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8. Realidad

-Así que tús amigos y tú son un grupo de viajeros que acompañan al campeón -observó Mayla mientras se aparecía repentinamente en la habitación de Serena-. Es curioso, jamás había oído hablar de un Líen ni de una Nayla por la farándula de Kanto, y eso que suelo estar bastante bien informada de la vida de los campeones desde que noté que a Luna no le interesaba.

La pelimiel, avergonzada por haber sido descubierta en ropas de cama por una entidad tan importante, se cubrió aún más de lo que ya estaba con las sábanas de su litera para luego contestar.

-Somos viejos conocidos, no es muy probable que los noticieros nos tomen en cuenta.

-Y sin embargo eres alguien a tener en cuenta -resaltó estas últimas palabras con una enorme sonrisa que asustó con creces a Sylveon puesto que era consciente de la fama de pokefilica que acompañaba a la morena.

-¿Yo?

-Por supuesto, no es normal que una persona de esta región solicite un desafío insular. Sospecho que hay más de ti de lo que te atreves demostrar.

-No no, no tengo nada especial. Sólo soy yo.

-Bueno, de ser sólo tú entonces ya estarías siendo alguien bastante singular, Serena de Pueblo Boceto.

La aludida quedó anonadada ante la mención de su nombre. Ninguno de los que había venido con ella había dado indicios suficientes como para que las sospechas de Mayla pudieran llegar tan lejos, ¿o acaso era adivina?... No, suponerla bruja sólo por ser vieja y fea no podía escaparse a ser un prejuicio poco feliz de su parte.

-Creo que me está confundiendo con otra persona.

-¿Segura? No le pienso dar la oportunidad de realizar mi prueba a otra persona. Si eres quien el director Oak dijo que serías, entonces necesitarás el poder Z, de lo contrario deberé retirar mi oferta. ¿Tú qué dices, eres o no eres la mujer que me prometieron?

Serena se sentía impaciente, no esperaba que la kahuna viniera a plantearle aquello y era más que evidente que no lo haría porque sí. Algo tenía que estar buscando, y el saber qué podría ser lo que una persona tan poderosa podría esperar de ella la ponía a la defensiva aunque no quisiera. Se juró a sí misma que no le prestaría a sus pokémon para cosas chanchas antes de contestar.

-No se supone que usted debiera saber sobre nosotros. No es seguro para la gente que nos rodea ese tipo de información.

-Sí, mucha gente peligrosa te persigue, lo sé, y saber de ti me pone también en su mira -respondió como si el asunto fuera un pormenor-. Pero si lo hacen, es precisamente porque tú hiciste hasta lo imposible con tal de ponerle un alto a sus maldades, y es eso lo que te hace acreedora de poder probarte para el cristal Z, pese a estar lejos de Alola.

Suspiró cansina pretendiendo recuperar el control de la charla. -Si sabías quiénes éramos, podrías habernos evitado todo este drama y decirlo apenas vernos cruzar la puerta.

-Sólo yo lo sé; ni Kiawe ni Luna ni ninguno de los demás tienen idea de lo increíbles que son ustedes. Ellos... digamos que son un poco cerrados a ciertas cosas.

-¿Cerrados? -Su pregunta tuvo un dejo de afirmación, como queriendo sonar irónica, aunque esa cualidad no le era propia. Mayla lo notó, y comenzó a pasearse por la habitación con una mano en el mentón y la otra en el codo mientras meditaba en voz alta sobre la situación que la había llegado hasta la peli miel.

-Verás, en Alola las cosas son diferentes: todos nos conocemos, por lo que si alguien roba no será un simple ladrón; será el hijo de tal, nieto de éste, compañerito de la escuela de tus hijos o yernos, o alguien conocido, ¿entiendes? Es una isla pequeña, familias pequeñas, todo un universo pequeño.

Frenó su marcha chasqueando los talones y giró sobre ellos para apuntar desde su nariz hacia la de la perfoumer con el dedo diciendo.

-Pero ustedes, ¡guau!, son un mundo completamente distinto, complejo y maravilloso. A veces siento que en la isla estamos obligados a ser amables porque de otro modo la presión social nos obliga a quedarnos quietos. Pero en la ciudad, donde nadie sabe tu nombre, surgen los instintos más primitivos de cada uno, y uno no es bueno por obligación, todo es más genuino aquí.

Serena, ya con la bata puesta, intentó explicarle que no había ningún valor en las maldades que solían realizar algunas personas de la ciudad, pero la morena estaba tan entusiasmada que contradecirla no parecía tarea fácil para nuestra heroína.

-En Alola lo más parecido a una agrupación como las que los persiguen son un par de gamberros en bicicleta que se hacen llamar el team Skull, y son malos porque toman los lugares públicos sólo para ellos por una tarde mientras juegan y se inyectan alucinógenos de bajo efecto. Aquí podemos verlo todo, comprenderlo todo, amarlo todo...

-¡¿Amarlo?!

-Por supuesto, ¿o acaso tú crees que se puede amar a una persona sin conocer de lo que es capaz?

Viendo que la morena se sentaba al pié de la cama de su entrenadora, Sylveono regresó a su pokebola.

-... No lo sé...

-La ciudad nos enseña quienes somos, y eso nos permite amarnos más plenamente, curar las cosas rotas que nos hacen ser malos y a la larga, al mirarnos frente al espejo, podremos ser más libres por superar lo malo que llevábamos reprimido.

-No siempre se puede curar.

-¡Pero debemos intentarlo! En cuanto a los chicos de la Escuela Pokémon, su realidad es tan diferente a la tuya... Ellos creen que todas las personas son buenas, y que de no serlo no habría otro camino. No saben lo que es la pobreza, la marginalidad, el sufrimiento del mundo moderno ni tampoco conocen las antiguas culturas que los rodean. Hasta hace poco no conocían lo que eran las ligas; no saben lo que son los concursos, tampoco los performances, ni las mega evoluciones, nada.

-Eso no es tan malo, yo no conocía lo que son los movimientos Z hasta hace unos días.

-¿Y no te gustó conocerlos?

-Sí...

-¡Pues eso es lo que quiero para estos niños! Ellos viven encerrados en una burbuja siguiendo tradiciones casi sin cuestionarlas como lo son el trabajo de sus padres, los conceptos de sus líderes, de sus familiares. La única persona creativa de toda la isla es Kukui, el profesor de la escuela. Quiero que conozcan la realidad.

-Según lo que Gary me contó, ellos tienen su propia realidad: los desafíos insulares, los movimientos Z, sus escuelas, sus capitanes, sus deidades paganas llamadas Tapus, algunos deportes como una versión del Baseball y la lucha libre que los hace populares, pero con pokémon, todo un sistema de mercado que sí sirve, ¿por qué mostrarles algo como la maldad de este lado del océano, si la realidad en la que viven es hermosa?

Mayla cerró sus ojos al tiempo que negaba con la cabeza.

-Cada uno de nosotros tiene su propia versión de la realidad, lo cual es normal porque el concepto de realidad es un abstracto, pero ese concepto se puede ampliar y en función a él, nosotros mismos nos ampliamos. Alola estuvo estancada en el tiempo durante muchas décadas, y aunque es un paraíso en la tierra, el mundo no necesita a más gente aislada de la realidad global queriendo vivir su propio paraíso; necesita a hombres y mujeres comprometidos con su entorno que sean capaces de renunciar a su propia felicidad con tal de buscar la de alguien más.

-Entiendo. Tú crees que sólo se comprometerán si conocen la realidad de otras personas sufrientes.

-Exacto.

En ese momento Serena reflexionó al respecto: aunque el entorno sea el mismo, distintas son las facultades, distintas las experiencias y distinta es la capacidad de entender cada faceta del mundo, por eso cada uno entreteje en su cabeza el concepto que llevará sobre la realidad.

Mayla era consciente de las noblezas de Alola y las quería compartir con las demás regiones, por eso había venido a Kalos: para mostrar no sólo el poder de su gente, sino también la riqueza espiritual de la región, de manera que cuando una luz se encienda y arda, las demás tengan lugar para alimentar su fuego. Una misma antorcha de donde se prenden todas las demás; un paraíso queriendo decirnos que si ellos pudieron crear algo así, nosotros también podemos transformar el entorno injusto que nos rodea. Pero para poder hacer eso necesita de los chicos. Ellos, los Ultra Guardianes, serían para el mundo el reflejo de una ilusión.

-Hay algo más que vine a decirte -agregó la kahuna morena antes de cruzar la puerta para marcharse-, ¿confías en Satoshi?

La pregunta la tomó desprevenida, pero aun así no le fue difícil responder. -Con la vida.

-En tal caso, supongo que no tendrás problemas en que tu prueba la realice él por ti.

-¡¿A qué se refiere?!

-Bueno, en estos momentos, conociendo a Kiawe, debe estar incitándolo para tener una batalla. Quiero que los chicos engañen a tu novio, lo hagan competir en tres pruebas imposibles de superar y le digan que para que tú puedas combatir contra mí, primero él deberá ganar aunque sea una de esas batallas. Si él logra soportar la humillación sin hacer ninguna trampa con tal de ganar, demostrará que aunque se trate de defender a alguien importante, prefiere ser honesto a lastimar a los demás.

-¿Usted quiere que yo confíe mi prueba a que Satoshi no hará lo imposible para ganar?

-Exacto.

Un sentimiento triste se impostó en el ambiente cuando las miradas de ambas mujeres fueron desviadas hacia el suelo aceptando que el desafío de Mayla era una afrenta al orgullo de aquel entrenador. El silencio lo colmó todo por unos momentos antes de que Serena levantara la voz diciendo.

-De... ¡demonios, señorita!

-¡Cómo dices?

-¡Nunca me jugaría nada a que justamente Satoshi se dejará vencer! Usted no lo conoce, para él no hay nada imposibles... Mi Satoshi no se rinde hasta el final, y si cree que esas pruebas lograrán derrotarlo, está muy equivocada.

-Es que no pienso dejársela nada fácil; serán pruebas imposibles que desafíen su inteligencia a niveles inesperados.

-¡¿Qué inteligencia?!

La kahuna estalló en una carcajada ante semejante pregunta, hecho que obligó a Serena a agregar.

-Él no gana por ser la persona más lista, ni el más atlético, fuerte o experimentado; él lo hace porque tiene dos cosas que nadie más posee: una confianza inquebrantable y un vínculo descomunal.

-Menuda manera tienes de hablar del amor de tu vida.

-Usted dijo que sólo se puede amar lo que se conoce a fondo. Bueno, yo hablo porque lo conozco y lo quiero tal como es. Él no se rendirá, pero tampoco hará cosas deshonestas para ganar, lo logrará con su propio esfuerzo.

Un gesto de confianza inundó la faz color canela pasión de la aloliana justo antes de afirmar. -Muy bien, entonces veamos de qué es capaz mañana frente a las cámaras. Si es como dices, tendrás la oportunidad de pelar contra mí e intentar ganarte tu propio pirostal Z, pero ya veremos -Cruzó el umbral de la puerta apagando la luz antes de salir-. Buenas noches, Serena.

-Buenas noches... ¡Ah, kahuna!

-Dime.

-Ya que usted posee las llaves de este edificio y sabe que somos novios hace muchos años, ¿no me permite pasar la noche en la pieza de Satoshi? Sólo necesitaría que me diera la llave, ¿sí?

-...

-...

-... No.

Intentar comprender cómo habían acabado en aquella encrucijada hacía que la sien del entrenador de cabello oscuro le doliera a causa de la presión: Serena queriendo poder realizar movimientos Z, Gary arreglando un combate contra Mayla, llegar al hotel, conocer a los Ultra Guardianes -Qué nombre raro, Ultra Guardianes. Se sentiría demasiado tonto si lo llamaran de ese modo-, ser desafiado por el moreno nudista, tener que enfrentar a sus dos amigos ñoños antes, perder contra ellos... ¿Habría defraudado a Serena al no poder hacerle frente a esos chicos con sus métodos extraños? La pelimiel no parecía estar muy afectada. Quizás comprendía que no habían sido justos con sus desafíos. Gary venciendo a la campeona de Alola, Kiawe enfurecido retándolo a una batalla directa en lugar de la carrera de Tauros que tenían planeada... ¡Momento!, ¿lo tenían todo planeado? Mayla demostró enojarse cuando vio que el de los abdominales suculentos cambiaba los planes a último momento, ¿ella estaba enterada de los abusos planeados y los había estado apañando todo este tiempo? ¡Pero qué tramposa! De todas formas, lo que quiera que hayan arreglado les salió mal porque Kiawe también perdió, y ahora era el turno de Serena, aunque sin querer había dado a conocer su verdadera identidad prematuramente. Quizás no tuvieran tiempo de quedarse en aquel estadio...

-Erika, llévate a Gary y huyan de aquí. Yo me quedaré a velar por Serena hasta que haya conseguido el cristal Z y luego los alcanzaremos.

El castaño enardeció de ira al intante.

-¡¿Por qué le pides a mi novia que me saque?! ¿Acaso me estás tratando de dominado?

-Gary... -La voz del entrenador de Pikachu se oía triste, como si anticipar lo que se les venía pudiera robarle aquella energía que lo caracterizaba- Se lo pido a ella porque sé que te quiere aún más de lo que tú te quieres a ti mismo. Sé que si fuera por ti, tú te quedarías a pelear.

Era cierto; la realidad de Gary era la de un triunfador, y los triunfadores siempre van hacia adelante. Era un Oak después de todo. Erika, por su parte, cargaba consigo una realidad mucho más difícil: la del que ama.

Los triunfadores no piensan en los sacrificios, ellos sólo buscan la gloria.

El que ama sabe que si algo le pasara, la persona que lo quiere también podría sufrir, y por eso se mantienen a salvo.

Si el triunfador es osado por ir al frente en la batalla, el que ama lo es aún más por dejar de lado el orgullo con tal de proteger a los que valora.

El triunfador puede huir si nota que lo perdería todo. El que ama es capaz de perderlo todo antes que poner en riesgo la vida de sus seres queridos.

Gary era un triunfador.

Erika lo amaba.

-¡Salgan de aquí ahora! -La orden de Ketchum fue acatada a regañadientes mientras que Mayla y Serena discutían un asunto diferente.

-Debemos evacuar a las personas de aquí e irnos. Prono llegarán -indicaba la del gorro rosa.

-Tú no te irás a ninguna parte.

La sangre de la muchacha se heló al oír a la kahuna hablar con tanta seriedad.

-Esto era lo que esperaba, ¡esto es lo necesitan ver los chicos para entender de qué se trata el mundo! ¿Querías tu Pirostal, no? Pues es la hora de pelear por él, y no dejaré que huyas.

Un infinito silencio se estableció entre las rivales pese al enorme alboroto que se extendía en las gradas en tanto varios del público adivinaban el peligro pendiente sobre sus personas a causa de la amenaza de los equipo Rocket y Storm acercándose a pasos de gigante. En un gesto de dolor y resignación, la pokebolla de Sylveon en la mano de Serena expandió su tamaño para enfrentar no sólo a Mayla, sino también a los temores que la habían mantenido aislada del mundo por cuatro largos años...

*****

NA: ¡Hola a todos! Perdón por haber tardado tanto en actualizar, no es fácil y la facultad no ayuda.
Espero que el capítulo les haya gustado. No se olviden de votar y no importa si lo leen ahora o dentro de quince años, cualquier devolución va a ser más que agradecida.
¡Saludos! 🐺

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