SEXTO DÍA.
008.
Observándose al espejo, Jungkook no podía creer lo que llevaba encima. Estaba bien, él tenía en cuenta que existían personas con gustos extraños, pero eso más que "extraño" era... pavoroso.
Antes de irse, Vim le había ordenado ponerse para esa noche un traje de payaso diabólico. Estaba roto, saturado de manchas de sangre artificial y ciertamente sucio de igual manera. Una máscara con una gran cabellera de color rojo tapaba su rostro, haciéndolo ver efectivamente aterrador. ¿Esas cosas le excitaban a Vim? Pues vaya caprichos tan infrecuentes.
Tomando asiento en la cama, esperó por el mayor, quien se suponía estaba a punto de llegar. No obstante, pasaron más minutos de los frecuentes, algo sorprendente considerando que Vim solía ser muy puntual con sus horarios. Parecía tener una especie de alarma en el cerebro, pues su rutina era justa y correcta. Para el físico que tenía, ese era un dato inesperado.
Los minutos se convirtieron en horas. Eran las 12:01 a.m. Vim no apareció y Kook no halló más alternativa que cerrar sus ojos, anhelando dormir como habitualmente lo hacía. La cama que no era la suya, el ambiente desconocido de una casa que no le pertenecía y la pronta actividad sexual que se vio en obligación de aceptar, eran distracciones para sus jornadas de sueños, las cuales eran extensas y plácidas.
Afortunadamente -o desafortunadamente- la semana iba a concluir, y junto a ella, la "sumisión" que tan agotado lo tenía.
Un día más y aquella pesadilla acabaría.
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