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Capítulo 2 ✗ Bienvenida al mundo Ana Liz

     A Y L Í N
El festejo por nuestra boda fué lo bastante sencillo, corto, tan solo con los más cercanos. Tanto yo como Carlos estuvimos se acuerdo que fuera solo entre nosotros. Nada duradero, consistió en todo lo esencial; obvio Sam no paró de tomar fotos, juntas, solas, yo con Carlos. Estoy segura que por tanta foto armaría hasta un álbum completo.

Después de la ceremonia, regresamos al departamento. Era hora de empacar. Lo hubiera echo hace mucho ¿no? ¿por qué esperarse hasta el día de la boda? Es lo que están pensando, déjenme decirles que una parte de mí dudaba en casarme. Lo hecho, hecho está. Soy la esposa de Carlos, es hora de pasar página y olvidar que alguna vez conocí a un vampiro, para bien o para mal, cambio haciendo mi mundo de cabeza.

...

Sam me ayuda a empacar, me he cambiado el vestido de novia, demasiado incómodo, elegí ponerme algo más sencillo, cómodo. Se basa en unas mallas negras, una blusa blanca dos tallas más grande, que me queda como vestido. Mis tennis, dejando el peinado tal como tal.

Sigo metiendo ropa en la maleta con ayuda de Sam. La habitación se llena de risas y pláticas, se nota que mi amiga está pasada de copas, debió perder la cuenta de cuanto tomo.

Sam se sienta en la cama y toca su frente.

—¿Estás bien Sam?

—Si es sólo que me mareé un poco, te juro que te veo doble, —Sam talla sus ojos— ¡No puedo creerlo! Te veo más gorda.

Tomo una de mis blusa y se la lanzo en la cara.

—Juro que pareces embarazada.

Suelta una risa y deja la blusa en la maleta.

Ruedo los ojos, sigo metiendo mí ropa en la maleta. Sam deja de reír, se queda varios minutos en silencio.

—Debo admitir que te ves bien embarazada.

—No es tan bueno como parece. —le digo.

Sam se levanta y me ayuda a meter ropa.

—Lin, al fin podrás vivir feliz con Carlos, rehacer tu vida y olvidarte de...

—No lo menciones Sam.

Meto un pantalón a la maleta de mala gana.

—No vuelvas a mencionarlo, él no existe. —añado.

Sam levanta sus manos a modo de rendicion.

—Okey, el inombrable no será mencionado. —Sam hace una pequeña pausa— pero por más que quieras no puedes disfrazar la realidad. Desgraciadamente, no borró nuestra memoria, podemos seguir adelante más no olvidar eso que vivimos con ellos.

—Será pasado Sam, un terrible pasado.

Sam se da la vuelta, va por más ropa. La lanza a la cama. Empiezo a doblarla.

—¿Es necesario que te vayas tan lejos? —la escucho decir de pronto.

—Si Sam, entre más lejos esté de este lugar mucho mejor. Así se lo pedí a Carlos y el acepto. Además sólo me cambio de ciudad, no de país.

—Tienes razón, sabés voy a extrañarte pero me alegro que el departamento donde vivo este cerca de tu casa.

Dejo de doblar la ropa, poso la vista en Sam.

—¿Cómo sabes eso?

—Oh es que le pregunté a Carlos, me la enseñó unos días antes, es una casa muy hermosa y se me ocurrió buscar un lugar cerca, ya sabés, vas a necesitarme.

—Oh —sigo doblando la ropa— aún no he visto la casa, Carlos quiere darme una sorpresa.

—Te encantará, oye por cierto. —Sam coloca otra maleta sobre la cama— ¿Cómo vas con tu madre?

Suelto un suspiro

—Que puedo decirte, sé que me culpa por la muerte de... mi madre Aria y eso súmale que esté embarazada, no lo tomó nada bien, espero algún día me perdone.

—Tu no tuviste la culpa Lin, eres una víctima más. Además, aceptaste casarte con Carlos sólo para tenerla contenta.

—Eso no es cierto Samantha, yo quiero a Carlos.

—Más no lo amas. —termina ella.

Guardo silencio un momento.

—El amor no nace a la primera, lleva tiempo. Tal vez después...

—¿Después qué? —me interumpe Sam— te enamores de él, Aylin solo están jugando con el.

—Tú no sabes nada —pronuncio molesta.

—Lin lo siento, no es mi intención juzgarte.

—Te pido que no te metas, es mi vida tú ocupate de la tuya.

—Okey, eso haré. —dice en tono molesto.

Sam se da la vuelta. Suelto un suspiro. Trato de calmarme. Me doy la vuelta.

—Sam lo siento, no quise hablarte así.

—Ya no importa Lin

Sam abre un cajón. Saca varias cosas y las coloca en una pequeña maleta. La observo.

—¿Qué es esto?

Sam se da la vuelta, muestra una hoja blanca arrugada y doblada.

Mi corazón empieza a latir rápidamente.

—No es nada, dame eso Sam.

Me acerco a ella y trato de quitárselo. Ella levanta la mano.

—¡Sam!

—¿Quién te la escribió? Es una carta ¿verdad?

—¡Samantha damela!

—¿Quién te la dio?

Rendida suelto un bufido.

—¿Fue él no es así?

Me cruzo de brazos.

—Darren la escribió. —dice ella.

Paso saliva, el dolor se hace presente tan solo recordarlo.

Asiento, Sam baja la mano, de pronto le arrebato la hoja.

—¡Es pasado!

Me doy la vuelta, lanzo la hoja a la maleta.

—Lin...

—No Sam —levanto mi mano, tomo una respiración profunda. —me la escribió cuando se fué, su despedida okey.

—Nunca quisiste contarme que ocurrió ese día, solo me dijiste que ellos se habían ido.

Siento mis ojos cristalezcos.

—No quiero hablar de eso.

Siento la mano de Sam sobre mi hombro.

—Lin es hora de que me lo cuentes, necesitas desahogarte.

—Vas a burlarte

Sam me obliga a voltearme.

—Dime Aylin, ¿qué ocurrió ese día?

Paso saliva. Tomo una respiración profunda. Me siento en la orilla de la cama.

—Nunca pensé que Darren me haría esto. Creí que estábamos bien, llegué a creer que seríamos felices ahora que había acabado con Salvatore, que equivocada estaba Sam. Un día antes, no la pasamos bien, —una lágrima baja por mi mejilla— al día siguiente desperté y encontré la carta, la leí, se había ido lejos, todos lo hicieron. Salí a buscarlo, fui a su casa, al refugio y nada. —hago una pequeña pausa— no pude entrar al Castillo, una barrera me lo impedía y por más que lo intenté y lloré... Darren no volvió. Por más que lo esperé, él no se a tomado la molestia en volver, nisiquiera le importo.

—Es un maldito cobarde.

Sam me abraza, recibo su abrazo. Me alejo de ella.

—Basta, no pienso llorarle más, —limpio mis lágrimas— no vale la pena.

—Asi se habla amiga

No obstante, la puerta es tocada, Sam dice "un adelante". La puerta se abre entrando Carlos.

—¿Cómo van con las maletas?

—Ya casi terminamos. —le contesta Sam.

Carlos se adentra a la habitación.

—¿Estás bien Aylin? ¿Interrumpí algo?

Volteo a ver a Sam, poso la vista en él.

—Para nada —respondo.

—Solo era una despedida de amigas.

—Okey

Carlos se acerca a mí.

—Toma te traje tu vaso de agua, si duré mucho es porque tú Madre me entretuvo.

Tomo el vaso de agua.

—Gracias

—¿Te leyó la cartilla no es así? —le pregunta Sam con burla.

—Algo así

Llevo el vaso hasta mi boca, bebo del líquido transparente hasta terminarlo por completo. Aparto el vaso vacío.

—Vaya sí que tenías mucha sed Lin.

Le sonrío

—¿Les ayudo? —pregunta Carlos

—Hasta que lo dices —le responde Sam.

Todos dejamos salir una risa.

Varios minutos después y hemos terminado de empacar todas mis cosas. Carlos sale con varías maletas. Sam toma una sin dejarme a mí cargar. Todos salemos de la habitación.

Camino por el pasillo hasta llegar a la sala. Me encuentro a mí Madre frente a mí.

—Es hora Mamá

Ella corta la distancia que nos separa.

—Te voy a extrañar cariño, estoy segura que Carlos sabrá cuidarte bien.

—Tambien te voy a extrañar mamá.

Terminamos abrazadas por varios minutos. Nos separamos, Sara limpia sus lágrimas al igual que yo.

—Te quiero Aylin, nunca lo olvides siempre contarás con el amor de tu madre.

Asiento

Le doy un último vistazo al departamento.

—¿Vas a mudarte? —le pregunto

Ella asiente.

—En unos días cariño, quiero estar lejos de este horrible lugar.

Le doy un beso en la mejilla a mí Madre, le doy un último abrazo y me despido de ella. Me dirijo hasta Sam y repito lo mismo. Me dispongo a salir del departamento con Carlos adelante de mí. Cierro la puerta, volteo viendo el departamento de a lado (#235) suelto un suspiro.

"Huye de tus demonios"

Me dispongo a bajar las escaleras poco a poco, dejando atrás, mi pasado, ése pasado que tanto me atormenta.

+

Con los ojos cubiertos y guiada por Carlos entro a nuestra nueva casa.

Suelto una risa, estoy tan desesperada, nerviosa por conocerla.

—¿Lista?

Asiento

Carlos cuenta del uno al tres dejando caer la venda de mis ojos. Pestañeo varías veces. Abro boca sorprendida. Observo por todo el lugar.

—¿Te gusta?

—Carlos es... ¡Hermosa! Es... —doy varios pasos— es enorme, debió costarte mucho.

La casa es demasiado grande, espaciosa con unas largas escaleras.

—La verdad es que fué un regalo de mis padres, ya sabés disculpandose por no asistir a la boda.

—¿Siguen molestos contigo?

—No tanto, mi padre creo no, pero mi madre...

—Ella me odia

Carlos se acerca a mí.

—No digas eso, le tomará tiempo. Igual les prometí que seguiré con mis estudios, quiero buscar un trabajo.

—Haces bien, realmente tú si puedes.

—No digas eso, Aylín también puedes seguir estudiando.

—No lo sé, esto de estar embarazada...

—Eso no es impedimento.

—Ya veré

Carlos me da un corto beso y toma mi mano.

—Ven, te mostraré nuestra habitación.

Asiento y me dejo guiar por Carlos. Él toma las maletas. Subimos las escaleras hasta llegar a la que será nuestra habitación.

Carlos entra primero, me deja entrar, me adéntro viéndola, una enorme cama matrimonial, un tocador, dos armarios. Un balcón. Carlos deja las maletas en la orilla de la habitacion.

—Es mucho mejor de lo que imaginé.

Carlos me abraza por atrás, toma mi cintura y recarga su barbilla en mi hombro.

—Es lo que mereces

Me alejo de él, me volteo, me acerco a él y lo beso. Nos separamos de rato.

Carlos acaricia mi mejilla.

—Eres tan bonita

Me alejo rápido de él.

—No vuelvas a llamarme así.

Me volteo, me abrazo a mí misma.

—Ah, lo siento, no pensé que te molestara.

—Solo no me digas así Carlos. —murmuro.

Siento sus manos en mis hombros y deposita un beso en mi mejilla.

—Lo siento

Me doy la vuelta.

—No, yo lo siento, no debí. —hago una pausa— ¿Me traes un vaso de agua?

Él ríe

—Claro te traeré una jarra llena

—Tonto

Carlos sale de la habitación riendo. Tomo asiento en la cama.

Veo las maletas, me levanto y las jalo. Mañana acomodare todo. Estoy demasiado cansada, sólo deseo dormir.

Sólo saco mi pijama y entro al baño.

Minutos después, salgo con la pijama ya puesta, me desmaquillo, amarro mi cabello en una cola alta.

La puerta es abierta, Carlos se adentra a la habitación. Se acerca a mí y me entrega el vaso de agua. Dejá una jarra sobre el buro. Le doy un pequeño trago.

Carlos se acerca, toma mi cintura y me da un corto beso.

—Te ves hermosa

Me alejo de él, dejo el vaso sobre el buro.

—No creo que me vea bien estando así de gorda.

—Te aseguro que sí, incluso así te ves más bella.

Le regalo una sonrisa a Carlos, tomo asiento en la cama. Él hace lo mismo. Se acerca a mí, se inclina un poco y me da un beso, le sigo el beso disfrutando el momento. Carlos toma mi cintura, deja de besarme y va hasta mi cuello, deja cortos besos.

—Carlos

Coloca su mano en mi muslo.

—Carlos detente

—¿Qué?

Se aleja, dejo mis manos en sus hombros.

—No es que no quiera es sólo que, estando así no...

—Entiendo, no voy a obligarte.

Acaricia mi mejilla. Me da un corto beso.

Lo abrazo por varios minutos, me alejo de él. Carlos baja su vista a mi estomago. Me sonríe, está por colocar su mano sobre el cuando lo detengo.

—No Carlos

—No entiendo, ¿por qué no quieres que toque tu estómago? No voy a hacerle nada.

—No es eso

—¿Entonces?

Suelto un suspiro

—No entiendes

Me levanto de la cama y me alejo de él. Le doy la espalda.

—Deberias valorar todo lo que hago por ti. Todo lo hago por amor Aylin, yo si pienso ser un padre para ése bebé.

Me doy la vuelta.

—Y te agradezco todo lo que has hecho.

—Aylin dime una cosa, ¿lo extrañas?

Niego.

—No te creo, —Carlos se levanta y se acerca a mí—. Pero yo haré que lo olvides. —Me da un beso en la frente. —vamos a dormir, ya es muy noche, descansa Aylin.

Carlos se da la vuelta, lo veo meterse en la cama.

—Descansa Carlos

(...)

Me es difícil conciliar el sueño, por más que trato no puedo. Me muevo de un lado a otro. Giro a ver a Carlos, profundamente dormido. Que envidia. Toco mi estómago.

—Vamos bebé deja dormir a mami. —susurro mientras dejo varias caricias.

La verdad es muy inquieto o inquieta, todas las noches me es difícil dormir. Cada vez crece más, realmente impresionante. Sólo pido que no nazca igual que él.

Me levanto, le doy un trago al vaso de agua, me lo termino. Lo dejo en su lugar, vuelvo acostarme en la cama. Acaricio mi estómago por varios minutos, hasta que el sueño me vence y caigo consumida en el sueño.

...

Abro mis ojos, observo alrededor. Reconozco el lugar donde me encuentro. El bosque. Volteo a ver a los lados, nada, estoy sola. Miro por todas partes, coloco mi mano en mi estómago, que extraño, agacho la vista.

—¡¿Y mi bebé?!

Mi estómago no es abultado, es completamente plano.

—¿Dónde está mi bebé?

Llevo mis manos a mí cabeza, empiezo a llorar. Camino varios pasos, una pequeña risa me hace detener. Rápido me volteo.

—¡Mami!

Abro mi boca, avanzo más.

—¡Búscame mami!

Se escucha una pequeña risa, no obstante la risa termina siendo reemplazado por un llanto.

—¡Corre Mami! ¡Él viene!

—¿Qué? No, ¿dónde estas? ¿quién viene?

—No dejes que te encuentre

De pronto caigo al suelo. Una sombra se acerca, retrocedo con ayuda de mis codos aún en el suelo.

—¿Quién eres? ¿Qué quieres?

La sombra se hace ver.

—¡¿Tú?! ¡Tú estás muerto!

Me levanto, corro huyendo lejos de Salvatore. Sin voltear atrás sigo corriendo sin detenerme.

—No sigas mami... El monstruo está cerca

Me detengo, llevo mis manos a mí cabeza.

—¡Sácame de aquí! ¿De quién hablas?

—Me extrañaste

Bajo mis manos lentamente, mi corazón se acelera. Me giro lentamente.

—¡Mami huye!

Veo a Darren frente a mí.

—¡Da... Darren!

Él me sonríe, estoy por abrazarlo cuando su rostro cambia. Sus ojos se vuelven rojos, los colmillos empiezan a salir a flote. Retrocedo.

—¡Voy a destruirte Aylin!

Darren se me lanza encima, me empuja hasta un árbol. Pego un grito, me toma del cuello, abre la boca mostrando sus largos colmillos. Suelto un grito y cierro los ojos.

...

Abro mis ojos de pronto. Mi corazón lo siento a mil por hora. Me levanto de la cama, sudor frío baja por mi frente. Llevo mi mano a mí estómago y suelto un suspiro.

—Mi bebe

Poso la vista en el balcón, las cobijas se mueven con el aire. No obstante, una figura pasa, pego un grito, me pego a la cabecera de la cama.

—¡Aylin!

Cubro mis ojos con mis manos.

—¡Que se vaya!

—Aylin cálmate, soy yo Carlos, Aylin.

Siento una manos que alejan las mías de mis ojos. Veo a Carlos frente a mí. Lo abrazo fuerte.

—Tranquila, aquí estoy.

Me alejo de él

—Él estaba ahí, lo juro.

Señalo el balcón, Carlos se gira.

—No hay nada, no hay nada Aylin.

—Él estaba ahí. —susurro

—Shhh, ya tranquila, trata de dormir.

Niego, Carlos besa mi frente. Se aleja. Asiento y vuelvo a acostarme en la cama. Me doy la vuelta. Carlos me cubre con las sábanas.

—Carlos

—¿Sí?

—Abrazame por favor

Tan pronto siento las manos de Carlos rodear mi cintura, cerca de mí. Recarga su barbilla en mi hombro y besa mi mejilla.

—Tengo frío —murmuro

—Te daré calor

Llevo mi mano a mí estomago. Carlos coloca su mano arriba de la mía. Cierro mis ojos un momento y los vuelvo a abrir.

—Se... Se está moviendo

Tomo su mano y la coloco en mi estomago. Él ríe.

—Es cierto

Beso su mejilla.

—Creo que alguien me quiere. —dice.

Asiento

Giro a ver a Carlos

—Te quiero —le digo.

—Y yo te amo

++

[CUATRO MESES DESPUÉS]

Aylin { 7 meses de embarazo}

Los meses han pasado tan rápido, cada vez falta menos para que mi bebé nazca, aún no estoy segura en cuanto tiempo lo hará. Sólo espero paciente ese día. Por más extraño que parezca, he notado que mi estómago cada vez crece más rápido. Aún no tengo la certeza de que será, por más que hemos ido al hospital, el bebé no se deja ver. Sea lo que sea, sé que lo amaré y le daré todo mi amor como Madre. Aveces pienso que será niño, otras veces niña. Los sueños, pesadillas han sido constantes, en cada sueño aparece él, la voz de mi bebé. Me pide que huya, me advierte del peligro. Me despierto sudada, temblando, siendo Carlos quién me ayuda a calmarme. Él siempre a estado ahí, en cada momento.

Sam y mi madre han venido muy a menudo a verme. Pasan largas horas comigo hasta que se marchan, quedando sólo con Carlos, mí más grata compañía. 

La casa es enorme, en todos estos meses no he asistido a clases, por suerte tengo la ayuda de Carlos y Sam que me ayudan, me traen los trabajos, proyectos para entregar. Carlos a seguido yendo al instituto, quiere terminar su carrera, al igual que Sam. Por mí parte, sólo espero que nazca el bebé para que pueda seguir con mis estudios. Sé que podré ser madre y estudiar al mismo tiempo. Los padres de Carlos siguen sin aceptarme, me llevo mejor con mi madre aunque aveces me eche en cara la muerte de mi tía Aria, a la que nunca vi como una madre. Que puedo decir de Sam, mi amiga a estado conmigo en cada momento, aunque aveces haga sus malos comentarios, la quiero. Nadie entiende el amor que le tengo a éste bebé.

Sin importar cuántas veces pasé la noche en vela, sin importar la falta de sueño, el cansancio, lo quiero, cada vez que siento que se mueve, me inunda una felicidad enorme. Sólo espero ese día que al fin lo conozca, ese día cuando lo tenga entre mis brazos.

...

Me encuentro en la cocina con Sam. Como siempre a venido a verme. Me a acompañado a almorzar, entre risas y pláticas en tiempo con ella es agradable. Sam deja su celular sobre la mesa. Tomo el vaso con agua y le doy un trago.

—Es raro —dice Sam de pronto.

Frunzo el ceño

—¿Qué es raro?

—Todo lo que comes y que no pares de beber agua. Es el único liquido que tomas.

—Te recuerdo que estoy embarazada, he tratado de beber jugo y ya sabes que pasó cuando ocurrió.

—Vomitaste

Asiento

—Al menos no es sangre. —la escucho decir en un susurro.

Evito respónderle

Sam coloca sus manos sobre la mesa.

—Tú no deberías pasar por esto, todo por su maldita culpa.

—Sam

—No Lin, no te das cuenta el daño que te estás haciendo.

—Yo me siento bien

—¿Cuándo nazca esa cosa?

—¡No le llames así!

Sam suelta un bufido.

—Tu y tú afán de tenerlo.

—Es mi decisión

—¡Ni siquiera sabes como va a nacer, será un monstruo como él!

—¡Ya basta Samantha!

Me levanto de la silla.

—Nadie tiene el derecho de decidir sobre mi bebé, aquí la que lo tendrá soy yo. Soy su madre, no tú.

—Bien, vas a arrepentirte de haberlo tenido, si en un principio lo hubieras abortado.

—Como puedes decir eso.

—¡Abre los ojos Aylin! ¡Tú estás sola, vas a criar a ese bebé y el maldito padre lejos!

—¡Lo prefiero lejos que cerca! Además tengo la ayuda de Carlos, igual puedo sola.

—Él solo lo hace por ti, créeme que por amor cometes las peores estupideces. Por eso te acepto con ése bebé.—Sam hace una pausa— ¡Darren es un cobarde! ¡Eres tan tonta por tener ese bebé! Es por él ¿verdad?

Coloco mis manos sobre la mesa.

—Si decidí tenerlo fue mi decisión, sin importarme él, voy a tener a mi bebé y nadie, nadie va a quitarmelo. Sé que esto es extraño, sin importar lo que me hizo Darren, el bebé no tiene la culpa de nada.

—Bien, —Sam levanta sus manos— estás cargando al hijo del mismo demonio.

Sam toma su celular y sale de la cocina. Llevo mis manos a mí frente. Me siento al sentir un mareo. Escucho la puerta ser cerrada. Mis manos empiezan a temblar. Siento un dolor en mi vientre. Me agacho y llevo mis manos a el. Inhalo y exhalo. Llevo mi mano a mi estómago, dejo varias caricias hasta que el dolor pasa. Permanezco varios minutos sentada, al no sentir más dolor me levanto. Salgo de la cocina. Llego hasta al sala, veo la bolsa de Sam sobre el sillón. Suelto un suspiro.

—Nadie lo entiende —digo para mí misma.

+

Entro a la habitación, siento mis pies cansados, la espalda me duele demasiado. Tomo asiento en la cama, suelto un bostezo. Subo los pies, me recargo en la cabecera de la cama. Llevo mi mano al buro, pienso seguir con el libro que estoy leyendo. Dejo salir un bufido al ver el libro en el tocador. Bajo los pies, me levanto, toco mi estómago.  Un fuerte dolor se hace presente, me quejo y tomo las sábanas con fuerza. Inhalo y exhalo. El dolor pasa. Me levanto poco a poco de la cama. Camino unos pasos cuando siento un líquido bajar por mis piernas.

—¡No puede ser!

Un dolor me pega en el vientre, me agacho. Trato de calmarme, el dolor es más intenso. Con dificultad regreso a la cama. Tomo mi celular del buro, una contracción me pega fuerte. Suelto un quejido de dolor. Tomo una respiración profunda. Enciendo mi celular, marco el número de mi madre, al tercer tono contesta.

Hija

Mamá, mamá necesito que vengas...

Me agacho

—¿Qué pasa hija?

El bebé...ya va a... nacer

—¡¿Qué?! ¿Estás sola?

—Si, Mamá ven rápido... Mamá

—Tranquilo cariño ya voy para allá. Trata de calmarte.

—¡No puedo!

—Ya voy Aylin

La llamada se cuelga, dejo el celular en la cama. Inhalo y exhalo repetidas veces. No obstante, mi celular vuelve a sonar. Sin ver quién es, lo pego a mí oreja.

—Lin, olvidé mi bolsa ya regreso a tu casa.

—Sam... Sam ayudame

—¿Qué ocurre?

Tomo una respiración profunda.

—Lin, Lin contesta ¿me estás asustando?

—El bebe está apunto de nacer

—Mierda, ya voy para allá. Ya estoy corriendo, ya casi llego, calma amiga.

Cuelgo la llamada, las contracciones son cada vez más dolorosas y seguidas. Espero a Sam y a mí madre.

De pronto, la puerta es abierta de golpe, entra Sam a la habitación.

—Tranquila ya estoy aquí. —dice con dificultad.

Asiento

—¿Cómo?... ¿cómo entraste?

—Nunca subestimes a mí pasador.

Trato de reír pero un contracción me lo impide.

—Debo llevarte al hospital

—¡No! Mi madre ya viene.

—Lin no seas necia, no vas a tenerlo aquí.

Sam toma mi mano, le doy un golpe.

—¡No me toques!

—¡Lin!

—¡Llama a Carlos! —ella se cruza de brazos—¡Llama a Carlos maldita sea!

—¡Esta bien!

Sam saca su celular, teclea rápido y lleva el celular a su oído.

—Si imbécil, si soy yo... Lin va a dar a luz... si estoy con ella... Sara ya viene... date prisa... mueve el tracero Carlos.

Sam termina la llamada.

—Ya viene —me dice.

Me sonríe

—Calmate, respira y suelta.

Hago mis manos puños.

—¡Sam no me estás ayudando!

—¿Y qué quieres que haga?

—¡Que te calles!

Sam camina de un lado a otro por la habitación. Mi celular suena, ella contesta por mí.

—Si...si soy yo, si Señora Sara estoy con Aylin... Lo sé... pero no puede levantar de la cama...¡¿Que?! ... aquí...si yo lo hago.... adiós

—¿Qué... qué te dijo?

—Ya está cerca, dice que el bebé nacerá aquí ya que no puedes levantarte. Iré por una tina, toallas y unas tijeras, ahora vuelvo.

Ella sale rápido de la habitación.

—¡Sam!

Fueron los minutos más largos de mi vida.

Varios minutos después, Sam regresó con todo lo necesario. El timbre de la casa es sonado.

—Debe ser Sara, ella no tiene un pasador.

Veo a Sam salir de la habitación. Me acomodo en la cabecera de la cama. Subo los pies. El dolor aumenta.

—Bebe solo nace de una vez, no hagas sufrir a mami.

Cortos minutos, (que para mí fueron una eternidad) Mi madre entra con Sam a la habitación. Deja su bolsa en la cama.

—Tranquila cariño ya estoy aquí.

Acomodan todo lo necesario. Sam se coloca a un lado de mi.

—Bien hija, necesito que abras las piernas y no las cierres por nada del mundo ¿lista?

Asiento

Mi madre se sube en la cama. Me aferro a la sábana.

—Aylin puja

Empiezo a pujar, tomo la mano de Sam. Ella suelta un quejido. Presiono mi agarre.

—Lin vas a arrancarme la mano.

Suelto un grito

—Vamos hija tú puedes

Vuelvo a pujar, grito. Suelto a Sam.

—Vamos cariño, un poco más

—¡No puedo!

—Aylin ya falta poco, —me dice mi madre— Sam coloca tu mano en su estómago y ayudala.

—¡¿Qué?! ¡No! Si la lastimo

—¡Hazlo Sam! —le ordena mi madre.

Sam coloca su mano en mi estómago. Me da ánimos, suelto un grito. Pujo con más fuerza.

No obstante, escucho el llanto fuerte de mi bebé.

—Listo ya nació

Suelto un profundo suspiro.

—¿Qué es? —pregunta Sam

Mi madre carga a la bebé manchada de sangre.

—Es una niña —responde.

Sonrió

Sam limpia mi sudor de mi frente, sonrió. Empiezo a ver borroso, cierro los ojos.

—Lin ¡Aylin despierta! ¡No Aylin!

—¡Toma a la bebé Sam!

—¡Esta llena de sangre!

—¡Samantha!

—Cariño, vamos hija reacciona.

Dejo de escuchar la voz de mi madre y la de Sam. Termino por caer en la inconsciencia.

(...)

Abro mis ojos poco a poco, veo a mi madre cerca de mí. Reacciono.

—Ya desperto

Abro mis ojos por completo

—¿Cómo te sientes cariño?

—Mi... mi bebé, quiero verla.

Mi madre me ayuda a levantar, me siento en la cama. Sam se acerca con un pequeño bulto entre las cobijas blancas entre sus brazos.

—Es hermosa

Llega hasta mi, me la entrega, la tomo, mi madre me ayuda a sostenerla. Aparto la cobija que me permita ver su rostro.

—Es preciosa

—Se parece a ti cuando eras bebé. —dice mi madre.

—Y lo mejor que no tiene comillos.

Le doy a Sam una mirada fulminante. Llevo mi dedo a la boquita de la bebé.

—Es...

—Es normal como tú. —termina Sam de decir.

Sonrío, tomo sus manitas. Río.

—¡Mi bebé! —expreso feliz.

No obstante, la puerta es abierta, entra  Carlos agitado. Se detiene y me observa.

—Llegue tarde

—Llegaste en el preciso momento, acercate. —le dice mi madre.

Carlos se acerca. Llega hasta mi. Se inclina un poco. Ve a la bebé.

—Se parece a ti—dice

Asiento

—Wouu es realmente hermosa

La pequeña empieza a moverse entre mis brazos. Empieza a llorar, la arrullo.

—Nuestra hija. —me dice Carlos y besa mi frente.

—¿Ya saben cómo van a llamarle? —pregunta Sam.

—No habíamos pensado sobre el nombre. —dice Carlos.

—Yo sí

Suelto la manita de mi bebé.

—Pense varios, depende si era niño o niña. Y ya que es niña, me gustaría llamarle Ana Lizbeth.

—Es un nombre hermoso. —me dice Sam.

—Por mi está bien, tú decides. —menciona Carlos.

Sonrío

—Entonces así será. —beso la frente de la bebé—. Bienvenida al mundo Ana Liz.

La acurruco en mi pecho, la bebé permanece abrazada entre mis brazos.

"Voy a protegerte, así tenga que dar mi propia vida, así tenga que guardar el secreto. Ellos, ni mucho menos él, sabrá de ti"

"Ana Liz es mi hija, solo mía"


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