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Capítulo 9: ❝Operación EVIE❞ [Parte 1]

Día de la operación EVIE.

  Al día siguiente, la reina de Auradon ya se encontraba en su nuevo hogar, ya que junto a Carter se había mudado al Castillo de Bestia tal y como Ben le había dicho que lo harían luego de su casamiento.

 Y Rosie se encontraba en la cocina del castillo, ya que le haría un desayuno especial a su esposo, pues era una tradición en su hogar.

  La princesa malvada ingresó a esa habitación por la ventana, observó que su chica estaba dándole la espalda, buscando un vaso para poder servirse algo para beber; la recién llegada se apresuró a esconderse debajo de la mesa, conteniendo la risa.

—Benjamín, déjame sola por un momento por favor, hoy no estoy de buen humor así que no me molestes. —Habló la castaña al escuchar pasos cerca de ella, pero ni siquiera se molestó en voltearse, inclinándose para alcanzar la alacena y poder tomar el objeto que necesitaba, sonrió cuando pudo hacerlo. — ¡Al fin! —Dijo feliz antes de darse la vuelta, dándose cuenta de que estaba sola.

— ¿Ben? —Lo llamó la chica de Costa Luna, mirando a su alrededor. — ¡Benjamín! ¿Dónde estás? No me asustes. —Frunció su ceño.

 Evie apretó los puños cuando la escuchó comenzar a buscarlo, sin embargo también oyó el sonido de la ducha que provenía de uno de los baños que había en el castillo, por lo tanto supuso que el rey se estaba dando una ducha. De todas maneras, ella no se iría de ahí... no ahora que había encontrado una manera de divertirse.

—Ok, Benjamín Florian, te exijo como la reina de Auradon y tu esposa que salgas de donde sea que estés de una buena vez o me voy a enojar. —Le advirtió Rosie, frunció su ceño cuando no sucedió nada y comenzó a preocuparse por él. — ¿¡Ben!? ¡No voy a tolerar que juegues conmigo, estúpido! —Gritó y volvió a mirar a su alrededor, pero no consiguió ninguna respuesta.

—Realmente me casé con un gobernado inmaduro. —Se quejó la castaña, indignada consigo misma. — ¿Qué mierda habrá pasado con Ben ahora? —Cuestionó, hablando sola, pero se convenció a sí misma de que tal vez se lo había estado imaginando así que caminó hacia el refrigerador para tomar la botella de agua y cerrar el refrigerador.

—Mi encantadora voz ahora cambiará y la de tu estúpido esposo será la que se escuchará. —Murmuró la descendiente de Regina, pronunciando un encantamiento, tocó su garganta y unos destellos azules la rodearon. Se quedó callada hasta que vio como su chica se dirigía hacia el refrigerador y se apresuró a sacar de su bolso un ingrediente secreto para colocarlo en el plato en el que Rosie había preparado un desayuno y luego volvió a esconderse debajo de la mesa, mientras que la reina de Auradon acababa de servirse agua y la bebía con los ojos cerrados. — ¿Por qué no vienes a ducharte conmigo, cariño? ¡Yo creo firmemente que debemos compartir algo más que solo la cama! —Gritó con todas sus fuerzas.

— ¿Bañarme contigo? —Repitió la chica de Costa Luna en voz baja cuando dejó de beber el agua, el vaso se le cayó de las manos y apoya la espalda sobre el refrigerador, suspira hondo. —Ni que fueras Evie... —Susurró al recordar a la chica de cabello azul.

  La villana cubrió su boca con ambas manos para no reírse al ver el objeto que su amada acababa de arrojar al suelo y se mordió el labio inferior con fuerza para reprimir el grito que quiso salir de su garganta cuando la oyó decir que fantaseaba con ducharse con ella, se obligó a sí misma a recuperar la compostura.

¡Lo siento Benjamin pero tengo hambre así que no puedo! —Alzó la voz Rosalinda para luego abandonar la cocina ya que necesitaba verificar que el comedor estuviera decorado apropiadamente para su primer desayuno en el castillo.

— ¡Tú te lo pierdes, dulzura! ¡Pero no te hagas la santa que hoy conocerás a la gran bestia que tengo entre mis piernas! —Gritó Evie cuando ella se marchó. —Mi encantadora voz ahora cambiará y la de tu estúpido esposo ya no será la que se escuchará. —Dijo aquel hechizo para recuperar su voz y acomodó su cabello para luego salir de su escondite y retirarse por la ventana.

 Unos minutos después, la reina de Auradon volvió a la cocina para colocar el plato y el vaso lleno de jugo que había servido para su esposo y colocó ambos en una bandeja que llevó a la mesa del comedor.

— ¡Mi amor, ya te preparé el desayuno, así que me harías un enorme favor si vienes a desayunar conmigo! —Alzó la voz la castaña mientras pensaba en si había empacado todo lo que necesitaba para llevar a su luna de miel.

¡Ya voy! —Gritó el hijo de Bella y Bestia desde el cuarto de baño.

—Tarda más que una chica. —Protestó Rosie, indignada. — ¡Carter Mason! ¡Baja ya, luego podrás terminar de organizar tu equipaje, necesito a mi mejor amiga! —Alzó la voz, ignorando que la susodicha estaba descendiendo por las escaleras cuando la escuchó llamarla.

—Deberías dejar de gritar, al igual que tu marido que por cierto hoy anda un poco... Caliente. —Sugirió la Consejera Real, logrando que su mejor amiga se sonrojara.

— ¡Ay, no me digas que tú también lo escuchaste! —Exclamó la castaña, sintiéndose avergonzada, mientras que la recién llegada caminaba hacia ella con una expresión pícara en su rostro. —El rey tenía que elegir este maldito día para excitarse, ¡justo hoy que es nuestra luna de miel! No lo voy a hacer con él, quiero que lo sepas. —Aclaró lo último en voz baja.

—No quieres que Ben te toque pero sí permites que Evie te meta los dedos una y otra vez en cualquier lugar como la reina descarada que eres. —Le susurró Carter en su oído, colocándose detrás de ella, para luego abrazarla por la espalda. —Te voy a extrañar, maldita.

—Es que con ella todo es mucho mejor. Y soy una reina descaradamente orgullosa, cariño. —Se defendió la morocha, orgullosa. —Yo también te voy a extrañar, llámame todos los días, ¡y no puedo creer que te vayas a perder la primera reunión que tendré con el Consejo Real! —Añadió, fingiendo estar enojada.

—Sabes bien que me voy por necesidad. —Le recordó la joven de Luisiana, haciendo una mueca. —Además tú, reina orgullosamente descarada, tienes a tu lado a la chica de cabello azul y perfume maravilloso para que te haga completamente feliz. —Murmuró, soltando una risita.

—Claro que lo sé, y a pesar de tenerla a ella, no es lo mismo. A ti te necesito muchísimo más. —Replicó Rosie, luego se rió.

—Buenos días, Carter. —Habló el rey, bajando las escaleras velozmente, con el cabello mojado y luciendo tan elegante como siempre. — ¿Dónde están mis padres?

—Buenos días a ti también, cariño. —Murmuró la castaña sarcásticamente cuando su esposo llegó junto a ellas. —No sé dónde están mis suegros, tal vez nos odien por nuestros gritos, pero yo te hice el desayuno como ofrenda de paz. Así se inician los matrimonios en Costa Luna. —Añadió, sonriéndole.

— ¡Buenos días a todos! —Exclamó Bella, quien descendía por las escaleras junto a su esposo hasta que llegaron al comedor, su marido le corrió la silla hacia atrás para que se sentara en la mesa y ella lo hizo. —Espero que hayan descansado bien, sabemos que será un día muy largo para ustedes tres.

—Buenos días, hijo. —Comentó Adam, tomando asiento junto a su esposa, luego miró a las chicas quienes inmediatamente dejaron de abrazarse. —Buenos días Rosalinda, Carter.

—Hola, Sus Altezas. —Masculló la morocha para luego sentarse a la izquierda de su mejor amiga.

—Buenos días a la mujer más hermosa del reino, buenos días papá. —Habló su descendiente, mirando a la mujer de atuendo amarillo para acto seguido observar a su padre, entonces caminó hacia la silla de la chica de Costa Luna y la corrió hacia atrás para que ella se sentara. — ¿Mi amor? —Murmuró con una sonrisa.

—Gracias, mi rey. —Dijo Rosie, tomando asiento, Ben se sentó a su lado derecho mientras los sirvientes traen los demás desayunos –debido a que la reina había pedido que no prepararan el de su esposo pues ella misma lo haría– y los colocaban delante de cada uno de los presentes. — ¿Qué les parece si comemos ya? Buen provecho para todos. —Dijo antes de comenzar a comer.

—Creo que esto es más delicioso que el arroz con pollo a la Fiore que preparas cuando lo deseas, amiga. —Habló la hija del mayor Mason luego de haber comido un poco de la comida que le acababan de servir. —Quisiera poder quedarme solo para comer tan bien todas las mañanas.

—Creo que no sabes lo que dices cuando recién te despiertas porque mi comida es exquisita. —Replicó la chica de Costa Luna, ya que sabía que su Consejera Real amaba los platos que ella le preparaba. —Cariño, ¿para qué día organizaste la reunión con el Consejo Real para hablar sobre mi primera proclama como reina? —Cambió de tema, observando a su esposo.

— ¿Cuál proclama, hermosa? —Inquirió la ex reina Bella, confundida. —Seguro Ben olvidó contárnosla... —Dijo antes de seguir comiendo su desayuno.

—Oh, se las diré con mucho gusto. —Accedió la castaña, sonriendo, dirigió su mirada hacia Carter; buscando su apoyo. Ella simplemente asintió con la cabeza. —Quiero liberar a la gente de la Isla de los Perdidos.

— ¡¿Qué significa esto, Benjamín?! —Gritó Adam, golpeando la mesa de repente, exaltado. — ¡¿De dónde salió esa idea tan absurda?! ¡No la apruebo! —Alza la voz, mirando a la joven con furia.

—Significa lo mismo que escuchaste, Rosalinda es la reina, tiene todo el derecho a decidir si hacer una proclama o no y si ella así lo desea iremos a hablar de esto en el Consejo. —Contestó su descendiente, observándolo con desprecio. —No me interesa lo que creas o no, papá, yo soy el rey; no tú. —Añadió, sorprendiendo a las chicas del PPP, quienes no podían creer que él se enfrentara a su progenitor por Rosie; ya que Ben no se había comportado de la mejor manera cuando ella le habló sobre su proclama.

—Tranquilo amor, gracias por defenderme pero no es necesario, yo puedo encargarme de esto. —Intervino Rosalinda, tomando la mano del castaño por encima de la mesa, luego miró al hombre que hace muchos años había sido transformado en una bestia por comportarse de manera egoísta. —Esa "idea absurda" como usted la llama va a solucionar el error que usted ocasionó al encerrar a todos los villanos, sus hijos merecen oportunidades que no les han dado pero eso se acabó. Yo no voy a tener una vida digna llena de lujos mientras ellos se mueren de hambre.

—Así que, ¿cuándo será la reunión con el Consejo Real para debatir sobre esto, Su Majestad? —Dudó Carter, mirando a la pareja real.

—Cariño, tranquilo. —Habló la mujer de vestido amarillo, mirando a su esposo con desaprobación. —Siempre le hemos dicho a Ben que escuche a su corazón y estoy segura de que las intenciones de Rosie son buenas, debemos respetarlas y no intervenir en sus decisiones. Además, tendremos tiempo para discutir esto en la reunión del Consejo, del cual también somos parte.

— ¡Nadie irá a ningún Consejo! —Alzó la voz nuevamente Adam, volviendo a dar otro golpe en la mesa para luego señalar a Rosalinda con su cuchillo. —Tú quieres destruir Aur...

  Rosie dirigió la mirada hacia su mejor amiga cuando escuchó semejante acusación, ofendida, entonces abrió la boca para replicar pero no pudo hacerlo porque alguien se le adelantó.

—Después de la luna de miel iremos a hablar con el Consejo Real. —Lo interrumpió Ben, apretando la mano de su chica para indicarle que todo está bajo control, luego tomó su tenedor y continuó comiendo su desayuno. —Y es cierto todo lo que dice mi querida esposa, tú hiciste sufrir a muchas personas, y no voy a seguir tu tiranía bajo ningún concepto. ¿Tienes alguna duda? —Exclamó, levantando la vista para observarlo.

 Las chicas del PPP lo miraban sorprendidas, pues no habían esperado que él se atreviera a hacer tal cosa.

—En absoluto, Benjamín Florian. —Contestó Adam, incorporándose de su asiento con la furia corriendo por sus venas, arrojó al suelo el florero que estaba siendo utilizado como centro de mesa –logrando sobresaltar a las tres mujeres– y se retiró, mascullando insultos entre dientes.

  Inmediatamente los sirvientes que aún seguían en el comedor comenzaron a recoger los pedazos de aquel objeto que el ex rey había roto.

—Creo que alguien no aprendió su lección y se está buscando que lo conviertan en bestia de nuevo... —Murmuró la castaña, molesta. —Ya destroné a un general que quiso quedarse con mi reino, ¿qué le hace pensar que no soy capaz de hacer lo mismo con esa bestia?

—Lo lamento tanto, Rosie, él no tiene un buen pasado con los villanos... Y sé que no decía en serio eso de que quieres destruir el reino, tú te preocupas por Auradon desde que llegaste aquí. —Se disculpó Bella. —Iré a buscarlo, con permiso. —Añadió, levantándose de la mesa y marchándose tras él.

— ¡¿Qué rayos fue esto?! ¡Amiga, este es tu primer desayuno de casa y ya ocasionaste una catarsis! —Exclamó la prima de Alex Russo, asustada, pero luego se dio cuenta de que Ben aún estaba presente. —Lo siento, Majestad. —Murmuró cortésmente pues él había defendido a su esposa.

— ¡Cálmate, Car! Yo no sabía que Adam iba a reaccionar así. No fue mi intención arruinar nuestro primer desayuno aquí, pero después de la luna de miel ya no permitiré que sucedan este tipo de problemas, muy pronto todo será mejor para la Isla. —Pidió la hija de la ex reina Sophia al verla tan alterada, suspiró hondo para calmarse y miró a su esposo. —Gracias por defenderme, significa mucho para mí que lo hagas.

—Puedes llamarme Ben, así es menos formal. —La corrigió el rey de Auradon, observando a la mejor amiga de su esposa para luego seguir comiendo su desayuno ya que tenía hambre. Se limpió la boca con una servilleta y bebió un poco de jugo. —Te pido disculpas por mi padre, él no sabe lo que dice de alguien como tú. —Le dijo a Rosie, luciendo arrepentido por lo que había sucedido.

—No tienes por qué disculparte, tú eres mejor que él en todo sentido: tú quieres perdonar y eso es lo importante. —Habló la castaña, mirando al descendiente de Bella para luego acariciar su mejilla con su mano libre. Aunque Evie es mejor que tú, claramente, pensó ella. —Creo que lo nuestro podría funcionar. —Mintió, pues era consciente de que la princesa malvada esperaría un año entero para poder estar con ella.

 Carter frunció el ceño al oír aquello, jamás creyó que su mejor amiga le diría esas palabras a él, pero sin embargo acababa de hacerlo.

— ¡Ok! Será mejor que yo los deje solos para que puedan hablar sobre el conflicto de romper la barrera, mientras tanto iré a mi habitación a terminar mis maletas y llamaré a papá, debo asegurarme de que tu madre haya llegado bien a Costa Luna y que él estará esperándome en casa en Luisiana. —Se excusó la morocha, incorporándose de su asiento, ya que el mayor Mason había llevado a la ex reina de regreso a su país hace unas horas y luego él había regresado a su hogar. —Con permiso. —Murmuró para luego subir las escaleras hacia el segundo piso del palacio.

— ¡Ve a arreglarte, debes lucir más linda de lo que ya eres para marcharte pronto! —Le sugirió la reina de Auradon mientras la veía retirarse.

— ¿Con qué hiciste este desayuno? —Cambió de tema su esposo, logrando que ella le prestara atención mientras él seguía comiendo. —Tiene un sabor peculiarmente raro aunque está bueno.

—Es una receta familiar ultra secreta, pero es tradición cocinarla cada vez que alguien se casa en mí hogar. —Respondió Rosie. —No me has dicho a dónde me llevarás para la luna de miel, ¿puedes contarme? ¿O al menos darme alguna pista?

—Te llevaré a una cabaña en el bosque. —Habló Ben, levantando la vista de su plato para mirar a su chica. —Será inolvidable.

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  Más tarde, Carter se encontraba caminando el jardín delantero del Castillo de Bestia, en donde habían organizado su pequeña fiesta de despedida sorpresa –a la que habían invitado únicamente a los VKs y a las chicas del PPP, además de a los reyes–, cuando localizó a la pareja real conversando a unos metros de ella.

— ¡Rosie! —La llamó la joven que solía vender cebo en Luisiana, comenzando a hacerle señas para que se acercara hacia ella sin compañía.

—Discúlpame un momento, cariño. —Se excusó la susodicha para luego alejarse de él y caminar hacia donde estaba la homenajeada. — ¡Car! ¿Qué sucede?

—Los chicos están allí. —Exclamó ella, señalando con la cabeza a Mal, Evie, Carlos y Jay que se encontraban riéndose a una distancia prudente de ambas. —Evie quería hablar contigo.

—Oh, no iban a perderse la oportunidad de venir a decirte adiós, Car. Ellos me ayudaron a organizar todo esto. —Dijo la castaña, mirando de reojo como los muchachos y la descendiente de Maléfica se iban a buscar comida a una de las mesas que estaban en el enorme jardín. —Iré a buscarla pero sé que Mal necesita que hables con ella, ayer la escuché hablando con Evie cuando estaban borrachas... ella te ama de verdad, Car, no la pierdas.

—No sé si debería hablar con ella, es complicado, mi dragoncita quiere distancia y no sé bien que hacer. —Bufó Carter, haciendo una mueca. —Creo que iré al baño a lavarme la cara, necesito relajarme.

—No te dejes llevar por lo que ella te dijo ayer, es la última vez que se verán así que asegúrate de que valga la pena. —Le aconsejó Rosie.

—Debes tener cuidado con Evie y Ben. —Sugirió la chica de Luisiana, tomándola del brazo.

— ¿Por qué dices eso? —Inquirió la reina de Auradon, frunciendo su ceño.

—No queremos que la amante y el marido tengan una disputa ¿no? —Exclamó la Consejera Real, con tono burlón.

—Los mato a los dos si hacen eso en tu despedida. —Bromeó la castaña, las dos rieron y entonces Carter se alejó de ella para irse al baño, Rosie acomodó su cabello y su atuendo antes de caminar hacia la descendiente de Regina. —Carter me dijo que querías verme así que aquí estoy. —Dijo con una sonrisa mientras que la villana la observaba de arriba hacia abajo y viceversa.

—Y estás muy bonita, debo decir. —La halagó la princesa malvada mientras se acercaba a ella sin dejar de mirar sus labios con deseo. —Temo que en la luna de miel te olvides de cómo te toco, así que... ¿me permites darte un recordatorio?

 Ambas ignoraban que el hijo de Bella y Bestia las estaba observando desde lejos, caminando lentamente hacia ellas para intervenir.

—Me encantaría, pero creo que deberíamos... irnos a un lugar más privado. A tu cuarto, tal vez. —Sugirió la agente del PPP, acortando la distancia que las separaba y tomándola de la cintura. —Te juro que no voy a dejar que él me toque, yo soy tuya.

—Esa idea es excelente, deberíamos irnos por un rato. —Accedió la princesa malvada, quien acercó su rostro al cuello de su chica para oler su perfume pues había quedado fascinaba con ella y su exquisito olor. —Claro que eres mía, para siempre. —Susurró y comenzó a besar su cuello.

—Disculpen la interrupción, chicas. —Comentó el rey, logrando que ambas se separaran velozmente a pesar de que ninguna de las dos quería hacerlo, él le sonrió falsamente a Evie quien se cruzó de brazos y desvió la mirada. —No está bien que un marido deje sola a su esposa.

¿Ya te aseguraste de que todo nuestro equipaje para la luna de miel está en el auto, Ben? —Preguntó Rosie, inventando la primera excusa que se le ocurrió para que él se marchara de una vez por todas. —Porque creo que olvidé alguna maleta en mí habitación, ¿podrías ir a fijarte?

—Tienes razón mi amor, iré a ver. —Accedió el joven, le guiñó un ojo a la chica de cabello azul, siendo consciente de lo que las dos estaban haciendo. No era tan estúpido como todos creían. —Diviértanse. —Dicho esto, dio media vuelta y se retiró hacia el castillo.

—Gracias... —Murmuró la chica de Costa Luna, suspiró hondo en cuanto él desapareció del jardín y volvió a ver a su amante. —Eso estuvo muy cerca. Ahora... ¿en qué estábamos, preciosa?

—Es insoportable. —Se quejó Evie, indignada, sin embargo besó a la castaña de manera desesperada y apasionada mientras la colocaba contra un árbol, se apartó unos centímetros de sus labios para susurrar—: Estaba a punto de hacerte olvidar la existencia de ese idiota, mi reina.

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