35. Fidelidad.
—¡Tipo bicho! —grité de golpe al recordar lo que me había preguntado Red—, hay un tipo psíquico y dos tipo tierra; tengo que mandar un tipo bicho. Un Parasect sería fenomenal.
Mi compañero de batalla me miró otra vez como si acabara de enloquecer y, luego de pensarlo en silencio, decidió no responder. Posiblemente consideró que no era el momento apropiado para reconocer mi genialidad. Como sea, la batalla ya llevaba más de cinco minutos y Delphox aún no lograba terminar contra ese pequeño Kirlia, el cual resultó ser realmente resistente y su bella entrenadora, una poseedora digna de la categoría de Administradora Rocket.
La llama embrujada de mi zorra fue intervenida por una Bola de sombras, de las cuales aquel hábil pokémon llevaba rato desplegando estratégicamente tras inesperadas teletransportaciones, logrando atinar en más de una ocasión contra mi pokémon un golpe por demás eficaz.
Ordené que usara su Llamarada para intentar anticipar sus movimientos, pero fue en vano: un nuevo impacto del ataque de tipo fantasma puso en peligro la salud de Delphox y yo no quería ver a un pokémon que me recordaba a Serena caer debilitado, de manera que opté por regresarla.
—¿Satoshi? —Red se había interesado por mí al notar que ya llevaba mi tercer cambio mientras que él seguía con su Mega Venasaur casi intacto aun habiendo derrotado al pokémon más poderoso de sus rivales, pero mi actitud no era ni por cerca ocasionada por ir perdiendo. Reí para mis adentros y opté por conservar el respeto de aquel legendario entrenador enviando nuevamente a Pikachu en lugar de terminar rápido valiéndome del poder y la ventaja de mi Greninja.
Porque sí: sí sé que oscuro tiene ventaja frente a psíquico.
Si no me equivocaba, Kirlia había usado Bola de sombras unas nueve veces, de manera que solo podría tener poder para utilizarla como máximo unas quince veces más... bueno, eso no era realmente algo alentador, pero sigue siendo nada si pretende frenar las dieciséis Bola voltio que es capaz de lanzar mi Pikachu. Podría tener otros movimientos, así que lo mejor sería reducir sus puntos de poder al mínimo obligándola a atacar, tomar contacto a fin de paralizarla y así aumentar la diferencia de velocidad y luego, mi Bola voltio se vería fuertemente beneficiada por la diferencia de velocidad y su teletransportación será inútil; igual que toda esta estrategia cuando tranquilamente podría solo electrocutar a esa cosa. Si tan solo se quedara quieta por unos instantes...
La entrenadora trató de inmovilizar a mi Pikachu con su movimiento Psíquico, pero su pokémon debía aquietarse para ello, momento en el que un poderoso Rayo casi debilita a Kirlia, aunque logró reponerse a tiempo. Tenía todas las de ganar, solo debía esperar a tenerla cerca y usar ataque rápido, intento que prontamente fue frustrado por su movimiento Protección, algo que no podía funcionar dos veces de seguida, de manera que apenas rebotar contra esa pared de luz ordené que volviera a meterle energía eléctrica a todo su árbol genealógico y el combate llegó a su predecible final. Yo había ganado.
La chica, enfurecida y asustada, envió a un bonito Mismagius, algo que me hizo suponer que ella realmente podía ser oriunda de cualquier región ya que tanto Ralts como Misdreavus son fáciles de encontrar en todas ellas. Inmediatamente me sentí un tonto al estar cavitando acerca de su pueblo natal; ¿qué pensaba hacer, ir a la casa de sus padres a preguntarles si su hija podía salir a jugar? Las imágenes en mi cabeza volaron más rápido de lo que podía controlarlas.
Si fuera Serena, ya habría notado que se trata de mí solo por el uso que le doy a mi Pikachu.
—¡Joya de luz!
—Ataque rápido.
—¡Eso es un movimiento de tipo normal, no hará efecto sobre mi Mismagius!
—No pretendía que lo usara sobre ella.
El roedor amarillo comprendió a la perfección lo que esperaba de él esquivando el ataque de tipo roca con su movimiento más veloz para ganar posición antes de arremeter con un Rayo sobre su rival en tanto yo revisaba en la pokedex si era cierto que los movimientos de tipo normal no afectaban a los fantasmas, lo cual resultó ser totalmente verdadero e inesperado.
—El ataque especial de ese pokémon está por los cielos —observó la administradora—, lo mejor será que lo baje tanto como sea posible. ¡Mismagius, Llama embrujada!
La cercanía le permitió asestar el golpe, provocando que mi Pikachu saliera disparado en dirección contraria, demostrando así cómo el vínculo de esa chica con su pokémon los había fortalecido. Tal vez fuera su pokémon inicial. De ser así, seguramente viniera de Sinnoh o de Alola porque son los mejores lugares para conseguir a ese espíritu en niveles bajos.
Debía reconocerlo: esos pokémon no parecían ser del tipo rudo que suelen usar los miembros del Equipo Rocket, tales como Aggron o Rhyperior. Los cambios que había implementado Silver francamente me agradaban: pokémon más variados, objetivos menos dañinos y enmascarados hasta tal nivel que no se oía del equipo de villanos en años, un uniforme tan elegante y atractivo como el de esa reclusa... ¡Demonios! ¿Qué está pasando conmigo?
Al unirse a mi camino, Serena tuvo que abandonar el suyo. Siempre lamentó no haber intentado otra vez convertirse en Renina de Kalos, y por segunda vez su sueño había sido frustrado, algo de lo que me sentía completamente responsable. El hecho de que ahora estuviera mirando con estos ojos a aquella mujer me hacía sentir un miserable. Tal vez en algún punto hubiera aceptado que no merecía todo ese trato bondadoso de parte de Serena y para cumplir con la justicia que obliga a darme lo que merezco haya empezado a buscar a otra persona más oscura y que prometiera darme lo que me corresponde, en lugar de todo ese amor que la pelimiel me brinda. No puedo creer que mi autoestima haya caído a ese nivel deplorable, tengo que aprender nuevamente que el amor no se gana; se cuida, pero no se puede ganar.
Las personas no nos dan su querer porque «somos» de determinado modo, nos brindan su amor porque es de lo que están llenas. Es normal que a veces sintamos que no lo merecemos puesto que es una de las pocas cosas que no sigue ninguna lógica y se da sin razonamiento que lo amerite. También es normal que la gente como yo, que no aprendió a sentirse amado o que se desprecia por algo que lo acosa desde la infancia, rehusemos a ese sentimiento y busquemos la autodestrucción por medio de la infidelidad. No puedo ser así; no pienso lastimar a Serena.
Una fuerte descarga de energía eléctrica avasalló al pokémon de mi rival, llevándose a su vez al Politoed que había enviado el viejito que se estaba enfrentando a Red y que no se encontraba lejos, algo que hizo notar en mí una sensación tan vieja que casi la había olvidado.
—Se están vinculando... —mencinó la entrenadora, y a mí aquello me sorprendió dado que no debería conocer aquel fenómeno tan al detalle como para reconocerlo en sus primeros estados—. Me recuerdas a alguien —concluyó, y luego el trío se reconoció derrotado y emprendieron la huída.
—¡Espera! —grité—, quiero saber tu nombre.
Ella, a manera de predecible respuesta, me miró con cara burlona, estiró su párpado inferior con un dedo hacia abajo y me sacó la lengua.
Red, que no podía creer que se nos escaparan de las manos y yo me dedicara a preguntarle sus nombres a una pandilla de mafiosos, envió a su Arcanine para que adelantara a nuestros rivales logrando atrapar al más joven, provocando que los otros dos se desesperaran, pero ante la orden del anciano, la chica y él salieron de escena gracias a una teletransportación de su Kirlia.
—Con que para eso tenían a un pokémon tan débil en su equipo... interesante.
Arcanine soltó al sujeto frente a nosotros y lo amenazó para que pudiéramos interrogarlo. Nos contó que el equipo nuevo bajo las órdenes de Silver no pretendía ya conquistar el mundo, sino reunir a todas las fuerzas opositoras al gobierno de las Elite Four en cada región sin una finalidad específica, que estaban operando en acuerdos diplomáticos en lugar de perder el tiempo en robar especímenes raros, y que no sabía qué ocurriría una vez que todos trabajaran unidos puesto que aquella información solo concernía a los CEO de cada organización. Insistimos en que nos indicara el lugar donde se escondían, pero él solo se rio de nosotros. Entonces, le pregunté por Iris y Serena, a lo cual respondió.
—Giovanni gustaba de tener a su disposición un buen número de esclavos para encargarse de la producción de sus fábricas. Cuando Silver tomó el control, decidió que liberarlos sería exponer una faceta del Team Rocket que nos pondría a todos en peligro, de manera que mejoró tanto como pudo sus condiciones de vida y los conservó. Ellos se encargan de fabricar máquinas, tecnología arcana y una línea de calzados deportivos con la cual financiamos todas nuestras operaciones. ¿Quieren cupones de descuento? ¡Son de muy buena calidad!
—¿Y Serena? ¡¿Dónde la tienen?!
—Esa chica, junto al campeón de Kanto, fueron los encargados de quitarle toda la gloria al Equipo Rocket. No todos quieren a Silver, ¿sabes?, algunos consideran que no es ni la mitad de hombre que su padre debido a ese fanatismo que tiene por la diplomacia y los buenos tratos entre equipos enemigos. Yo creo que si cualquiera de los nuestros la llega a encontrar a ella o a su novio, los apuñalaría al instante. No me queda la menor duda de que esa tal Serena ya está muerta.
Lo vi reír de un modo tan asqueroso que el interior de mi estómago efervesció de odio, pero en lugar de gritarle o golpearlo, mi reacción fue otra y, ante la mirada de estupor de aquel desgraciado, me quité el disfraz revelando mi verdadera identidad.
—¡Tú!
—Se amable y repíteme otra vez, ¿qué era lo que me harías a mí o a mi esposa si nos encontraran por la calle?
El tipo se avalanzó en mi dirección, pero Arcanine reaccionó con mayor velocidad aplastándolo entre sus peludas patitas de bebé para luego estamparle un cabezazo que lo dejara fuera de combate al instante. Red, complacido por como se habían desarrollado los hechos, tomó el cupón de descuentos de la mano del joven, lo examinó, y luego dijo:
—Creo que tenemos que llamar a Jenny para que investiguen esta marca y dar así con el lugar donde las fabrican. Hay ciertos esclavos que urge liberar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro