22. Ilusiones
—¡Odio las presentaciones de Monsieur Pierre! —exclmaó Luna mirando al rubio anunciar a las concursantes.
—Son casi una tradición, es una forma perfecta de introducirnos en el ambiente de los penrformances —contrapuso Satoshi—. Mira, ahí está Serena.
La referida ingresó vestida como colegiala, con dos coletas en el pelo y unos anteojos que la hacían parecer la nerd más adorable del universo.
—¿Por qué Serena siempre tiene que tener cosas referidas a Yveltal? —El cuestionamiento de Lillie llamó la atención de todos.
—¿A qué te refieres?
—Mira su ropa roja y negra, su adorno con forma de Y... ¿No lo ven?
Ahora que ella lo mencionaba, era cierto: de algún modo Serena siempre estaba llevando objetos que hacían recordar a su poderoso pokémon.
—Esto está mal, si alguien lo nota podría descubrirla. —Dejó a Pikachu cuidando su asiento y antes de que la rubia insinuara que al cargar siempre ese pokémon el también se estaba dando a reconocer, Satoshi quiso acercarse a la pelimiel para decirle que cambiara su atuendo, pero algo lo hizo detenerse—. Oigan, ¿y Gary?
—Salió por un helado hace rato porque dijo que odiaba las presentaciones de Monsieur Pierre, y tiene toda la razón del mundo —rebuznó Luna sumida en su terquedad.
El presentador reveló el motivo de la ronda de selección, anunciando que las mismas consistirían en un juego de pelota donde cada una de las tres coreógrafas en escena usaría a dos de sus pokémon y con ellos debían robar la esfera situada a mitad del campo y llevarla hasta su área sin usar ataques que bajaran los PS de sus rivales. El primer dúo de pokémon en entregarle la bola a su entrenadora en mano ganaría, llegando a la segunda ronda.
—Suena divertido, ¡yo quiero jugar!
—Satoshi, ¿ya olvidaste lo que sucedió en la última presentación cuando intentaste concursar junto a Serena?
—Pero esto es diferente.
—Hagamos que sea diferente: no participes. Además, ya cerraron las inscripciones.
—Quiero jugar... —quisquilló el entrenador alargando la última vocal.
Las chicas se dividieron en tríadas y a Serena le tocó competir contra una chica con un Jumpluff y un Litleo, junto a otra que llevaba a un Sneasel como así también un hermoso Talonflame shinny.
Los pokémon se posicionaron a los lados de sus entrenadoras, Pancham y Sylveon acompañaban a Serena, un silbato sonó y todas las criaturas corrieron hacia el centro del campo intentando llegar antes a la esfera que reposaba a exacta equidistancia de todas las chicas, aunque el más rápido fue, y por mucho, el Talonflame de la entrenadora del vestido verde, quien festejaba dando saltos de alegría.
Litleo inundó el campo visual del pokémon ave con una inesperada danza de lluvia —típica MT que sólo una performer le enseñaría a su pokémon de tipo fuego—, mientras que ésta intentaba evadir el Pancham que acababa de ser catapultado desde el suelo por el Sylveon de Serena. Avanzó a ciegas, soportando los embates de los adversarios, para descubrir a escasos metros de llegar a su objetivo que el pandita había logrado arrebatarle la esfera e intercambiarla por Jumpluff y que ahora los demás pokémon se esforzaban por mantener el control de aquel objeto.
—¡Tu puedes, Pancham!
—¡Sneasel, usa rayo de hielo sobre el suelo!
—¡Mankeys!
El campo entero se cubrió de resbaladiza escarcha, dándole aún más ventaja a los pokémon voladores en aquella contienda. Talonflame llegó con su movimiento acróbata a complicarle la vida a los demás equipos, pero el viento de hadas de Silveon avanzando al ras del suelo barrió con parte del campo, con el ave y con el panda sin causarles daño, a pesar de estar literalmente desarmando todas las estrategias que hasta ahora habían sido planeadas.
Volvieron a estar a mitad del campo. Jumpluff, que había sido arrastrado hasta Pueblo Paleta con ese ataque de viento, era el que peor la estaba pasando a causa de su ínfimo peso y su imposibilidad para resistir las corrientes de aire.
Sylveon parecía danzar alcanzando sus mayores velocidades en un trote grácil hacia la esfera, momento en que Litleo deshizo el hielo a su paso con su nitro carga en un intento un tanto tardío por aumentar su velocidad. Su entrenadora estaba desesperada.
Nuevamente Talonflame llegó antes que los demás, pero para su sorpresa el panda contra el que había estado luchando se había logrado aferrar a sus plumas y saltó en el momento justo para tomar la pelota antes que él, y comenzar así un juego de pases con su compañera de equipo coordinando a la perfección sus ataques y movimientos de cuerpo a fin de despistar a sus rivales en una demostración de habilidad y maestría por parte de su entrenadora hasta confundir a todos los pokémon presentes. Y es que en el arte de coordinar pokémon de la manera más elegante y divertida no había nadie como Serena.
El premio a aquella magistral exposición le llegó de manos del gran artífice de su victoria cuando Pancham entregó la esfera roja a Serena, dejando verdaderamente afectadas a las demás entrenadoras.
Las demás rondas fueron súper entretenidas: las entrenadoras más coquetas se deshacían en insultos e improperios fundiéndose en la pasión por un deporte que, tras insistentes peticiones, Luna tuvo que prometer a Satoshi que intentarían jugar más adelante. Como era de esperar, los pokémon voladores dieron la ventaja en la mayoría de los casos hasta que, tras una de las rondas eliminatorias más repletas de groserías que Kalos hubiera visto, por fin el número de concursantes se redujo lo suficiente como para pasar a la siguiente ronda.
—Es hora de que Serena muestre de qué está hecha —dijo Satoshi orgulloso de su novia.
—Sí, sus horas de práctica darán fruto —afirmó Lillie.
—O sea que se prendió esta mierda. —Los demás miraron a Luna con cara mala, pero ella ni lo notó. Estaba muy emocionada por lo que vendría, situación que cambió brutalmente cuando notó que lo que venía era un nuevo discurso de Monsieur Pierre.
Elegir entre las cuatro finalistas sería difícil: la primera explotó la belleza de su dúo de Froakies con una combinación de burbujas y magia de alto nivel, la segunda poseía una mega evolución, haciendo a todos babearse por lo increíble de su Mega Blaziken, la tercera llenó el ambiente del olor más agradable que jamás hubieran disfrutado, aunque a Satoshi no le pareció la gran cosa, y la última, bueno... era Serena; su Delphox y ella bailaron con gracia llenando de nostalgia a los allí preseentes y poblando de sonrisas sus rostros por la recreación de una obra clásica de todos los habitantes de Kalos conocían desde su niñez.
—Empiezan las votaciones —dijo Luna—, pero Gary no volvió. ¿Será que le pasó algo?
—No te preocupes, él sabe cuidarse. Seguramente no le interesaba ver otro concurso —opinó Satoshi, quien lo conocía mejor.
Luces de cuatro diferentes colores flotaban en el ambiente haciendo parecer el teatro un hermoso cielo estrellado hasta que las barras de las participantes dejaron de llenarse.
—Y nuestra hermosa ganadora es... ¡La perfourmer Guadalupe, nueva en nuestras competencias!
Serena, quien había sido anotada con ese nombre para preservar su identidad, avanzó llenándose de aplausos y los agradeció con un gesto solemne. En tanto, la participante que había quedado segunda esperó hasta que la pelimiel recibiera el premio para luego avanzar hasta tomar importancia dentro del curso de las miradas de los allí presentes y, robando el micrófono, anunció en voz alta.
—Gracias por dejarme participar en este concurso, quiero que sepan que ha sido una experiencia muy enriquecedora. Lo que no saben es que pensaron que era una bella señorita, ¡pero era yo, Dio!, digo ¡Gary!
El público estalló en una reacción adversa entre vítores y quejas que dejó dubitativos a más de uno.
—¡Fantástico! —dijo Monsieur Pierre—, el campeón de Kanto y nieto de la eminencia en conocimiento pokémon, Gary Oak, nos honra con su presencia.
—¿Qué está haciendo? —inquirió Lunita.
—Está atrayendo al enemigo hacia la trampa. Ahora que Serena recibió su llave de princesa, debemos hacernos notar para que el equipo Rocket aparezca y la policía internacional los pueda atrapar —susurró Satoshi a fin de que solo las alolianas lo puedan escuchar—. Aunque la verdad, ni yo sabía que él estaba concursando.
—¡Esto es un insulto! —bramó una de las competidoras que había sido descalificada por el castaño en la primera ronda—, exijo que se repita el concurso de inmediato.
—¿Bajo qué argumento? —cuestionó Monsieur seriamente afectado por las palabras de la señorita.
—¿Qué no es obvio? ¡Él es hombre, no puede concursar!
Las voces se dividieron entre el público invitando al caos a reinar en aquel lugar. El rubio que ejercía de presentador se sobó las cienes con su mano derecha hastiado de aquella situación.
—¿Cuántas veces tendremos que pasar por lo mismo? Estos eventos no son exclusivos para féminas de nacimiento. Todos los que se consideren dentro del amplio espectro que significa ser mujer pueden participar en él, y si el Campeón Gary se reconoció como una, entonces quiénes somos nosotros para cuestionarlo.
—Exacto... Momento, ¡¿qué?! —Gary estaba rojo de la vergüenza, mientras que Satoshi comenzaba a ponerse del mismo color, pero de tanto reír—. Yo no soy una mujer, ¿no ves mi cuerpo?
—Lo sé, joven, lo sé; pero esta sociedad ya no va a oprimirlo más diciéndole que su cuerpo lo define. Usted es quien quiera ser.
—¡Oh, pero él realmente quiere que la sociedad lo oprima bien fuerte y sucio! —gritó el azabache desde las gradas desesperando aún más al niño Oak.
—Él no pude ser una mujer —berrincheó la perdedora—, yo oí rumores de que estaba casado con una líder de gimnasio.
—¡Yo no estaba casado! —Se defendió el castaño.
—¡Ese no es motivo para engañarla con otro hombre, marico! —contraatacó la muchacha.
—Nadie va a insultar a una minoría social oprimida mientras yo esté a cargo. —Pierre había enfurecido tanto que Satoshi estaba a punto de reventar de tanto reír.
—¡Yo no soy de ninguna minoría social oprimida!
—Ya aceptalo, Gary. Serás lo que quieras, mientras a ellos les guste —gritó una vez más el Aderezo.
—Oye, deja de alentarlos, o nos verás en más y más de esos fics de M-Preg que tanto odias.
—No tenemos tiempo para esto.
Gary sacó nuevamente a Fearrow de su pokeball y lo montó junto a la pelimiel para salir del estadio antes de que las fuerzas enemigas llegaran. Aquello podía ser una mentira, pero una nueva generación de entrenadores estaba lista para cuestionarse los límites a los que eran sometidos al notar que un campeón regional también podía ser una reina, que un sueño no se limitaba por cuestiones de nacimiento, y todo esto era lógico puesto que el mayor símbolo del universo gay en el mundo pokémon ahora tenía una figura concreta, y su nombre era: Gary Oak.
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