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AYUWOKI HEE HEE.

010.


—Amor, ¿podrías poner otra cara, por favor?

—Es la única que tengo —espetó, observando con nulo interés el frente—. Estoy cansado.

—Siempre es lo mismo contigo. Nunca haces lo que te pido con gusto o amabilidad —bufó, soltando la mano de su prometido en el proceso. Jungkook rodó los ojos, cerrándolos segundos después debido al sueño—. No te vayas a dormir, ¡qué vergüenza!

Resoplando, Kook se reincorporó en su asiento y trató de prestar atención a la ceremonia. Habían pasado tres semanas de aquellos siete días de sumisión y, afortunadamente, todo volvió a la normalidad; por supuesto, hubo cambios en su actitud que no pudo eludir completamente. Después de todo, la rabia, impotencia y "sed de venganza" que sentía al pensar en Vim eran emociones que no podía simplemente evitar o controlar.

El trabajo era algo que le servía a mantenerse distraído, puesto que no volvió al casino. Con semejante experiencia, su adicción cayó por la borda.

Se convirtió en un hombre muchísimo más responsable; sin embargo, Jieun seguía igual de inmadura y caprichosa. Ella le había prácticamente ordenado que fueran a la boda de una de sus tantas amigas un domingo en la mañana. ¡Un jodido domingo en la mañana! ¿Y luego tenía el descaro de pedirle que mostrara una expresión más tratable?

Incapaz de quejarse, simplemente siguió presenciando la corta misa mientras se repetía mentalmente que no era momento de dormir y mucho menos de hacer enojar -aún más- a su novia, quien observaba a los tórtolos con ilusión e indudable esperanza.

Posteriormente del «prometo amarte y respetarte por el resto de mi vida» y demás mierdas típicas de una boda, siguió el traslado a la sala del evento oficial, la cual consistía en un gigantesco salón de color blanco, decorado con flores rojas, comida por doquier y lujos que ponían los ojos de Jieun a brillar. Asimismo, contaba con un jardín en donde yacía una majestuosa fuente exótica que lanzaba agua de forma extraña, pero hermosa.

—¡Parece un palacio! —chilló ella, analizando todo como si se tratara de la primera maravilla del mundo—. ¡Es hermoso, Jungkook! Quiero algo así para nuestra boda.

Él no dijo nada en todo el trayecto a la mesa, pese a que la chica siguió adulando lo que veía. Sus brazos estaban entrelazados, como un buen caballero cuidando de la mano de una dama. El licor se veía lo suficientemente bueno como para considerar ser bebido por Jeon Jungkook.

—¿No es hermoso? —cuestionó, recostando su cabeza en el hombro de su prometido tras llegar a sus respectivos asientos. La superficie tenía aperitivos de marcas reconocidas y dos botellas de vino que aparentaban ser finas—. En serio estoy encantada —suspiró, sonriendo deslumbrantemente. Eso bastó para que Kook también sonriera, entrelazando ambas manos con la delicadeza de una rosa—. Es precioso todo...

—Tú eres preciosa —halagó, agrandando la curvilínea en sus labios. Jieun soltó unas cuantas risitas con ambas mejillas sonrojadas—. Te prometo que nuestra boda será mil veces mejor.

—No lo dudo porque tengo al mejor novio del mundo.

Su boca formó un pequeño piquito, pidiendo ser besada. Jungkook se acercó, dispuesto a darle lo que quería.

—¿Jieun? —La voz de una tercera persona fue la encargada de interrumpirlos. Se trataba de una mujer delgada, castaña y bastante bonita en compañía del que parecía ser su novio, un hombre rubio, con una mirada particularmente... familiar—. ¡Tanto tiempo sin verte!

—¡Dios mío, Irene! —más temprano que tarde un abrazo las unió. Entretanto, Jungkook observó con curiosidad a ese rubio, quien también lo miraba con cierta mueca de superioridad. Le recordaba a alguien—. ¿Tú no estabas en Francia de luna de miel? ¡No esperaba encontrarte aquí!

—Llegué hace meses porque el trabajo de mi marido es... —se lo pensó antes de reanudar—. Extraño... —rio, siendo imitada por la pelinegra—. Por cierto, él es mi esposo —atrajo al chico del brazo, que mostró una peculiar y amigable sonrisa rectangular. Sonrisa rectangular—, Kim Taehyung.

—Un gusto... —con voz grave hizo una corta reverencia. Posterior a ello, tomó suavemente la mano de Jieun entre la suya, la cual besó no mucho después. Jungkook estaba en shock, repentinamente nervioso.

—El gusto es mío —bisbiseó Jieun, enternecida—. Él es Jeon Jungkook, mi prometido.

Tanto Irene como 'Taehyung' sonrieron. Kook no reaccionó hasta que sintió un pequeño manotazo por parte de su novia. Prontamente se puso de pie, hizo una reverencia y estrechó ambas diestras.

—Así que Jeon Jungkook... —habló Kim, relamiendo sus labios rápidamente. Jeon sintió escalofríos—. Eres tú el adicto al casino, ¿no es así?

Sus turbulentos ojos escanearon de arriba a abajo al tal Taehyung, queriendo asegurarse de que se trataba de una broma o una banal coincidencia. No obstante, la altura, el tono de piel, la mirada, la sonrisa y la voz eran similitudes que no podían pasarse por alto, pero de tratarse de Vim, ¿por qué habían tantas cosas que no cuadraban?

Taehyung tenía la piel impecable, el cabello rubio y bien peinado. Su vestimenta era elegante y para nada extravagante. Aparentaba ser un hombre hecho y derecho, todo lo contrario de Vim, quien parecía un delincuente con dinero.

¿Qué mierda estaba pasando?

—Era —corrigió Jieun después de un largo rato en silencio. Rato en el que los dos chicos no dejaron de analizarse—. Por fortuna recapacitó y no volvió a ese espantoso lugar —ella se veía realmente orgullosa de poder contar aquello—. En fin, ¿por qué no se sientan con nosotros? ¡Quisiera ponerme al día con Irene! —la aludida volteó a ver a su esposo, buscando su aprobación.

—Por mí está bien.

Jungkook quiso morirse, aunque muy en el fondo también quería calmar sus constantes dudas. ¿Kim Taehyung y Vim eran la misma persona? Y de ser así, ¿por qué?

Como era de esperarse, Irene y Jieun se centraron en su propio mundo, hablando de cuánta cosa les pasó por la cabeza. Sus bocas no paraban de moverse. Reían, susurraban; sus muecas de sorpresa por cualquier chisme eran dignas de fotografías. Sus extremidades superiores hacían gestos exagerados, mientras que de vez en vez organizaban sus largas cabelleras y se halagaban su físico o lo "radiantes" que lucían.

Para Jungkook la situación fue completamente diferente e incómoda. Taehyung jamás apartó su ostensible mirada, aun si él estaba tratando de evadirla a toda costa.

—¿Un trago, Kim? —propuso en un intento de estar menos tenso. Tomó con temblorosas manos la botella de vino, sirviéndose torpemente en una copa.

—Gracias, pero no bebo —Vim jamás se habría resistido a un trago. Él bebía y fumaba como si la vida se le fuera en ello—. El alcohol y el cigarro son un arma de doble filo, por eso prefiero evitarlos.

—Vale.

Incluso más confundido, Jungkook ingirió rápidamente el líquido en la copa. Los minutos que le siguieron fueron igual de irritantes que los anteriores.

Por lo que pudo escuchar de la conversación de ambas féminas, supo que "Taehyung" era un importante y reconocido abogado. Había trabajado en casos famosos, todos clamaban por sus servicios y era poseedor de fortunas increíbles que hacía misteriosamente. Misteriosamente porque su oficio no era la gran cosa para todo el dinero que tenía. Era tan millonario que Kook sólo pudo sentir envidia.

Al lado de Taehyung, él podría considerarse pobre.

—Debe irte genial en los negocios —comentó Jieun, anonadada. Kim se hallaba sonriente.

—No me quejo —entrelazó sus manos por encima de la mesa. No tenía anillos ni tatuajes, como seguramente los tendría Vim—. La vida ha sido buena conmigo al otorgarme una inteligencia superior y al ponerme en el camino a gente idiota que no sabe lo que hace —sus ojos penetraron en Jungkook, quien se sintió ciertamente "identificado"—. Aunque claro que el dinero me ha ayudado a... —suspiró, aparentemente pensando—. Salirme con la mía de vez en cuándo.

Y la paranoia en Jungkook incrementó. Todavía más en cuanto ambas chicas se levantaron con intenciones de ir al baño para probar los cosméticos de cada una, pues Irene amó el labial de Jieun y esta última el rubor de la otra.

Asegurándose de que ellas estuvieran lo suficientemente lejos, Taehyung llevó la botella de vino a su boca, de la cual bebió como si se tratara de agua.

—Tanto tiempo, cariño —habló en cuanto tragó. Esa curvilínea malvada que tanto lo caracterizaba se fue dibujando de poco en poco en sus labios, helando la sangre en Kook—. ¿Me extrañaste?

—Sabía que eras tú, maldito hijo de perra —murmuró, echando un vistazo a sus alrededores. Vim carcajeó—. No sé quién seas, qué quieras y tampoco en lo que consiste tu vida, pero ya te pagué. Déjame en paz. No quiero tener nada que ver contigo.

—¿Te doy miedo? —interpeló con burla. Su expresión denotaba sátira—. No me hagas enojar y camina hasta el fondo del patio, cariño.

—No.

—Mh... vale —con el semblante imperturbable, se puso de pie. Chocó dos copas que previamente había tomado de la mesa, llamando la atención de los demás—. Buenas tardes. Lamento interrumpirlos, pero sólo quisiera decir que el señor Jeon Jungkook y yo... —el aludido estaba tan pálido como un papel—. Tuvimos...

—¡Haré lo que quieras pero por favor cállate! —Vim agrandó su sonrisa de preeminencia—. Por favor...

—Tuvimos la atención de ser invitados a esta bella ceremonia. Agradecemos su cordialidad y les deseamos sincera bonanza a los novios —Jungkook soltó el aire retenido. Por dramático que sonara, él sentía que en cualquier momento se iba a desmayar—. Gracias por su atención —todos aplaudieron. El mayor hizo una seña con su cabeza, dándole a entender al otro que lo siguiera al fondo del patio. Por supuesto, Kook no pudo negarse; no después de por poco haber sido expuesto.

El jardín estaba casi vacío. Taehyung caminó hasta estar oculto detrás de unos arbustos.

—¿Qué quieres de mí? ¿Tu verdadero nombre es Taehyung? ¿Estás casado? Eres un asqueroso ser humano —reprochó, frunciendo el ceño—. Estuviste llamándome infiel y traicionero todo este tiempo, ¿y qué estabas haciendo tú? ¡Estás casado y aun así me hiciste aceptar un maldito trato que nos perjudicaba a ambos!

—Es muy sencillo —expresó, caminando lentamente de un extremo a otro—. Yo estoy casado, pero Vim no.

—No estoy enten...

—Yo soy Kim Taehyung, el abogado —interrumpió—. Vim es el dueño de los casinos. Tengo varios casinos en las vegas, aquí y en otros tantos lugares que no te importan —se limitó a explicar—. Tengo otras esposas, esposos, novios, novias, amantes... —comentó como si no fuera la gran cosa. Jungkook seguía sin entender—. Otra parte de mí se dedica a otras cosas. Yo soy todos y a la vez nadie.

Y así era. Él era todos y a la vez nadie. Su desmesurada cantidad de dinero, el poder que tenía y sus tan inusuales caprichos le habían permitido tener más de una identidad. Cambiaba su físico cuántas veces quería con el único fin de obtener lo que anhelaba. Era Kim Taehyung, Vim, Vante, Toru, Heng, etc.

—Irene insistió en que nos casáramos aquí, pero Corea no termina de agradarme —siguió explicando—. Quise ir a divertirme a uno de mis casinos, te encontré allí, me gustaste y fin de la historia. Salí de la nada, nadie sabe nada de mí porque yo no soy yo, soy todos, ¿me entiendes? —pese a que Jungkook estaba tratando de ponerse en situación, las dudas seguían revoloteando por su cabeza—. Hice que perdieras todas las apuestas. Sabía de antemano que no querrías pagar porque estuve investigándote y eres un jodido egocéntrico y mal perdedor. Me aproveché de tu vicio por los juegos de azar para probarte y bueno... no fue tan difícil.

—Eres un hijo de puta —Vim volvió a sonreír.

—¿Verdad? Soy tan genial e inteligente. A veces me sorprendo de mi enorme capacidad para pensar y formar estrategias. Definitivamente soy un genio.

Sintiéndose utilizado, Jeon suspiró hondamente. Eso explicaba toda la fortuna que tenía, su misterioso trabajo, todas las horas que desaparecía y el que sus empleados no supieran con exactitud casi nada de él. Los tatuajes eran falsos, al igual que el cabello y su supuesta "adicción" al tabaco.

—Puedo demandarte por esto, ¿lo sabes? Me estafaste. Eres un tramposo, mentiroso y farsante.

—Puedes, pero no lo harás. No dirías públicamente que te acostaste con un hombre. No tienes nada que ver conmigo como Kim Taehyung. Como Vim puedo desaparecer del mapa y nadie lo sabría —los ojos de Jungkook se aguaron y no por dolor, sino por rabia e impotencia—. Además, tenemos un contrato que firmaste sin mayores complicaciones y mágicamente... —no pudo evitar reír, alertando al menor—. Mágicamente, no es que yo haya tenido algo que ver —recalcó. No obstante, el sarcasmo era evidente en su tono de voz—. Mágicamente cambió porque le hice unos cuantos arreglitos.

Vim, Taehyung o cómo putas se llamara tenía todas las de ganar y eso Kook lo tuvo presente de inmediato. Fue presa fácil de un hijo de puta que se dedicaba a millones de cosas con diferentes identidades.

Tan inteligente, cruel, descarado, chantajista y embustero. Claramente, todo esto con ayuda del dinero, pues sin él estaría en la cárcel desde hace tiempo.

—¿Qué quieres de mí? —el suplicio estaba impregnado en su rostro y en su voz. El rubio sonrió, mientras se acercaba y rodeaba con sus brazos la cintura del azabache.

—Siempre he tenido en cuenta que el sexo y el dinero son lo único que logran llenarme —descaradamente, su diestra acarició aquella mejilla. Jungkook no hizo nada por apartarse—. Estoy pudriéndome en riquezas y tengo a demasiada gente que abre sus piernas para mí, pero nunca es suficiente. Nunca estoy conforme —relamió sus labios—. Por eso... si personas idiotas hacen que su dinero quiera meterse a mi cuenta bancaria, son bienvenidos. Y si me gusta alguien, a cómo dé lugar haré que esté siempre en mi cama.

Las sedosas caricias se convirtieron en un sólido agarre a la mandíbula de Jeon, quien no tuvo otra opción que conectar su mirada con la ajena.

—¿Sabes lo que significa? —el pelinegro negó—. Significa que si no quieres quedar en la ruina, que tu prometida mágicamente ya no desee casarse contigo y tu reputación quede por el piso, tendrás que ser mi amante hasta que me canse de ti.

«There is no mercy. There is not. There is no mercy».


[. . .]

Muchos confundieron el trastorno de personalidad múltiple con el juego de Vim. Él no está enfermo, sólo le gusta jugar y pues el dinero le permite tener varias identidades (como un superhéroe o un villano. Ejemplo: Bruce Wayne es Batman. Tiene doble identidad porque todos saben quién es pero a la vez no). ¿Entendieron? Espero que sí, xdxdxd.

¡Gracias por leer!♥

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