Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

23. Riesgos

A veces un alma destruida sabe mostrar los sentimientos más puros.

—¿Qué demonios pensabas, Gary? —reprochó el Azabache mientras su amigo le mezquinaba la mirada—. ¿Cómo pudiste meterte en el concurso sin avisarnos ni preguntarle a nadie si era o no una mala idea?

—¿Cómo que no le pregunté a nadie? —El castaño no demostraba emoción alguna, parecía hastiado del drama que Satoshi armaba entorno a esta situación, aunque llegado a este punto comenzaba a tomárselo por burla—, le pregunté a mis huevos y me dijeron que simón. —Luna estalló en una risa que no hizo más que molestar al Aderezo.

—¿Te crees muy gracioso, no? ¡Esa bromita tuya le podría haber costado su participación a Serena! ¿No pensaste en ella acaso?

—Relájate, no pasó nada. —Caminó hasta la morena aloliana, quien lo esperaba con la palma en alto y chocaron los cinco enfureciendo más al Mostaza—. Si hubiera visto que tu noviecita corría peligro lo habría dejado sin más.

—¡No la llames así! Serena también es tu amiga, ¿lo olvidaste?

—Precisamente: la idea era desde un principio estar ahí por si ella necesitaba una mano.

—¿Qué quieres decir?

—Serena es una persona fuerte. Quizás sea sólo por ella que no nos han capturado aún. ¡Sólo piénsalo!, sin ella en el equipo el Equipo Rocket podría fácilmente acercarse a nosotros olvidándose de Pikachu super evolucionado con esa fusión rara que hacen, e incluso de Yveltal y hacernos papilla. Capturarla mientras está concentrada en otra cosa es algo que seguramente yo haría si estuviera en su lugar. Era necesario que alguno de nosotros estuviera cerca por si acaso.

«Te decepcioné o te defraudé alguna vez? ¿Debería sentirme culpable o dejar a los jueces actuar?»

—Sí, pero...

—Satoshi —El tono casi paternal en su voz hizo titubear al moreno—, sabes que no lo hice con mala intención, ¿por qué sigues enfadado?

—Porque podrías haberlo arruinado todo para ella, y ni siquiera lo lamentas.

En medio de ellos, Luna extendió un collar de flores recién armado.

—Ya los dos dijeron lo que querían decir. Ya no hacen falta más peleas, y según la tradición de Alola, lo que resta es hacerse amigos otra vez.

Ellos, un poco sorprendidos, se miraron primero con desconfianza, luego con resignación, y por último con cara de estar esforzándose por no reírse de lo que la morena acababa de decir. Se dieron la mano, prometieron ser más comprensivos mutuamente, y luego cada uno se alejó para ir donde Lillie y Serena llamaban a almorzar, puesto que hoy por fin les había tocado cocinar a ellas.

La pelimiel era fantástica haciendo postres, mientras que la albina tenía un don para hacer comida para todo un ejército. Se sentaron, devoraron hasta saciarse, y luego emprendieron nuevamente la marcha.

«Porque vi el final antes de empezar. Sí, te vi cegada y supe que iba a ganar.»

Ni bien echaron todos sus mochilas al hombro la cara de Luna les indicó que algo malo estaba a punto de suceder.

—¿Qué sucede, Lu? —quiso saber su compatriota.

—Mayla me acaba de enviar un mensaje. Están listos para partir nuevamente hacia el Ultra Hole.

Ambas chicas se miraron con seriedad, una emoción que el resto del grupo no podía comprender, y antes de que alguno preguntara de qué se trataba todo aquello, Lillie se dignó a aclarar.

—Desde hace muchos años en Alola aparecen criaturas extrañas venidas de otro universo. Los llamamos los Ultra Entes, y al foramen interdimensional que los trae hacia nosotros lo hemos denominado Ultra Hole.
»Ustedes conocieron al grupo al cual pertenecemos: Los Ultraguardianes. Nosotros nos encargábamos de capturar a los Ultra Entes que escaparan de su universo y vinieran al nuestro por error ocasionando desastres por doquier. Nuestra tarea en un principio era ocasional, pero paulatinamente la frecuencia de aparición de esos seres aumentó hasta volverse incontrolable. A diario venían, cada vez con intensiones más claras y perversas, a nuestro universo, y nosotros debíamos intervenir, aunque poco a poco dejamos de ser suficientes.
»Todo esto situó a Alola en una crisis tal que nos obligó a utilizar todos los medios disponibles para destruir las conexiones energéticas existentes entre ambas dimensiones, a fin de que ya no vuelvan a invadirnos esos monstruos malvados.

«Así que tome lo que es mío por derecho eterno. Tomé tu alma una noche.»

Gary golpeó a Satoshi con discreción para que este dejara de poner caras raras. No había entendido casi nada de lo que Lillie explicó, y para colmo esta continuaba.

—Una vez separadas las dimensiones decidimos investigar aquello que había ocurrido por medio de los mitos de mi región, y estos nos sirvieron de gran ayuda hasta cierto punto, que fue cuando lo comprendimos: nunca podremos deshacernos por completo de la conexión entre Alola y los Ultra Entes porque ambos son parte de un todo. Como la luz y la oscuridad, las islas no pueden sobrevivir sin producir el encuentro con esos monstruos. Entonces se nos ocurrió que si no podíamos evitarlos, al menos debíamos aprender a controlarlos.

—Nuestras profecías fueron ciertas y los Ultra Entes volvieron, pero esta vez, en lugar de tratar de alejarlos, los capturamos para investigarlos y así poder acceder a su mundo en un viaje de reconocimiento y estudio donde pudiéramos dar con una causa a los recientes problemas relacionados con los Ultra Hole que se abrían de manera interminable —dijo Luna recostando su cabeza contra el hombro de la rubia—. Todo marchaba relativamente bien, hasta que comenzó a marchar relativamente mal.

«Y puede que todo haya acabado, pero no quiero que sea así; yo estaré aquí para ti si es que no te molesta.»

—Hemos descubierto que existe una persona en Alola capaz de controlar la apertura de los hoyos interdimensionales, y su nombre es Guzma. —Lillie expuso la fotografía de un muchacho ojeroso, con el cabello teñido de blanco y un gesto huraño en la cara—. Este donnadie se ha valido de los Ultra Entes para exparsir el caos, queriendo con ello cuestionar el gobierno de los Reyes de las Islas para plantearse como la única solución posible, y tomar así el poder de Alola, y con él acaparar todos los cristales Z y su enorme potencial para tomar el mundo en un golpe de tiranía.

—Un momento —intervino Gary—, ¿cómo saben todo eso?

—Porque él mismo nos lo confesó una vez, cuando tuvo a Luna atrapada. —Lillie demostraba serio rencor al pensar en Guzma, aunque su compañera parecía tomarse aquello más en broma.

—Logró arrinconarme después de una misión, y yo como último deseo le pedí que me contara sus planes antes de disparar —compartió Lunita con cara de sádica—. Después de eso quiso proceder, pero me levanté la remera, y como no llevaba ropa interior fue tanta la emoción del pervertido ese que casi se desmaya, y así que pude escapar.

Los demás la miraron con disimulada sorpresa aunque ella parecía orgullosa de su hazaña.

—Como sea, Mayla me acaba de informar que están a punto de abrir un nuevo Ultra Hole en Isla Melemele; es nuestra responsabilidad volver ahí e investigar cómo hace Guzma para controlar a los Ultra Entes y así detenerl.

Serena se alarmó, aunque no tanto como lo hizo la morenita aloliana.

—¡¿Ahora, tan de repente?!

—Sí. Debemos partir antes del atardecer pues la excursión está fechada para pasado mañana, y tú sabes que me gusta llegar temprano.

—Pero nuestra misión aquí también es importante: no estamos combatiendo a un loco aislado en Alola, estamos contra una agrupación que ya está dominando el mundo. Guzma, con todo el poder Z, al lado del Equipo Rocket es un niño con un destornillador de juguete queriendo ser el PokeBatman del mal.

«Tocaste mi corazón, tocaste mi alma, cambiaste mi vida y todas mis metas. El amor es ciego y eso lo supe cuando mi corazón fue cegado por ti.»

—¡¡¡Luna!!! —Lillie se estaba exasperando. En el fondo había estado anhelando esta oportunidad de salirse del grupo junto a la morena porque no se sentía cómoda viajando con los muchachos y exponiéndose constantemente a tantos peligros, más allá de las cosas increíbles que había tenido oportunidad de ver.

—Además —continuó la aloliana—, yo no quiero separarme de mi maestro. Quiero aprender más sobre las batallas pokémon, derrotarlo a él y luego poder aprender de Satoshi para ser una mejor entrenadora pokémon.

—¡Sabía que era por eso! —recriminó la rubia. Luna se mostró afectada por aquella afirmación—. No puedes llevarte al Señor Oak al Ultra Hole, ni tampoco puedes quedarte aquí con ellos. Debemos marchar nosotras solas, como al principio.

—¡¿Por qué no?!

—¡Porque es nuestra responsabilidad!

—¡Pero no es necesario que vayamos ahí, no somos tan importantes!

—Deja de decir tonterías; yo soy la única capacitada para desarrollar actividad de investigación científica en ese inhóspito lugar mientras que tú eres la mejor entrenadora de la isla. Necesitaremos de tu protección.

—Gary es un Maestro Pokémon y también es un gran investigador, ¿por qué no podemos llevarlo?

—Porque no me lo preguntaron —sugirió Gary, aunque a Lillie esa idea le importaba poco y nada.

—¡¡¡Porque no!!! —gritó la albina sorprendiendo a todos. Luna, por su parte, se acuclilló en el suelo y se puso a llorar—. Lo que me faltaba, ¡qué inmadura eres!

«Besé tus labios y sostuve tu cabeza, compartí tus sueños y tu lecho también, te conozco bien, conozco hasta tu aroma. Me he convertido en adicto a ti.»

—¡Collar de flores! —reclamó Satoshi poniendo el objeto en medio de las entrenadoras en disputa—, eso significa que deben amigarse, ¿no es verdad?

—Sólo si ya nos dijimos todo lo que quedaba pendiente —protestó Lillie hinchando los cachetes—. Déjenla que se tranquilice, partiremos a la noche. —Y dicho esto, sin consultar con el resto del grupo, regresó al centro pokémon a instalarse nuevamente en una de las habitaciones.

Serena y su novio se quedaron a consolar a Luna mientras que Gary Oak subió a buscar a Lillie para convencerla de hacer lo correcto (ni bien supiera qué era aquello).

Para ingresar a la habitación tuvo que esperar unos minutos porque la rubia se estaba cambiando, y luego la encontró con un vestido negro y elegante, uno que venía guardando hace tiempo. Su siempre presente bolso de mano descansaba sobre el edredón.

—Veo que venías preparada para esta ocasión. Se te ve bien —reconoció Gary ni bien ingresar.

—Gracias, y agradecería también que dejara de entrometerse entre Luna y yo, si es que eso no le molesta.

Los ojos del castaño se abrieron de par en par.

—¿A qué te refieres?

—No finja, señor Oak. —La aloliana lo observaba con fiereza, como una leona a punto de atacar—. Desde que llegamos aquí no hizo más que engatusarla con esas habilidades inalcanzables como entrenador pokémon, con ese sentido del humor tan burlón y exquisito que posee, con esos ojos de galán heterosexual de los que todo el mundo habla.

—¡Yo no estoy intentando conquistar a Luna! —Su defensa le valió poco.

—¿A no? ¿Y entonces qué intenta?

—Quiero ayudarla.

—¡Ah, sí! Me olvidaba: esa imagen de chico malo sumada a su corazón de hombre honorable no hacen más que aumentar su atractivo.

—Escucha, sé que Luna y tú tienen algo y lo respeto.

—¿Qué sabe usted de respetar nuestras preferencias y elecciones?

—Sé que se aman, y eso es todo lo que me importa.

—¿Entonces por qué interviene?

—¡No intervengo!

—Dice que no es a propósito ese gesto de confianza en sus ojos, la manera retorcida con la que sonríe resaltando los hoyuelos de su perfecto rostro, la fuerza que demuestra con sus acciones al tratar con sus adversarios, la ternura con la que trata al más débil y a cada uno de sus pokémon, el humor tan inteligente que demuestra al jugar con sus amigos, ese don de ser protector, sincero, misterioso hasta la seducción...

Sin medir palabras, Lillie se paró de la cama y se abalanzó a besar a un sorprendido Gary, quien la recibió cerrando los ojos por no saber cómo reaccionar para luego dejarse llevar por el momento.

Pese a todo —la ternura de los halagos, la delicadeza impresa en los labios de Lillie, la euforia del momento y esa mezcla de emociones al notar lo que estaba ocurriendo—, Gary, recordando la última vez que besó a Erika, comenzó a llorar.

«Adiós mi amada; adiós mi amiga. Siempre fuiste especial. Fuiste la única para mí.»

Y sus lágrimas resbalaron por su rostro, surcaron el contorno de su nariz, alcanzaron el ápice y brincaron por ese puente hasta derramarse sobre la cara de una confusa Lillie.

—Señor Oak, yo... Creo que fui precipitada.

—Está bien —mintió Gary—. No es algo que hayas planeado.

—No, de verdad he actuado mal. ¿Qué pensará Luna si se entera de esto?

—¡Que eres una perra hipócrita!

Ambos giraron hacia la morena que acababa de ingresar a la habitación y se acercaba a las zancadas, con los brazos tensos a los costados de su cuerpo. Lillie se preparó para que la abofeteara, mas ella tenía otros planes en mente: los separó de un tirón, atrapó el rostro de un anonadado Gary entre sus diminutas manos, y con toda la torpeza que la caracterizaba le estampó un furioso beso en los labios, tal como lo acababa de hacer su pareja.

Todos se quedaron en silencio por unos segundos tras los cuales Luna festejó:

—¡Ajá! Conmigo no lloró.

—¡No lloró por mi beso!

—Por supuesto que sí. Siempre te dije que lo hacías con pocos labios y que por eso tendías a morder sin darte cuenta.

—¡No lo mordí!

—Bésalo de nuevo y vas a ver como otra vez llora.

—Pues dámelo para que te muestre.

—¡Quieren quedarse quietas las dos un segundo!

Gary había recobrado el sentido y ahora estaba furioso. Si entre ellas había un conflicto no se dejaría arrastrar al medio.

«Soy un soñador pero cuando despierto... no puedes quebrantar mi espíritu, son mis sueños lo que te llevas.

Y mientras avanzas, recuérdame, recuérdanos y todo lo que solíamos ser.»

—Ella empezó, maestro.

—No me importa quién haya empezado, lo que me interesa es que las dos lo dejen de una vez.

Un nuevo silencio precedió las palabras del castaño. Las chicas se dieron la mano y Oak las incentivó a hacer una catarsis de lo que estaba ocurriendo. Lillie comenzó:

—Creo que al ver como tu relación con Gary avanzaba comencé a sentir celos de ustedes y yo también quise un poco.

—Entre El Maestro y yo no había nada.

—¡Había!, sí que había. Y yo, poco a poco, comencé a sobrar en este grupo. —Lillie hizo fuerza para contener las lágrimas que amenazaban por asomarse en sus ojos, pero fue en vano—. Yo no pertenezco aquí, Luni, lo sabes.

—Yo no me quiero ir.

Desviaron sus miradas hacia el suelo y se quedaron en silencio una vez más. El momento de asumir un cambio de rumbo conformaba un riesgo para el cual símplemente no estaban listas, más aún tratándose del riesgo a perderse, pero los riesgos, cuando no se asumen, nos llevan a estancarnos. La vida entera es un riesgo que se debe asumir; es una continuidad de cambios interminables.

—Hoshigumo en mi mochila está cada vez más inquieto. El momento se acerca, y yo no puedo faltar. ¿Qué eliges, volver conmigo a la vida que teníamos en Alola o perseguir tus ideales aquí, con ellos?

«Te vi llorar, te vi sonreir, durante un buen rato te vi dormir. Yo quería ser el padre de tus hijos. Quería pasar mi vida contigo.»

La morena meditó en silencio, pero por más vueltas que le diera al asunto, todo estaba claro para ella.

—Mayla nos trajo aquí para ayudarnos a entender que el mundo de Alola es muy limitado. Creía que lo más importante pasaba por mí y por la isla, pero ahora que pude ver en qué situación está el resto del mundo no me puedo quedar con los brazos cruzados. Necesito esto, Lillie, tú sabes que lo necesito. No es por Gary, es por mí. Aquí soy más necesaria.

—Sí que lo entiendo. —La rubia abrió la mochila sorprendiendo a Gary con la visión de un pokémon que nunca antes había visto en su interior—. ¿Volverás a mí cuando todo acabe?

—Yo... —Luna se puso seria de una vez dejando de ser tan complaciente como venía siendo hasta ahora—, besaste a mi maestro, ¿recuerdas?

—Tú también lo haz hecho.

—Eso es algo de lo que tendremos que conversar.

Se sonrieron mutuamente, y luego la mano de la albina se posó sobre el pokémon, quien brilló fulgurantemente para luego desaparecer junto a la chica del vestido negro.

—Adiós, mi amiga —susurró Luna—, juro que pronto nos volveremos a ver.

—¡No jodas! —gritó Gary pasando las manos por donde acababa de desaparecer Lillie junto a su pokémon—, ¡y Satoshi se lo perdió! Esto sí que fue de otro mundo.

—Y no sabes cuánto, Maestro. No sabes cuánto.

«Te vi llorar, te vi sonreír, durante un buen rato te vi dormir. Yo quería ser el padre de tus hijos. Quería pasar mi vida contigo.»

La chica se retiró cabizbaja dejando al muchacho solo en la pieza. Este caminó hasta la ventana y observó en silencio a Satoshi y Serena preocupados en el patio externo, desaprovechando la única oportunidad que les daría de estar a solas de aquí hasta que su viaje acabara. Luego, se sentó en la cama, trazó dos rectas perpenticulares que unieran su frente con su ombligo y después ambos hombros, y comenzó a rezar.

—Sé que no suelo hacer esto, ni siquiera sé si lo creo real o no, pero tengo un mensaje para alguien allá arriba y quisiera que se lo dieras: no puedo olvidarte.
»Acabo de ver a dos chicas tomar la valiente decisión de abandonarse con la simpleza de un trámite, como si su relación se pudiera pausar por un rato a cambio de seguir sus sueños, pero yo simplemente no puedo. Me cuesta asumir que ya no estás, que no voy a volver a sostener tu mano, a acariciar tu espalda, a escucharte esturnudar en invierno, dormir en la primavera, mirarte jugar...
»Me siento un inútil para esto, pero entre olvidarte y dejarte ir no puedo entender la diferencia.
»Me aferro a ti como un enfermo terminal a su fuente de vida, y no te quiero soltar. Pero no quiero que te conviertas en eso: el alimento de un parásito. Quisiera liberarte del peso de ser tan importante como el aire para mí, Erika, lo que sucede es que yo... yo no puedo. Jamás podría. Eres el pedazo que le falta a mi alma.
»Por ahora, sabiéndome vulnerable, déjame llorarte en silencio un rato más.

«Conozco tus miedos y tú los míos, hemos tenido nuestras dudas pero ahora estamos bien, y te amo, juro que es verdad...
ya no puedo vivir sin ti.»

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro