a todas las personas que quiero, primero a mi tía, mi mamá y ahora Sam y ni siquiera te importa mi sufrimiento.

—Te entiendo perfectamente Aylin. Aunque soy vampiro, también he perdido a lo poco que apreciaba, a Lizbeth, a Estefan y estoy harto de esta guerra. Que mí venganza afecte a otros. —Darren da un paso adelante—. Incluso te perdí a ti. —se ven entre ellos sin mencionar nada— y no me importa Aylin tú odio o que me quieras lejos, mientras no mate a Victoria, no te dejaré en paz. Voy a protegerte Aylín, de todos, a ti y a Ana Lizbeth. No pienso verte en la misma situacion que esta maldita mortal.

Dicho esto y Darren se da la vuelta avanzando a la salida dejando a Aylin sola sin palabras y con un mal sentimiento al volver a ver a su amiga.

...

Minutos después Darren regresa hasta ese pasillo. Se acerca hasta Esteban y Ana Liz y termina por recargarse en la pared cruzado de brazos. Ignorando nuevamente la presencia de Carlos, este último un poco lejos de ellos tras regresar hace poco.

—¿Cómo te fue? —le pregunta el rubio.

—Mal. —se limita a responder Darren sin querer mencionar nada al respecto.

Esteban asiente y sin insistir se limita a ver a Ana Liz, ambos curiosos por averiguarlo.

Corto tiempo después, Aylin llega hasta ellos. Se acerca a Carlos, este levantándose enseguida.

—Aylin…

—Es ella. —pronuncia y se abraza a ella misma—. Sam…

Abraza a Carlos, este aceptando su abrazo. Siendo el resto público con el desagrado en sus miradas.

No obstante, Ana Liz se acerca a ella.

—Mamá tranquila.

Aylin se aleja y limpia sus mejillas torpemente mientras la observa. Nota al rubio vampiro cerca de ella, lo observa con molestia y toma del brazo a su hija alejandola de él.

—No los quiero ver cerca de mi hija y mucho menos de mi.

—Pequeña entendemos que esto no es fácil para ti pero….

—Cállate Esteban. Si estamos aquí es por su culpa, sólo suya. Si perdí a Sam fue por que tu tenias que causarle ese dolor.

—Yo apreciaba a Samantha.

—No te creo. Darren ya me dijo todo. No la salvaste. Sabes, hubiera preferido ver a Sam como ustedes que aquí sin vida.

—Pequeña no quiero que creas que yo maté a Belleza.

—Si lo hiciste, de cierta forma eres culpable, ya no quiero soportar tu locura o descontrol y soportar la estúpida venganza de Darren. Acaben con Victoria para que se larguen de una vez.

—Mamá ellos no….

—¡No los defiendas Ana Liz! ¡Ya me han arrebatado todo y no voy a permitir que lo hagan con lo único que me queda, mi hija!

Darren se aleja de la pared y se acerca hasta ella.

—Pequeña dejame explicarte…

Aylin niega y retrocede obligando a Ana Liz a hacerlo.

—Esteban ya es suficiente. Será mejor que nos vayamos. —le dice Darren situándose a su lado.

—No, no antes hablo con pequeña.

—Dije que nos vamos. No tenemos nada que hacer aquí. —Darren lo empuja haciendolo retroceder un poco —Andando. —termina por darles una última a ambas y empieza a avanzar en dirección contraria.

—Yo nunca haría algo para perjudicarlas pequeña. Son las únicas mortales que me importan.

Esteban se encoje de hombros y se da la vuelta siguiendo a Darren.

Aylin al verlos marcharse abraza a Ana Liz soportando las lágrimas que desean salir.

—¿Te diste cuenta que de como me vio? Gracias Darren, gracias de verdad por contarle todo. Ahora pequeña me culpa de la muerte de belleza ¿cuanto me duró su perdón? Poco y dudo que tenga una segunda oportunidad con ella.

—Cállate Esteban y deja de quejarte. No eres el único que odia.

—A ti te importa muy poco pero a mi no. Pequeña mi importa mucho y no acepto su rechazo.

Darren gruñe y continúa avanzando.

—¡¿Me estas escuchando?! ¡Maldición Darren me estoy quejando! —Esteban gruñe mientras lo sigue — te estoy siguiendo y no se a donde vamos.

Darren se detiene y gira a verlo.

—A la casa de esa mortal. Hay que buscar alguna pista. Tengo dudas de la causa de su muerte.

—Genial, al lugar de los hechos.

—Sabes donde vive Esteban. Solo hay que ir.

—Sigo diciendo que no te importa esto y mucho menos mi sufrimiento. —Esteban avanza pasando a un lado de él— que esperas, sígueme.

Ambos entran a la casa de Sam. Esteban lo guía hasta su habitación, la puerta siendo abierta por Darren y entrar seguido de él ese rubio vampiro.

—Vaya, estar aquí de nuevo me trae bonitos recuerdos. —avanza y se detiene en el centro de la habitación posando la vista en la cama—. Tan solo pensar que hace horas ambos estábamos ahí disfrutando…

—Cállate Esteban. —Darren cierra la puerta de golpe y se acerca a él —no quiero saberlo. Si estamos aquí es para buscar pistas valiosas que nos sean de utilidad. Empieza a buscar. —le ordena Darren y este comienza a observar alrededor de la habitación.

Esteban asiente y se pone en ello.

—¿Y si Belleza si se arrebató la vida?

—No tenía sentido si quería que la convirtieras.

—Tal vez se arrepintió al último momento y prefiero hacer eso. —Esteban se detiene y observa fijamente a Darren. Él ajeno a él — o tal vez yo si la mate. Perdí el control Darren, cuando eso ocurre no se lo que hago. Tal vez vine aquí sin darme cuenta y si la mate. Jodida mierda Darren, si ni siquiera estoy seguro. No recuerdo mucho.

Darren gruñe y gira a verlo.

—No lo hiciste Esteban.

—No puedo controlar el vampiro que soy Darren, ninguno de los dos puede. Somos un peligro en este mundo.

—Cállate Esteban si no quieres que te arranque cabeza. Te conozco desde hace muchos siglos y aseguro que no tienes nada que ver.

—Hace rato no decías lo mismo. Todos creen que fui yo.

—Entonces hay que demostrar lo contrario. Solo busca pruebas.

Esteban gruñe y desvía la vista.

No obstante, nota esa daga en el suelo y se acerca a ella.

—Su arma.

Darren al escucharlo, observa sus movimientos. Esteban se detiene cerca de la daga sin tomarla.

—Belleza tenía esta daga, quería atacarme con ella. No pudo y terminé por quitársela y lanzarla lejos. —Esteban observa la esquina de la habitación—. Cuando me fui no estaba aquí, estaba allá. Belleza no volvió a tomarla mientras yo estaba aquí.

Darren se acerca a él.

—Entonces debió usarla para defenderse de tu atacante.

Ambos se ven entre ellos.

—Tal vez. —pronuncia Esteban—. Aquí hay desastre, —apunta un pequeño escritorio — soy observador y eso no estaba así antes. La cama, bueno ahí si soy culpable. —lame sus labios —Alguien atacó a belleza.

—Contestame algo Esteban ¿la dejaste marcada? —le pregunta Darren sin rodeos.

—No, no te voy a mentir y si la mordi pero borré cada marca en su cuello, todas las de su cuerpo. A diferencia de ti, no me gusta dejar a mis donantes con pruebas de mis colmillos.

Darren ignora aquello.

—Cuando la revisé. Tenía heridas en sus manos y estaba marcada en el cuello. Eso comprueba que la atacó alguien como nosotros.

—Maldita sea se atrevió a morderla.

Darren asiente y se da la vuelta avanzando en dirección al baño ignorando a Esteban. Al llegar, abre la puerta y se asoma.

—Esteban callate y ven acá.

El susodicho gruñe y avanza hasta él.

Darren se adentra al baño dejando la puerta abierta y en segundos, Esteban aparece en el marco de la puerta.

—Aquí pasó todo según nos contó tu hija. Aquí la encontraron. —Esteban posa la vista en la bañera—. Maravilloso, una bañera repleta de sangre, esto me trae malos recuerdos. Darren esto es demasiado para mi ahora estabilidad. Yo me largo.

Sin embargo, antes de darse la vuelta. Darren lo detiene bruscamente.

—¿Entraste con ella al baño?

Esteban se safa de su agarre mientras gruñe.

—No, lo nuestro solo fue en la cama.

—Entonces alguien más debió hacerlo. —espeta el vampiro y señala una dirección— ahí hay una marca. Pisadas. Fue un vampiro, una maldita creación de Victoria. Debió obligarla a entrar aquí, morderla y hacer parecer que ella se había arrebatado la vida para la investigación de esos mortales y para nosotros, es más que obvio.

—La encontraron muy rápido.

—Debió avisar sobre su muerte.

—No entiendo. Con esto, debió saber que íbamos a descubrirlo. —inquiere el rubio con confusión.

—A menos que quisiera que así fuera.

—Maldita sea. Sabía que belleza no se había arrebatado la vida. Tu muerte fue provocada.

—Exacto y Victoria está detrás de esto. —finaliza Darren y observa atentamente la bañera.—aunque sepamos esto, será difícil encontrar al responsable.

—Pues lo encontraré . Es lo único que puedo hacer por belleza. —pausa—. Sabes cual es lo peor, que me siento mal al no ayudarla. Debió ser cruelmente atacada, una muerte dolorosa, sola. Siendo belleza la única que lo vivió y puede contarlo. —Esteban gruñe— haré que sufra el responsable.

Darren gira a verlo.

—Daremos con él y con Victoria, mientras Aylin debe saber sobre esto.

El rubio asiente.

—Que deje de culparme o culparnos porque para ella, por el simple hecho de ser vampiros, ya somos sospechosos.

—Ire a verla.

—Adelante, esta vez no pienso acompañarte cuando sé que ella no querrá verme. Por ahora solo volveré a la casa, quiero estar solo para asimilar la muerte de mi mortal. Suerte con pequeña Darren. —finaliza Esteban dandose la vuelta saliendo de baño dejando a Darren pensativo mientras analiza lo ocurrido.

Horas más tarde...

Aylin duerme en su habitación. En compañía de Carlos, tras dificultarle un poco, logró que el sueño se apiadara de ella y no pensar más en Sam.

Sin embargo, su habitación es invadida por ese vampiro. Él entra sigiloso dejando la puerta abierta mientras se acerca a la cama viendo con desagrado al mortal que yace a lado de Aylin.

Darren por fin llega a la cama. Se situa cerca de ella y levanta su mano cubriendo su boca logrando un sobresalto en Aylin. Ella despierta de golpe y se las ingenia para encender la luz de su lámpara, siendo la habitación un poco iluminada logrando que vea a Darren tan cerca de ella. Este le hace una señal de silencio al situar su dedo en su boca. Baja su mano y con un rápido movimiento aparta la sabana que la cubre. Darren aleja su mano de su boca, rápido rodea su muñeca y la jala fuera de la cama. Aylin si hacer ruido, se obliga a seguirlo descalza hasta ambos salir de la habitación.

En el momento que Darren la suelta. Aylin se cruza de brazos.

—Se puede saber que te pasa. —susurra ella al estar fuera de la habitación, esta con la puerta cerrada—. Estaba durmiendo Darren, no sabes lo que me costó hacerlo.

—Necesitamos hablar.

—Hablar. —repite Aylin con molestia—. No es la hora Darren y no quiero seguir con lo mismo. Volveré a la cama okey.

Sin embargo, el vampiro no se lo permite.

—Tengo información sobre la muerte de esa mortal.

Aylin lo observa fijamente y suspira.

—Ella no se quitó la vida. Alguien la mato. —agrega el vampiro.

—Alguien como Esteban. —susurra Aylin siguiendo su conversación en tono bajo.

—Alguien como una de las creación al mando de Victoria. —Darren hace una corta pausa— hay pistas que lo comprueban Aylin.

Ella agacha la vista y toma una profunda respiración.

—Tal vez la carta dice algo.

–¿Qué carta? —le cuestiona Darren.

Aylin alza la vista.

—Me entregaron una carta que encontraron en la habitación de Sam para mi y no me he atrevido a leerla.

—Puede ser una prueba Aylin. Tienes que leerla solo así puedas descubrir la verdadera muerte de tu amiga.

Ella asiente y avanza en dirección a su habitación esta vez Darren sin detenerla.

Minutos después...

Aylin busca a Darren con una hoja doblada en sus manos. Baja las escaleras notando las luces encendidas. Termina por bajar las escaleras y avanza hasta llegar a la sala.

—Darren. —susurra y observa alrededor. —se fue.

—¿La tienes?

Aylin pega un leve brinco al escucharlo. Suspira y se da la vuelta viendo a Darren frente a ella.

—No aparezcas de esa forma y si, si la tengo. —señala la hoja— hay que hablar bajo, no quiero despertar a Carlos o a mi hija.

Darren asiente.

Aylin toma una profunda respiración y toma asiento en el sillón. Su vista fija en la hoja doblada. Darren se mantiene de pie, cerca de ella impaciente.

—Estoy empezando a odiar las cartas y más si son de despedida. —menciona Aylin dirigido su comentario para el vampiro.

Darren ignora aquello y se limita a decir:

—Solo lee la maldita carta Ayline.

Ella alza la vista y niega.

—No puedo. No soy fuerte para esto.

—Lo eres Aylin. En el pasado lo demostraste. No te importó enfrentarte a mi, a más vampiros. Estuviste muchas veces en peligro, en entrenamientos con vampiros, rodeada de ellos. En la lucha contra Salvatore donde fuiste a salvarnos. Fuerte al atreverte a tener a Ana Liz, criarla, protegerla. Esa Aylin del pasado fue fuerte, valiente y está Aylin debe también serlo.

—Lo era, ahora esa Aylin ya no existe porque en este momento me siento débil si Sam no esta aquí. Nunca fui fuerte Darren.

Él vampiro gruñe.

—Si ellos vinieran a atacar a Ana Liz, que yo no estuviera aquí y tu solo pudieras salvarla, ¿qué harías?

—Darren no me vengas con eso…

–¿Qué harías Ayline?

—La salvaría y no me importaría enfrentarme a esos vampiros para proteger a nuestra hija. —responde ella sin dudar.

—Serias valiente, fuerte por ella.

Aylin posa la vista en la carta.

—Si no quieres, yo la leo por ti.

Ella enseguida niega.

—Puedo hacerlo. —contesta y empieza a desdoblar la hoja.

Deja salir una exhalación y comienza a leerla.

Darren rápido toma asiento junto a ella, lo demasiado cerca leyendo de igual manera la carta.

Aylin no evita sentir ese nudo en su garganta y sentir las lágrimas acumuladas en sus ojos.

—Algo no está bien. —dice al terminar de leer la carta— si es su letra pero ella nunca se refería a ustedes de esa forma. Ni siquiera es una carta de despedida. No es ella.

Gira a ver a Darren.

—La próxima serás tú. —repite Darren las últimas palabras de la carta. —la obligaron a escribirla. Es una advertencia.

Gruñe y se pone de pie.

—Confirmo lo que creí. Mataron a esa mortal, la obligaron a escribir esa carta como aviso para nosotros, después se deshizo de ella haciendo creer en su propia muerte cuando fue provocada. —Darren pasa sus manos por su cabello —Maldita sea.

Aylin sorbe su nariz y dobla la hoja.

—Vendrán a matarme Darren. La misma carta lo dice. Primero Sam, después sigo y yo y mi hija. —Aylin se pone de pie —Nuestra hija está en peligro, saben de ella Darren.

—Ayline controlate. —Darren la sujeta de los hombros— no voy a permitirlo okey. Eso no pasará. Voy a protegerlas y no dejaré que nadie se les acerque. El maldito va a pagar y no porque me importe esa mortal, más bien por ti, por ella. —Aylin nota sus ojos teñirse de rojo— y no me importa enfrentarme a ella. La encontrare y la despreciable de Victoria correrá el mismo destino que Salvatore.

Darren la suelta al sentir sus colmillos crecer y esa sed presente. Gruñe, retrocede y se da la vuelta lejos de ella.

—Ahora ve a descansar. —agrega.

Aylin lo observa alerta, duda en hablar. Suspira y se arma de valor.

—Darren, siento todo lo que dije. Mi comportamiento…

Él se da la vuelta viéndola.

—Ya no importa. Ve a descansar.

—Ni siquiera sé si puedo descansar bien. Aún sigo pensando en Sam.

—Tienes un maldito mortal que te consuele. —espeta Darren con irritación— y por cierto, dejaras de ser mi donante. No beberé de ti. demasiado daño ya te he hecho.

Aylin asiente y se da la vuelta. Apenas avanza tres pasos cuando se detiene. Duda, en un dilema. Bufa y se da la vuelta. Sin mencionar nada avanza en dirección hasta Darren, al llegar hasta él lo abraza apoyando su barbilla en su hombro y cerrando los ojos. Por un instante, el vampiro se muestra sorprendido sin reaccionar, inmóvil. Logra escuchar perfectamente los latidos de su corazón y se obliga a él mismo a aceptar el abrazo. Duda un momento y finalmente levanta su mano, se obliga a ocultar su transformación de vampiro y apoya su mano en la espalda de Aylin.

No obstante ella abre los ojos. Se da cuenta de su arrebato y rápidamente se aleja de él.

—Yo… lo siento no debí hacer eso… Perdona… —bufa y se encoje de hombros— debo, iré a dormir. Ambos debemos descansar… bueno yo, tu no duermes y yo. —se calla al darse cuenta de su balbuceo—. Olvidalo.

Darren la observa con atención y por un instante, curva una media sonrisa.

—Descansa Ayline. —se limita a decirle y desaparece con velocidad.

Aylin suspira al dejar de sentir su presencia cerca y escuchar el ruido de la puerta al cerrarse segundos después.

Se regaña a ella misma y observa la hoja aún en su mano.

—No Aylin, eso ya no existe. —se dice a ella misma y lleva una mano a su cintura— agh, maldito seas Darren. —finaliza sintiéndose más confundida al tener mucha información por asimilar.

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