Cuatro años más tarde y casi nada había cambiado. Tanto Jungkook como Vim eran hombres ajenos, comprometidos con la iglesia y en un "santo" matrimonio. Sin embargo, era más el tiempo que pasaban en la cama que con sus esposas.

—Ah... ah... —gimió el ahora castaño, sintiendo el glande del -falso- pelirrojo tantear su próstata. Sus cuerpos sudados, sus bocas entreabiertas, sus pesadas respiraciones y el ruido chicloso de sus cuerpos impactar era lo único audible en aquella habitación—. ¿No-no vas a... ah... ir al-al hospital?

Vim negó inmediatamente, siguiendo en lo suyo. A su vez, bajó a lamer y chupetear el cuello del menor, que se sentía en las nubes.

Irene estaba embarazada. Justamente en ese momento estaba en proceso de tener a su primer hijo. Ciertamente, no podía decirse lo mismo de Taehyung, puesto que él ya había perdido la cuenta de a cuánta gente dejó embarazada, quién había sido su primer hijo, cuántos tenía o cuántos habían muerto.

Tenía cientos de acompañantes sentimentales y sexuales. ¿De dónde sacaba tiempo para todos? Ni siquiera él lo sabía. Era cosa que el dinero podía resolver con una facilidad increíble.

—Quiero follar... —gruñó, mordiendo las clavículas que previamente babeó. Kook arqueó su espalda hacia él—. Follarte a ti.

—Hazlo... ah...

Las embestidas incrementaron la fuerza y velocidad. Prontamente el cuerpo de Jungkook estuvo sacudiéndose contra la cama, obligándolo a llegar al orgasmo antes de lo esperado. Vim llegó extensos minutos más tarde, llenando -como de costumbre- al chico debajo suyo.

—No estoy conforme —expresó, sin salir de aquel cálido interior.

—Nunca lo estás.

Conectando ambas miradas, los dos sonrieron con tangible complicidad. Sus labios se juntaron e inmediatamente emprendieron un besuqueo brusco, áspero y diligente.

Aunque en un principio nada fue fácil, Jungkook podía asegurar que ahora no se sentía tan fastidiado.

Vim podía ser una excelente... y tóxica, compañía.

—houndix