Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15. Celos

Satoshi estaba disgustado pero no se atrevía a decirlo. Nunca había participado en una performance por una simple razón: no quería tratar de ganarle a Serena. En cada uno de los eventos que había estado, siempre concursó la Pelimiel, y a diferencia de sus compañeras que participaron en concursos pokémon, el hecho de que ella sea la dueña del primer lugar le parecía muy importante. Nunca tuvo problemas en competir contra Misty, May o Dawn; pero pensar en tener que derrotar a Serena, arruinar su sueño... No. No podía siquiera intentar hacer eso. ¡¿Por qué había aceptado?! ¡Él no quería participar!

Por otro lado, Monsieur Pierre había tomado en cuenta su sugerencia de hacer una presentación en dúo como primer evento aun sin saber que quienes lo proponían eran ellos, sólo por ser una idea de su agrado, pero incluso con ese beneficio, el de poder competir en la primera vuelta junto a ella, no estaba del todo a gusto con todo eso de las performances.

—Pasaremos la primera ronda y luego me dejaré vencer... Espera, ¿y si Serena pierde por mi culpa? —El pikachu en su hombro lo miró preocupado—. Tendré que dar mi mejor esfuerzo por ella. Qué lástima que no pueda participar contigo, amigo: el equipo Rocket lo notará. —Se sacó la gorra, juguetón, y se la puso al roedor amarillo tapándole la cara—. Cuídala por mí, ¿quieres? —Acto seguido, pasó a teñirse el pelo de rojo con un spray lavable para luego probarse su nuevo traje.

»¡Por todos los cielos, soy un Super Saiyajin God! —exclamó mirándose al espejo.

Resolvió que aquel color sería innecesarios y lo removió con agua caliente para luego ocultar la suculencia de sus músculos con el ropaje de caballero antiguo que se había reservado para aquella ocasión y caminó nervioso por la habitación hasta que la voz del anunciador llamó a escena.

Una vez ahí pudo ver un inmenso anfiteatro rústico remodernizado con cómodas butacas y luces de colores reluciendo su majestuosa infinidad en tanto la penumbra ocultaba al público inundando las gradas para centrar las atenciones en Monsieur Pierre, quien cargaba un bastón donde convergían cuatro haces de color violeta y reflejaban hacia el público una amalgama de luces que iban del blanco hacia todo el espectro del arcoíris en cada uno de sus movimientos, en tanto él presentaba a los concursantes con su pomposo discurso. Satoshi se reunió con su novia y ambos cuchichearon mientras sucedían las presentaciones.

—Ahí está Yurica, ¿a ti te saludó?

—No. ¿A ti tampoco?... ¿Será que no nos reconoce?

—¡¿Cómo sería eso posible?! O sea, está bien que tú te paseaste por mil regiones sin reconocer al Equipo Rocket con todos sus trajes, pero no los veías a diario... —Serena reflexionó un poco al respecto en tanto Satoshi se hundía de hombros—. Ok, creo que lo tuyo es peor.

Finalmente fueron presentados por los nombres que les había asignado Gary, y se adelantaron a recibir una ovación condescendiente por parte del público y del jurado. Nadie sabía quiénes eran en verdad, o al menos no lo podían puntualizar porque, debido a los rumores, algunos de los allí presentes eran conscientes de que Serena y Satoshi posiblemente volvieran a los escenarios pronto. ¿Habían estado bien en confiarse e ir pese a tantas expectativas sobre ellos? Sólo esperando lo averiguarían.

De pronto, un problema: las asignaciones de compañeros serían azarosas. No sabían si podrían estar juntos, e insistir para que aquello sucediera sería mal visto por los demás. Una voz endulzada en la espalda de Satoshi lo hizo darse vuelta asustado.

—¡Te veo y me caso, galanazo!

—¡Millefeui! —Ni bien decir su nombre se arrepintió; acababa de descubrirse solo, pero ésta no pareció sorprendida.

—No pongas esa cara de tonto, sabía que eras tú. Supe que volvería a ver a esa mujer —exclamó a voz baja señalando a Serena— desde que anunciaron que habían aparecido frente a la kahuna hace unos días.

—Por favor, no se lo digas a nadie...

—¿Por quién me toman? —Siguió cuchicheando—. Aunque debo decir que me siento dolida porque no me llamaran... No sé si soy tan mala amiga como para delatarlos sólo por eso. —Sus caras de terror los traicionaron y la Peliazul supo que estaban en sus garras desde ahora y para siempre—. Hagamos un trato: yo no digo nada, pero Satoshi me tiene que dar un romántico beso.

»¡Es broma, es broma! No pienso quitártelo... ¿O sí? Quién sabe.

Serena quiso contestar, pero la voz de Monsieur comenzó a anunciar a las parejas y una a una las concursantes empezaron a agruparse en duplas. Para decepción de la Pelimiel, su pareja sería una muchacha con rostro de buena persona de esas que Millefeui decía que eran las peores. Yurika, en cambio, tuvo chance de hacer dupla con una niña de su edad con gesto de terror y ropas oscuras mientras que la acompañante de Satoshi fue...

—¡La señorita Millefeui!

La peliazul rió incapaz de contenerse para luego acercarse al Monsieur Pierre susurrándole algo al oído y este exclamó un condescendiente «Ya veo» antes de anunciar.

—Por una petición especial de nuestra antigua Reina, me temo que habrá un pequeño cambio y el participante Cástulo pasará a ser pareja de la señorita Virginia, mientras que quien la acompañaba será ahora la pareja de Millefeui. Muy bien señoritas —Hizo un gesto de disculpa con el sombrero hacia Satoshi—, la ronda preliminar de presentaciones comenzarán de inmediato. Por favor, vayan a sus camerinos.

—¡¿Qué le dijiste?! —susurraron a la Peliazulada al pasar a su lado.

—Les dije que era lesbiana y que no quería presentarme justo con el único varón del certamen, que aquella muchacha se veía más prometedora. —Los chicos exclamaron un fuerte «¡Oh!» el cual irritó mucho a Millefeui—. ¡No soy lesbiana, par de tontos! Sólo creí que no sería justo robarte dos veces la misma pareja de baile en un concurso. Disfrútalo. —Y se alejó ofuscada.

Algo de lo que dijo llamó poderosamente la atención del Aderezo: era el único hombre en todo el certamen. A esta altura, tanto Pierre como Yurika debían saber quién era él, y —por tanto— que quien lo acompañaba no podía ser otra que Serena. Estaban jugados. La pareja debía dar lo mejor de sí a como de lugar para que el esfuerzo valiera la pena.

«¿Pero y si arruino todo para Serena?» Satoshi no podía parar de preguntárselo. «Tal vez ella estaría mejor sin mí»; un pensamiento frecuente, pero que no se atrevía a enunciar ni para sí mismo en voz alta. En el fondo, toda emoción negativa hacia Serena o hacia quienes la cortejaran (que en el hotel habían sido muchos; ¡Demasiados, si se lo preguntaban al Azabache!) nacía de esa misma pregunta: ¿No merece ella algo mejor? Porque de merecerlo, lo lógico sería que algún día se cansara de él y fuera por lo que le correspondía.

Los celos, la posesión, la obsesión con el otro, todas esas emociones nacen de una misma fuente: la inseguridad sobre uno mismo. El sentirse indigno o insuficiente para la otra persona nos hace creer que tarde o temprano se alejará de nuestro lado y que debemos invertir nuestros esfuerzos en capturar su atención por las buenas o por las malas. No podía permitirse el ceder a esos bajos pensamientos. Quizás él no fuera el mejor, pero Serena no estaba con él porque lo fuera; lo hacía porque quería, y a él le correspondía aceptar, querer y valorar esa decisión sin hacer tantos planteamientos innecesarios.

Después de todo, algo debió haber visto en él...

La presentación de Yurika fue emocionante, pero tristemente ese condimento sólo se lo aportó la otra muchacha. Dedenne correteaba lanzando chispazos azarosos y el otro pokémon, un Trevenant muy solemne, surcaba los aires creando flores oscuras de humo implosionando sus bolas de sombra, en tanto las niñas bailaban desprolijamente al compás de la música hasta que ésta se silenciaba y se quedaban en una postura de estatua. Una coreografía simpática, pero fofa.

Llegó el Turno de Millefeui y ésta junto a su compañera dieron un espectáculo imposible de ignorar. Danzaron elevadas por los poderes psíquicos de Meowstic y Delphox surcando aros de fuego de la zorra pokémon de la otra chica, desaparecieron bajo pantallas de luz propias de el felino de la Peliazul y siguieron su lento peregrinar por los aires hasta desencadenar el espectáculo en una brillante explosión de gemas de fuego que conmoviera al público. Serena estaba asombrada, ¿en qué momento había mejorado tanto?

Las presentaciones se sucedieron y cuando llegó el turno de Serena y de Satoshi, un Glalie saltarín ingresó a escena lanzando graciles acrobacias para alcanzar el centro y allí girar lentamente como si imitara a un bailarín de ballet, liberando una densa bruma ocasionada por el movimiento viento helado que cubriera de neblina todo el campo visible, impidiendo distinguir con nitidez cualquier objeto a excepción de las figuras indescifrables de dos jóvenes que se acercaron a recuperar el centro de la escena. Sus manos se encontraron en el aire, sus cuerpos se estrellaron con delicadeza y cuando las notas armónicas de la melodía que poblaba el ambiente comenzaron a cobrar fuerza, ellos dos se abandonaron a la danza rodeándose ocasionalmente de destellos del fuego místico de Delphox que los iluminara para reflejar en sus rostros una expresión absorta donde el mundo se desvanecía y sólo importaban el uno por el otro. Una rampa de hielo se dibujó oportunamente bajo sus pies, acompañando cada paso de la pareja danzante. Luego, cuando alcanzaron la mayor altura, fue destruida permitiéndoles caer abrazados, sin dejar de girar hasta ser recibidos por una energía psíquica que hiciera que el vestido azul de Serena se moviera como sacudido por el viento en tanto ella aterrizaba con las manos en alto, pero su príncipe ascendía hasta perderse en la niebla. Delphox apareció por primera vez desde que la música comenzó a sonar al tiempo que los efectos del movimientos de Glalie se disipaban, y como si de un hada madrina se tratase, bailó ceremoniosa entorno a su entrenadora para al fin despedir una enorme llamarada que chocara contra el rayo de hielo del otro pokémon, produciendo una explosión de neblina y del centro, como por arte de magia, apareció Satoshi a levantar el rostro de una preocupada Serena y depositar sobre sus labios un casto beso que diera fin a la presentación.

El público enloqueció. Sería difícil para cualquiera superar una presentación de tamaño éxito.

Las demás participantes estaban conmovidas; jamás habían visto algo así. Monsieur Pierre intentaba decir algo, pero los vitoreos y aplausos volvieron su voz un eco distante e imposible de descifrar. Las presentaciones acabaron y todos tuvieron un receso antes de nombrar a los que pasarían a la siguiente ronda, pero antes, el administrador del evento tomó el micrófono para compartirles una pequeña sorpresa.

—Estamos descalificados —corroboró Satoshi mirándose reflejado en los orbes azules de su novia.

—Sí. Tal parece que los besos no son legales en este tipo de presentaciones. ¿Quién lo hubiera dicho?

—Ni yo lo sabía —dijo Millefeui encogiéndose de hombros—. Digo, no es que sea lo más usual que se vean presentaciones dobles, pero tampoco es la primera vez. Ahora, lo que nunca había visto era a dos participantes besarse por eso de que las presentaciones en dupla suelen ser improvisadas. Generalmente nadie elige a su pareja y suelen ser todas chicas, así que... En fin, siquiera esperaría que exista esa regla.

—Nadie lo esperaba, pero verlos fue precioso. —La voz que les regaló aquellas palabras sonó aniñada y repleta de alegría. Todos se giraron para ver a Yurika—. Hola Satoshi, Serena.

La pareja no pudo contener la emoción y juntos abrazaron a la pequeña rubia con tanta energía que casi se chocan al sujetarla. No podían creer cuánto la habían extrañado.

—Cumpliré con lo que te prometí —dijo la rubia mirando seria a su amiga de la infancia—, ni bien encuentre un espacio donde Nicholas no me vea podré contactar de nuevo con Puni-Chan y quizás él sepa decirte adónde se fue tu pokémon.

—¿Nicholas no te deja sola?

—No. No quiere que haga nada sin él.

—Pues eso no está bien —Erika había aparecido sorprendiendo a todas puesto que no era una concursante—; serás su protegida, pero no eres su propiedad.

—A veces creo que él no lo ve de ese modo.

—Yurika... —La voz de Serena se oía condescendiente—, ¿qué pasa contigo? ¿Por qué dejas que alguien te domestique de esa forma?

—Tú no lo entiendes, ¡él sólo quiere ayudarme!

—¿Un hombre mayor alquilando una habitación para estar solo con una niñita, viajando con ella de concurso en concurso, sin dejarla siquiera un rato para estar sola? —Erika parecía a punto de salirse de sus casillas, pero la pasible líder de gimnasio logró controlarse a base de respiraciones forzadas—. Está bien, sé que no te conozco, pero no creo que eso esté bien.

—¿Alguna vez intentó propasarse contigo? —Serena fue directo al grano.

—¡¿Cómo crees?! ¡¡No!! —Ambas mujeres la miraron con un dejo de decepción en el rostro—. Bueno, ya, ayer por la noche intentó algo, pero yo lo rechacé y no se lo tomó a mal, ¿de acuerdo?

El dúo de mayores se dirigieron una mirada de preocupación para luego sostener el hombro de Yurika y contestarle con la voz endulzada.

—Si quieres, no hace falta que viajes con esa persona. Si quieres, yo te puedo preparar.

—Él preparó a una Maestra de Concursos de Johto hace muchos años. Creo que estaré mejor así.

—¿No era tu sueño volver a viajar con nosotros?

—Mi sueño... —La pequeña se alejó bruscamente de sus compañeras y dejó la mirada clavada en algún punto en la pared mientras respondía—: Maestra de Concursos, Artista Pokémon, Maestra Pokémon, Líder de Gimnasio; ¡hay tantas oportunidades! Pero yo... no tengo un sueño.

Serena la miró confusa; se sabía identificar con facilidad bajo esas palabras, no obstante, fue Erika quien intervino primero.

—No importa que existan mil opciones, tú sólo necesitas una que te haga sentir viva e ir por esa meta.

—¿Cuál es su meta, señorita...?

—Erika. Y yo era la líder de gimnasio de Ciudad Azulona, lugar donde luego puse una perfumería, pero hoy, tras haber descubierto que mi amor por los pokémon de tipo planta podía crecer más y más en la medida que los conocía, me esforcé mucho para convertirme en bióloga y dedicarme a la conservación de los hábitat de las especies en peligro de extinción de Kanto.

Los ojos de Yurika se expandieron como dos platos.

—¡Vaya, usted es alucinante!

Erika se acercó a la pequeña recuperando su sonrisa.

—Somos lo que queremos ser. Que nadie te detenga ni te controle.

La voz de Monsieur Pierre sonó desde lejos y Yurika desapareció por la puerta para volver al certamen. El concurso prosiguió sin ella: no fue capaz de superar la primera ronda, pero una certeza se instaló en su cabeza y tras el cierre de aquellos acontecimientos, la pequeña Loli de Kalos logró reencontrarse con el grupo del Mostaza para plantearles sus nuevas inquietudes al día siguiente, justo antes de que ellos reemprendieran la marcha. Su voz sonaba cargada de decisión.

—¡Renuncié a la ayuda de Nicholas! Fue gracias a las palabras de la señorita Erika. —Una serie de aplausos inundó el aire—. He decidido ya no volver a concursar más. Este no es mi sueño.

Los aplausos cesaron indiscretamente y aunque muchos se quedaron en silencio, una de ellos se apuró a decir.

—No es lo que más deseaba oír —adminió Serena—, pero estoy feliz de que no camines por un lugar que no sea el que te haga feliz.

—Sí... Los celos me hicieron cometer locuras.

—¡¿Celos?!

—Yo estaba celosa de ti, Serena —La mirada se les agigantó a todos al escuchar la confesión de Yurika—. Siempre tan linda, siempre tan alegre, siempre tan capaz. Yo quería ser como tú, y un poco también como Satoshi, pero esto de los performances y las batallas no se me da para nada. Y no es que no sepa cómo hacerlo, si me esfuerzo yo podría... Pero no, no es eso: lo que ocurre es que yo quiero ser otra cosa, y nunca tuve el valor de admitirlo.

—¿En serio? ¡Muy bien! —felicitó el Aderezo.

—¿Y qué quieres ser? —cuestionó Erika sin esperarse la respuesta.

—¡Quiero tener mi propia guardería pokémon y jugar con todos los bebés, entrenar a todos los que me dejen por un tiempo y saber de crianzas pokémon tanto como mi hermano!

Un nuevo silencio pobló el ambiente en tanto los allí presentes se planteaban si sería buena idea recordarle que los dueños de guarderías suelen ser ancianos. Pero no, estaba bien así; ella lograría lo que se propusiera, sin importar las limitaciones.

—... Interesante. —Fue todo lo que se animó a decir Serena—. Procura dar lo mejor de ti cada día.

—¡Lo prometo! —Levantó su puño en señal de convicción para luego abrir la boca como si una O silente se le atascara en los labios—. Por cierto, Serena: ya pude contactar a Puni-Chan, y me dijo dónde puedes encontrar a Yveltal.

—¡¿En serio?! ¿Dónde?

Sacó un mapa y en él tenía dibujado algunos garabatos en tinta de lapicera. Parecía muy seria al decir:

—Él te espera en este sitio.

Serena observó con detenimiento el mapa.

—Es a las afueras del Pueblo Crómlech, bastante lejos de aquí.

—¿Entonces...? —preguntó Gary, quien hasta ahora había estado en silencio.

—Iremos —repuso Satoshi sin miramientos. Todos estuvieron de acuerdo. Luna no podía más de la emoción por conocer lugares nuevos.

—Muy bien, grupo: ¡iremos a Pueblo Crómlech! Yurika, ¿qué harás tú?, ¿vendrás con nosotros?

La Rubia negó con la cabeza.

—Me temo que ustedes ya son muchos, y no sólo me parece peligroso, sino que también, ahora que acabo de descubrir cuál es mi sueño, no quiero perder el tiempo viajando. Necesito formarme en la escuela de criadores pokémon.

—Oh... Entonces aquí nos despedimos —La de los orbes azules no parecía querer pronunciar aquellas palabras, pero su amiguita Loli la animó.

—Es la segunda vez que te veo besar a Satoshi antes de despedirnos. —Serena enrojeció como un tomate—. Y se veía muy bien bailando como un principito con ese traje de caballero. —Ahora el que se avergonzó fue el Azabache.


Y así, asumiéndose un poco más a sí mismos, el grupo se despidió de su nueva amiga para al fin continuar su viaje. Sabían que las posibilidades de disfrutar un evento tranquilo serían pocas, tal como había quedado demostrado por demás con lo de la kahuna, pero aun habiendo perdido sentían que aquella velada había sido encantadora. Después de todo, no todos los días se puede recuperar una amistad perdida por tantos años.







NA: Elibran se quejó de que no puse imágenes al final del último capítulo, así que este lo plagué de fotos. A ver qué les parece. Gracias por seguir la historia hasta acá. Está recién comenzada, pero igual :p

¡Un saludo!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro