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Capítulo 7: ❝Inconvenientes familiares❞ [Parte 3]

— ¡Silencio! —Alzó la voz el menor de los VKs, harto de ser ignorado. —No quiero escuchar ni una palabra más hasta que lleguemos a su cuarto, así que cállense y caminen. —Sentenció, serio.

— ¡Cállate Carlos! —Gritó la princesa malvada para luego mirar a su mejor amiga, estaba furiosa con ella. —Te pasaste demasiado Mal, Carter te quería y tú vienes y lo jodes todo, así que cuando sea muy tarde para arreglar todo no te quiero ver llorando y pidiendo consuelo. —Dicho esto, se volteó y comenzó a caminar con aires de altanería, mientras que Jay se acercó a su novio.

—E está alterada, creo que deberías disculparla amor. —Exclamó el chico de cabello largo, mirando al pecoso.

— ¿Ves por qué digo que Regina destrozó a Evie? Probablemente lo único que la calme ahora es que arranque algún corazón pero... No es el momento. —Murmuró De Vil, observándolo atentamente.

— ¿¡Y qué te importa si ella me quería!? Eso no va a ser relevante en unos días, ¡y yo no te quiero ver llorando cuando Rosie te odie con toda su alma! —Prosiguió la ojiverde, acomodándose el cabello antes de avanzar más rápido, con la clara intención de llegar a la residencia antes que ella.

—Y ahora parecen niñas inmaduras, ¿cuándo nos convertimos en niñeros? —Inquirió el chico de cabello blanco y negro, haciendo una mueca.

—Creo que hoy no podremos hacer cosas sucias, amor. —Susurró el mayor en el oído de su pareja. —A este paso tendremos que vigilarlas, son capaces de matarse. —Dice, viendo como Evie apresuraba el peso mientras alzaba la cabeza con más altanería.

— ¡Al menos yo no me beso con la hija de la peor enemiga de mi madre! ¡Aún no caigo tan bajo! ¡Y no se te ocurra hablar de Rosie! —Protestó la chica de cabello azul.

— ¡No te besas con la hija de la peor enemiga de tu madre porque aún no tuviste la oportunidad, así que conmigo no te hagas la santa! Y yo caeré bajo pero al menos disfrutaré. Y voy a hablar de Rosie te guste o no. —Dicho esto, Mal corrió hacia la residencia, siendo seguida por su compañera de cuarto. Cuando ambas entran a su habitación, la princesa malvada cierra la puerta con llave para que los VKs quedaran afuera.

— ¡Pero quería mostrarte mi nueva ropa interior! Malditas chicas aguafiestas. —Dijo el descendiente de Cruella, haciendo pucheros, e ignorando que sus amigas los habían dejado solos. —Creo que alguna de las dos tendrá que dormir en nuestro cuarto para evitar más caos...

— ¡¿Nueva ropa interior?! ¡Al demonio con esas dos locas! —Jay tomó el pantalón de su novio y lo movió un poco para ver sus bóxers. — ¡Oh! ¡Tienen perritos!

— ¡Y son nada más y nada menos que dálmatas! —Exclamó Carlos, sonriendo con entusiasmo, entonces notó que sus amigas se habían ido sin que ellos se dieran cuenta e hizo una mueca. —Cariño, por más que me encante esta situación, ellas ya no están.

—Yo creo que deberíamos aprovechar que ahora estamos solos y dejarlas que se maten... —Dice el hijo de Jafar, quien seguía mirando los calzoncillos del menor sin preocuparse por las descendientes de villanas, al menos hasta que oyó gritos y alzó la cabeza; concentrándose nuevamente. —Muy bien vamos de una vez que me parece que una terminará sin corazón y la otra será carbonizada.

—Es una idea tentadora... —Concuerda el pecoso, mordiéndose el labio inferior, pero hizo una mueca cuando comenzó a escuchar gritos. —Y tenían que ser dignas hijas de dos locas, vamos. —Añadió, señalando la residencia con la cabeza.

  Por otro lado, en la habitación de las chicas, la tensión se podía cortar con una espada.

¡Ahora sí fuiste demasiado lejos, Mal! —Gritó la princesa malvada. —Vas a disfrutar una cosa, ¡y esa va a ser la paliza que te daré! —Dicho esto, se lanza sobre su mejor amiga para golpearla.

— ¿Por qué no te vas a hacerle una escena de celos a Rosie, eh? ¡Me di cuenta de cómo la mirabas cuando ella estaba con Ben, su madre y ese loco al que me niego a llamar suegro! —Alzó la voz mientras se defendía hasta que en un rápido movimiento le arrebató la corona que la chica de cabello azul usaba. — ¡Ven por esto, E!

— ¡Cierra la boca, Mal Igna, o debería decir maldita loca! —Gruñó antes de levantarse de encima de la ojiverde para correr a buscar el libro de hechizos de su compañera de cuarto. — ¡Dame la tiara o te rompo tu librito! ¡¿Ahora quien manda, Mal?!

— ¡No me digas loca, Grimhilde Mills! —Le advirtió Mal, sus ojos comenzaron a brillar cuando Evie tomó su libro. — ¡Perra desgraciada! —Alzó la voz, molesta, no quería ceder pero tenía que hacerlo.

— ¡Estas jugando sucio pero toma tu tiara de mierda! —Prosiguió la chica de cabello morado, dejando la corona en el suelo y pateándola hacia su compañera de habitación, entonces extendió su brazo. —Dame el libro ahora. —Exigió mientras la veía agacharse para recoger su tiara con una expresión seria, se la puso con una sola mano ya que con la otra sostenía el objeto que había hurtado.

—Me llamaste perra. —Repitió Evie, acercándose hacia ella con el ceño fruncido antes de darle el libro. Mal dejó el diario de Carter sobre su mesa de luz para entonces tomar el libro de hechizos y abrazarlo como si su vida dependiera de ello. —Sigue ofendiendo a la gente, no solo te quedarás sin pretendientes, también sin mejor amiga. —Exclamó antes de dar media vuelta para sentarse en su cama, cruzándose de brazos, ignorando a la ojiverde.

—No seas ridícula Evie, Carter se irá pronto y a mí... no me va a importar. —Dijo la descendiente de Maléfica, sin embargo su voz se quebró al decir eso, pero se recostó en su cama con los ojos llorosos. —No quiero perderte, E.

 En ese momento, Carlos abrió la ventana desde afuera y entró por ahí al cuarto, luego le ofreció la mano a su novio para ayudarlo a subir, una vez que ambos estuvieron dentro de la habitación el menor cerró la ventana.

—Hey, ellas no se están golpeando. —Murmuró el menor de los VKs al verlas a las dos en sus respectivas camas. —Yo... nunca sé si eso es bueno o malo.

—Yo tampoco sé si esto es bueno o malo, Carlitos. —Concordó Jay, observando la escena.

—Creo que lo averiguaremos pronto. —Dicho esto, el chico de cabello blanco y negro se sentó en el piso y su pareja imitó su acción, entonces el primero recargó su cabeza sobre el hombro del mayor.

—A veces no es nada fácil lidiar contigo, Mal. —Admitió la princesa malvada, suspiró mientras se pasaba las manos por el cabello, luego bajó la cabeza, perdiéndose en sus pensamientos. Unos segundos después, levantó la vista y observó a su mejor amiga, por lo tanto se levantó de la cama para dirigirse hacia la de su compañera y tomar asiento a su lado. —No me vas a perder Mal, te lo prometo. —Prosiguió, logrando captar la atención de su chica.

—No creo poder sobrevivir sin mi dragón escolta y malhumorado. —Gruñó Evie, pero no pudo evitar que una sonrisa escapara de sus labios.

—Sé que soy muy difícil de soportar, E, creo que todos me lo dejaron bastante claro hoy. —Dijo la chica de cabello morado, guardando su libro de hechizos dentro del cajón de su mesa de luz. —No sé qué sería de mí sí te perdiera, Evie. —Confesó y se limpió una lágrima que descendía por su mejilla. Las dos se quedaron en silencio por unos cuantos segundos.

—Y yo no creo poder soportar todo esto sin tu apoyo, aunque no me dejes usar magia cuando quiera y me persigas para maquillarme cada mañana. —Finalizó Mal, dejando escapar una risa, entonces Evie se dispuso a limpiar otra lágrima de su mejor amiga y le sonrió.

—Te voy a molestar hasta que mueras Igna, y a partir de ahora te maquillaré cada 3 minutos por haberme hecho enojar hoy. —Exclamó la chica de cabello azul, pasando su brazo derecho alrededor de su compañera de cuarto para pegarla a su hombro. —Te amo, maldita malhumorada.

—Ya estoy acostumbrada a que me molestes pero no merezco tanta tortura de maquillaje, ugh. —Protestó la ojiverde para luego sonreír cuando su chica la abrazó con cariño. —También te amo, estúpida obsesionada con la moda.

—Después dicen que nosotros somos los homosexuales cuando ellas quieren matarse un minuto y luego ya están abrazaditas. —Murmuró Jay en el oído de su chico.

—Te escuché Jay. —Le recriminó Evie, arrugando la nariz.

—Ellas son más raras que nosotros. —Susurró el pecoso en el oído de su pareja para luego aclararse la garganta y mirar a sus amigas. — ¿Lo que dijo Carter es verdad, Mal?

—Te escuché, De Vil. —Afirmó la susodicha y suspiró hondo antes de comenzar a hablar de una vez por todas. —Sí, eso es totalmente cierto. Temía decírselos pero... Hades es mi padre. —Aseguró, logrando que el hijo de Jafar se sorprendiera y la princesa malvada reconfortara a su mejor amiga en un abrazo más fuerte.

— ¿Tenías miedo? Mal, ¿eres tú? ¿La hija de Maléfica temiendo? —Dijo el mayor, observando a su chico con una expresión de incredulidad, mientras se llevaba una mano al pecho.

—Jay, deja de presionarla que sabemos perfectamente que a ella no le gusta que la comparen. —Lo regañó la chica de cabello azul, quien miró a su compañera de habitación y arqueó una ceja. —Ahora M, respira hondo y habla.

—Sí tarado, claro que tenía miedo... —Admitió la ojiverde, comenzando a jugar con su collar de dragón debido a los nervios que sentía en ese momento. —...es que él se fue del Castillo de las Gangas cuando yo era una bebé de 1 año, y a mamá nunca le gustó hablar de él, solo sé que si me dejó es porque el Dios del Inframundo es aún más peligroso que mi propia madre... Y no quería que lo supieran porque serían capaces de ir a enfrentarlo, si él los lastima... Jamás me lo perdonaría. —Al terminar de explicarlo, continuó llorando.

—Ay M, sabes que haríamos cualquier cosa para defenderte... —Exclamó Carlos.

—Pues bien que ese desgraciado se merece que le destroce la cara y lo arrastre por toda la Isla sin duda alguna. —Gruñó su pareja, quien apretó los dientes con mucha impotencia. —Que lástima que no lo tenga en frente.

—Jay, si él estuviera aquí en este momento todos saldríamos corriendo porque ninguno de nosotros puede pelear con ese desgraciado, excepto Mal. —Intervino Evie.

—Aún así, él sigue siendo un degenerado, algún día lo golpearé... —Aseguró el ladrón del grupo, enfadado.

—Por más que lo encuentres, mi amor, es el Dios del Inframundo: te haría pedazos con solo mover un dedo. —Añadió el pecoso, quien mordió su labio inferior.

—Tal vez se lo merezca pero no dejaría que lo hicieras, Hades te destruiría sin pensarlo dos veces en un minuto. —Habló la hija de Maléfica, encogiéndose de hombros para luego mirar a su mejor amiga, frunciendo su ceño. — ¿Que yo puedo hacer qué? Seguro perdiste la cabeza ya porque ni siquiera puedo impedir que mi madre me hipnotice, ni me voy a enfrentar a él jamás. Sé que tiene un ámbar, es una piedra que es más poderosa que el cetro de mamá, pero eso no es relevante ahora. También sé que él tiene algo que ver con mis ataques de ansiedad, pero no quiero sus explicaciones de mierda. Jamás necesité a este bastardo y nunca lo haré. —Afirmó, limpiándose las lágrimas con una mano mientras que con la otra continuó jugando con su collar de dragón.

—Bueno Mal, tú por lo menos nos servirías de vía de escape si algo no sale como esperamos. —Masculló la princesa malvada, llevándose una mano a la boca y fingiendo tocar para evitar reírse de la situación. —Y no te quejes de que tu madre te hipnotiza, porque allá abajo en aquel jardincito la princesita primorosa parecía muy hipnotizada contigo. ¿Me equivoco?

—Supongo que si las cosas se ponen feas siempre puedo hacerme dragón y huir con ustedes a un lugar en donde nadie pueda volver a encontrarnos. —Accedió su compañera de cuarto, quien se mordió el labio inferior al escuchar aquel comentario sobre Audrey. — ¿Fui tan obvia? Demonios, pero no debes preocuparte, se olvidará de todo lo que le dije...

—Y volvemos con la rubia. —Bufó Jay, arrugando la nariz, entonces dirigió su atención a su novio. —Amor, deberíamos ir al baño mientras ellas discuten. —Dijo, tomando a Carlos de su abrigo y acercándolo a él mientras acariciaba su pierna.

—Sabías que tarde o temprano iban a volver a sacar el tema. —Masculló el menor de los VKs, mirándolas de reojo para tratar de concentrarse en ellas. —Pero ¿qué le dijiste exactamente?

—Ella leyó que escribí en el diario que haríamos algo de la operación EVIE y le dije que era una noche de maquillaje y peinado que nos da E a todas las chicas, luego empezó a preguntarme por mamá... —Respondió el hada malvada, arrugando la nariz.

— ¿Noche de maquillaje y peinado? —Repitió su mejor amiga, transformando su semblante en uno completamente serio. — ¡Pero tu cerebro no para de dejarme atónita! ¿No podías inventar algo mejor?

— ¡Pero si es algo que tú harías! Además, le dije que no podía venir porque era una tradición exclusiva. —Se defendió la chica de cabello morado.

—Yo creo que esa princesita primorosa no es tan estúpida como parece, M, no creo que te haya sacado de la celebración por acto de caridad. —Opinó el descendiente de Jafar, observando a Evie y luego a Mal.

—Estoy de acuerdo con Jay, creo que esa tal Audrey está planeando algo, y lo peor de todo esto es que tú eres tan tonta que dejaste que leyera el diario. —Insistió la princesa malvada.

—No me interesa si es más estúpida que su madre o no, porque la tendré muy ocupada en la noche. —Aseguró la descendiente de Maléfica, guiñándoles el ojo. —No leyó nada interesante, puedo encargarme de ella.

—No quiero tener que imaginar qué demonios le dijiste para seducirla. —Dijo la joven diseñadora, arrugando la nariz y observando hacia otro lado ante los pensamientos incómodos que comenzaban a invadir su mente.

—Y si averigua algo, ¿que hará? —Exclamó el pecoso, mirando a sus compañeros de aventuras. — ¿Decirle a su madre o a Ben? No le creerían, todos aquí nos conocen como realeza de Costa Luna, no como VKs.

—Si yo fuera tú, no confiaría mucho en esa chica, algo en ella no me gusta. —Le aconsejó el chico de cabello largo.

—A mí tampoco me agrada la hija de Aurora, pero si Mal quiere azotarla y desquitarse con ella porque nunca puede ser la activa... —Habló la chica de cabello azul, alzando los hombros mientras que volvía a dirigir su mirada hacia la ojiverde. —...será mejor que la dejemos o tendremos que aguantar a la furia del dragón.

—Es una princesa y no puedes confiar en ella, pero si lo de hoy sale bien ya no tendremos que preocuparnos por Audrey ni por nadie más. —Les recuerda el menor de los VKs para luego alzar ambas cejas, mirando a la hija de Maléfica. — ¿Así que con Carter también fuiste pasiva, eh?

—Yo nunca dije que confío en ella, no soy tan idiota, pero Carlos tiene razón en algo: después de esta noche podremos encargarnos de cualquiera que se meta en nuestro camino. —Exclamó la ojiverde, sonriendo con malicia, pero se puso seria cuando escuchó el nombre de la agente del PPP que la volvía loca. — ¡No quiero hablar de ella, se irá y no tendremos que encargarnos de Carter, eso es todo lo que importa! Pero si Rosie comienza a ser un problema, sabes qué hacer, E.

—No hace falta que lo digas M, sé muy bien como hacer que una misión sea totalmente exitosa. —Aseguró la princesa malvada, mordiéndose el labio inferior para luego sonreír al pensar en ella. —No te preocupes por Rosalinda, la tengo controlada.

—Espero que ambas no terminen haciendo actos estúpidos y todo salga bien. —Dijo Jay para después observar a la chica de cabello morado. —Y en cuanto a la princesa, o la pones a dormir o la secuestro y la torturo. —Le advirtió, señalándola con el dedo.

—Soy consciente de eso, pero simplemente no quiero que olvides cual es nuestro verdadero objetivo. —Exclamó Mal, luego miró al moreno cuando escuchó aquella amenaza. —No soy estúpida, sé lo que haré, Audrey no saldrá de la cama esta noche porque la dejaré agotada. Y no te preocupes, yo me encargaré de ella.

—Pero si estúpida es tu segundo nombre... —Murmuró De Vil, tratando de aguantarse la risa por esa broma. —Si la secuestras y la torturas no vamos a poder hacer travesuras en la noche, amor.

—Mi dálmata en forma humana, por nada del mundo perdería una noche de travesuras a tu lado. —Aseguró su pareja, volteándose para observarlo y guiñarle un ojo de manera cómplice.

—Yo creo que yo debería encargarme de la descendiente de Aurora, le arrancaría el corazón y la haría comer 10 manzanas envenenadas. —Sugirió Evie, sonriendo con malicia. —Espero que le hagas a la princesita todo lo que te enseñé, M.

—Eso es exactamente lo que necesitaba escuchar, mi ladrón. —Dijo el chico de cabello blanco y negro, besando a su pareja y separándose al escuchar el comentario de su mejor amiga. —Te dije que ella querría arrancar algún corazón.

—Es una buena idea y muy tentadora... —Admitió el hada malvada, sus ojos brillaron por unos cuantos segundos y luego dejaron de hacerlo. —Claro que sí E, te haré sentir orgullosa.

—Deberíamos irnos de aquí ahora mismo, amor mío. —Exclamó el descendiente de Jafar, volviendo a acariciar la pierna de su novio, comenzando a sentir el deseo de hacer mucho más con él; pero se contuvo debido a la presencia de las hijas de villanas.

—Ustedes no se van aún, tenemos que hablar del plan y de lo que haremos así que se quedarán quietos. —Los interrumpió Evie, poniendo su mejor cara de enojada.

— ¡Pero si ya sabemos el plan de memoria! —Gritó el moreno, quien volteó a ver a su pareja, haciendo pucheros. — ¡Cariño! ¡Diles que tenemos que irnos!

—Opino lo mismo, cariño, quiero ver si puedes robarme la ropa más rápido que la vez pasada. —Le siguió el juego el pecoso, pero hizo una mueca cuando escuchó a la hija de Regina, que ahora estaba enojada. —Mejor hagámosle caso y repasemos esto rápido, no querrás que nos arranque los corazones... —Susurró en el oído de Jay.

— ¡No grites, imbécil adicto al sexo! —Le recriminó Mal cuando escuchó la queja del mayor del grupo, entonces ella se acomodó mejor en la cama. —Lo único que debo hacer es distraer a Audrey, ustedes tienen todo el trabajo duro.

—Hackearé todas las cámaras desde el momento exacto en que ustedes dos salgan de este edificio. —Dijo Carlos, mirando a la princesa malvada y a su novio. —Y ustedes ya saben lo que harán, ¿podemos irnos ya?

—Váyanse ya. No quiero verlos más, par de adictos sexuales. —Accedió la princesa malvada de mala gana mientras tomaba su espejito mágico. —Espejito mágico, muéstrame donde esta Rosalinda.

— ¡Asegúrense de estar vestidos y listos para la medianoche, chicos! —Habló la chica de cabello morado para luego mirar a su compañera de cuarto. — ¿No querías hablar de ella pero sí quieres espiarla? Ay E, ¿dónde tienes tú la cabeza?

—Hoy te robare no sólo la ropa sino también muchos gritos, dálmata. —Afirmó el ladrón del grupo, incorporándose del suelo y agarrando del brazo a su novio para levantarlo de una buena vez y comenzar a guiarlo hacia la salida.

—Como digan, chicas. —Contestó el menor del grupo mientras caminaba hacia la puerta junto a Jay. —Eso me agradará, cariño. —Aseguró antes de que los dos abandonaran la habitación de las chicas de una vez por todas.

  Por otro lado, Rosie se encontraba en el pasillo de la residencia, escuchando la discusión que los Mason estaban teniendo dentro de su habitación.

—Ay por favor, tengo que intervenir antes de que se maten. —Dice al oír al mayor Mason gritándole a su hija que Mal es peor de lo que ella cree, por lo tanto no dudó en abrir la puerta y entrar a la habitación, cerrando la puerta detrás de ella. — ¿¡Pueden dejar de gritarse como dos perros rabiosos!?

— ¡Rosie! —Exclamó Carter, sorprendida por su aparición, se quedó callada por un momento. — ¡Es que este estúpido lo ha jodido todo! —Se quejó, llevándose las manos a la cabeza.

— ¡Están gritando tanto que podrían escucharlos en la mismísima Isla de los Perdidos así que esto se termina ya! —Exigió la futura reina de Auradon, cruzándose de brazos.

— ¡No me faltes el respeto, Carter! Aquí la única estúpida eres tú pero el único que va a reparar tu corazón cuando ella lo rompa seré yo, vas a venir a buscarme llorando cuando sea muy tarde, te lo advertí. —Dicho esto, el padre de la joven se marchó dando un fuerte portazo, entonces la morocha no tardó en abrazar a su mejor amiga.

—Ro... ¿Por qué ella es así conmigo si yo no merecía eso? —Sollozó la chica de Luisiana, dolida, aferrándose a la recién llegada; quien le correspondió el abrazo con fuerza y comenzó a acariciarle el cabello para tranquilizarla. —En el fondo sé que él tiene razón, no debí confiar en Mal ni tampoco... —Dejó de hablar cuando las lágrimas empezaron a descender por sus mejillas.

—No mereces eso pero ella es hija de Maléfica y Hades, no creo que haya tenido una infancia fácil, dudo que Mal conozca el amor... Y como no lo hace, se va con la primera que se le cruza cada vez que siente que la van a reemplazar. —Murmuró la prometida de Ben mientras la guía hacia su cama para que se sienten, apenas lo hicieron ella prosiguió. —: Pero confiaste en ella porque eres una buena persona, no tienes que dejar que los errores que esa familia haya cometido en el pasado te sigan afectando, ¿qué hiciste ahora, Car?

—Ese maldito no paró de ofender a Mal y yo, como la estúpida que soy, la defendí a capa y espada para luego encontrarme con esa escena que tú misma viste. —Gruñó la descendiente del mayor Mason, sintiendo ganas de asesinar a Mal. —Y al estar tan enojada con ella por haberla visto con esa princesa estúpida, ofendí más a mi padre, y como consecuencia, ¿adivina qué? Quiere que me largue a Luisiana.

—Rosie es tan hermosa, ¡mira ese trasero, M! —Exclamó Evie y un gemido se escapó de sus labios al verla a través del espejo mágico. —Como quisiera tenerla aquí ahora mismo.

— ¡Cierra la boca estúpida que sé que estás pensando en lo mucho que la quieres hacer tuya pero yo sí quiero escuchar esto que es interesante! —La regañó su mejor amiga, proporcionándole un fuerte codazo. —Casi me da pena ver a Carter así. —Dijo, haciendo un puchero falso.

—Espejito mágico, haz zoom en los pech... —Empezó a hablar la chica de cabello azul, pero al sentir aquel codazo casi se le cae el objeto con el que espiaba a las chicas del PPP y miró a su compañera de cuarto. — ¡¿Qué te pasa, loca?!

— ¡Pervertida de mierda! ¿¡Puedes pensar con la cabeza fría y no con lo que tienes entre las piernas!? ¡Esto nos sirve! —Protestó la ojiverde, dándole un golpe leve en la cabeza para que se concentrara. —Lo que me pasa es que me desconcentras así que cállate de una vez por todas. —Gruñó antes de continuar viendo la imagen que le ofrecía el espejo.

—Claro que la ibas a defender porque tu padre no tenía por qué tratar así a Mal, tú tienes un buen corazón, pero esa villana se equivocó y ya se va a dar cuenta de que tú eres demasiado buena para ella. —La consoló Rosalinda mientras tomaba sus manos, entrelazando sus dedos. Al escuchar sus últimas palabras, se queda callada por unos minutos ya que trataba de encontrar las palabras correctas para reconfortarla. —Mal solo quiere ponerte celosa, no le des esa satisfacción, y por más que odie que debas irte... tal vez alejarte de ella por un tiempo sea lo mejor para ti. Pero tienes que venir a visitarme, por favor, o yo puedo escaparme a Luisiana cuando quiera.

—Mal no me merece. —Aseguró su mejor amiga, seria. —Definitivamente me iré de aquí y ella no me va a importar. Esa engreída se cree que puede ser el centro del mundo pero no es así.

—Claro que no lo hace, y eres demasiado buena como para evitar que tú padre los envíe de regreso a la Isla, pero sé que lo haces por nosotras y no por ellos: porque no quieres que fallemos, Car. —Dijo la futura reina de Auradon, soltando sus manos para comenzar a acariciar la mejilla de su compañera. —Pero no voy a dejar que te vayas de aquí hasta que yo esté en mi luna de miel, pero tienes razón, ella no es el centro del mundo. Es parte de la misión que vas a dejar atrás.

—No me perderé tu boda, Ro. —Afirmó Carter, sonriéndole y limpiándose las lágrimas que aún descendían por sus mejillas. —Quiero verte usando esa hermosa corona por la que tanto has luchado, y bien sabes que voy a dejar atrás todo lo que me impida terminar la misión, aunque para eso deba... ser cruelmente justa.

—Por eso eres la mejor, además eres la dama de honor, no dejaría que te marcharas antes. —Exclamó la castaña, sonriendo. —Me veré linda con esa tiara, casi no me importa tener que casarme con el idiota de Ben para conseguirla, aunque mi corazón jamás le pertenecerá a él... Y sé que harías cualquier cosa para lograr que esta misión sea exitosa, pero está bien si debes ser un poquito cruel, porque ya sabes lo que decía tu madre... Cruel es bueno. —Añadió, guiñándole el ojo.

—Ese pendejo no te merece Ro, pero contraer matrimonio con él te hará la reina, además tú tienes a esa chica de cabello azul con perfume bonito; que por cierto me resulta más peligrosa que la hija de Maléfica. —Habló la chica que solía vender cebo en Luisiana, luego frunció el ceño. —Espero que no seas otro juguete para una isleña sin emociones...

—Claro que no lo hace, pero hago todo esto por mi gente, por nosotras. —Le dio la razón la descendiente de la ex reina Sophia, sin embargo arrugó la nariz al escucharla hablar tan mal de la princesa malvada. — ¿Por qué crees que Evie es más peligrosa que Mal? Ella es la razón por la que fuimos a la Isla de los Perdidos en primer lugar, no me ha dado razones para desconfiar... excepto cuando quisieron extorsionarnos para que les contáramos la verdad. —Hizo una mueca, pensando en las palabras que acababan de salir de sus labios.

—Rosie es perfecta, no me cansaré de decirlo. —Aseguró la chica de cabello azul, suspirando como una estúpida enamorada.

—Ay por Lucifer, esta chica tiene una obsesión con nosotras, ¿por qué carajo sospecha de ti ahora? —Inquirió la ojiverde, pero al ver que su mejor amiga no estaba escuchándola, comenzó a chasquear los dedos frente a su rostro para poder captar su atención de una vez por todas. — ¡E! ¿Qué fue lo que hiciste?

— ¡Yo no hice nada! —Afirmó la princesa malvada, proporcionando un golpe en la mano de Mal para que dejara de molestarla.

—Sí, claro, y yo soy virgen... —Masculló la Princesa del Inframundo, sarcástica, entonces volvió a prestar atención a la conversación que tenían las chicas que las habían rescatado.

—Digamos que es hija de Regina, eso significa que no deja de tener esa sangre malvada que hace peligrar a los corazones. Yo solo espero que no te pase lo mismo que a mí o tendré que arrancarle los cabellos azules a la princesa de la Isla. —Prosiguió Carter, llevando las manos hacia las mejillas de su mejor amiga para pellizcarlas. —No te vuelvas ciega por los dedos de ella, Ro, recuerda que son VKs y nos pueden hacer daño. No quiero tener que hacer estupideces por ti. —Finalizó, mirándola a los ojos.

—Ser descendiente de Regina no la convierte en la peor villana de todas, la sacamos de la Isla para hacerla cambiar completamente, además... No dejarías que ella se acercara a mi corazón. Evie no anda de zorra con cualquier princesa así que dudo que me pase lo mismo que te sucedió a ti. —Afirmó su compañera de habitación, comenzando a reírse cuando ella empezó a pellizcar sus mejillas. —Soy consciente de lo peligroso que es tenerla tan cerca de mí, pero sé cuidarme sola y además te tengo a ti y a las demás, ¿qué pueden hacer? ¿Arruinar mi boda? Que lo intenten, las enviaremos de regreso a la Isla si nos quieren sabotear. Yo sé que tú harías cualquier cosa por mí, eso es lo que más adoro de ti. —Exclama, observándola a los ojos para luego acariciar su mejilla.

—Oh, no tienen ni idea de lo que tenemos planeado... —Mal soltó una risa malvada, mirando de reojo a su mejor amiga. —... será tarde cuando se den cuenta de nuestras verdaderas intenciones, E.

—Creí que Rosie era ingenua pero no tanto. —Admitió la chica de cabello azul, quien claramente no estaba satisfecha con lo que acababa de oír. —Ya quiero saber que hará cuando ella se entere de que somos los responsables de su perdición.

—Pues al parecer te equivocaste, vas a tener que tener más cuidado con lo que le digas cuando la veas, aunque si cometes errores... puedes usar magia en ella y nadie se va a enterar. —Dicho esto, la chica de cabello morado le guiñó el ojo de manera cómplice y volvió a reír. —Yo creo que estará tan desconsolada que no tendrá ni fuerzas para luchar.

—Ay Ro, sería capaz de recorrer el cielo, el mar y la tierra por una chica tan perfecta como tú. —La halagó Carter, observando los labios de su mejor amiga, luego ladeó su cabeza mientras continúa brindándole caricias en la mejilla. —Sé que Evie no está coqueteando con cualquier princesa, sin embargo es más calculadora que Mal y eso es algo que se le ve por encima de la ropa. Y si intentan arruinar tu boda, no los enviaremos a la isla, sino 20 metros bajo tierra ¿cierto, preciosa? —Dicho esto, le sonrió de manera coqueta.

—Sabes que siempre estaremos juntas, a pesar de que estemos separadas... —Afirmó mientras rodeaba el cuello de su compañera de misión con sus brazos para luego reírse al escuchar sus palabras. —Hey, yo me encargo de mirarla, no tú. Y a pesar de que eso vaya contra mis principios, sí quieren guerra, la van a tener, bonita.

— ¡Quita esto de mi vista antes de que vomite o pierdas la paciencia y les arranques los corazones a estas dos zorras antes de que llevemos a cabo nuestro plan, E! —Protestó la ojiverde, comenzando a ponerse celosa.

— ¡Cálmate! —Exigió Evie, alejando el espejo del alcance de su compañera de habitación para poder prestar más atención. — ¡Déjame ver que rayos hacen estas dos!

— ¡Si se besan te mato! —Le advirtió la chica de cabello morado, hizo una mueca cuando la princesa malvada apartó el objeto. — ¡Déjame ver! —Ordenó antes de tirarse encima de su cuerpo, tratando de ver algo por el espejo.

— ¿La futura reina Rosalinda está coqueteando con su mejor amiga? —Carter soltó una carcajada mientras colocaba las manos en la cintura de la castaña. —Me imagino la cara de espanto de la hija de Regina si pudiera vernos ahora. —Vuelve a reírse para luego abrazarla, colocando su mentón sobre el hombro de Rosie.

—Y mi mejor amiga me da consejos reales para complacer a Evie en la cama. —Se burló la prometida de Ben y dejó escapar una fuerte carcajada. —Creo que ella enloquecería si nos ve así. —Dijo entre risas mientras la rodea con sus brazos.

—Pase lo que pase, siempre estaré para ti, Ro. —Aseguró la morocha.

—Pase lo que pase, siempre regresaras a mí, Car. —Insistió la futura reina de Auradon, sonriendo.

— ¡Esta perra se las va a ver conmigo! ¡Deja de coquetearle, maldita! —Gritó la descendiente de Regina, lanzando el espejo hacia su cama para luego posicionar sus manos sobre el cuello de la otra VK. — ¡Esto es tu culpa, Igna!

— ¡Lo vas a romper, idiota! —Se quejó la hija de Maléfica, pero afortunadamente aquel objeto cayó sobre el colchón en el que dormía su mejor amiga. — ¿¡Cómo que es mi culpa!? ¡Son dos zorras que se creen capaces de engañarnos! ¡Tenemos que hacerlas pagar, E! —Exclamó mientras sus ojos comenzaban a brillar.

— ¡¿A quién le llamaste idiota, bestia morada?! —Alzó la voz la princesa malvada, comenzando a sacudir a Mal, sin soltar su cuello ni recoger su espejo.

— ¡A ti! Espera, ¿¡cómo que bestia morada!? —Le gritó la chica de cabello morado, indignada. — ¡Te puedo quemar el trasero ahora mismo así que suéltame o te quemo esa hermosa cara!

—Evie enloquecería más si supiera... —Murmuró Carter, separándose del abrazo y observando los ojos de su chica. —... si supiera nuestros secretos. —Dicho esto, tragó saliva con dificultad mientras miraba a su mejor amiga, estando perdida en sus pensamientos.

—Pero jamás los sabrá, nadie puede saberlos. —Susurró la castaña cuando se apartó de ella, mirándola, entonces comenzó a acariciar su mejilla. —Ni los VKs, ni Ben... porque si Mal se entera lo de tu madre... No sé qué será de nosotras.

—Ro... —La llamó la chica que provenía de Luisiana, recordando algo muy importante para ella. —... no me voy a ir. No puedo hacerlo, no sin mi diario. Lo tiene Mal y bajo ningún concepto puedo dejar que lo conserve si yo no estoy aquí.

—Car, estoy aquí, ¿si? Concéntrate en mí. —Murmuró la susodicha con voz dulce mientras comienza a chasquear sus dedos para que le preste atención. —Tienes que recuperarlo, sí quieres le ordenaré que te lo devuelva, no puede desobedecerme.

—No me gustaría que la hagas sentir impotente, después de todo no quiero hacerla sentir mal. —La morocha pestañeó varias veces para entonces mirar a su compañera de cuarto y sonreírle. —Esto es culpa mía por confiar en una villana. —Se lamenta.

— ¿Impotente? Carter, ella te está haciendo sufrir y en dos semanas tendrá que cumplir mis órdenes le guste o no porque voy a ser reina. —Dijo Rosalinda, seria, luego mordió su labio inferior. —Tal vez fue mala idea confiar en ellas pero ya no podemos retractarnos.

—En cuanto al tema de mi madre y nuestros secretos, no es muy conveniente que ellos lo sepan, ¿no te parece Rosalinda? —Habló la Consejera Real, sonriendo con picardía mientras se acercaba al cuello de su mejor amiga. —Me gusta tu perfume, es muy dulce.

—No, tu padre quiere protegerte y yo también, eso significa que ellos no pueden enterarse jamás. —Aseguró la castaña, suspiró hondo pero luego sonrió cuando ella se le aproximó. —Tú eres muy dulce, Car.

 Mientras tanto, en la habitación de las VKs, las jóvenes aún seguían discutiendo.

— ¡Inténtalo Mal! —Masculló Evie, soltando el cuello de la ojiverde para tirar de sus cabellos.

— ¡No puedo porque tu madre y los chicos me matan si te lastimo! Y honestamente no quiero herirte. —Replicó la hija de Maléfica para luego soltar un grito cuando su mejor amiga tiró de sus cabellos. — ¡Basta, no seas salvaje, eres una princesa malvada así que actúa como tal! —Exigió, molesta.

— ¡Entonces no me digas idiota, bestia morada! —Gritó la hija de Regina, soltándola de repente y mirándola. —Debemos completar esto a la perfección M, no hay lugar para errores. ¡La operación EVIE no puede fallar!

— ¡Pues perdóname, cariño! —Se disculpó y acomodó su cabello cuando ella finalmente la dejó en paz. —Esta operación está perfectamente diseñada así que no habrá equivocaciones, tranquila. Ahora recoge el espejo y cálmate que no puedes irte de aquí estando tan alterada.

[...]

  Por la noche, Mal ya se había marchado a la habitación de Audrey para poder estar con ella sin que nadie las interrumpiera, mientras que sus amigos estaban reunidos en la habitación de los chicos para concretar una parte importante de la operación EVIE.

 Carlos estaba sentado en su cama, teniendo la computadora en su regazo mientras no paraba de teclear para bloquear las cámaras del museo. Sonrió cuando lo hizo y su novio le dio un beso, mientras que la princesa malvada los miraba desde la cama de Jay.

I'm so tired of pretending, where's my happy ending? —Mencionó la chica de cabello azul, harta. —I followed all the rules, I drew inside the lines, I never asked for anything that wasn't mine. I waited patiently for my time, but when it finally came, he called her name. —Gruñó al recordar como Ben había pedido la mano de Rosie delante de todos en el Banquete de Bienvenida, por lo tanto se levantó de la cama.

And now I feel this overwhelming pain, I mean it's in my veins, I mean it's in my brain. My thoughts are running in a circle like a toy train. —Prosiguió, mirándose las venas de sus brazos y luego llevando sus manos hacia su cabeza mientras caminaba hacia una de las estanterías, en donde vio una foto de Rosie y Ben juntos y frunció su ceño mientras la tomaba. —I'm kinda like a perfect picture with a broken frame, I know exactly who to blame. —Acarició la parte en la que aparecía la chica de la que estaba enamorada y miraba con desprecio el rostro del príncipe de Auradon.

I never thought of myself as mean, I always thought that I'd be the queen, and there's no in between...—Cantó la descendiente de Regina mientras formaba una pequeña bola de fuego del tamaño y la dirigió hacia el rostro de Ben, quemando inmediatamente su figura en la foto, luego arrojó el retrato al suelo. —...'cause if I can't have that, then I would be the leader of the dark, and the bad. —Dijo y tomó su bolso, en donde metió uno de sus perfumes más preciados junto a su espejo mágico.

Now there's a devil on my shoulder, where the angels used to be, and he's calling me the queen... —Exclamó con una sonrisa perversa, le hizo una señal con la cabeza al descendiente de Jafar y él le abrió la puerta de su habitación, por lo tanto ella salió y el VK la siguió; ambos abandonaron el edificio en completo silencio. La princesa malvada sacó el espejo de su bolso. —Espejito en mis dedos, encontrar el camino al Museo es lo que deseo. —Ordenó y el objeto le mostró un mapa que la guiaría hacia su destino, por lo tanto ambos caminaron hacia allí.

  La villana utilizó su magia para abrir las puertas del edificio y le dio su espejo mágico al moreno que la acompañaba –quien ahora observaba todos los objetos que se encontraban allí: la rueca con la que Aurora se había pinchado el dedo, la lámpara de Aladdin, el cetro de Maléfica y demás– mientras ella sacaba su perfume y rociaba al guardia de seguridad con el mismo, logrando que él cayera en un sueño que duraría tan solo unas horas, entonces la joven volvió a guardar sus pertenencias en su cartera. No debían preocuparse por las cámaras ya que De Vil acababa de hackearlas, por lo tanto los dos se dirigieron hacia la habitación en donde se encontraba la sección de la Corona de la Reina de Auradon.

Being nice was my pastime, but I've been hurt for the last time, and I won't ever let another person take advantage of me. —Aseguró la descendiente de Regina, mientras observaba la tiara que se encontraba dentro de una vitrina, sin embargo comenzó a caminar alrededor del objeto. —The anger burns my skin, third-degree, now my blood's boiling hotter than a fiery sea, there's nobody getting close to me. —Dicho esto, comenzó a subir las escaleras para poder apreciarla detalladamente.

They're gonna bow to the Evil Queen. —Afirmó con una sonrisa victoriosa, entonces Jay hizo una reverencia ante ella. —Your nightmare's my dream, just wait until they fall to my wicked schemes. —Cantó al recordar sus verdaderas intenciones, tenía muchas ganas de usarla, pero todavía no había llegado su momento.

I never thought of myself as mean, I always thought that I'd be the queen, and there's no in between... —Murmuró la muchacha, tratando de resistir la tentación de romper el vidrio y tomarla, pues la deseaba. Tenía que ser suya. —...'cause if I can't have that, then I would be the leader of the dark, and the bad.

Now there's a devil on my shoulder, where the angels used to be, and he's calling me the queen of mean... —Continuó Evie, pero entonces las palabras que su madre le había dicho durante toda su vida invadieron su mente: "Puedes ser una princesa malvada, pero jamás serás una reina malvada" y levantó su mano con la intención de usar su magia para romper la vitrina, a pesar de que sabía que la alarma sonaría pues era consciente de que la corona estaba protegida por una razón. —... calling me, calling me, the queen of mean, calling me, calling me, calling me, calling me, the queen of mean... —Insistió, pero antes de que pudiera chasquear los dedos, una de las cortinas se abrió y los dos VKs observaron el cetro de Jafar.

—Jay, Jay, Jay... —Habló una voz proveniente de la Vara de la Serpiente, captando la atención del moreno, por lo tanto la princesa malvada decidió que su mejor amigo era más importante que cualquier cosa en el mundo y comenzó a bajar las escaleras.

Something's pulling me, it's so magnetic. —Habló el novio de Carlos, empezando a sentir una atracción misteriosa hacia el cetro, así que no dudó en avanzar lentamente hacia el objeto. —My body is moving, unsure where I'm headed.

All of my senses have left me defenseless. —Dijo el chico de cabello largo, logrando preocupar a la VK que lo acompañaba. —This darkness around me, is promising vengeance.

The price that I'm willing to pay is expensive. —Se lamentó la hija de Regina, quien temía por su mejor amigo, pero la sed de venganza de ambos era más fuerte que cualquier otro sentimiento. —There's nothing to lose when you're lonely and friendless.

So my only interest is showing this princess, that I am the queen, and my reign will be endless, endless. —Gritó la joven de cabello azul, volteándose para ver la tiara de reojo, luego giró para posicionarse al lado del descendiente de Jafar.

We want what we deserve; we want to rule the world. —Cantaron los dos al unísono, mientras el moreno tomaba el cetro. —Sit back and watch them learn, it's finally our turn.

If they want a villain for a queen, I'm gonna be one like they've never seen. I'll show them what it means, now that I am that, I will be the ruler of the dark and the bad. —Afirmó la princesa malvada, sonriendo con malicia. —'Cause the devil's on my shoulder, where the angels used to be, and he's calling me the queen of mean, calling me, calling me, calling me, calling me the queen of mean, Calling me, calling me, the queen of mean.

We want what we deserve! —Finalizaron Evie & Jay, entonces el joven golpeó el piso con el cetro y cortó la electricidad en todo el museo.

 Teniendo la Vara de la Serpiente en su poder, nada ni nadie podría detenerlos.

[...]

  Luego de dos horas, Mal abandonó el cuarto de Audrey, no sin antes asegurarse de que ella estaba profundamente dormida. Cuando la villana llegó a su habitación, se dio cuenta de que Evie todavía no había regresado pero no se preocupó pues estaba muy cansada, así que se dejó caer en la cama y se quedó dormida.

 Diez minutos después, una rubia ingresó a su cuarto sin hacer ningún tipo de ruido y sonrió al ver las marcas que ella misma había hecho en el cuello de la descendiente de Maléfica, pero al dirigir la mirada hacia la mesa de luz encontró lo que había venido a buscar: un libro de hechizos que le había pertenecido a la Emperatriz del Mal del que su abuela siempre le había hablado. Audrey lo tomó y se retiró, con una sonrisa cruel en su rostro.

  Ya conseguí las pruebas que necesito, pensó la descendiente de Aurora mientras caminaba por el pasillo hacia su habitación, ahora sí vas a caer, Mal.

 Veinte minutos más tarde, alguien tocó la puerta del cuarto de las VKs y, al no recibir respuesta, volvió a golpear.

¿¡Quién me despierta a esta puta hora!? —Se oyó el grito de la chica de cabello morado, quien se levantó de la cama de mal humor y se dispuso a abrir la puerta de mala gana, encontrándose a Carter frente a ella. —Ah, eres tú, ¿qué quieres? —Dudó mientras se cruzaba de brazos y ladeaba la cabeza, dejando más a la vista las marcas de labial en su cuello.

—Buenas noches. —Saludó la recién llegada, inspeccionando a la villana de arriba hacia abajo, frunció su ceño para luego morderse el labio inferior con rabia. —Vine a buscar mi diario, lo necesito.

—Odio que me despierten en mitad de la noche. —Gruñó la ojiverde con frustración, arrugó la nariz cuando escuchó su pedido. — ¿A esta hora? ¿Te parece algo normal? Además, me lo regalaste... —Añadió con enojo y decepción.

—Yo odio que me engañes y no te reclamo por eso. Por favor Mal, ¿puedes evitarme la incomodidad de escuchar tus groserías? —Masculló la morocha, suspiró mientras se llevaba una mano hacia su cabello para luego mirarla a los ojos. —Necesito mi diario, punto final.

— ¿Ahora te incomodo? —Inquirió la dueña de la habitación, incrédula. —Si te lo doy, ¿no vas a volver a molestarme en mitad de la noche?

—No te molestaré nunca más. —Concordó la chica de Luisiana, bajando la vista con dolor, pero luego se armó de valor y volvió a observarla; entonces una enorme tristeza la invadió. —Te lo aseguro.

—Eso quería escuchar. Espérame aquí. —Dijo Mal para luego cerrarle la puerta en la cara, unos minutos después volvió a abrir la puerta. —Aquí tienes, ¿algo más? —La interrogó antes de darle lo que le había pedido.

—No. —Respondió Carter, tomando el libro, pero aún seguía observando el cuello de la chica de la que se había enamorado mientras los celos la invadían; así que cerró los ojos para evitar llorar frente a ella y se obligó a sí misma a calmarse antes de volver a abrirlos lentamente. —Nada más. —Dicho esto, se dio vuelta para irse a su cuarto y la Princesa del Inframundo cerró la puerta para volver a recostarse en su cama.

  Después de unos minutos, la descendiente del mayor Mason se dio cuenta de que la villana le había entregado su libro de hechizos, por lo tanto no dudó en regresar a buscarla para recuperar lo que era suyo, así que golpeó la puerta de su habitación nuevamente.

— ¡Por Lucifer! ¡Ya déjenme dormir en paz! Audrey, ¿volviste por más? —Protestó la chica de cabello morado para luego volver a abrir la puerta. Frunció su ceño cuando vio a la persona que se encontraba frente a ella. — ¿Y ahora qué te pasa? Dijiste que ya no me molestarías.

—Disculpa por despertarte otra vez, me entregaste el libro incorrecto. —Habló la Consejera Real de Rosie, dolida.

— ¿Cómo que el libro incorrecto? No puede ser, estoy segura de que... —Comentó Mal, dirigiendo su mirada hacia el objeto que le había entregado a la chica, dándose cuenta de que no era el que ella necesitaba. —... claramente no veo nada con la luz apagada. Dámelo y te devolveré el tuyo. —Se excusó y extendió su mano, esperando a que ella se lo entregara, cuando lo hizo la villana volvió a cerrar la puerta.

 La dueña del cuarto comenzó a buscarlo, pero el diario no estaba encima de la mesa de luz, por lo tanto guardó su libro de hechizos y volvió a abrir la puerta para darle las noticias a la chica del PPP.

—Resulta que... perdí tu diario. —Confesó la ojiverde, nerviosa.

—Bueno, ya déjalo, será mejor que me va...—Se resignó la morocha, quien aún seguía pensando en las marcas en el cuello de la villana, pero entonces reaccionó. — ¡¿Cómo dijiste?!

—Supongo que esa porquería no era tan importan... —Masculló la VK, pero arrugó la nariz cuando Carter se dio cuenta del significado de sus palabras. —Lo perdí, así que... Puedes irte a dormir ya.

—Mal, dame el diario ya. —Exigió la mejor amiga de Rosie, sintiendo ganas de llorar y de golpear a la chica de la Isla.

— ¿Eres estúpida? Ya no lo tengo, lo perdí, punto final. —Replicó la susodicha, cruzándose de brazos. —Vuelve a la cama de una vez.

— ¡Cállate de una maldita vez estúpida de mierda! —Alzó la voz Carter, comenzando a respirar de manera agitada, sin embargo empujó a la villana dentro de la habitación e ingresó a la misma para luego cerrar la puerta. — ¡Dame el maldito diario ahora mismo!

— ¡Cállame si te atreves! —La desafió la chica de cabello morado, sorprendiéndose cuando ella la empujó dentro de su cuarto. — ¡Ya te dije que lo perdí! Acéptalo de una vez. —Gruñó, indignada.

— ¡¿Lo perdiste?! —Repitió la agente del PPP. —Muy bien. —Esbozó una sonrisa cínica y se dirigió hacia el clóset, comenzando a abrir los cajones y empezando a tirar sus prendas al suelo, con la esperanza de poder encontrar lo que le pertenecía.

—Tienes unos serios problemas de confianza, quiero que lo sepas. —Habló Mal, mirando como ella comenzaba a desordenar toda su ropa. —Tú vas a ordenar todo esto cuando veas que no lo tengo.

— ¿¡Por qué confiaría en alguien que se acuesta con cualquiera!? —Le reprochó la descendiente del mayor Mason, dolida, mientras continuaba revisando los cajones.

— ¿En serio quieres hacer esto ahora mismo? —Masculló la villana, observando sus uñas, tranquila. —Estas perdiendo tu tiempo. —Añadió, siendo totalmente ignorada por la joven que la había rescatado de la Isla, quien lucía más nerviosa cada vez que vaciaba un cajón y se daba cuenta de que allí no estaba su libro.

—Ignorarme no hará que encuentres tu diario porque no está aquí. —Prosiguió la ojiverde, comenzando a impacientarse ya que sabía que sus amigos regresarían en cualquier momento y no quería que ella los encontrara in fraganti. ¿No puedes usar otro diario y dejarme dormir?

—Esto no puede ser posible. —Susurró Carter, llevándose las manos a la cabeza, mientras la desesperación se apoderaba de ella. —No, no puede ser bajo ningún concepto. —Continuó mientras comenzaba a dar vueltas en círculos por la habitación.

— ¿Ya perdiste la cabeza? —Preguntó la hija de Maléfica, intentando no reírse al verla tan desesperada. —Ya revisaste todo así que... Ve a llorar con Rosie, tu padre o quien sea. De todas maneras, es solo un diario. —Añadió, encogiéndose de hombros.

— ¡Lamento tanto haber sentido algo por ti! —Admitió la morocha, caminando hacia ella con los puños cerrados debido al enojo que sentía, luego le dio una bofetada.

—No debiste hacer eso. —Le advirtió la chica de cabello morado, llevándose una mano hacia la mejilla en la que la había golpeado mientras sus ojos comenzaban a brillar muy intensamente.

—Dame mi diario de una maldita vez, lo diré por última vez, Mal. —Gruñó la Consejera Real de Rosie, con lágrimas en los ojos.

—Te dije que no tengo tu maldito diario, y si lo tuviera lo destrozaría ahora mismo, pero no puedo porque no lo tengo... así que lárgate o sufre las consecuencias. —Exigió la villana, señalándola con el dedo.

¿Consecuencias? Te reto a intentar hacer algo ahora mismo, maldita zorra cínica. ¡Atrévete! —La desafió la agente del PPP, fulminándola con la mirada. —Eres una sabandija Mal, no, eres un monstruo justo como dice mi padre.

— ¿Me estás retando? Muy bien, pero que conste que tú lo quisiste así, ahora te vas a arrepentir. —Aseguró la hija de Maléfica, devolviéndole la bofetada para luego empujarla al suelo y subirse encima de ella, mientras sus ojos aún brillaban. — ¡Si quieres convertirme en un monstruo, lo seré! Así que vas a creer que ese diario no tiene nada de especial y vas a dejar de hacer un escándalo por esa mierda. —Ordenó con la intención de hipnotizarla, pero por alguna razón eso no funcionó en ella.

— ¡No tienes ni idea de qué es importante para mí! ¿¡Qué puedes comprender acerca de lo que puede ser importante y especial!? ¡Nada! —Le gritó Carter antes de patearla con fuerza para alejarla de ella, se apresuró a incorporarse mientras intentaba controlar el deseo de hacerle daño.

— ¡Sé más que tú que enloqueces por un maldito libro de mierda! ¡Lo que entiendo es que estás especialmente loca y no sé por qué fui yo la que terminé encerrada cuando tú estás más loca que yo! —Le gritó la chica de la Isla desde el suelo, quejándose entre dientes debido al dolor que sentía, pero se levantó con dificultad. — ¿¡Qué carajo me hiciste!? ¿¡Por qué mi magia no funciona en ti!?

— ¡No me puedo ir de aquí sin ese diario! —Alzó la voz la morocha, llevándose las manos hacia su cabeza y volteándose para darle la espalda a la villana, pero rápidamente volvió a girar para quedar frente a ella mientras los nervios y la desesperación se apoderaban de ella. —Es... Ese dia-... diario... Y-yo nece... N-necesito mi... m-mi dia... diario. —Tartamudeó.

—Ok, lo voy a buscar mañana, ¿si? —Mintió la dueña de la habitación, cuyos ojos dejaron de brillar inmediatamente. Tenía que librarse de ella porque los VKs iban a matarla cuando les contara que el diario había desaparecido. —Carter, debo llevarte con Rosie ¿ok?

—M-Mal... D-da... Dame el diario por favor. —Suplicó la última con la respiración agitada, sin poder calmarse. —Dámelo, por favor. —Exclamó mientras comenzaba a sudar, por lo tanto la ojiverde se acercó a ella y tomó sus manos.

—No lo tengo, te lo juro. Pero vamos a llevarte con Rosie. —Dice y sale de la habitación junto a la morocha para dirigirse hacia el cuarto de las chicas del PPP, cuando estuvieron allí comenzó a golpear la puerta desesperadamente. —Vas a estar bien, ¡abran la puta puerta! —Exigió y fue la futura reina de Auradon quien abrió la puerta.

¿Qué sucede? —Chilló la prometida de Ben y observó a la chica de cabello morado con el ceño fruncido. — ¡¿Qué le hiciste a Car?!

— ¡Yo no le hice nada! —Se defendió la villana. —Se puso así porque perdí su diario, dime que va a estar bien. —Pidió con preocupación y angustia, pero la castaña no contestó, simplemente tomó a su mejor amiga por los hombros y la arrastró hacia su cama; en donde la recostó y comenzó a darle suaves cachetadas.

— ¡Carter! —Gritó Rosalinda, logrando despertar a sus amigas, quienes inmediatamente se incorporaron para socorrerla. —Chicas, ¡ayúdenme, no está reaccionando! —Suplicó desesperada.

—Mal, no deberías estar aquí. —Murmuró Scarlett al percatarse de su presencia, se acercó a la puerta. —Gracias por traerla pero ahora nos encargaremos nosotras, ve a dormir. —Dijo la pelirroja para luego cerrarle la puerta en la cara.

  La chica de cabello morado no pudo soportarlo más y comenzó a correr hacia su habitación, pero en medio del pasillo se encontró con sus amigos, quienes volvían del museo –excepto Carlos, que había escuchado todo el escándalo desde su cuarto– luego de haber completado con éxito su misión.

— ¿M? ¿Qué te sucedió? —Cuestionó Evie, intercambiando miradas con los muchachos, quienes estaban igual de confundidos. La hija de Maléfica no contestó, solo la rodeó con sus brazos, buscando consuelo.

— ¿Por qué estás llorando? —Dudó el descendiente de Jafar, quien sostenía el cetro que había robado.

—Soy un monstruo. —Sollozó Mal, entonces los tres la abrazaron. —Carter está sufriendo por mi culpa. 

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