Capítulo 12 ✗ Cruel realidad
A Y L I N
A veces no somos tan fuertes para enfrentar la realidad. A veces nos gustaría que todo lo que vivimos fuera una pesadilla, que al despertar todo fuera distinto. Sin embargo, la cruel realidad nos golpea al despertar y darnos cuenta que todo sigue igual.
He tenido pesadillas constantes desde que él se fue. He vivido con miedo, aún estoy rota, dolida. Aveces ese secreto que he ocultado me rebasa. Intento seguir, olvidarlos, fingir una sonrisa, decir un estoy bien cuando es todo lo contrario. Me he mantenido fuerte por mi hija, mi único motivo para seguir sobreviviendo en este mundo.
Es otra noche en donde intento dormir. Otra noche esperando que el sueño de apiade de mí, quisiera callar mis pensamientos, no pensar en nada, en él, en todo lo ocurrido a mí alrededor. Me siento prisionera. En un laberinto sin encontrar la salida. Apesar de haber tomado mi pastilla para lograr dormir, siendo ya tarde aún no lo logro. Mi vista está fija en el techo, metida entre las cobijas, acostada a lado de Carlos. De las cosas que me atormenta es mi hija, ni siquiera pude pedirle perdón. Otro día más donde seguirá enojada conmigo.
Giro a ver a Carlos, aveces lo envidio. Él duerme tranquilamente o eso parece a mí ver, le agradezco al tener su apoyo, en todo este tiempo no me a dejado sola, ni él, ni Sam, ellos y mi hija son lo único que tengo.
Sería una mentira si dijera que no extraño a mi madre, me culpo por no haber logrado despedirme de ella. Aún seguiamos enojadas, ella no estuvo de todo de acuerdo con el nacimiento de Ana Liz por el simple hecho de ser hija de un monstruo, quise remediar mi error aceptando casarme con Carlos solo para complacer a mi madre, error, sólo utilicé a Carlos. Después de todo, el siguió conmigo, aceptó seguir y formar una familia apesar de haberle confesadao esto hace tiempo. El único que estuvo conmigo desde el principio siempre y lamentablemente preferí a otro. Él hace todo lo posible por llevarse bien con mí hija, realmente la quiere como si fuera su propia hija, sin embargo ella lo aleja, rechaza su cariño. Debo admitir que ella tiene un cierto parecido con Darren aunque quiera negarlo.
Respecto a mi madre, Sara pretendió, fingió ser una buena abuela para su nieta o tal vez no lo hizo, Ana Liz la adoraba y ella sin darse cuenta que cuando tenía la oportunidad mi madre me hechaba en cara el "error" que había cometido.
Y es todo lo contrario, para mí Ana Liz no es un error, ella es una luz en mi oscuridad.
Aún sigo pensando que su muerte no fue un accidente o quiero creer eso. Quiero culpar a todo el mundo, a ellos pero a quien engaño, jamás voy a aceptar por completo que la perdí. La necesito aquí, quisiera verla, escucharla una vez más. Muchas veces la juzgué por no ser una buena madre, su ausencia por ir a trabajar, la culpe por meter a esos vecinos en mi vida. De todo lo hice sin ver mis errores y saben, ahora la entiendo. Estoy pagando con mi propia hija. Muy pronto se cumple otro año de su muerte.
De pronto, el sueño me empieza a vencer, aunque no quiero dormir porque tarde o temprano esas pesadillas van alcanzarme.
Mis ojos pesan y empiezo a caer en un sueño profundo.
...
Logro escuchar ruido venir de alguna parte. Confundida volteo a ver alrededor analizando el lugar donde me encuentro.
No es posible
Estoy en mi habitación cuando apenas tenía 17 años.
Con torpeza avanzo hasta el espejo. Logro ver mi reflejo y me sorprendo al verme joven de nuevo, justo como años atrás. Llevo mis manos a mi cara y retrocedo varios pasos atrás. Me doy la vuelta y salgo de la habitación. Mientras avanzo por el pasillo, me sostengo de la pared, el ruido aumenta, proviene de la cocina. Me dirijo decidida hasta allá y paso saliva.
Al llegar, antes de entrar tomo una respiración profunda, maldigo al no tener nada conmigo, un objeto para defenderme de la persona sea quien sea que se encuentre dentro. Entro a la cocina, sin creerlo me detengo al verla, siento las lágrimas acumularse en mi ojos.
—¡Mamá!
Mis pies reaccionan, corro hasta a ella y la abrazo fuertemente. Sin importar dejar las lágrimas deslizarse por mis mejillas.
—¡Mamá estás aquí! Te... extrañé tanto. —me alejo de ella y tomo su cara con ambas manos— volviste.
—¿Hija qué pasa? ¿Te encuentras bien?
Bajo mis manos y la contemplo.
—Tu estabas... muerta —digo en un hilo de voz.
—Lo bueno que me aprecias mucho cariño, —dice ella y suelta una risilla— hija solo tuviste una terrible pesadilla.
Pesadilla
Retrocedo varios pasos atrás.
—Una pesadilla, entonces... todo fue una... pesadilla.
Una sonrisa de emoción se plasma en mi rostro, limpio las lágrimas de mis mejillas con el dorso de mi mano.
—Aylin tú y tus locuras.
Finjo reír
Observo a mi madre atonica, sin creer que está aquí.
No obstante, noto un pastel de chocolate con fresas encima que a terminando de preparar.
—El... el pastel —balbuceo.
—Es para los vecinos —abro los ojos sorprendida. No otra vez— ¿recuerdas que te dije que llegaron anoche? —ni siquiera puedo formular una respuesta ni asentir con la cabeza— no les han dado la bienvenida que se merecen. Me ofrecí a hacerlo, les llevaras este pastel hija y los invitaras a...
—¡No! —la interrumpo con un fuerte grito— ellos no tienen que venir.
—Hija tranquila
—No mamá —me acerco a ella— ellos, ellos no. No los dejes entrar. —la tomo de los hombros.
Mi madre me ve con el ceño fruncido y se safa de mi agarre.
—Hija debes tranquilizarte, —dice y toma el pastel— si no quieres llevárselos yo lo haré.
Mi madre se da la vuelta con el pastel en sus manos, antes de llegar a la salida camino a pasos rápidos hasta ella y la detengo.
—¡Mamá espera! —me coloco frente a ella, suspiro— yo... yo lo haré.
Ella me sonríe y me entrega el pastel. Sin añadir más se da la vuelta. Observo el pastel que sostengo, obligo a mis pies a reaccionar, me doy la vuelta y termino por salir de la cocina.
Todo parece un deja vú
Cada vez me acerco más al inicio de todo.
Salgo del departamento y avanzo hasta esa puerta, quisiera que me tomara una eternidad llegar, sin embargo unos cuantos pasos y ya estoy frente a la puerta.
"Vete" me grita mi subconsciente.
Sin embargo, no puedo retroceder, me obligo a mi misma a enfrentar esto.
Sujeto el pastel con fuerza y me las ingenio para tocar la puerta. Bajo mi mano, la veo temblar y vuelvo a sujetar el pastel. Agacho la vista.
"No es real"
Entonces, la puerta es abierta. No me atrevo a levantar la vista hasta que...
—¿Qué se le ofrece vecina?
Reconozco esa voz.
Levanto la mirada y para mí sorpresa esta vez es diferente. No tengo frente a mi al señor Estefan sino a su hijo.
—¡Darren! —exclamo perpleja. Con una pizca de emoción, sorpresa y miedo a la vez.
Él me sonríe
Me sonríe, ¿qué es todo esto?
—Vecina —inclina la cabeza— ¿se encuentra bien?
Me limito a verlo.
Está vez no va vestido completamente de negro siendo una combinacion con su vestuario al llevar una camisa blanca abotonada con las mangas hasta sus codos.
¿Blanca?
Él odia ese color.
—Debes ser la hija de la señora Sara ¿verdad? Aylin Villanueva.
¿Por qué esa siendo amable conmigo?
Retrocedo varios pasos atrás.
—Tú... esto es no es verdad. Tú eres un...
El pastel resbala de mis manos y cae al suelo. Llevo mis manos a mi cabeza. Darren empieza a avanzar hasta mí.
—¿Se encuentra bien?
Toma mi rostro con sus manos. Estan tibias, nada frías. De cerca puedo ver sus mismo ojos azules sin embargo no hay rastro de palidez en el.
—¡No me toques!
Me safo de su agarre y retrocedo mientras él se va acercando.
—Calmate no te haré daño.
Niego y llego a la pared.
—Tú... —paso saliva— tú eres un monstruo. —él frunce el ceño— ¡eres como ellos!
Darren se detiene a una distancia nula de mí. Lo observo con temor.
—Eres un vampiro —murmuro.
—¿Un qué...? —ríe— creo que alguien a leído mucho o visto muchas películas. —sonríe y suspira— estás equivocada.
Niego
Él mete sus manos en sus bolsillos.
—Dejame ayudarte
—¡No te me acerques!
Darren levanta sus manos.
—No voy a hacerte nada —dice sereno— confía en mí Aylin. —baja sus manos y corta la distancia.
—Destruiste mi vida. —susurro sintiendo la lágrimas bajar por mis mejillas.
—Shhh
Acaricia mi mejilla limpiando todo rastro de lágrimas en ella.
—Estas confundida —lo escucho decir— no todo es lo que parece.
Lo veo a los ojos, sigue igual. Su cercanía, su voz me empieza a tranquilizar. Sin embargo...
—¡Mientes!
Lo empujo, un fuerte dolor de cabeza me invade.
Él retrocede siendo notoria la confusión en su rostro.
—Eres un monstruo —susurro.
—Solo es tu imaginacion.
De pronto su rostro empieza a cambiar, se transforma siendo visibles sus colmillos y me ataca soltando un grito desgarrador de mi parte...
+++
—¡Aylin! ¡Aylin despierta!
Abro los ojos de pronto. Me encuentro con Carlos frente a mi preocupado. Él se encuentra arrodillado sobre el colchón con sus manos en mis hombros. Me ayuda a levantarme, me incorporo en la cama tratando de normalizar mi respiración.
—Tranquila, estoy aquí. —me suelta.
Lo contemplo y empiezo a llorar.
Verlo me hace aterrizar en una cruel realidad.
—¿Mi hija?
—Ella está bien, debe estar dormida.
—Debo verla —intento salir de la cama pero Carlos me lo impide.
—Aylin tranquilizate, ella está bien. Solo fue otro mal sueño. Hay que seguir durmiendo.
Niego
Carlos toma mi cara con sus manos. Se inclina y besa mi frente.
—Solo era una pesadilla. —se aleja.
Lo veo a los ojos y termino por abrazarlo.
No estoy segura de cual pesadilla sea peor. Mi sueño o mí vida ahora.
...
D A R R E N
—Aun no me lo creo que estemos aquí, esto es irreal. —escucho decir a Esteban.
Lo ignoro y sigo avanzando.
—Eso lo has dicho desde que llegamos —le digo con irritación.
—¿Quién será nuestra primera víctima?
Suelta una carcajada.
Gruño y sigo avanzando.
Apesar de ser noche aún hay mortales ambulando. Solo nos facilitan las cosas. Se exponen al peligro ellos mismos.
De pronto, Esteban se detiene y me hace detener con su mano en mí pecho. Quito su mano bruscamente.
—Creo que ya la encontré. —dice haciendo un ademán con la cabeza.
Poso la vista donde mira. Veo una mortal caminando distraída por la calle.
—Que sea rápido Esteban —le digo.
Él bufa y avanza hasta ella. Estoy por seguirlo cuando me detiene.
—Te quedas
—¿Crees que eres el único que puede alimentarse?
Se da la vuelta.
—En primera yo la vi primero —se cruza de brazos— con tu aspecto solo vas a espantarla. Yo me encargo de ella y después podrás beber todo lo que quieras.
Gruño
—Tú no me ordenas
—Darren no hagas esto más difícil, mírame —se señala— caerá fácilmente por mis encantos, además no tengo el aspecto de ser tan monstruoso, tú si.
Lo observo.
Aunque odié admitirlo, tiene razón. Esteban puede esconder fácilmente el monstruo que lleva dentro. Esos ojos rojos y sus largas uñas ocultas lo hacen parecer "normal" En cambio yo, mis uñas son considerablemente largas/notorias, ni hablar de mis ojos.
—Que sea rápido
Me doy la vuelta y sigo avanzando en dirección contraria.
Solo espero que no sea tan obvio y dure mucho.
...
Son los cortos minutos más largos que parecen una eternidad. Esteban no regresa y yo ya empiezo a perder la paciencia e ir a buscarlo.
"Perfecto Darren, como lo "cuidas"
Estoy recargado en la pared de un callejón fustrado.
—¿Entonces vamos a divertirnos?
—Por supuesto que lo haremos dulzura.
Gruño
Vaya, al fin regresa.
Lo veo a una corta distancia con una mortal. Me irrita que siempre quiera sacar platica con la víctima si el único uso es su valiosa sangre.
—¿Podemos ir a otro lugar?
—¿No te gusta este sitio? —le contesta él— pero esta noche es hermosa, la mejor de todas. —rie.
La hace retroceder hasta ella chocar con la pared. Rápido la deja prisionera. Gruño y desvío la vista. Espero cortos segundos cuando me alejo de la pared y empiezo a avanzar hasta ellos.
—Date prisa
Él deja de besarla y ríe.
—¿Quién es él?
"Quien va a matarte"
—Es solo un amigo que se unirá a la diversión —le dice Esteban y se aleja de ella. Ella inclina la cabeza para lograr verme.
—Es mi noche de suerte —dice alargando las palabras. Intenta caminar y se tambalea.
—¿No pudiste encontrar algo que mejor que esto? Una borracha.
Ni siquiera se da cuenta de mi aspecto.
—Conformate quieres.
Esteban se acerca a ella, la empuja a la pared, ella ríe, la toma de la cabeza y la golpea con la pared hasta que ella cae desmayada al suelo.
—Dijiste no matarla —dice y se aleja de ella. Gira a verme— yo primero que estoy tan sediente.
Se agacha hasta ella, dejo de prestarle atención cuando lo veo encajarle los colmillos.
Meto mis manos en mis bolsillos.
Corto tiempo después y Esteban se levanta, limpia todo rastro de sangre de su boca.
—Tu turno
Agacho la vista en ella.
—Tenia que ser una mujer.
—¿Algún problema con eso?
Giro a verlo.
—No lo haré, busca a alguien más.
—¿Por qué? Ya la tenemos a ella. Darren no entiendo... —se calla y se cruza de brazos— ya entendí. Esa hermosa mortal no es pequeña.
—No estoy diciendo que lo sea —digo a la defensiva.
—Entonces hazlo.
Regreso la vista en ella.
"Ahora no pienses en eso Darren" "Ella no está aquí"
—Beber tanta sangre de Black te afectó —lo escucho decir— sólo es una simple mortal.
—No puedo —me doy la vuelta y me alejo de él— busca a alguien más.
—Lo siento por no saber los gustos de nuestro Rey. Dime Darren, ¿cómo los prefieres? ¿Quieres un hombre, una mujer, rubia tal vez? ¡Una que no se parezca a pequeña!
Gruño y me detengo.
Me doy la vuelta, corro y rápidamente llego hasta Esteban y lo sujeto de cuello mientras lo empujo a la pared.
—Mejor cállate Esteban —pronuncio entredientes.
Cierro los ojos y los vuelvo a abrir. Lo suelto y me alejo de él.
—Solo busca a alguien más.
Él a regañadientes acata mi orden y lo pierdo de vista rápidamente.
...
He buscado mi propia víctima por mi propia cuenta. Realmente no fue tan difícil encontrarla. Preferí hacerlo que esperar a Esteban, él debe estar alimentándose por su cuenta.
Ahora la tengo acorralada, temblando de miedo, rogando por su vida al notar mi aspecto y realmente no me importa que me haya visto tal como soy. Me gusta, disfruto causar miedo en ellos. Evité dejarlo inconsciente, prefiero que esté conciente al ver como le arrebato su valiosa sangre.
Cubro su boca con mi mano evitando que grite, mis largas uñas se extienden hasta sus mejillas mientras las encajo dejando salir hilos de sangre. Me acerco a su cuello, gruño y sin preámbulos encajo los colmillos empezando a beber sin control. Llevo mi otra mano a su pecho. Entierro las uñas en su piel rasgandola, atravieso mi mano y con un veloz movimiento termino por sacarle el corazón. Cierro mi mano hasta no quedar rastro de el, solo mi mano manchada repleta de sangre. Me alejo de él y lo veo caer al suelo sin vida.
—Crei que no íbamos a matarlos. —escucho la voz de Esteban.
—Eso no disminuirá lo monstruo que soy. —retrocedo varios pasos atrás.
—¿Dónde quedó lo de solo matar a quién se lo merezca?
—Eso quedó en el pasado —digo y me inclino un poco— esto es lo que soy, nada de lo que haga podrá... cambiar eso —digo con dificultad y termino por vacíar todo lo ingerido.
—Repugnante —lo escucho decir— ahora te das cuenta de tu error. Estas pagando las consecuencias de beber por tanto tiempo la sangre de Black. Y lamentablemente, él no está aquí. Que pena Darren, no puedes beber sangre de mortales.
Termino por vacíar todo y me enderezco. Giro a verlo dándole una mirada asesina.
—Yo no limpiare este desastre.
—Puedo. —limpio mi boca— si puedo hacerlo.
Empiezo a avanzar hasta él.
Él niega
—Vamos a que te sigas alimentando, tú cuerpo debe acostumbrarse de nuevo a sangre mortal.
Se da la vuelta y tan pronto lo pierdo de vista. Sin rechistar lo empiezo a seguir. No puedo pensar con claridad, lo único que necesito es esa exquisita sangre que calme está inevitable sed.
+++
He perdido la cuenta de cuantos he matado, aunque traté de no hacerlo lo hago apenas termino de alimentarme de ellos. Por gusto, satisfacción, diversión. He logrado beber de nuevo sangre mortal sin volverla a vomitar, aumentando cada vez más esta sed. Necesito más, me sigo alimentando sin parar, dejando a un lado mi "control"
—Darren creo que ya es suficiente.
Me alejo del mortal y lo dejo caer al suelo sin vida.
—Has dejado un desastre. —añade Esteban— ¿Dónde quedó lo de "con control y precaución"? —pausa— a este paso la Corte va a enterarse.
Gruño y lo enfrento.
Él a dejado de alimentarse. Está satisfecho por ahora, en cambio yo, la sed incrementa y por más que bebo no puedo calmarla.
—La Corte no tiene porque enterarse. —le digo y limpio mi boca— ellos están lejos, encondidos. Todas estas muertes no tienen porque involucrarnos —me acerco a él— no somos los únicos monstruos aquí.
Esteban mete sus manos en sus bolsillos.
—Esta bien pero al menos ya deja de matar.
Suelto una risa siniestra.
—¿Por qué dejarlo de hacer si lo disfruto?
Él rie conmigo.
—¡Basta Darren! —se vuelve serio— ya es suficiente por ahora.
Niego
—¡Mírame Esteban! ¡Lo monstruoso que soy no a desaparecido! —me señalo.
—Lo sé, tal vez necesitas un poco más. —hace una corta pausa— si querrás ver a pequeña e infiltrarte en el mundo mortal tendrás que beber más sangre hasta ocultar lo que eres.
Poso la vista en mis manos. Mis uñas han disminuido pero no lo suficiente.
—Tengo que verla —murmuro.
—Y lo harás —sentencia Esteban— vamos hay que seguir cazando, a primera hora de la mañana iremos a buscarla.
Asiento y empiezo a seguirlo.
{Al día siguiente}
Es de día, la luz del amanecer solo logra irritarme más. Me acostumbré tanto a mi oscuridad que es molesta. En el Castillo pocas veces lograba entrar ese sol y colarse por las pequeñas aberturas. La mayoría del Castillo es oscuro y terroríficamente frío (como nosotros)
Tuve que beber la suficiente sangre para lograr ocultar lo que soy. Por fin mis uñas han disminuido por completo al igual que los colmillos, estos siendo diminutos, aunque siempre estarán ahí pero no a la vista de todos.
—Este es el Darren de antes. —dice Esteban e inclina la cabeza un poco— al menos con mucha sangre en tu cuerpo pareces "normal" y con un cambio de ropa dejaste de ser tan monstruoso.
La anterior quedo llena de sangre, tuvimos que tomar ropa "prestada" de nuestras víctimas. Al menos conseguí ropa negra, mis gustos no han cambiado.
—Mis ojos...
—No hay evidencia que seas vampiro.
Esteban se cruza de brazos.
Asiento
Volvieron
Ese tono azul que hace años poseía. Aunque prefiero que cambien a rojos o incluso negros, los prefiero de ese color al original. Sólo me recuerdan a él, por desgracia obtuve el mismo color de ojos que mi... padre. Soy una réplica exacta del desgraciado de Salvatore.
—Hay que ponernos en marcha —le digo—es hora de ir hasta ella.
—¿A dónde?
—Vamos al edificio, a su departamento ahí tiene que estar.
(O eso espero)
Nos ponemos en marcha, esta vez nos infiltramos entre los mortales. Fingiendo ser como ellos y estamos lejos de serlos. Lejos de ser "normales"
(...)
Me detengo al igual que Esteban. Giro a verlo y regreso la vista al frente.
—Aqui estamos, ¿listo para enfrentar tu pasado? —menciona Esteban seguida de una risa— ¿Listo para verla y decirle todo lo que te atormenta?
—Solo cállate Esteban.
Ignoro su comentario y su risa escandalosa.
Tenemos frente a nosotros al edificio. El lugar donde todo inicio. El lugar donde la conocí, de nuevo a ese departamento regresando al pasado.
A Y L I N
Anoche no logré dormir tan bien, fueron pocas horas de sueño. Apenas amaneció, me levanté y tomé una ducha para tratar de relajarme un poco.
Pasaron las horas y Carlos después de arreglarse, desayunar (cosa que evité hacerlo con él) terminó por irse a su trabajo.
Al terminar de peinar mi cabello, salgo de mi habitación con una toalla cubriendo mi cuerpo. Por la impaciencia por querer ver y hablar con mi hija me dirijo a su habitación. Llego hasta la puerta, sin entrar aunque este medio abierta, toco la puerta varías veces.
—Adelante
Al escuchar su voz, empujo la puerta y entro a su habitación. Veo a mi hija frente al espejo arreglándose para irse al instituto. A ese instituto. Apesar de cambiarnos de ciudad, no tan lejos del edificio, mi hija prefirió entrar en ese instituto, el único más cerca.
—¿Podemos hablar?
—¿Qué quieres? —dice sin voltear a verme.
Me adentro a la habitación y avanzo hasta la cama.
—Lo siento hija, yo no quise pegarte ayer—me siento en la orilla de la cama— yo solo...
—No te disculpes mamá —me interrumpe y se da la vuelta. Deja el cepillo en el tocador y se levanta. Ana Liz avanza hasta mi— no tienes que hacerlo. La que debería disculparse soy yo.
Me levanto rápidamente.
Es notable la diferencia de estatura. Mi hija es un poco más alta que yo.
—Hija...
Ella levanta su mano.
—Dejame hablar primero, créeme no logré dormir toda la noche por pensar en como pedirte disculpas. —rie sin ánimos—lo siento mamá. Entiendo que todo esto lo haces por mí bien, porque te preocupa mi bienestar y te lo agradezco. Solo ya no quiero seguir molesta contigo, ¿me perdonas? ¿Aún puedes soportar los berrinches de tú hija?
Le sonrío y la abrazo.
Ella se aleja de mi rápidamente.
—No me gustan los abrazos.
Asiento
—¿Ni viniendo de tú madre? —inquiero con burla.
—Bueno tu eres la excepción.
Ambas reímos
—Bueno dejaré que te arregles.
—De hecho ya había terminado —dice ella— creo que alguien si debería ir a arreglarse.
Me veo a mi misma.
—Tienes razón, iré a cambiarme —me doy la vuelta, al llegar a la puerta la abro— y luego bajaremos a desayunar juntas.
—Ah no lo creo porque...
Termino por salir de la habitación y cerrar la puerta detrás de mí. Empiezo a dirigirme a mi habitación. Me alegra que todo se haya mejorado con mi hija.
...
~A N A LIZ~
Veo a mi madre salir de mi habitación sin ni siquiera importarle permitirme terminar de hablar.
Suelto un suspiro fuestrante, me dirijo a la jaula y al llegar la abro.
—Lo siento Darki, tendré que irme a esa prisión. —acaricio a mi mascota favorita.—volvere en unas horas.
Para mí el instituto es una gran prisión. Por mi no iría, sin embargo soy cruelmente obligada por mi madre. Solo por ella tengo que soportar esas largas horas de clases aburridas y soportar a todo al resto de mis compañeros. Nadie logra entenderme, no aceptan mi forma rara de ser, tengo pocos amigos, corrección no tengo ninguno. Yo misma los he alejado, supongo que no he encontrado a alguien importante para considerarlo como tal. Se suponía que ayer iría a esa fiesta, mi madre no me dió permiso, sus absurdas reglas. Se suponía que haría amigos, saldría a divertirme y fue todo lo contrario, terminé encerrada en mi habitación, molesta y peleada con mi madre. En verdad no logré dormir, por eso y por esa pesadilla que tengo seguido, esa sombra, él, sus largas uñas me atormentan. No he encontrado un porque de ese sueño, tampoco le he comentado de nuevo al respecto a mi madre. Por más que trato, lo sueño, sea quien sea o el motivo del porque me atormenta. Ni siquiera logro verle el rostro, sea lo que sea es horripilante y sobrenatural. Lo único que logré descifrar es que él vendrá por mí.
Soy rara, lo sé.
Dejo de tocar a Darki y saco la mano. Cierro de nuevo la jaula. No me gusta dejarlo encerrado, nadie debería estarlo. Sin embargo a petición de mi madre lo hago, fue la única condición para conservarlo. Realmente lo entiendo, me siento igual que él, en una jaula. Yo siendo prisionera por mi madre y ese pequeño cuervo por mi. Es increíble que aún lo tenga desde que lo encontré. Sé a mantenido conmigo a mi lado, mi compañía y amigo leal.
Le doy una última mirada, tomo mi mochila y me dispongo a salir de mi habitación.
Sigo el recorrido habitual y empiezo a bajar las escaleras hasta llegar al final. Avanzo hasta la sala y lanzo la mochila al sillón. Tendré que esperar a mi madre, aunque lo siento porque tendré de decirle que no tengo hambre, mi apetito no está presente ahora.
Veo la hora en el reloj fijo en la pared.
—Maldicion se me hace tarde.
No obstante, escucho el timbre de la puerta. Bufo y me dirijo a abrir.
—Tía Sam que sorpresa, —digo apenas abro la puerta y la veo.
—Hola Liz, ¿puedo pasar?
—Claro, siempre eres bienvenida y lo sabes.
Le permito pasar, mi tía Sam entra y cierro la puerta. Me doy la vuelta y empiezo a seguirla.
—¿Está tú madre?
—Si, ella se está arreglando pero siéntate si gustas. Le llamaré.
Me detengo al llegar a las escaleras. Dudo en ir o gritar...
—¡Mamá, tía Sam está aquí!
—¡Ya voy!
Sonrío y volteo a ver a mi tía.
—¿Por qué no fuiste a avisarle en vez de gritar?
—Porque caminar cansa.
Ella suspira y sigue avanzando a la sala. La sigo, llegamos a la sala y ambas nos sentamos. Mi tía frente a mí.
—¿Quieres algo de beber?
—No cariño, así estoy bien.
Ella deja su bolsa a lado de ella, se acomoda y cruza las piernas. Me sonríe y le devuelvo el gesto.
—¿Ya te vas al instituto?
Asiento
Ella en todo momento evita mi mirada. La miro mover sus manos nerviosa. He notado que a mí tía Sam no le gusta estar a solas conmigo desde que puedo recordar, raro porque recuerdo que desde niña quedaba a su cuidado cuando mi madre y Carlos salían juntos. Era divertido pasar tiempo con ella, lograba terminar con su paciencia al ser muy inquieta y los sustos que me gustaba darle al esconderme y ella buscarme e incluso el susto que le di cuando llene a Darki de pintura roja disimulando ser sangre. La pobre llegó a espantarse mucho, obtuve un regaño de mi madre y ser castigada semanas. Apesar de todo le tengo aprecio, he convivivido mucho con ella y la quiero como una segunda madre. Soy su única sobrina favorita, soy consentida por ella y aveces lo uso a mi favor.
—¿Tú y mi madre han sido amigas siempre tía Sam? —le pregunto.
Ella fija la vista en mi.
—Si, llevamos años de amistad. Aunque como todas las amistades peleamos varías veces y dejamos de serlo por ciertas personas o diferentes pensamientos, pero volvimos a ser amigas y se ha mantenido hasta el momento— sonrío y me inclino un poco— de hecho nuestra amistad era de tres con Carlos incluido, como ahora.
Borro la sonrisa, regreso a mi lugar y me recargo en el sillón.
—Me gustaría encontrar una amistad así.
—Ya la encontrás sobrina. —ella me sonríe.
Asiento.
—Tia Sam, —hago una corta pausa— tú y mi madre son amigas de años, por lo cual cada una se esconden secretos y saben todo de la otra— cruzo las piernas— tú debes saber sobre mi verdadero padre, ¿quién es mi padre, tía? —digo sin rodeos.
—Liz yo no sé nada.
Evita mi mirada, la noto nerviosa.
—Deja de hacer eso —le apunto y bajo mi mano— dejen de evadir el tema. Estoy harta, tanto tú y mi madre quieren evadir siempre el tema. Quiero saberlo, vamos tía dime: ¿cómo se llama mi padre?
—No me corresponde a mi decirte, ya deja de preguntar por él.
Me cruzo de brazos molesta.
Mía tía posa la vista en las escaleras tratando de ignorar mi presencia.
—Eres mi tía favorita, tú no me lo ocultes por favor. Creí que me querías.
La escucho suspirar.
—Tus manipulaciones no funcionan conmigo —gira a verme— ya basta por favor Ana Liz.
—Tengo derecho a saber de él. —me inclino un poco.
—El ya está muerto tanto para mí y para tu madre.
Me enderezco
Y es cierto, aunque me cueste admitirlo, se fue, es lo único que me dijo mi madre, está muerto. No logré leer esa carta que le escribió, no llegué a la mitad cuando mi madre me la arrebató. Por cierto, la peor carta que he leído. No logré encontrar mucha información, lo único que logré averiguar es que me llamo igual que mi abuela Lizbeth. Sin embargo, aún tengo mis dudas, muchas dudas sobre él.
—Lo sé, pero quisiera saber al menos ¿cómo se llamaba? ¿cómo era?
—El nombre es lo menos, él era un monstruo.
—¿Un monstruo? —cuestiono y enarco una ceja —¿Por qué lo dices?
Mi tía se levanta rápidamente.
—Ya no me preguntes más por favor. No te diré nada, soy una buena amiga y ya aprendí a ocultar un secreto, créeme lo pagué de la peor forma.
—Tía Sam por favor... —me levanto y me acerco a ella. Estoy por volver a hablar cuando escucho los pasos de mi madre.
—Hola Sam, ya no es sorpresa verte aquí. —le dice mi madre al llegar hasta nosotras.
—Hola Lin, solo vine a verlas.
Ella evita verme. Bufo y tomo mi mochila. Me la cuelgo en el hombro y me doy la vuelta.
—Ire al instituto
—Hija pero aún no has desayunado.
—Se me hace tarde mamá.
—Ana Liz no te irás hasta desayunar algo.
—No tengo hambre mamá —me acerco a ella— nos vemos más tarde. —me despido de ella con un beso en la mejilla—adiós tía Sam.
Antes de ser detenida por mi madre corrro a la salida ignorando su llamado.
...
A Y L I N
Veo a mi hija salir de la casa. Suelto un suspiro fustrante al no lograr detenerla.
—Lin tú hija me da miedo aveces.
Giro a ver a mi amiga.
—Ay Sam —digo y me siento en el sillón. Ella imita mi acción.
—Es la verdad, ¿sabés lo que me estaba preguntando antes de que llegarás? —hace una corta pausa— me preguntó sobre su padre.
—¿Qué...qué le dijiste?
—Que no sabía nada y que no me preguntará. Lin ella no va a descansar hasta saber de él, porque mejor...
—No Sam —la interrumpo— ella no tiene porque enterarse. Es mejor que siga creyendo que está muerto.
—Seguira insistiendo hasta encontrar respuestas.
—Lo sé Sam pero es mejor así.
Ella suspira.
—¿Y si le buscas un padre falso? Ya le dijiste que está muerto, sólo inventa un nombre y su físico y te dejará tranquila.
—No estoy muy segura.
Sam se recarga en el sillón.
—Lin hazlo, yo ya no puedo con esto. No puedo dormir bien, vivo con miedo todo el tiempo.
—No eres la única Samantha.
Ambas quedamos muy afectadas por el pasado.
—¿Pesadillas? —asiento— ya somos dos. —suspira— son visibles tus ojeras, Lin si sigues así la edad te estará acabando. Mírate.
—Ya no somos unas jovencitas Sam, han pasado años.
—Lo sé, cada vez me doy cuenta de mis arrugas. Odio envejecer.
Río
—No exageres Sam, de las dos, la más joven eres tú.
—Joven tú hija, ella es tan linda.—pausa— es idéntica a ti, es como eras hace años porque ahora...
—Sam
Ambas reímos.
—Ya enserio —deja de reír y se acomoda en el sillón— si estoy aquí es porque quiero mostrarte algo —saca su celular— ¿ya viste las noticias? —niego— encontraron muchas personas sin vida.
—No estaba enterada, sabes que no me gusta ver esas cosas, suficiente tengo con mi vida para aumentarle más preocupaciones.
—Lin esto es importante —Sam cambia de lugar y se sienta a un lado de mi, teclea en su celular rápidamente— encontraron muchos cuerpos cerca de aquí, no es tanta la diferencia de cuidad, son solo kilómetros. Más de 30 cuerpos, destrozados de la carganta, sin corazón con una horrible apariencia. Apenas esta mañana a primera hora los encontraron.
Sam me muestra varías fotos y la noticia. Alejo su celular de mi vista.
Las noticias corren tan rápido.
—¿Aylin sabes lo que significa? —deja el celular en su regazo y gira a verme— ellos están aquí, estoy segura que fueron ellos.
—Sam allá afuera hay asesinos, violadores no solamente ellos. Además hace años que se fueron.
—¡Pero volvieron! —exclama Sam alterada.
—Samantha cálmate —me levanto y la tomo de los hombros. Ella se safa de mi agarre bruscamente.
—¡No Lin, no puedo! ¡Regresaron!
Noto las lágrimas acumularse en sus ojos.
—Sam tranquila.
Ella niega, se levanta y me toma de los hombros.
—¡Regresaron! —me zarandea— ¡Esos monstruos volvieron por ti!
🦇🦇🦇
N/A:
Wouu disfruté escribir mucho este capítulo, al fin llegamos a esta parte. Se acerca el reencuentro 🙊🙊... Ellos ya están cerca, pobre Aylin... Respecto a la pesadilla de Aylin, está incompleta, no quise alargar mucho el capítulo con ella, por eso he decidido escribirla completa. La podrán encontrar en "Saga Vampire Dark" en los extras, será un extra importante sobre su pesadilla: Será muy interesante, porque ahí todo será distinto, ¿se imaginan a Darren siendo normal? ¿What? Todo es diferente con varios personajes: Ashley, Esteban, Owen, Estefan ect ¿cómo hubiera sido la vida de Aylín si nunca hubiera tenido vecinos vampiros? Sino unos simples personas "normales" vecinos sin secretos...
Primera vez que narra Ana Liz ¿qué les pareció? Fue difícil...
Gracias por leer, por motivarme a seguir. Que les vaya gustando la historia me motiva a seguir escribiendola, por eso está vez no tarde mucho en actualizar. Merezco una estrellita, no olviden votar cómo muestra de apoyo para esta loca intento de escritora ⭐
Nos seguimos leyendo 🖤✨
Spoiler del siguiente capítulo 😮🙊👌
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro